HASTA LA ETERNIDAD

HASTA LA ETERNIDAD

AA16

15/05/2023

Meditando un poco más de lo que debería, hoy me senté a leer cada texto que escribí en tu nombre, dedicados a tu recuerdo y a nuestra historia.

Me di cuenta de muchas cosas. Pude denotar que, a pesar de todo el daño que me hiciste, encima de mis cicatrices y del llanto interminable que causaste a mi corazón, jamás pude escribirte con odio, con resentimiento o reproche.

Aún encontrándome en una pelea infernal con mis pensamientos y aún más con mis emociones, jamás pude hablarte con un dolor teñido en rabia. Por el contrario, siempre me expresé a ti a través de aquel dolor profundo que vulneró toda mi sensibilidad. Toda mi ternura se tiñó de gris y, envuelta en nostalgia y en la tristeza más grande que he conocido, me llevó a tocar fondo y a darme cuenta que no importaría nunca lo que hubieras hecho o dejado de hacer, yo siempre seguiría amándote, siempre seguiría viéndote como la magia que, al esfumarse de mi vida, desató la lluvia mas recia, el vendaval más arrasador y el viento más frío.

Cometí la estupidez de bailar bajo la tormenta y me dejé rociar por un amor que finalmente no fue tan puro como yo lo creía. Por mi parte, aún así, puedo aseverar lo real que fue. Ha sido en realidad lo más grande que he sentido hasta el día de hoy a lo largo de mi vida.

Me costó muchísimo soltar el dolor, me fue sumamente difícil decirme a mí misma que ya te había perdonado… Pero a pesar de eso, jamás dejé de adorarte, nunca dejé de admirarte y de reconocer que fuiste y siempre serás el hombre que me enseño a amar, a saber que podía desvivirme por otro ser, a entregar entero el corazón, a pasar la página tras cada caída y volver a arrancar, porque simplemente el sentimiento era verdadero.

Siempre serás el amor perdido de mi vida y sé que nunca nada de lo que viva en el futuro se comparará a lo que tuvimos tú y yo. A lo que sentimos. A lo que quiso atarse por tanto tiempo el corazón.

Hay una parte de mí que siempre vas a tener en tus manos, y hay una parte de ti que siempre vivirá en mi corazón, hasta la eternidad.

Aprendí que el verdadero amor se entrega sin condiciones ni limitaciones. Aprendí que es ingenuo, pues perdona todo y no guarda rencor; que puede hacerte fallar a ti mismo innumerables veces sin titubear. Aprendí que el amor, aún si te desploma y hace pedazos, queda intacto cuando ha sido real. 

Siempre te puse primero, y el día en que me obligué a cerrar la puerta el vacío fue irremediablemente desgarrador. Aún de vez en cuando escucho su eco, un eco que me acompañará el resto del camino.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS