Esteban es un hombre de piel tersa, no muy agraciado si hablamos de atributos físicos. sin embargo, está embriagado por la necesidad de ser lo que él no tuvo o quizá no solo quiere ser lo que quiere ser, motivado por lo vivido en su infancia, a palabras de él es confuso definirlo pues ni el sabe como definir lo que nos quiere narrar, pero de lo mas bien sabe como comenzar a contar su relato:

“Si tuviera que determinar el tiempo en que transcurren los hechos de esta historia, tal vez no podría determinarlo a ciencia exacta, porque tal vez paso o quizá no paso, pues quien se enamora al segundo de conocer a la persona que él cree indicada.” Por eso para contar esta historia hay que empezar por el principio que tal vez es el final porque desde ese momento que yo ya no me siento vivo o es que la alegría me desborda y no me deja conocer otra emoción que no sea esa.

Todo comenzó, como digo con el principio en mis épocas de instituto, que no han terminado para mí, pero para los demás ya concluyeron, pero yo sigo pegado en ese mismo momento en el que comenzó o terminó esto. Era un dia por la tarde o la mañana no recuerdo exactamente qué hora era, pero si era al salir de clases porque termine haciendo un favor a amigos que tal vez no eran amigos porque no supe mas de ellos en la vida o quizá mi vida se detuvo después de ese momento y fui yo quien desapareció de sus vidas, sin embargo recuerdo que asi fue, me acerque a otro lugar fuera de donde me sentia comodo y me senté a esperar o camine a ese encuentro que parecía bastante raro, nunca había pisado un lugar tan vacío, que a la vez estuviera tan lleno de gente y ahí fue donde apareció ella llamémosla Nami (por la definición japonesa de una chica hermosa).

Ella era sin dudarlo todo lo contrario que era Esteban, Nami era una persona alegre que pasaba rodeada de gente, siempre riendo tanto que brillaba, con un rostro y un cuerpo hermosos que llamaban la atención más de lo necesario o quizá no pero para Esteban era así.

Recuerdo con mucho énfasis como al verla se desató una emoción la cual nunca había sentido, me sentía borracho, el aire a su lado se cortaba y me faltaba el aire para pronunciar las palabras que necesitaba decir o quizá no era eso y solo estaba pasando por una de las crisis de ansiedad que son frecuentes en mi, no tenia como comprobarlo, pues ese momento fue el encuentro más fugaz que nunca tuve.

Eso sí lo recuerdo porque fue verdad o quizá no pero cumplí con el favor que debía hacer en ese momento aunque Nami menciona que fue todo diferente o quizá no lo recuerda quien sabe, es más si se acordara esta historia llegaría a su fin, pero como no es así sigue este martirio.

Pasaron par de semanas, años o días antes del próximo encuentro entre estas dos personas, se limitaban a charlar y buscar en otras personas lo que claramente tenían en frente, pero me costaba asumir que ella me gustaba, los mundos de los dos eran totalmente diferentes o tal vez eran iguales pero me daba miedo descubrir que así era.

Pero todo cambió un día de algún año, donde agarre fuerzas de donde no tenía y me decidí a declararme pero tal vez no lo hice, sin embargo esta vez nos juntamos nuevamente en el peladero de siempre donde solo existía el sonido de su voz y la luz de sus ojos, que quizá no era un peladero pero mi mirada quedaba absorta en la figura de Nami o quizá no era así porque recuerdo a la perfección las palabras que emití en ese momento:

“Me gustas pero esta sensación me está llevando a ser parte de los cinco pecados capitales pues, el olor de tu cuerpo despierta lo que más me molesta de mi pues la gula me persigue, me encanta tu cara y tu figura tanto que llegó a sentir envidia de quien pueda tocarte y orgullo de poder llegar a ser yo en algún momento, con leves toques de avaricia pues me gustaria ser quien lo haga para siempre y matar la lujuria que siento al verte y saciar mi pereza al dormir en tu pechos” sentí ira de saber que tal vez no dije esto pero quizá ella sí lo escucho, porque en ese momento ambos sonreímos de manera tímida e inocente buscando la excusa perfecta para concretar lo que buscábamos en ese momento como caníbales, el cual comenzó con un beso donde tomandote de la cintura sentí tu cuerpo frotarse contra el mío desesperado por cobrar venganza con el tiempo que habíamos perdido buscandonos en otros.

Aun recuerdo lo tibio de mis manos al tenerte y sentirte en ellas totalmente acabado, pues ese momento solo existe en mi mente y tal vez lo siga haciendo porque sencillamente esta historia no existiría si la luna se acordara de que esto sucedió, son recuerdos que nacen del inmenso deseo que tengo por conocerte y estar a tu lado.

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