─ ¿Cuánto te falta Ana? Es tarde y yo no me bañé todavía.
─Ya termino Edith. Poné la olla con agua en el anafe y quedate tranquila. Todavía es de día.
Se hizo un largo silencio en aquella pieza de hotel. Su humildad era salvaje, pero era lo que podían pagar las hermanas. El lugar tenía una vieja cama de hierro con un colchón centenario, dos sillas, una mesa temblorosa, un anafe y una lúgubre bombita de luz colgando del techo de la pieza. El baño era compartido por todos los inquilinos.
Fue Edith la que había comprado en el mercado de las pulgas, un jarrón antiguo y las flores eran robadas de los jardines del barrio.
─ ¿Ana? Me parece que tenemos que cambiar de esquina. No nos está yendo bien. Ayer entre las dos hicimos cinco clientes. Y las cosas aumentan, el viejo baboso quiere aumentar la renta y nuestra ropa tiene tantos remiendos que damos lástima. Tenemos que comprarnos algo de abrigo y alguna frazada. Se acerca el invierno y solo tenemos dos juegos de sábanas y una manta.
Ana escuchaba a su hermana mientras se secaba. Al terminar sacó el toallón por la ventana para que el viento haga su trabajo.
─ ¿Edith? Pregunto… ¿Te gusta esto?
No hubo respuesta, solo silencio.
─Ser puta, hermanita. ¿Te gusta?
─ ¿A vos?
─Yo pregunté primero Edith.
─Bueno, a ver. No vinimos a Buenos Aires para serlo. Llegamos con nuestros novios, dos estúpidos drogadictos que terminaron presos por traficar. Nosotras zafamos de casualidad. Sobrevivimos un tiempo con los ahorros hasta que se acabaron. Las tripas comenzaron a rugir y supimos teníamos que salir a ganar algo de plata. Habíamos buscado trabajo y no habíamos conseguido nada. Por eso, una noche nos pusimos en bolas en la calle y empezamos con el oficio mas antiguo del mundo…No, no me gusta, pero me acostumbré Ana. Como decía Inodoro Pereyra: “mal, pero acostumbrao”. No me veo trabajando ocho, diez horas detrás de un mostrador por un sueldo de hambre.
─Pero es un sueldo digno, hermanita. Mamá limpiaba oficinas y le pagaban un sueldo. Papá era estibador. Tenían obra social, aguinaldo, premios. Era plata segura todos los meses. Nosotras no sabemos lo que vamos a ganar en una noche y roguemos que no nos pase nada pues en los hospitales públicos entrás y no sabés cuando salís, si es que salís. Decime ¿No tenés ganas de trabajar como la mayoría lo hace?
─Mirá que putas hay millones─ dijo Edith riendo a carcajadas.
Luego de un rato dijo.
─No sé…mirá. Si mañana querés vamos a postularnos de meseras en los bares de avenida de mayo. Si nos dan trabajo, dejamos esto, sino seguimos. ¿Te parece?
Ana saltó de la alegría.
─Y ahora me baño y salimos─ dijo Edith.
Antes de las diez estaban en la calle. La noche estaba en silencio. Utópicas sombras envolvían todo a su paso. Llegaron y se instalaron en la esquina de siempre.A las tres de la mañana, decidieron regresar con los bolsos casi vacíos. Tan solo tres clientes entre las dos. Se metieron en la cama juntas, abrazadas para alejar el frio. El hambre seguía bramando.
─A las ocho nos levantamos, nos vestimos con la vieja ropa y vamos a buscar trabajo─ dijo Ana. Edith se acurrucó en los brazos de su hermana, triste.
A las nueve del nuevo día salieron caminando hacia la avenida de mayo. Entraron juntas al primero y se ofrecieron como meseras, lavadoras de copas, lo que fuera. La respuesta fue que no tenía vacantes. Tampoco el segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto.
─Edith, hagamos algo, entremos de a una.
─Dale. En el próximo entras vos y en el siguiente, yo.
La respuesta era la misma: sin vacantes. A las cinco de la tarde, totalmente abatidas y agotadas, decidieron entrar en los últimos.Ana entró con su mejor sonrisa y saludó. El lugar estaba desbordado de gente. La atendió una de las chicas que estaba en la caja.
─Hola, me llamo Ana y quería saber si…─no pudo terminar de hablar.
─Hola, decime que estás buscando trabajo ¡por favor! ─ dijo eufórica.
─Si, de lo que sea. Mi hermana está afuera y también quiere trabajar.
─Genial, que venga, están contratadas. Ahora les presento a Miguel, el dueño que es con quien deben arreglar todo.
Ana y Edith saludaron al hombre con un apretón de manos y fueron a su pequeña oficina. Al salir no podían con su felicidad pues al día siguiente comenzaban a trabajar en aquel importante bar con un sueldo promedio y beneficios.
Al llegar a la pieza, Ana cargaba en sus brazos una pizza de muzzarella y una cerveza para festejar. Puso todo en la mesa para comer, pero una silenciosa Edith, comenzó a calentar agua para bañarse y preparó sus harapos de puta.
─ ¿Qué hacés Edith, vas a ir a trabajar esta noche? Si mañana empezamos en el bar…se acabó esta vida hermanita. Empezamos otra. Con futuro.
─Si, si Ana, tenés razón. Es la despedida solamente. Veo si hago unos pesos para mantenernos hasta cobrar el sueldo.
─Estás rara. ¿Qué te pasa? ─preguntó Ana.
─Nada mi amor, quedate tranquila. Regreso temprano.
─Por favor que a las nueve tenemos que estar allá.
Edith abrió la puerta y desde allí le tiró un beso a su hermana. A Ana le costó dormirse. La ansiedad por la nueva vida y la preocupación por Edith la desvelaron. Se despertó temprano habiendo dormido pocas horas. Al ver que no había regresado se angustió. Superó la preocupación, insultó al cielo y se preparó para salir hacia el trabajo. Antes de las nueve estaba allí y arrancó pidiendo disculpas por su hermana.
─Se levantó muy descompuesta. Pide disculpas y promete estar mañana anes que nadie.
Miguel creyó la mentira e inmediatamente llamó a su mesera mas experimentada para que le enseñara el trabajo. Ana se concentró en sus labores y recibió elogios por su desempeño. Tuvo su almuerzo en el bar durante la hora de descanso. Fue el primero en mucho tiempo: plato, vasos, comida caliente. Las compañeras la apoyaron y le dieron consejos en todo momento. A las diecinueve terminó su jornada. Feliz se dirigió a su casa. En el trayecto pensó en como demostrarle su enojo a Edith.
Cuando abrió la puerta de la pieza, Edith estaba a punto de bañarse. Su cara estaba lastimada.
─Pe…pero… ¿Qué te pasó? Te golpearon. ¡Algún día nos íbamos a cruzar con un loco! ¿Qué te hizo?
─Nada Ana, es un rasguño. No pasó nada.
─No me tomes de pelotuda…eso es una trompada en el ojo. ¿Qué mas te hicieron?
─Eso solo. Estoy bien.
─Ok. Por eso no apareciste. ¿Sabías que tuve que mentir por vos, hoy? Y decime, ¿Porque te bañás? ¿Adónde vas? ─ preguntó alzando la voz.
─A trabajar Ana. Calmate y sentate que te explico.
Ana, furiosa, se quedó de pie.
─Como quieras. Hermana: la verdad es que yo ya me recibí de puta y no quiero hacer otra cosa. Te dije que sí a lo del trabajo para que no te enojes, pero no quiero pasar todo el día metida en un negocio, salir, cenar, dormir, despertar y volver para hacer lo mismo. Prefiero la fiereza de la noche, la adrenalina de la incertidumbre, la melancolía de las sombras, la puta noche. Ahora sé que nací para esto. Me gusta tener a los hombres dentro mío, me siento poderosa. No me obligues a tomar un camino que no quiero tomar. Por favor.
Ana la escuchó sin inmutarse. Estaba dolida, decepcionada, sin saber que hacer o decir.
─Está bien, es tu decisión. Yo tomé la mía. Solo decirte que la calle tiene demonios que pueden ser mortales y algún día puede ocurrirte algo. ¿Y yo que hago? ─dijo rompiendo en llanto.
─Nada hermanita, seguir viviendo tu vida. Sos preciosa, menor que yo y algún día conocerás a alguien, te casarás, tendrás hijos y serás feliz.
─ ¿Y vos?
─No lo sé y me gusta eso de no saber qué será de mí. Una mañana puedo abrir los ojos y estar en un ataúd, sola en una cama o en una de tres plazas con un millonario. O dos. No quiero mis días iguales, sin principio y ni final. No quiero perder esta morbosa fantasía.
Se abrazaron llorando de forma desconsolada. Fue Edith la que se despegó para bañarse, vestirse y salir. Ya en la puerta, le guiñó un ojo a Ana, le tiró un beso y le dijo que la amaba.
Esa fue la última vez que vio a Edith. Nunca regresó de esa noche. Ana la buscó en cada esquina del viejo barrio, durante mucho tiempo, pero no la halló.
Edith había decidido como vivir su vida. También como abandonarla, sin pensar mas que en el momento.
Fue fiel a sí misma. Dentro de una burbuja de fantasía encontró su final.
Richard.
08-07-2022

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