Miguelito siempre hablaba con el corazón, pensaba que si pasaban por el filtro de su mente, esas palabras, iban a estar llenas de juicios que jamás fueron suyos. En cambio Sofía siempre hablaba con la mente, porque su corazón estaba roto y algo quebrado pocas veces funciona bien. Ellos dos eran mejores amigos, compartían sus alegrías más inmensas con el corazón de Miguelito y si el día se llenaba de nubes grises lo combatían con la mente de Sofi, mucha gente les decía que se completaban entre sí pero ellos con la mente y el corazón mucho más abierto no coincidían porque su amistad provenía del amor y no de la necesidad. Había veces que la vida les daba obstáculos muy duros que pasar, la vida prefiere calidad antes que cantidad para molestar, en esos momentos de pura impotencia Sofi decía que no era la vida eran ellos quienes provocaron eso mientras que Miguelito insultaba al mundo con las palabras más sinceras, pero ninguno en realidad hacía nada. Su amistad llena de ideales y desilusiones aún perdura, porque el tiempo puede borrar todo menos un recuerdo que se siente con el corazón y revive con la mente.
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