AMOR DE HERMANAS

No pretendía hacer nada, sólo quedarme ahí quieta, mirando y sin mover un solo dedo. Iba a observar cómo te ibas yendo lentamente en una angustiosa agonía. Sólo tenía que estirar el brazo para evitar tu caída pero no lo hice porque tu final iba a ser mi inicio. Tantos años a tú sombra y teniendo que soportar con buena cara que la gente se me acercara sólo para hablarme de ti. ¿Y cómo está tu hermana? Por cierto qué bien canta o qué guapa es y qué generosa con todos. ¡Mentira! Ella nunca ha sido generosa con nadie a menos que haya alguien mirando. Lo que la gente no sabe y yo fielmente me he callado siempre, es que ella desprecia a todo el mundo. Si sus seguidores supieran cómo se ríe de ellos, cómo me expresa cuando estamos solas que le resultan patéticos, unos fracasados. Y su risa tan sonora y despiadada. Si existiese la justicia en esta vida ella no tendría todo este éxito. Qué tiene de admirable nacer bello si no has contribuido un ápice en desarrollar tu tan afortunada imagen. Tus ojos llenos de asombro y terror se dirigen hacia mí. ¿No te lo esperabas verdad? Nunca imaginaste que el golpe fatal fuese asestado por tu hermanita. Yo siempre a tu lado, dando la cara por ti. Casi creías que era feliz con esa mierda de puesto que me ha tocado ocupar. La secretaria de una Diva cruel y monstruosa. Por no hablar de lo que realmente pienso de tu trabajo. Es igual de bueno que tú. Aparentemente grandioso pero interiormente pobre. Podrás convencer a esa masa de plebeyos ignorantes que te hace rica pero en los rincones más selectos, los amantes del arte y la música saben bien lo escaso de tu valor. Claro que siempre has sido muy inteligente por no decir deshonesta vendiendo aquello que no tienes. Te veo sujetarte desesperada intentando salvarte y por primera vez veo a un ser humano en ti. Casi siento que debería ayudarte pero me mantengo en mi puesto sin dejar de mirarte. Esta es sin duda tu mejor actuación. Por primera vez puedo ver el miedo en tus ojos y es reconfortante saber que no eres perfecta. Tu fragilidad en este momento unida a tu impresionante belleza me hace temblar de emoción. ¡Qué bella eres hermana! Y así en su esplendor se fue escurriendo para precipitarse a la nada y romperse en mil pedazos. Hermosos trozos esparcidos por el asfalto.

FIN