Caras lavadas pretendiendo disimular tristezas.

Extraños cohibiendo lagrimas al no saber disimular miradas.

Frustración desesperante al no poder quedarte.

Ese sello que marca tantas salidas, ese pasaporte sellado con tantas despedidas.

Ese adios que creemos costumbre.

Esa herida que sigue viva.

Mirarte a los ojos, querer paralizar el tiempo y jamas tener que desviar la mirada.

Abrazarte fuerte, tan fuerte que pueda sentir que me llevo una parte de ti con mi alma.

Ese miedo de extrañar mirarte y estar muy lejos para poder abrazarte.

Esas ganas de verte todos los días, esa costumbre de tenerte siempre en mi vida.

La esperanza de poder volver a verte.

Tener que respirar profundo, mirar hacia arriba.

Cerrar los ojos, tragar fuerte para poder caminar de frente.

Porque se tuvo que tornar un lugar de sueños en el centro de despedidas?

Nunca se volverá costumbre ese adios que hoy separa tantas familias.

-MV.

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