Mis dedos temblaban sin cesar, no distinguía bien si eran entre una o ambas manos, pero el pequeño temblor era acompañado por el temor que me llenaba toda la mente.
No sabía que hacer, ir o no por ayuda, llamar a mi novio y decirle que me podía sentir tan mal desde la última vez. Aunque piense talvez, que sea una de mis bromas.
Aún siéndo una chica «fuerte», «ésto» que me infunde temor y soledad, me derriba como a una hoja de papel. No lo comprendo muy bien, pero solamente sé que se irá alejándo lentamente, bueno según dice mi terapeuta.
Talvez no pueda salir sola de este círculo que me invade día tras día, noche tras noche, pero quizás encuentre la forma de salir y sentirme bien, contigo otra vez …
Decía Verónica, mientras veía la última llamada registrada del celular de su novio, justo antes de su muerte.
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