Hola. Desde muy lejos. Me acuerdo de vos. 

Alguna vez te soñé.

Pasó tiempo largo desde que me obligué a recordarte de nuevo. Quizás siempre estarás conmigo. Quizás es verdad que algún día, pronto o no, te encontraré. Me encontrarás. Que nos cuidaremos como un tesoro y nos amaremos hasta el final.

Tengo mucho miedo. No sé si vos también. Siento, otra vez, que mi combustión se acelera por dentro y me estoy marchitando al mediodia, que otra vez no aguantaré más la marea. Miro las pastillas y el whisky en la vidriera y miro la lluvia cada vez más pesada. Las notas, las melodías, se van apagando y solo escucho voces tristes, desesperadas por el hoyo que nos hunde.

Me acuerdo de vos. Eras como un príncipe, eras mi final feliz. Pero no pienso ahora en finales felices.

Me desespero. La piscina es mas honda. Nadando en la penumbra noto el cielo comprimido, lejos del agua escucho los mil ruidos del campo y la ciudad y mis tímpanos revientan. La cabeza me duele. Todo se torna borroso. Solo escucho mi respiración acelerada, mis jadeos en busca de aire pero mi mente en busca de cortar de raíz todo dolor.

No estoy bien.

Grito otra vez.

No estás aquí.

Estoy sola.

Ayuda.

No estás aquí.

Te necesito.

¿Pero también me necesitas?

~~

— En un tiempo pensé como sería escribirle a mi hombre ideal; lo hice, pero estaba abrumada de tristeza.

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