La diferencia de edad fue el indicio del jugueteo
y la picardía, la fuente de nuestro romanticismo.
Comenzaron siendo días monótonos
mientras que en las noches, todo era dinamismo.
Declaré que no era cuestión de necesidades
y que realmente estaba enamorada;
tú, como respuesta,
sonreíste con alivio mientras me besabas.
Deseé escucharte,
sin presionarte ni rogarte
y simplemente,
se sintió como un orgasmo auditivo
todo aquello que me confesaste.
Estamos enamorados, pero no lo divulgaremos;
nos beneficia más que cada momento permanezca en secreto.
No hay necesidad de decir lo que me haces sentir,
pues en la noche, solo tengo ganas de gritarlo ante ti.
– Antares
OPINIONES Y COMENTARIOS