No hay mucho que contar sobre mi persona y para efectos de esta historia considero irrelevante mí nombre y apellidos, solo diré que soy un estudiante de primer año de enseñanza media, sin grandes calificaciones ni marcadas características distintivas, ya sea de presencia o personalidad, como algunos dirían: soy “uno más del montón”. Pero, si tuviese que destacar alguna experiencia en mi persona que sea digna de ser contada sería la siguiente.
Nos encontrábamos casi a finales del primer semestre de clases, era lunes y ese día me desperté con más sueño del habitual, ya que, durante la noche había sufrido de extrañas pesadillas. En una de estas pesadillas, me encontraba caminando de noche por un oscuro callejón, por el cual no había transitado jamás en la vida real, en este callejón no había nada salvo paredes de cemento, cajas de cartón y basura esparcida en las orillas. De pronto, de una de esas cajas salió un pequeño gato de color cobrizo y ojos cafés, el animal evocó en mi un gran sentimiento de ternura, así que lo levanté cuidadosamente he intenté llevarlo a casa. Mientras llevaba al pequeño felino en mis brazos, este se mantenía muy quieto, casi dormido, sin embargo, al llegar a mi hogar, este me propina una feroz mordida en el brazo y se abalanzaba hacia el suelo, luego en un rápido movimiento me mira a los ojos y me dice: “Te he visto”. Luego de escuchar esto, el miedo se apodera de mí, comienzo a gritar y de la misma forma me desperté. De las otras pesadillas poco logro recordar, pero en su mayoría había una atmosfera maligna que me mantuvo inquieto durante todo el trayecto a mi lugar de estudios.
Al llegar a la sala de clases, mis compañeros me hicieron notar de inmediato las bolsas bajo los ojos producto de mi accidentado dormir, nos encontrábamos en eso, cuando la profesora de turno alzó la voz y anunció que recibiríamos a una nueva compañera. Yo me encontraba ensimismado en la intranquila noche que había sufrido, por lo cual, no presté mayor atención a quién entraba por la puerta del salón, entonces mi compañero de banco me sacudió el hombro y señaló con un gesto a la puerta, en ese momento levanté la mirada y entro ella. Era una mujer alta y delgada, de pelo rojizo claro y ojos que se debatían entre el verde y el marrón, su boca dibujaba una pequeña sonrisa, pero su mirada transmitía lo que yo percibí como maldad, era una mirada ácida y podía sentir además, un aura negativa emanando de ella, a tal punto que se me revolvió el estómago y tuve que ir rápidamente en el baño. Luego de mojarme la cara y el pelo volví al salón, para descubrir que mi nueva compañera se sentaría en el puesto ubicado justo detrás de mí por el resto del año. Los siguientes días fueron un infierno para mí y digo para mí porque el resto de alumnos no compartía mi pensar, cuando les comentaba sobre lo vil que me parecía esta mujer, ellos me tildaban de demente, asegurando que la falta de sueño me estaba volviendo paranoico y, ¿Quién podría no estarlo? Si desde que llego esa infame mujer no pude conciliar el sueño profundo, ya que cada vez que intentaba dormir se venía a mi mente su presencia y peor aún, cuando lograba dormir, confusas pesadillas me atormentaban. Las horas de clases no eran mejores, a medida que pasaban los días, cada vez ponía menos atención a la clase y cada vez me interesaba más por las acciones de la recién llegada. Era imposible no intentar adivinar que era lo que estaba haciendo en cada momento en el puesto de atrás, sentía como se movía en el asiento, cuando dejaba un lápiz y tomaba otro, cuando se arreglaba el cabello, por dios, podía sentir su mirada clavada en mi nuca pero jamás tuve el valor de voltear hacia atrás para comprobarlo. Aquella recién llegada, tras su gentil mirada, ocultaba malas intenciones, de eso estaba seguro, solo debía buscar la forma de probarlo.
Durante un tiempo, me dediqué a investigar la forma en que esta persona podía ejercer tal influencia sobre mi ser, al punto de llevarme al borde de un ataque nervioso, de esta forma di con varios interesantes artículos, los cuales relataban como personas habían sufrido de mal de ojo únicamente con palabras o la mirada de otros, o como con solo malas intenciones habían llevado a algunos a la desgracia. Esto, me ayudó en gran medida a comprender lo que pudiese estarme sucediendo y de esta forma poder realizar acciones para defenderme de aquel mal que me acechaba. Preparé varios amuletos y realicé los ritos recomendados para estos casos y con espíritu combativo, me puse en marcha al Colegio. Los primeros minutos estuvo todo tranquilo en clases, no sentí la atmosfera negativa a la cual me veía sometido cada tortuoso día desde la llegada de “la nueva”. El ambiente era tan tranquilo que me vi tentado a mirar hacia atrás en más de una ocasión, pero mi instinto me alertaba que no lo hiciera, a pesar de esto, la tentación fue tal que al finalizar el día cedí a mi curiosidad y realicé una rápida mirada hacia atrás, fue solo un segundo, pero el corazón casi se me sale en el acto. La acción fue realizada a la perfección, me dije, al parecer nadie pudo percatarse de mi ágil maniobra, segundos después, luego de sonar el timbre de salida, me encontraba guardando mis cuadernos cuando sentí una suave voz en mi espalda, la cual dijo: “Te he visto”. Entonces volteé de forma instintiva y como un relámpago en medio de la oscuridad, la epifanía vino a mí y todo fue revelado ante mis ojos. Me había enamorado.
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