El diario de Tito- Día 2

El diario de Tito- Día 2

AC Martin

20/11/2022

Amanece; me pasé la noche recorriendo mi nueva casa para familiarizame con el entorno. Recorrí el baño. A pedido de Rubén, el padre de Agustín (me enteré porque la novia de Tomás lo llamó así) me colocaron la caja de piedras entre el inodoro y el bidet. (espero nunca coincidir con alguno de los humanos en semejantes tareas, soy un gato pero debo mantener mi dignidad).

Recorrí el comedor donde tienen un mullido sillón en el que seré amo y señor, ya lo verán. La cocina donde se aloja un mueble alto y blanco en el que guardan su comida. Mi alimento es un poco seco así que estudiaré como acceder a él y sus preciados manjares.

Y las tres habitaciones, en una duerme mi humano; en la otra su hermano (el bobo de Tomás) y en la del final del pasillo, los padres. (ésta es la única estancia del lugar que permanece con sus puertas cerradas).

En medio de la madrugada trepé por la colcha de Agustín y dormí un par de horas junto a él, a pesar de lo genial que se sintió el calor de las mantas fue un poco incómodo el tratar de no despertarlo para que no intentase colocarme en mi nueva…cama? (bueno, una caja de galletitas con dos remeras como colchón, es lo que hay…por ahora). De a poco iré ganándome su confianza para luego dormir a mis anchas y que sea él quien se acomode en función de mis posiciones. 😀

El primero en levantarse fué Rubén, seguido de Tomás, el hermano mayor. Desayunaron en la cocina casi en silencio, yo los miraba desde debajo de la mesa con ojos de «no quiero un pedacito de lo que están comiendo pero si me dan, no me ofenderé», mi táctica parecía no dar resultado así que me asomé y parándome en las patas traseras me apoyé en la rodilla del padre y le lancé mi mejor mirada de súplica 😉 (ni el gato de esa película animada puede hacer lo que yo).

—No le des… esos bichos no comen eso— (cerrá el hocico Tomás)

—A ver, si lo come sin problemas está bien— (si señor! Aguante Rubén)

—Se lo va a comer porque es un muerto de hambre— (Tomás si seguís hablando te uso de caja sanitaria el cenicero que escondes abajo de la cama)

—Dejalo, pobre, quien sabe las que pasó, igual tu hermano es el dueño, si no se encarga él de cuidarlo…— (no me asuste señor, voy a hacer lo posible porque Agustín lo tenga fácil conmigo).

Escucho los pasos por el pasillo, viene Susana…o Su como la llamó Marisol anoche antes de irse, trae una bata con flores que….ésta señora tiene un gusto muy peculiar.

—Que hacen hablando con el Mish?—(ese nombre…)

—Acá, se levantó a desayunar con nosotros—(Rubén va a ser mi padre…nunca tuve uno)

—Vino a dar lástima para que le demos algo—(Tomás….te voy a hacer servicio de peluquería mientas duermas)

—Se fijaron que no haya hecho nada fuera de la caja?—(Señora! Qué se cree que soy? Soy un gato civilizado a pesar de mi pasado callejero. Ja, mi pasado fué ayer).

Mientras la señora se sentaba a desayunar con ellos; Agustín pasó caminando como un robot al baño.

—Quedate un rato más durmiendo amor, es muy temprano para llevarlo al veterinario todavía— (Ay no…señora…me porto bien)

Nunca fui a un veterinario pero entre los conocidos que tengo más de uno fue y no la pasó nada bien. Algunos perros que conozco dicen que no es tan malo, incluso hay quienes aseguran que es genial; pero ya saben como son los perros; les gusta todo (parecen Flanders, y si, ya les dije que conocía los Simpsons). A los perros los insultas y te lo festejan, toda la inteligencia y el carisma que les faltan, a nosotros nos sobran, pero ya me estoy yendo del tema.

—Asegurate de que no le falte ninguna vacuna—(Rubén, no hagas que se me caiga un ídolo. No se que es eso, pero por la sonrisa maligna con la que me miró Tomás seguro que de algo bueno no se trata).

La que me espera…

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