Ese amor que nos enseñaron se parece bastante al miedo, se disfraza de halagos y algunas cuantas falsedades, de historias increíbles de perpetua exclusividad, pero es miedo.
Ese amor que nos enseñaron es un homúnculo en una botella, hijo de una alquimia rara y se ve bonito, pero que nadie lo toque porque se muere, que nadie te toque porque me muero yo.
Ese amor que aprendimos era solo una técnica de engagement, así le llaman los sabios de redes, una foto linda con muchas interacciones. Una foto linda donde se vea que yo soy tuyo y vos sos mía, que se vea que la botella de nuestro tierno homúnculo está sólida. Que sea lo que sea, pero ¡ay que se vea!
¡Que bicho raro es ese amor que nos enseñaron! Mientras más miedo más lindo parecen decir; Mi amor es que nada te seduzca, que nadie te toque, que nadie más que yo te haga felíz, porque sino ¿yo qué? ¿Qué soy yo sin vos? !Te amo y sin vos no soy nada¡ Lease; Espero que sin mi, seas nada, porque para mi sos todo y yo tengo que ser todo para vos.
¡Qué compromiso ser todo! Porque fuera de todo solo la nada, que no se insufle ni un poquito de esa nada en nuestra botella, la naturaleza odia los vacíos dicen. Pero también dicen que frente a la nada se manifiesta el Ser. Dejemos un poco de nada, un cachito de vacío y que se manifieste lo que tenga que Ser. Es que si somos Todo y llenamos todos los espacios ¿Hacia dónde iremos luego? La quietud es miedo, los intersticios son la libertad.
“Para vos lo peor es la libertad”, me dijo una vez un casi tocayo, y yo le dije ¿Para mí? Ni ahí, ¡aguante la libertad!. ¡Qué pendejo boludo era entonces! Que iba a saber yo lo que era la libertad. No sé si aun sigo sin saber que es la libertad, pero me siento más cerca. Eso que se ahogaba, eso que aplacabas, eso que escondidas, eso es la libertad. Lo que encuentra el camino o muere es la libertad.
Ese homúnculo de la botella es el zombi de la libertad. Dicen los alquimistas que un homúnculo no es lo que parece, porque hay cosas que no se pueden crear si no se conoce el precio equivalente a pagar. Si se paga con libertad, lo que se crea es miedo, un hombrecito sin alma atento a hacer lo que de él dispongan. Yo no quiero ser ni aun To-Sama el Barbudo Bastardo,
Quiero ser yo, y que vos seas vos y que seamos a la vez, ni a la par, ni indivisibles, ni exclusivos, ni siquiera lindos, todo eso es accidental, todo eso es agua en el río del devenir, pero en este eterno devenir, entre miles de millones de años de tiempo y espacio vinimos a coincidir ¿no es eso genial? Entre miles de millones de posibilidades se dió esta y no otra. ¿Tanta suerte tuvimos para ahora que estamos acá ceder al miedo? ¿para dejarnos rendir a la inseguridad?
¿Qué será de nosotros en el tacto de otras manos? ¿Qué será de nosotros en la sonrisa de otros labios?. Si nos permitimos la incertidumbre de esa nada se verá lo que somos.
El amor que nos enseñaron se parece mucho al miedo. Pero el amor que aprendí con vos es un poco como este textito; alegórico, difuso, difícil de clasificar y de entender, pero sobradamente real. Tan real como que acá estoy, y me sonrio solo pensando en la siguiente palabra y en la siguiente vez que pueda abrazarte.
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