Se equivoca el que piensa que al destino se le puede huir,
la energía de la vida es más fuerte que el deseo mismo,
y solamente el poder de la predestinación,
inducido por la fuerza de tu pensamiento,
te hacen recorrer los caminos que te van a enseñar
lo que verdaderamente se cuece en tu interior.
Siempre he sentido la semilla de la soledad
germinando y alimentándose de la savia que antes me inundaba
y que ahora me convierte en un campo estéril
con recursos que no permiten tan siquiera ilusiones fútiles
que me hagan pensar como hace mucho tiempo atrás
que lograré escabullirme a otros horizontes menos patéticos.
Creo que sin ser consciente, desde que era un párvulo,
cada paso dado y cada decisión tomada,
casi como la planeación de una gran obra de ingeniería,
me fueron acercando a lo que hoy día es mi única realidad
y de la que todo intento de escape
se convirtió en mueca burlona y una cachetada a mi dignidad.
Me dispongo a deponer mis armas ante ti, eterna compañera
ya no quiero cortar tus profundas raíces,
porque sería un esfuerzo inútil del que cada vez salgo más debilitado
más bien, voy a dejar de mendigar afectos, porque ahora entiendo
que incluso rodeado de multitudes
solo puedo rozar una ilusión antes de volver a mis lóbregos paisajes.
Te declaro soledad, como la única amante que puede poseerme
nada ni nadie volverá a ocupar tu lugar porque me eres imprescindible
seguirás llenando todos mis rincones y despertarás a mi lado
durante todos los amaneceres que quedan de mi existencia
espero eso sí, que no seas tan absurda de abandonarme
cuando exhale mi último suspiro.
Medellín, 15 de agosto de 2016
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