Chu ha desaparecido tras una cortina de reflejos satinados, detrás de la cual sus clientes presumen hay una especie de cueva de Alibaba dedicada a la chamarilería. Ruido de desorden y lo que parecen maldiciones en chino atraviesan la fina tela de satén. Mientras espera, el inspector Olazábal, que ha tomado prestado el pai pai de Chu, examina las baratijas de la estantería más cercana. Le llama la atención una bola de nieve, con un paisaje nevado dentro.
-Inspector -la voz del chino es apenas un susurro, temiendo que su intromisión pueda parecer una censura al infantil comportamiento del policía, que no deja de agitar la bola de nieve.
Sobre la mesa vitrina, después de retirar cuidadosamente plegado el papel cebolla a un lado, hay una caja de madera. El inspector Olazábal agita una ultima vez la bola y la deja en su sitio. Solo cuando la nieve desaparece se separa de la estantería.
-Son dables de kung fu, Hu die dao -dice Chu abriendo la caja
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