Antes de el surgir de la primera luz solo existía “el”, aquel nombrado el vacío, vagando a través de la
línea de la eternidad y la muerte mientras el suave susurro de la inagotable oscuridad ensordecía sus
oídos de todo lo que nunca imagino tener, durante millones de años su mente se mantuvo en soledad,
confinada a una prisión hecha con sus propios pensamientos, pero un día todo cambio…
Sus vagas palabras de tristeza y amargura comenzaron a sosegar un abundante eco que surgió desde
lo mas profundo de su ser y a medida que ese eco se acrecentaba el dolor en su pecho comenzaba a
dejar paralizado todo su cuerpo hasta que de pronto un gran destello salió de su pecho abriendo el
velo de oscuridad que cegaba su mirada y así pudo ver lo que siempre debió tener.
Ante él una inmensa llanura de colores que jamás imagino ver maravillado decidió observar cada
detalle de aquella maravillosa vista aunque su cuerpo no podía mover, logro mantenerse firme y
maravillarse cada vez más aquella sensación de esperanza y confort solo pude ser superada al ver de
reojo el reflejo del brillo de su pecho desde una pequeña zanja al borde de lo que parecía ser cabello
de un color suave que parecía atravesar toda la llanura con un delicado fluir, al ver que aquel reflejo
provenía de la mirada de una pequeña criatura se dispuso a acercarse más pues no lograba distinguir
con claridad aquella expresión que gobernaba su pequeño rostro con felicidad y esfuerzo logro acercar
su rostro pero lo que consiguió no fue no que él quería, aquella criatura corrió hacia el manto de
oscuridad en busca de protección mientras que el solo miraba perplejo como se escondía de su
presencia, de forma triste regreso a su lugar pero mientras retrocedía sus ojos se vieron consumidos
por el terror.
Bajo él podía ver como aquellas llanuras envueltas en colores indescriptibles eran devoradas por una
bestia de imponente presencia y con sus inmensas garras arrancaba de su mirada y las convertía en
parte de su propio ser, tapándolas con su propia oscuridad, sin darse cuenta había destruido lo más
hermoso que jamás había visto, con sus manos intento tomar aquella luz para extinguirla para siempre
pero sus manos se quemaron gravemente, entonces decidió cubrir con sus brazos su pecho
envolviendo en oscuridad todo a su alrededor pero con una pequeña diferencia ahora sus manos
quemadas desprendían un tenue brillo a través de ellas dándole paso a una oscuridad llena de luz,
hasta que sus brazos cedieron y al quitarlos de nuevo la inmensa luz iluminaba la llanura y aunque
sus brazos se cansaban el nunca dejo de levantar los brazos una y otra vez, varios años pasaron y un
día su cansada mirada caiga hacia aquella llanura y al ver como aquella oscuridad había convertido
parte de ese maravilloso paisaje en grises cenizas una lagrima nació en su mirada, una lagrima que
tomando un claro color de luz cubrió aquel plano paisaje y le brindo el manto de transparencia que
los protegería de aquella bestia, y el cerrarse sus ojos por completo las ultimas palabras que cruzaron
por su mente fueron.
“Desde el vacío a la luz,
Y de la luz al vacío
Aquel que condena todo a oscuridad
Penumbra, desgracia y malestar
Palabras que enmarcan mi eternidad
Pinte aquellos paisajes
Con el color de mi vida
Pero si con mis manos
Algo puedo reparar
Mi voluntad no sedera jamás”
Entonces el cerro sus ojos y dejo que sus pensamientos volaran libremente en los confines de su
memoria mientras sus sueños dominarían eternamente su camino, pero su inmensa voluntad jamás
seria quebrantada y se dispuso a proteger incluso después de su caída a aquello que tanto le había
maravillado y aunque sus brazos se volvieran cenizas y desparecieran en el frió olvido nunca los dejo de levantar dándole paso así a la gran luz de los días y las tenues luces que se pintan en sus manos de oscuridad llamadas noches estrelladas
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