Miles de veces quise y soñé con verlo.
Sentirlo en mi por lo menos una última vez, pedí y recé.
Nunca fui escuchada.
El es una droga que no me deja vivir, una especie de obsesión.
Sus besos, sus caricias y la forma en la que me hacía suya.
Tengo grabado en la cabeza como sus manos recorrían mi cuerpo, mis muslos, mi cuello. Ese apretón a mi cintura y la desesperación de aumentar un ritmo…
Ers dulce y agresivo. Una combinación peligrosa .
Una combinación de deseo y amor.
OPINIONES Y COMENTARIOS