Hoy conocí un nuevo sentimiento, el alivio perturbador. Había llegado a la cita con una claridad y organización tales, que esa pequeña lista de ideas parecían el reporte pormenorizado de la explosión en Chernóbil.
…Todo inició un 2 de abril de 2005 a horas 17:00, cuando empezó a armarse lo que sería el peor desastre en la historia de la vida de una joven ingenua, quien creía que el amor significaba una suma de eventos críticos que terminarían en una lógica explosión de amor, no la que fue fatal y que mermaría su autoestima, dignidad, autoconfianza y energía vital.
Su ilusoria realidad era tal, que peor aún, ella pensaba que todo terminaría con la explosión y apagando el fuego, con sus besos y caricias honestas.
Inocente ella y sus hijas que resultaron afectadas de por vida por la exposición a la radiación consecuente. Esa radiación que les dejaría las heridas de la indefensión aprendida, estrés post traumático, el cáncer de la baja autoestima e inseguridad, llenas de miedo a intentar vivir.
Alivio perturbador saboreaba en su estúpido corazón después de escuchar atenta las palabras de este profesional de la salud mental quien mencionaba la palabra misógino al referirse a la persona con quien había vivido los últimos 17años. Pudo sentir alivio, al saber que sus sospechas eran ciertas, por fin había encontrado una validación a su carente autoconfianza, el dolor era real, el gaslighting no la cegó por completo. Pero tan perturbador fue todo, como entender que tienes pocos días de vida. Debes decidir, seguir enferma en esa muerte lenta o salir huyendo lo más lejos posible de este grafito que duerme a tu lado, te besa y te dice que te ama, pero que tanto daño te hace y te da pena dejarlo solo, así de perturbador fue ese sentimiento…
¡¿Quién pudo vivir aferrada a un GRAFITO, mientras su piel y su alma se deshacen?!
¡Sal! ¡Sal de ahí lo más pronto posible! Grita su alma perturbada.
Mientras su mente secuestrada por la felicidad ajena, susurra con vehemencia «No podrás hacerlo».
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