Nuno, nada es perfecto.

Nuno, nada es perfecto.

Ferran Morató

15/01/2023

Había una vez un niño al que le gustaba ganar. Sí, mas o menos como a la mayoría de niños. Pero éste era especial. A él le salía. Competía de manera natural. Si a Alguien se le ocurría una idea, él la desarrollaba antes que nadie. Además era un chaval inquieto, movido, activo. De los que no saben estar sin hacer nada. Todo lo que se proponía lo conseguía, todo lo que tocaba se convertía en una cosa útil. Y por si fuera poco, era impulsivo. Con esto quiero decir que no le costaba decidirse. Si había que tomar una decisión, él la decía el primero y la argumentaba hasta que conseguía que se realizara. Sus ideas, hay que decirlo, eran buenas la mayoría, tenía el don de acertar. Era un crío con mucha capacidad, con la propiedad de poder ver varios caminos y ver el resultado. Como un buen jugador de ajedrez. Y, cuando había decidido algo, se encaminaba hacia ello con tanta pasión, que los pequeños defectos o entretiempos que surgieran los iba aplastando y pasando por encima hasta llegar al final.

Mientras fue pequeño, tanta actividad, tanta energía descontrolaba a los adultos. Al resto de padres, les parecía que era un ser poco adaptable, poco convencional, difícil a la hora de domarlo. Por eso les decían a sus hijos que no se acercaran mucho a él. Como si fuera una mala compañía, un mal ejemplo. Pero la verdad es que tanta energía desprendía en lo que hacía que casi todos los niños se enamoraban de su personalidad. Lo seguían y querían hacer lo mismo que él hacía.

Mientras fue pequeño, el control lo llevaron sus padres. Pero a medida que iba creciendo e iba adquiriendo conocimiento y experiencia, cada vez deseaba mas ser libre y poder hacer lo que él deseaba.

En medio de esta lucha (estamos en plena adolescencia…) un día en que iba a reunirse con todos sus amigos, apareció una chiquita, una niña no muy guapa, bajita, y sin ningún encanto que destacara sobre el resto de las demás. Quizá fuera esa normalidad lo que mas le llamara la atención a Nuno, pues así se llamaba nuestro personaje. La miró y vio como se metía en medio del grupo de amigos como si fuera del grupo de toda la vida. Nuno la siguió y vio como iba directamente a hablar con María, otra del grupo, pero ésta sí era de las mas guapas. Se dieron dos besos y María presentó a su amiga misteriosa al resto de “guapas” del grupo. Cuando acabó y, como María se llevaba bien con todas, fue al resto de amigas y, una a una, la fue presentando. La “nueva”, mientras María explicaba quien era, miraba fijamente a los ojos a la chica que tenía enfrente y sin decir palabra le daba dos besos. Curiosamente cuando se separaban las dos que se habían dado los besos sonreían. Esto llamó y mucho la atención a Nuno, que ya deseaba con todo el alma el momento en que María empezara a presentar a los chicos.

Cuando acabó de presentar a las chicas, Nuno que, como he dicho, era muy competitivo ya se las había arreglado para estar en el momento preciso en que María empezaba a buscar a los chicos. Y, claro, el primero fue él.

-Hola, Nuno. Te presento a mi amiga del cole. Le he dicho que éramos un grupo muy autentico y que si quería venirse. Quiere conoceros, tiene curiosidad.

Mientras María le explicaba ésto, Nuno sentía como unos ojos grandes y oscuros le observaban. Mientras duró toda la presentación, se sintió intimidado por una fuerza muy superior a la suya, y eso hizo que, por primera vez en su vida, se sintiera pequeñito y dudoso.

¡Eso no podía ser! Nuno no podía verse intimidado por una mocosa que además ni siquiera es agraciada físicamente. Cogió aire y se dispuso a enfrentarse a la nueva. ¡Ni siquiera había oído el nombre!

Antes de que pudiera centrase y en el momento en que levantó la vista, notó como unos besos le besaban la mejilla. No eran besos de mejilla contra mejilla como cuando te presentan a alguna persona mayor, era un beso en toda regla, como los que te da tu madre cuando te acuestas. Eso aún desconcertó mas a Nuno. Bajó los ojos hasta el suelo. Los colores se le subieron a los mofletes, las orejas ya estaban encarnadas, las manos hechas un nudo. Nunca, absolutamente nunca había sentido lo que sintió con Ana María. A eso, por no conocerlo, le llamó miedo. Hizo una relación entre lo que le contaba la gente que era miedo y lo que él había sentido. Se parecía, si. Nervios, sudoración, indecisión, tensión muscular, la cabeza a mil por hora… si, eso debía ser el miedo.

Pero una persona como él, activo, atrevido, audaz, no podía sentir miedo. Así que se prometió anular esos sentimientos de “miedo”

Avanzo episodios por que esto solo es un cuento, no un libro.

Vale, pues, Nuno fue creciendo. Su carácter audaz, decidido, emprendedor, luchador y competitivo no decayó, mas bien al contrario, fue en aumento. Una cosa hay que explicar. Nuno no hacia las cosas por tener éxito o triunfar, cosa que le encantaba, sino por que pensaba que era la manera correcta de actuar.

Se casó con una chica atractiva, alto standing, de familia que trabajaba en banca. Se fueron a vivir a las afueras de la ciudad en zona residencial, pero además en casa, no les valía piso. El, por supuesto, autónomo y empresario con gente a su cargo. Ella, siguió la tradición y trabajó en banca. Nivel adquisitivo muy alto, amigos de igual nivel, Con Nuno se podía aplicar a la perfección ese refrán de “Dios los cría y ellos se juntan”

Vamos al kit de la cuestión que esto ya casi parece mas un libro que cuento…

Un día, cuando ya tenía montada su vida(de hecho, siempre la tuvo montada y bien montada), cuando pensaba que estaba en su mejor momento, le ocurrió un hecho que cambió su manera de pensar,

Entró en un superr, con lista gigante de compra. Un carro lleno de cosas. Creo que estaba ya pensando en Navidad y lo que podía ir comprando para que luego no fuera con prisas. Llegó a la cola de pagar. Tenía dos personas delante. Siempre que llegaba a este momento de hacer cola pensaba lo mismo.

Menuda perdida de tiempo, tener que hacer cola en la caja para que te cobren. Tendrían que diseñar una manera de cobro para que no se hicieran colas. Además se podrían ahorrar a las cajeras que lo único que hacen es pasar el producto y nada mas.

Mientras pensaba e ideaba la manera de ahorrar en estas tonterías, le tocó el momento de pagar.

-¿Necesita bolsa?

-no. Ya tengo la miá.

-Muy bien. ¡Menudo carro llevas! Debéis ser familia numerosa.

– Bueno, es ya pensando de cara a Navidad.

– Perfecto. Serán taitantos euros. En tarjeta o metálico.

-En tarjeta, por supuesto.

Deberían prohibir pagar en metálico. Mas rápido, mas efectivo, mas control. Todo mucho mejor. Pensó, pero no lo dijo pues “la chica” no podía hacer nada al respecto.

Ya cuando se iba, la chica le preguntó.

– Una pregunta, Nuno. ¿ Ya has aprendido a besar con el corazón?

El tío se paró en seco. Si se le hubieran caído los pantalones delante de todo el mundo no se hubiera sentido mas desnudo. Le acababan de dar un hachazo en el lugar que mas le dolía del mundo. Nadie, absolutamente nadie le había hecho sentir miedo. Y, de repente, se acordó de una niña no muy agraciada, no guapa, pero que le atrajo la curiosidad, le había hecho sentir eso mismo.

Se giró y la MIRÓ.

Si!

Era ella!

Ana Maria!

-Hola Nuno. Según veo, la vida te va genial. Pero sigues sin entender nada de la vida.

– Si. Bueno. Me alegro de verte.

E hizo el gesto de irse.

-Salgo en 10 minutos. Mientras cargas todo eso en el coche, salgo. Te apetecería tomar un te? Creo que me debes un desahogo y te debo una explicación.

Nuno no entendía nada. Tenía 55 años. La vida resuelta. Pasta. Estatus. Amigos y relaciones. Profesionalmente podía retirarse cuando quisiera. Estaba metido en varios clubs. Su semana era supe-ractiva. La agenda apretada. Su actividad frenética. Era feliz, hacia feliz y los suyos eran felices. No necesitaba para nada fantasmas del pasado, ni cajeras, ni relacionarse con nadie nuevo que no quisiera.

No, no esperaría a que saliera la cajera. Fuera o no fuera Ana Maria, la cual había conseguido dejar arrinconada en un extremo de la mente hace mil años.

Pero no se fue. Y esperó. Y se vieron. Y tomaron ese te. Y Ana Maria de desahogó y Nuno tubo su maldita explicación…

-Hola, Nuno.

-Hola, Ana Maria.

-¡Ei! Te acuerdas de mi nombre.

Después de pedir, y ponerse al día, y explicaciones varias, Ana Maria fue directa al grano.

-Recuerdas el día que nos presentaron? Ese día lo tenía estudiado. Yo ya te conocía a través de Maria. Te había observado, me gustabas. Me gustabas mucho. Es por eso que decidí ir a tu grupo a través de María. Por supuesto, ella lo sabía todo. Estaba todo planeado. Hacía meses que estaba fabricando esos besos en mi corazón. Gasté un poco trabajo en fabricar los de los demás, pero os tuyos, los tuyos venían del centro del corazón.

Cuando María nos presentó, no levantaste la mirada como hacían todos los demás. Tenías los ojos fijos en ti, los tenías dentro, mirandote hacia ti. Por eso no pudiste leer lo que te quería decir. Por eso no pudiste apreciar ese dialogo mudo que solo se da entre mirada.

Por eso cuando te regalé los mejores besos que he fabricado en mi vida, no supiste que hacer con ellos.

Grande? No! Eres enorme, mas que grande, pero esos besos besos te vinieron aun mas grandes que toda tu capacidad. Supongo que sentirías miedo, al menos espero que lo tuvieras. Cuando una persona se entrega desde el corazón, solo otro corazón puede aceptarlo. Y el tuyo estaba cerrado. Solo tu podías entrar en tu corazón.

Te voy a regalar u secreto, aunque quizá te haga mas daño que otra cosa.

Solo los besos y la lagrimas salen del corazón. Y eso es una cosa que tu nunca te has permitido. Ni siquiera con tus hijos. Recuerdas esto. El día que le des a tu hija un beso fabricado con el corazón o caiga una lagrima por tu mujer en el suelo. Ese día estallará tu corazón en mil trozos. Y los tendrás que recoger uno a uno. Y ojala sean no mil, sino mil veces mil. Y ojala se desparramen por todo el universo. Y cada vez que encuentres uno, lo podrás regalar a alguien con u beso o una lagrima.

Ya no te queda tiempo para desparramar tu corazón. Por no utilizarlo, se ha convertido en una bola de plastelina. Incapaz de estallar y que solo sabe adaptarse a tus necesidades.

Tu eliges a quien regalar ese beso o esa lagrima que queda en tu corazón. En función de a quién se la regales, podrás aprender a besar o a llorar o ambas cosas.

Yo ya di mis mejores besos a quien no debía, y tuve que empezar de cero. Hoy por suerte mi corazón ya ha estallado y te puedo regalar lo que tu mas necesitas. Claridad para saber actuar desde el corazón. Toma estos dos besos y ten por seguro que esta noche unas cuantas lagrimas caerán por ti. Reúne eso y empieza de nuevo. Con 55 o en otra vida, pero actúa mas con el corazón.

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