Diarios de terapia | #sesión6

Diarios de terapia | #sesión6

Julieta Capristo

24/02/2023

Para: doctorpsiquiatra@gmail.com

Asunto: La semana de silencio a la fuerza

Estoy cansada de no poder hablar todo lo que necesito expresar. Ahora estoy en la sala de espera del sector hisopado del Italiano. Al pedo estoy acá, para que me dé negativo y volver a casa, con un puff que ya me recetaron.

Me siento un poco boluda porque el sábado le escribí a Ignacio, me respondió al hola cómo estás, le dije que me venía sintiendo mal, con tos, pero que seguro ya hoy estaría mejor -habíamos quedado en que íbamos a vernos esta tardecita- pero no me respondió nada. Me vuelvo a sentir como cuando era piba y estaba con él. Ignorada por Ignacio.

Ayer domingo fue mi cumpleaños, me dediqué a toser, sonarme la nariz y cancelarle a mis amigues que iban a visitarme. La pasé con Fer, vino la noche anterior. El sábado casi hablamos sobre nuestra separación definitiva, pero lo frené antes de que se meta ahí, ¿dos horas antes de mi cumpleaños, y estando enferma iba a dejarme?
Ayer cocinó, estuvimos en silencio, qué sé yo. En cierto punto sentí que era un fracaso estar ahí con él, siendo futuros ex novios. Otro poco no quería estar sola y sintiéndome mal en mi cumple. Fue algo forzado, impostado. Yo no hablé casi en todo el día. Ni atendí llamados telefónicos de mis amigas.

Ahora lloro en la guardia del Italiano.

Que me vayas a leer hace que pueda escribir. También pienso que capaz no me leés, o que soy un plomo.

Me da miedo escribir a veces, porque me encuentro con cosas que no quiero decirme en voz alta. Me sé más lúcida escribiendo que hablando.

Hoy abrí un libro y leí un poema (de Paola Soto) muy chiquito, me hizo pensar en Ignacio y me consoló.

«Aunque no quiera pensar en ti

tengo que pensar en ti

para llegar al otro lado

sin ahogarme.»

Soy una goma compartiéndote poesía, supongo que si no hubiera visto en el instagram una foto donde aparecés en un taller con Nati, no hablaría de poesía porque bueno, viste que la poesía es o amada o subvalorada.

Lo que leo me ayuda a justificarme a mí misma. A decirme que no es tan descabellado lo que siento, porque a otre le pasó.

Volviendo al poema, lo que me hace ahogarme («para llegar al otro lado / sin ahogarme») es todo lo que me creí cuando tenía 18, 19, 20 años, esa época. Con Ignacio había una imposición de ser ácidos, sarcásticos, jugar con chistes hirientes. Una pose del desinterés forzado.

Algo de eso sigue estando en un lugar muy profundo, doliendo. Despertándose cada tanto. Es una huella mnémica, me sale decir, pero tampoco estoy segura de si sé bien qué es la huella mnémica. Una marca que queda impregnada, una ausencia, vitiligo.

¿Nació con él un desprecio a lo que hago, a mí misma? Seguro que ya venía de antes, solo que ahí lo profundicé buscando hasta dónde podía llegar esto. Y fue un montón.

La voz ahogada, la tos.

Soy bastante de manual básico de psicología, pienso muchas veces. Mis síntomas son muy literales.

El sábado a la noche vomité de tanta tos. Después mi vieja me dijo que era algo típico en les niñes. Lo googleé y no apareció nada en relación a adultos, tos y vómito.

Digo todo esto y ya me voy sintiendo mejor de ánimo.

Me siento muy vulnerable y puedo pensar estas cosas gracias al espacio de terapia donde me encuentro cada vez más honesta y atenta a mis necesidades. Y vos sos muy responsable de que esto se esté dando. No había vivido nunca una terapia así, con tanta sinceridad y escucha a mí misma. También me sostiene la medicación, que hace que no tenga picos de ansiedad. Todo esto es muy importante y muy trabajoso. Por momentos, me resulta muy intenso también.

Gracias, Martín.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS