LA TRANQUILIDAD NO SE NEGOCIA

Muchas veces me señalan y me cuestionan _ «¿por qué tan sola?»_ «¿por qué ya no frecuentas los mismos lugares o las mismas amistades?»_.

Muchas veces vivimos lo suficiente para darnos cuenta, que la felicidad y la tranquilidad no depende de tener a alguien a tu lado, simplemente depende de ti mismo, porque cada uno tiene ese gran poder y la capacidad de hacerse feliz a uno mismo, como quiera o haciendo lo que quiera, en vez de enfocarse en que su felicidad debe depender siempre de alguien más. 

Llegas a un punto en tu vida, en el que simplemente dejas pasar momentos y episodios que no van aportar nada más importante, a lo que ya tienes y que simplemente te desgastaran mental y emocionalmente.

Nos volvemos más cautelosos y comenzamos a depurar las verdaderas amistades, quedándonos en la mayoría de las ocasiones, con aquellas a las que no frecuentas ni llamas a diario, pero sabes que con sólo levantar el teléfono, van a estar ahí para ti, las veces que las necesites, cualquier día del año y a cualquiera hora.

Empiezas a entender que no tienes que contarle tu vida completa a alguien, tus alegrías, tus tristezas, tus decepciones, tus desamores, tus logros o tus fracasos; es algo que solamente te debe pertenecer a ti y a nadie más. 

Desarrollamos esa capacidad de controlar nuestros pensamientos, de guardar silencio  y sobre todo a frenar nuestra lengua y no reaccionar cada vez que vemos o escuchamos algo que no nos agrada y es ahí donde aprendemos a retirarnos en silencio y comenzamos a proteger nuestra paz.

Comenzamos a elegir nuestras propias batallas y tu círculo de amistad se vuelve cada vez más pequeño, al punto de contarlos con los dedos de una sola mano y ver que te sobrarán dedos.

Muchas veces nos muestran su lástima y compasión  por el hecho de ser seres solitarios, pretendiendo que entendamos a toda costa, que necesitamos compañía para poder vivir plenamente y felices, lo que no saben es que  la tranquilidad no se negocia.