Aquella tarde nubulosa y calurosa enardecieron mi día,
Aquel sencillo y majestuoso momento con su singular detalle,
un detalle que refleja en su rostro como símbolo de alegría,
Pues su nombre queda marcado como un entalle.
Lo jubiloso y cordial resaltó mi persona,
un momento de conversación disimuló mi timidez,
palabras amenas decían lo que perfecciona,
porque mi nerviosismo exhortaba mi tartamudez.
Decisiones competentes pasaban por sus pensamientos,
la oportunidad se asomaba plausiblemente ,
ocasionalmente le informaba todos los conocimientos,
para que logrará su sueño inmediatamente.
Su salida cándida y fabulosa deducieron mi tranquilidad,
tardia noche pero era la que aparecía,
dialogos jocosos y pocos turbulosos dibujaron la realidad,
ante futuras sospechas que deslumbraran una escena tardía.
La noche no culminaba tras aquella secuencia,
pensar en aquel gesto inmaculado de su primaverosa ternura,
encantado por su presencia y clemencia,
de lo que siempre promulgo en su angelical hermosura.
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