Sueños de Olimpia novela de filosofía

Eugdaldo

Honduras 2022

Índice

Dedicatoria

Con amor.

A mi esposa Daysi pamela Chavarría.

A mis hijos

Diego José Díaz Domínguez

Emilio José diez Chavarría

Aitana Sofía diez Chavarría.

Estrellas que alumbran mi corazón

Sueños de Olimpia.

Novela de filosofía

José Eugdaldo Díaz Fernández

CAPÍTULO I. EL MITO.

¡Dormir cosa más bella en la vida! pensó la jovencita, al tiempo que reclinaba la cabeza en la almohada, pocos minutos después quedó profundamente dormida.

Olimpia era una niña precoz de doce años, de piel blanca, delgada y de ojos azules.

Cuando los rayos solares calentaban la cabellera de la niña, su pelo brillaba como el oro, lucia más esbelto, era como una ninfa griega de espíritu divino y semblante de ángel.

Era una noche calorosa, el cielo estaba estrellado, la luna sonreía a los transeúntes que caminaban por el lugar, iluminando las pequeñas calles empedradas del pintoresco pueblito. Era el mes de mayo, en el año que se dio la huelga bananera en el norte del país.

Olimpia Sabía que si no llegaba temprano a la escuela tendría problemas con el maestro de Historia Universal, con tan mala suerte que se levantó tarde, le tocaba exponer sobre la prehistoria y no estaba preparada para la exposición.

Faltaban solamente cien metros para llegar al centro de estudios y a lo lejos escuchó el sonido del portón que se cerraba, apresuró el paso, fue inútil su esfuerzo. El portón lo habían cerrado.

Olimpia sintió que el mundo se le venía encima, ¡Qué haré ahora, me va a ir mal en historia universal! exclamó viendo al cielo. Una lágrima rodó por sus mejillas rosadas por el sol, fijó su mirada en una piedra que estaba al lado del portón. Piedra que permanecía en ese lugar, desde hace mucho tiempo.

La niña nunca se había percatado de esa piedra y jamás se había sentado encima de ella. Era el momento oportuno de hacerlo pensó. Colocó la bolsa de tela azul al lado de la piedra, estiró los brazos y se sentó.

La pequeña dejó escapar un suspiro que se mezcló con el viento y con el sonido de los pájaros, subió como súplica al Olimpo para que Zeus lo escuchara e intercediera por ella en la conducta del maestro, con el objetivo de que le diera otra oportunidad para no reprobar la clase.

Pasaron las horas y la jovencita seguía sentada en aquella piedra, vio acercarse al maestro, se paró, los pies le temblaban, cuando al letrado lo tuvo frente a ella, con voz tenebrosa exclamó.- ¡Mañana le traeré su tarea!

El maestro detuvo sus pasos vio fijamente sus ojos y contestó ¡Esa tarea ya no vale, ahora tendrás que hacer un ensayo sobre el mito y lo entregarás el día lunes a primera hora!

¡Dios mío! Nunca he hecho un ensayo ¿Ahora qué voy hacer? Pensó con cara de preocupación.

Con coraje tomó su bolsa y caminó a su casa. Al pasar por la Iglesia del pueblo pidió ayuda al señor Ecce Homo, que en español significa he aquí al hombre. Al tiempo que se santiguaba. Luego volteó la mirada a la otra calle y se percató que la biblioteca estaba abierta. Llegó a la puerta, observó que no había ni un alma, un silencio sepulcral acobijaba los libros de la pequeña casa de estudio. En el rincón de la biblioteca vio a una mujer sentada en un sillón viejo, ya entrada en años, con los cabellos de plata, de tez morena clara, su estatura era baja, su espalda encorvada por el pasar del tiempo, su mirada era tranquila y sus labios vírgenes como niño recién nacido, nunca se había casado.

La bibliotecaria cubría su cabeza con un chal negro, en sus manos sostenía un libro, se leía en la portada mitología griega. Un libro antiguo. Olimpia se alegró, era lo que buscaba exclamó con alegría. Con voz suave le preguntó a la anciana ¿Me puede prestar ese libro? La anciana sacó de su escritorio café carcomido por el tiempo un diccionario de la real Academia española del año 1954 y se lo dio. Entre ellas no hubo palabra alguna, Olimpia lo tomó y buscó donde sentarse, abrió el libro con mucho cuidado, para que no se desojara; su dedo índice recorrió la página hasta llegar a la letra m donde encontró la palabra mito, relato de los tiempos fabulosos y heroicos, de sentido generalmente simbólico, cosa que no tiene realidad concreta, ejemplo el mito de la Atlántida.

Olimpia no sintió pasar el día sábado y domingo, en un instante ya era lunes, día de leer el ensayo.

La niña fue la primera en llegar a la escuela, José Cecilio del Valle, después llegaron de uno en uno sus compañeros. Por último entró el profesor de historia universal, colocó su maletín de color negro encima del escritorio, saludó a sus alumnos, luego dijo: antes de empezar la clase, Olimpia tiene algo para leer. Pase por favor al frente. Ella se levantó lentamente de su asiento se colocó en el centro del salón de clase.

Empezó a leer con voz ligera, durante mucho tiempo el ser humano ha creado mitos para explicar lo inexplicable, de hecho para todo existe un mito siendo el objetivo de dar respuesta a las preguntas filosóficas que el hombre se ha hecho desde la creación de la humanidad. Por ejemplo preguntas como ¿Quién es Dios? ¿Qué es el hombre? O ¿De dónde venimos? Antes del cristianismo en Normandía se creía que Thor volaba en un carruaje tirado por dos cabras y que con su martillo creaba truenos, rayos y relámpagos, era como un superman para los norteamericanos, pues la palabra Thor significa trueno, los truenos y rayos que suelen estar acompañados por la lluvia que da vida a los seres vivos, así pues la lucha entre Thor y los gigantes es la que da los cambios a la naturaleza, así el mito fue la explicación de lo que no se entendía.

Los alumnos aplaudieron a la niña, El profesor expresó -¡Muy bien! ¡Excelente! – Ya pueden salir de clase.

-Thor ¿De dónde sacaste esa historia Olimpia?

– Dijo Grecia, una de sus compañeras de la escuela. La joven quedó pensando, fue revelación de los dioses del Olimpo, respondió.

– ¡Ya llegué mamá! – gritó la niña.

En su casa no había nadie. Solamente cupido. Perro pastor alemán que su padre le había heredado, viejo militar del batallón de infantería, muerto en la segunda guerra mundial. Su madre nunca hablaba de él.

Se escuchó el tac tac de la puerta. Olimpia la abrió, en el piso se encontraba una revista, el título era “Dios te ama” revista por Ministerio de Faros de Luz

La adolescente ojeo la revista con curiosidad, encontró un versículo del libro de Génesis que significa origen, en el comienzo de todo, Dios creo el cielo y la tierra. Leyó la niña, recordó una de las preguntas del ensayo ¿De dónde venimos? – Ah, esta es la respuesta, la religión es la que me dará la respuesta: tiró la revista en el viejo sofá y salió presurosa para la biblioteca, entró como si fuera a recoger una herencia de mucho dinero.

– ¡Hola señora Sophía! présteme un libro de religión por favor, dijo con voz acelerada. La maestra jubilada se paró lentamente de la silla donde se encontraba sentada le dio otro libro de historia de las religiones, Olimpia leyó el origen del cristianismo, pero todavía la dejaba vacía de respuestas y entendió que el mito, la magia y religión eran formas de pensamiento que pretendían explicar algo muy alejado de nuestra realidad objetiva, es como algo más allá de la física y entraba en el campo de la metafísica. Volvió a buscar el libro de filosofía y se lo llevó a su casa.

En el pueblo llovía a cántaros. Era el mes de mayo muy lluvioso.

La gente ansiosa por la llegada del nuevo sacerdote, todos se encontraban reunidos en el parque central, la comitiva del lugar lo esperaba con mucha curiosidad, desde el alcalde hasta las encargadas de la Iglesia parroquial y el pueblo entero.

Ese día era una fiesta solemne para los pueblerinos de Ajuterique.

CAPÍTULO II. DEL MITO A LA RAZÓN

Tales de Mileto decía en la portada del libro.

Olimpia se sentó en la cama, abrió el libro de filosofía y lo primero que encontró fue la etimología de la palabra, decía filosofía, viene de dos palabras griegas que significa amor a la sabiduría, filo que quiere decir amor y Sofía sabiduría, encontró otro concepto, ciencia que estudia las últimas causas a través de la razón. Ella recordó el nombre de la maestra bibliotecaria y lo relacionó con la palabra Sofía, Le entró curiosidad por saber el significado de su nombre, volvió a buscar en el libro y encontró la palabra Olimpo, lugar donde estaban los dioses, se sintió en ese momento como una diosa del cielo, pues de allí viene mi nombre pensó.

Eran casi las siete de la noche, su madre no había llegado, tenía miedo estar sola. Había historias de fantasmas que se contaban por el pueblo, creía que una de ellas la iba atrapar, el duende, hombrecito con un gran sombrero en la cabeza, se llevaba a las niñas bonitas, Olimpia con una cobija blanca se tapó todo el cuerpo, como arte de magia, Morfeo se apoderó de ella hasta que volvió a nacer el sol.

En la clase de historia el maestro escribió en la pizarra, la teoría de Darwin y la Teoría de la gran explosión, explicó que estas tesis argumentaban, cómo se había creado el universo, la niña con los ojos saltados de admiración se quedó más confundida, porque en la catequesis y escuela dominical le enseñaron que Dios había creado el mundo de la nada, como Agustín de Hipona expuso en su teoría de ex nihilo y como lo dice la biblia.

-¿Por qué traes ese libro de filosofía Olimpia?, dijo Grecia, envuelta en un misterio de curiosidad.

-Estudio filosofía – contestó Olimpia.

-¿Estás loca? ¡Verdad! – comentó su compañera con tono burlesco.

Al salir de la escuela, Olimpia entró a la biblioteca no había nadie, en el escritorio de Sophía una nota escrita con lápiz de carbón “Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímedes, Heráclito y Parménides”
decía en el papel, Olimpia entendió que la bibliotecaria, se lo dejó con el propósito de encontrar las respuestas a sus interrogantes.

En el libro de filosofía estaban esos nombres de filósofos a los cuales se le llamaban presocráticos, porque habían vivido antes que Sócrates, siguió leyendo.

Tales de Mileto vivió en el año 624- 548 a.C. Pensaba que el arjé del cosmos era el agua.

Olimpia entendió la importancia del agua, para los griegos recordó el mito de Thor.

-Olimpia hija ¿Dónde estás?

– Aquí mamá en el cuarto, respondió la niña.

-Perdón por haber llegado tarde, pero me fui a la Iglesia a recibir al curita.

– ¿Y cómo es?, Interrogó Olimpia.

-Muy joven lleno de entusiasmo y con ganas de cambiar la mentalidad de la gente de este pueblo. Ya era tiempo, hay muchas santurronas por aquí dijo su madre.

-¡Ah!, exclamó Olimpia.

-Mamá ¿De dónde venimos?

-Pues tú de mí y de tu papá, ya no me preguntes que me haces confundir, vamos mejor a comer.

-Está bien, contestó la hija.

Terminada la cena Olimpia subió a su cuarto y empezó a leer el libro de filosofía, Anaximandro creía que el arje del cosmos, está en el apeiron o lo indeterminado y Anaxímedes planteaba que el origen del cosmos era el aire. Muy interesante pensó la pequeña filósofa y siguió leyendo, todo es cambiante nuestros sentidos nos engañan, lo que vemos no es cierto, idea de Heráclito el oscuro, sus poemas eran difíciles de interpretar, planteaba que un hombre no puede bañarse dos veces en las aguas de un mismo río.

Olimpia dejó el libro y recordó los dos ríos del pueblo, el Ganzo y Sicaguara, pensó en las inundaciones del río Ganzo, que dejó al pueblo casi destruido, memorizó como la gente pedía a Dios, para que no se ahogaran, Una mirada de fe tuvo en ese instante, porque ahora tenemos ya un padrecito en este lugar, aunque se está volviendo famoso, con sus problemas de religión pensó.

La luna asomó la cara por la ventana de la habitación de la niña, ella la vio fijamente desde su cama y le sonrió.

-Buenas noches hermana luna – dijo. Colocó el libro bajo la almohada y se quedó dormida.

Entrada la noche Olimpia soñó que había asistido a un lugar, que jamás había estado, pero con la admiración de que ya lo conocía, de pronto despertó con el corazón acelerado y no pudo dormir, observó por la ventana y vio en la calle una hoja con un dibujo, se levantó despacio para que su madre no la oyera, habían escrito en el papel palabras que no entendía como cicuta, Sócrates, apología, sofistas, injusticia, mayéutica, ironía y moral. Entró como rayo a su casa, le temía a la oscuridad y abrió el libro de filosofía, Sócrates, filósofos griego, que nunca escribió nada, los sofistas lo condenaron a muerte, porque lo acusaron de estar en contra de los dioses y corromper a la juventud, utilizó el método mayéutico que consistía en hacer preguntas, a las personas para que ellas mismas encontraran las respuestas, su madre era partera, por eso el nombre del método, él hacia parir las ideas, argumentaba Sócrates “ yo sólo sé que nada sé” Sócrates fue maestro de Platón y una de las mentes brillantes de Grecia, murió por ser un hombre honrado.

Olimpia lloró de tristeza, al saber cómo murió el filósofo, se acobijó hasta quedarse dormida.

Muy temprano se levantó y se dirigió a la cocina, su mamá no estaba, escuchó el bullicio de la gente en el parque, ¡Se lo llevaron! ¡Se lo llevaron! Gritaban los feligreses.

-Vamos a buscarlo – Decían.

Asomándose por la ventana, vio correr a Dionisia su vecina y le preguntó.

-¿Que sucede Dionisia?

-Los policías secuestraron al cura, lo acusan de haber abusado de una niña, puras patrañas dijo con voz de furia y siguió corriendo. Ella se asustó, le darán a beber la cicuta como Sócrates, pobrecito, ojalá que no pensó.

Olimpia se preocupó, al ver que su madre no estaba en la casa y que del bochinche no había regresado. La misma señora Dionisia gritaba.

-Olimpia los policías se llevaron a tu mamá y a otras más por no dejar entrar la gente a la iglesia, – gritó Dionisia.

La joven con la velocidad de un rayo, se cambió de ropa y salió de su casa a ver lo que pasaba, un camión militar llevaba a varios parroquianos, incluida a su madre, a la jefatura del departamento.

-¡Mamá! Gritó Olimpia.

La gente lloraba y gritaba a viva voz, ¡Queremos justicia! ¡Queremos justicia!

Olimpia lloró como magdalena por su madre y rezó a Dios, para que todo saliera bien y que regresara a su casa.

Al día siguiente, la madre estaba de regreso en casa.

-¿Qué pasó mamá? – le reclamó Olimpia.

-Detuvieron al cura y ahora está preso, pero pronto saldrá, dijo la madre de Olimpia.

-¡Ah!- exclamó la niña.

Eran casi las tres de la tarde, el sol ardía para andar en las calles, la joven se acostó, profundamente dormida soñó con una cueva en el cerro negro, dentro de la cueva habían hombres encadenados desde que nacieron. Estaban de espaldas, a la entrada de la cueva, Olimpia tomó una piedra y rompió las cadenas de uno de ellos, éste al verse libre, salió corriendo, gritando ¡Soy libre! Observó afuera y volvió a gritar ¡Ésta es mi verdadera realidad! La niña todavía estaba en la cueva. El hombre regresó a decirles a sus amigos, que salieran a ver el sol, los árboles, y se dieran cuenta de que habían estado engañados toda la vida, porque solamente habían visto sombras que no representaban una realidad objetiva.

El liberto se paró encina de una gran piedra donde pudo ver el pueblo, de donde vivía Olimpia la libertadora.

Los hombres quedaron mudos y no salieron, entonces la niña y el hombre liberado, caminaron juntos por la loma del cerro negro, La niña despertó, Soñé con el Mito de las Caverna de Platón reflexionó.

-Qué raro sueño pensó, salió a la calle, vio el cerro negro, aunque no entiendo el sueño. Volvió a tomar el libro de filosofía y leyó a Platón, un filósofo alumno de Sócrates, gracias a él conocemos algunas opiniones de Sócrates, Platón pensaba que nosotros todo lo sabemos, somos almas reencarnables, plateaba que Dios es un demiurgo, Platón no era su verdadero nombre, sino Aristócles, nombre que no dejó huellas, Platón era un apodo, su sobrenombre sí dejó muchas huellas que significa espaldas anchas. Este hombre fundó una escuela llamada Academia en honor a un joven atleta, que competía en las olimpiadas regionales llamado Academo. Muchos creen que Platón es la cabeza mejor puesta en el mundo, Olimpia se quedó fascinada con el filósofo, quería saber más, pero una hoja le faltaba al libro y se quedó con la incógnita ¿Qué estaba escrito en esa hoja?

– Mañana le preguntaré a la bibliotecaria, recordó que era domingo y la biblioteca estaría cerrada; no importa dijo iré a su casa.

Olimpia muy temprano se levantó, para ir a la casa de la bibliotecaria, al llegar tocó la puerta tres veces, pero no hubo ninguna señal de vida en la vivienda, se asomó por la ventana y vio a la maestra recostada en una silla mecedora con un libro en la mano, que decía “Batalla en Ajuterique Tosta y Ferrara año 1924” era el nombre de la portada del libro, insistió en tocar, esta vez sí fue escuchada, la puerta se abrió, la maestra la invitó a pasar y Olimpia quedó admirada de la casa, era de adobe, con sillas de madera, cuadros de la edad media y muchos libros viejos, la casa olía a naftalina, que la maestra utilizaba para proteger los libros, ella hizo un recorrido con la vista de los libros que tenía en la biblioteca personal de Sofía, algunos en lengua rara, por ejemplo uno que decía Pater Noster, ella no entendió el idioma, un segundo después del sepulcral silencio, fue interrumpida por el sonido de la voz de la maestra.

  • ¿Olimpia qué te trae por aquí?
  • Maestra quiero saber sobre Platón, en el libro que usted me prestó, no está toda la información, porque le falta una página, respondió.

La señora Sofía sonrió al momento que añadió, eres toda una investigadora, eso me gusta, porque son pocas las niñas que se preocupan por la adquisición del conocimiento, me gusta que te admires de todo, la admiración fue lo que hizo florecer a la filosofía en Jonia, lugar de la cuna de la philosophia, Por ejemplo prosiguió, el filósofo buscaba siempre la verdad y haciendo que los demás se ocuparan de ella, por ser el maestro de Platón y Aristóteles de quienes se ha derivado casi toda reflexión y base filosófica, por defender su doctrina y ser un modelo a seguir en lo científico, humano y moral, Sócrates tomó la cicuta y murió injustamente, eso lo leí en el libro que usted me prestó. Recalcó Olimpia.

-Así es, hay hombre que mueren injustamente comentó la pedagoga y agregó tienes el caso de Jesucristo que también murió injustamente, siendo el hijo de Dios. Puedes leer su vida en los evangelios Mateo. Marcos, Lucas y Juan terminó diciéndole.

  • Estoy de acuerdo,- replicó la neófita.

La maestra con alegría le dijo, Platón creía que uno al nacer se encierra en él un alma que trae consigo todo el conocimiento y como ésta viene del mundo de las ideas, el hombre nace ya con «los conocimientos», el hombre «aprende recordando», despeja las sombras que las ideas eternas tienen reflejadas en las cosas, al cual le llamamos proceso del conocimiento.

La anciana se volvió a sentar en el sillón e invitó a Olimpia a sentarse junto a ella, mira le dijo, ese pizarrón que tengo ahí, me lo traje de la escuela donde di clases hace más de 50 años, lo vez vacío sin nada escrito.

  • Sí,- respondió su discípula.
  • Pues Aristóteles afirmaba que nuestro saber así es, aprendemos de todo lo que leemos y nosotros venimos como ese pizarrón en blanco y a medida que estudiamos nos vamos llenándolo de saberes.
  • Ya entendí, – comentó la niña, quiere decir que entre más leamos más sabremos.
  • Sí. Dijo Sophía.
  • Él creía que tenemos tres tipos de alma, la racional, vegetal y animal. Aristóteles fue alumno de Platón y también creó una escuela llamada el Liceo.

Pocos minutos después la niña se despidió de la maestra y recibió una hoja de papel, le dijo que no la abriera, sino hasta media noche.

  • Está bien,- respondió la niña.

CAPÍTULO III. LA LUCHA POR DIOS.

Había pasado una semana y Olimpia no asistió a la escuela, los maestros como represaría por no haber recibido el pago de su trabajo no dieron clases.

Era domingo, día del Señor.

-Hija, arréglate que vamos ir a misa a la nueva iglesia.

¿Por qué no a la iglesia que íbamos antes?

  • No vez que ahora existen dos iglesias en el pueblo, no ves que Dios ahora esta dividió en los contras y recontras. ¡Como si no fuera el mismo ser divino! Replicó la madre.

La niña no entendió tal enunciado, sólo se preocupó por arreglarse para asistir a la eucaristía.

Durante la homilía el presbítero retomó las biografías de San Agustín y Santo Tomás de Aquino, filósofos y teólogos, el primero del siglo IV y el segundo del siglo XIII de nuestra era, comentó que tales sacerdotes tomaron la filosofía griega como Agustín de Hipona tomó a Platón y Santo Tomás a Aristóteles sus filosofías fortalecieron el pensamiento del cristianismo de esa época. Por ejemplo; dijo, Santo Tomás demostró la existencia de Dios a través de las cinco vías la Primera vía: El movimiento como actuación del móvil.

Segunda vía: Experiencia de un orden de causas eficientes.

Tercera vía la contingencia o limitación en el existir.

Cuarta vía: diversos grados de perfección en las cosas.

Quinta vía: el gobierno de las cosas.

Terminó el prelado, demostrando con sus argumentaciones la existencia racionalmente de Dios.

Olimpia salió inquieta de la iglesia, no había entendido los argumentos de la existencia de Dios, el sacerdote no las explicó. Pensó en investigar cada uno de ellos y salir de su duda, volveré mañana a la biblioteca, dijo en voz baja con la intención de que su madre no le escuchara sus murmuraciones.

-En nuestra clase de historia estamos simulando un viaje a Europa – le dijo Grecia a Olimpia.

– Parece divertido aprender así; comentó la infanta.

– Vamos hablar de la revolución industrial.

-Muy bien,- dijo la alumna al momento de despedirse de su compañera.

Al día siguiente, en la escuela se habló de la Revolución Industrial, las compañeras de Olimpia explicaron que fue un adelanto para la humanidad la invención de nuevos inventos en la Revolución Industrial.

  • – Escriban en su cuaderno una investigación sobre los términos romanticismo y escolástica. Explicó el letrado.
  • – Sí maestro,- respondieron los alumnos.

Era miércoles, la bibliotecaria asistió al médico del pueblo.

-La muerte, ¿Por qué morimos? A mucha gente no le gusta pensar en ella, pensó, porque le tenemos miedo y no sabemos a dónde iremos. Pensaba Olimpia.

Al llegar a la casa, la niña se puso inquieta con sólo el hecho de pensar en la muerte, corrió al cuarto donde guardaba el libro de filosofía y buscó sobre la muerte, pero no encontró nada, solamente el nombre de Tanatos que es el dios de la muerte, lo que pasa es que cuando alguien está enfermo solemos relacionar la enfermedad con la muerte le dijo la voz de la conciencia.

Mejor buscaré la tarea añadió y sacó un diccionario del cajón, leyó escolástica es la filosofía que se enseñaba en las escuelas que era meramente cristiana. Anotó la definición en el cuaderno y después escribió lo que era el romanticismo, al comienzo se refería a la novela caballeresca, rica en aventuras y amores, se indica el movimiento filosófico, literario y artístico que se inició en Alemania en los últimos años del siglo XVIII, alcanzó su máximo florecimiento en toda Europa durante los primeros decenios del siglo XIX y constituyó la nota característica de este siglo, también el significado corriente del término “Romántico” que equivale a “sentimental” deriva de uno de los aspectos más llamativos del movimiento romántico, del reconocimiento del valor por el mismo atribuido al sentimiento: una categoría espiritual que la antigüedad clásica había ignorado o despreciado, que el iluminismo del siglo XVIII.

En el arte romántico, al contrario, la muerte es representada como un morir del alma natural y de la subjetividad finita, un morir que es negativo sólo respecto a lo que es negativo en sí y tiene por objeto la superación de lo que está desprovisto de valor, la liberación del espíritu de su finitud y de su desdoblamiento, y la conciliación espiritual del sujeto con lo absoluto donde Dios se ha convertido en la conciencia de los seres humanos.

Olimpia, no entendió lo que leyó, se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, la olla de frijoles hervía, la destapó y el vapor salió escapando por la ventana y perdiéndose en el cielo.

¡Olimpia! dijo la madre, – hoy tengo reunión con el padre en la iglesia, ponte a estudiar.

  • Así lo haré mamá.

Había caído un aguacero en el pueblo, las calles estaban empapadas de lodo, de ese lodo pegajoso que es difícil de quitar de los zapatos.

La cipota caminaba despacio saltando los charcos de agua que la tormenta de la noche anterior dejó en las calles de tierra del pueblito. Al llegar a la casa de la maestra Sophía, su vestido blanco lo llevaba encharcado de lodo.

  • Mira cómo te dejaron esos charcos, parece que te peleaste con ellos. Si, maestra, tuve que venir saltando hasta su casa.
  • ¿Qué te trae por aquí mi discípula?
  • – Quiero comprender la Edad Media, respondió Olimpia.

La maestra sacó un libro de su biblioteca personal.

  • – Te leeré un poco de esa edad, para empezar, fue la época de los caballeros de los hombres de armadura de hierro, de las princesas de castillos, pero también fue una época de injusticia contra el Homo Sapiens, no había mucha cultura, ya que la misma sólo estaba en manos de los clérigos y de algunas personas pudientes.

-En ese tiempo florecieron hombres de ciencia como ser: matemáticos, poetas, filósofos entre otros. Fue también lugar donde se dio la muerte de miles de personas por la peste. Te diré que en dicha edad media surgió la patrística que era un grupo de pensadores, que, en los primeros siglos de nuestra era, se dedicaron a la defensa racional del cristianismo. Surgió la escolástica donde se trató de relacionar la razón con la fe.

Olimpia, vio encima de la mesa de noche un libro que tenía como título Renacimiento o Humanismo y el otro era el Caballero de la Armadura Oxidada.

  • ¿Te interesan esos libros jovencita?, – dijo la anciana.
  • Sí, ¿Qué es el Renacimiento? Maestra.
  • Pues en este periodo se caracteriza por la aparición de un triple renacer: del individuo, de la cultura y de la sociedad. Tenemos personajes importantes, por ejemplo; Leonardo da Vinci, pionero de la modernidad, Nicolás Copérnico, Kepler, Galileo entre otros.

La pequeña escuchó muy atentamente a la maestra, hubo un silencio por unos segundos.

  • -Ya es tarde, tengo que irme, gracias por su aportación.
  • -Toma este sobre y lo abres cuando estés sola. Aconsejó la maestra.

Las calles estaban secas, los charcos habían desaparecido, el agua dejó peor las calles del pueblo, cada vez que llovía fuerte deterioraba los caminos de tierra en el pueblo y en los lugares circunvecinos del lugar.

CAPÍTULO IV. RAZÓN O EXPERIENCIA.

Había en el pueblo un señor entrado en años de vasta inteligencia se llamaba Gilberto Fernández, era el juez del lugar, mucha gente acudía a pedirle consejos, pues era como un oráculo de Delfos o sea un sabio que siempre le atinaba a lo que decía, tenía un gran conocimiento. La niña pensó en él cuando leyó en el libro de filosofía racionalismo y empirismo.

En la cocina de la casa de Olimpia, el abuelo antes de morir le dejó a su madre un radio viejo, de esos de marca barata, donde cada mañana escuchaban las noticias, ese día fue sorprendente, el locutor dejó sonar su ronca voz, expulsaron al cura del pueblo decía, la gente corría de un lugar a otro, unas lloraban, otras insultaban al gobierno, el Obispo del departamento, lo excomulgó, es decir que no podía celebrar los sacramentos, la noticia era una bomba en el pueblo.

La niña escuchaba con atención al periodista con opiniones subjetivas y amarillistas. En el pueblo estaba otro presbítero oriundo del país, quien había estudiado en el extranjero, la diócesis lo mandó apaciguar las aguas turbulentas que corrían por el lugar, ese día estaba lleno de sorpresas. Doña Dionisia, la vecina de Olimpia, maldecía la situación y hasta al nuevo cura lo mandó con sus maldiciones al mismo infierno.

Olimpia preocupada por su madre que no estaba en casa y temía que otra vez la tomaran presa. Su madre era muy allegada al cura.

-Qué bueno que estás en la casa mamá.

– Sí, estoy muy triste por lo del padrecito.

El día transcurrió muy tenso hasta caer la noche, la pequeña adolescente con su madre después de cenar se despidió y se metieron cada quien en su dormitorio.

En el cuarto Olimpia abrió el sobre que la bibliotecaria le había dado, eran preguntas escritas en letra de carta que decían el Renacimiento, ¿Quién fue Copérnico? La duda metódica, Kant, Newton, Galileo, Voltaire, Jean-Jacques Rousseau entre otros.

Encima de la mesa de noche del cuarto de Olimpia había un vaso con agua y dentro del vaso una flor de margarita, observó que el tallo de la flor, se miraba muy grueso, lo vio varios minutos y con la mano derecha sacó la flor y se dio cuenta que el tallo no se veía como se observaba dentro del vaso, llegó a la conclusión que los sentidos nos engañan, los ojos miran una cosa que no es en realidad, sin embargo, la razón argumenta lo contrario. Por tanto, llegó reafirmar que nuestro conocimiento tiene dos formas de conocer, la experiencia y la razón.

La pequeña filósofa preocupada por tantas preguntas que la señora Sophie le dejó, guardó el sobre con las preguntas en su escritorio. Salió a la calle a ese día habían elecciones para alcaldes en el pueblo. Se encontró en la calle un volante que decía Partido Popular del Pueblo, caminó con paso lento, vio el molote de gente que gritaba ¡Vivan las tres P! Observó a la muchedumbre como caminaba de un lugar a otro, en algún lugar del libro recordó haber leído que los políticos argumentaban sus discursos envueltos en falacias, mentiras envueltas en verdad, éste es otro político que viene a engañarnos, pensó y regresó a su casa.

CAPÍTULO V. VISIÓN RACIONALISTA.

  • -No fue tarea fácil hacer entender a la gente que la Tierra era la que giraba alrededor del sol, pues en esta época todos creían que era el Sol que giraba alrededor de la tierra, este descubrimiento se lo debemos a Copérnico y Galileo, explicó el profesor de Historia Universal. Idea que alteró toda la concepción del universo, concluyó.
  • -¿Maestro? dijo Olimpia ¿Quién fue Renato Descartes?
  • -¿Por qué?
  • -¡Cogito Ergo Sum, (pienso luego existo)! Exclamó el letrado y agregó, René Descartes fue un filósofo que descubrió la duda metódica, cuando nosotros pensamos nos damos cuenta que estamos existiendo, así entendemos que vivimos.
  • -Maestro ¿Todo lo que vemos es cierto? Respondió la niña.
  • -Descartes decía que hay que dudar de todo, y solamente aceptar lo que es evidente, por lo tanto, hay que preguntarnos ¿Quién soy? Y ¿Dónde estoy?

-Bueno; dijo el maestro, la tarea de hoy es hacer una investigación de algunos personajes típicos del pueblo, describirlos y hablar de ellos, por favor sean originales en sus escritos, terminó.

CAPÍTULO VI. LOS PERIPATÉTICOS DEL PUEBLO

Olimpia en horas de la mañana caminó por las calles del pueblo Axuterique para observar a la gente, durante el recorrido tres personas le llamaron le atención, un señor que le decían como apodo Manona, cuyo nombre verdadero era Jun Alberto un Juan Tenorio, hombre maduro muy enamorado de nombre Arturo, una señora con problemas psicológicos llamada Margarita y Min que vendía escobas.

Ellos tenían una cosa en común, no eran casados ni tenían hijos y deambulaban por las calles del lugar como lo hacían los peripatéticos griegos.

-Hace tres días no me hubiera fijados en ellos, hoy lo hice por la tarea, pero pasa con el ser humano no nos damos cuenta de la gente que tenemos a nuestro alrededor, dijo Olimpia en voz alta, reclamando a la sociedad que hay que ver al ser humano tal como es.

Cupido ladraba fuertemente sin parar, la niña salió de su casa a ver qué era lo que pasaba, era la bibliotecaria que le buscaba.

-¡Hola! Señora.

-¡Hola! – respondió la anciana.

-Hace tiempo que no te veo por la biblioteca y necesitas renovar el libro de filosofía le comentó.

Estando las dos platicando se oyó gritar, era un grito ronco que rebotaba en las paredes de la casa grande de Olimpia, era Manona quien a gritos entonaba una ranchera.

La tarea fue un éxito, pero el maestro no abundó en ella gracias al argumento de misericordia de los alumnos.

-Por la noche me costó dormirme, no sé por qué, se me había metido en la cabeza la idea de investigar sobre las preguntas que me dejó la señora Sophía, además tenía que regresar mañana a la biblioteca a renovar el libro, pensó.

– ¡Buenos días! Doña Sophía, vengo a renovar el libro de Historia de la Filosofía.

-¿Resolviste las preguntas del sobre?

-La verdad, no he tenido tiempo – respondió ella.

– ¿Qué es la verdad? Preguntó la bibliotecaria.

Creo que es cuando no decimos mentiras, sólo lo que cada uno piensa es verdad.

-Entonces hay tantas verdades como hombres. La verdad no depende del objeto, sino del sujeto. El hombre es la medida de todas las cosas de las que son en cuanto son, y de las que no son en cuanto no son.

-Eso lo dijo Protágoras maestra. Respondió la niña.

-¿Así es? ¿Te acuerdas de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino?

-Sí.

-Ellos dieron una definición de verdad los dos concedían que era la adecuación de la inteligencia con la realidad de la cosa que es ante la cosa que no es, son conceptos difíciles de comprender terminó la señora Sophía.

-Me gusta como usted me explica las cosas.

-Eso se llama pedagogía, el arte de enseñar y el padre de la pedagogía moderna es Jean Jacques Rousseau, publicó Emilio, integra por primera vez el concepto de infancia, respetó la naturaleza infantil y su dependencia del mundo adulto, así como la importancia de la educación, terminó.

– Emilio dijo como un niño que yo conozco.

La bibliotecaria dejó a la niña sola y se retiró a recoger unos libros caídos en el suelo de la biblioteca, Olimpia salió de la biblioteca y se dirigió a su casa.

En la escuela Olimpia, esperaba ansiosamente el profesor de Historia Universal, grande fue su sorpresa cuando vio entrar a otra persona, lucía un traje negro con camisa y gris y corbata del mismo color de la camisa.

-Niños su maestro no vendrá hoy, se encuentra enfermo, por lo tanto, hablaremos de un señor llamado Augusto Comte.

Para llegar a conocer con certeza la humanidad decía Comte, se ha pasado por tres estados: un estado teológico, otro metafísico y finalmente ha llegado a un estado positivo o científico (Ley de los tres estados).

El estado teológico, tiempo en el cual el hombre atribuía categoría de dioses a los fenómenos de la naturaleza (Infancia de la humanidad).

Estado metafísico es el periodo de progreso, haciendo a un lado a los dioses de la naturaleza para razonar reflexionar filosóficamente (El hombre en crecimiento). Estado positivo. Edad actual.

La explicación de todas las cosas es puramente por la observación, la experimentación y las leyes que rigen todo fenómeno (Madurez humana). El hombre ahora, es dueño de su propia historia. Ha superado mitos y creencias. Todo es producto de su experimentación, y rechaza todo aquello que no sea explicable por la experiencia sensible externa. Concluyó el maestro suplente.

CAPÍTULO VII. PONERNOS A RELEXIONAR

Olimpia vio detenidamente a Cupido, el perro de su casa y se preguntaba si pensaba si podía reflexionar como los seres humanos, o si era posible criticar como los entes existentes.

  • ¿Mamá las aves piensan? Preguntó la niña.
  • – No sé, quizá, respondió la madre.
  • – A propósito hija, se acerca tu cumpleaños. ¿Qué quieres de regalo?
  • – Déjame pensar. Ya sé, la Ilíada, la Odisea y un telescopio.
  • – Sí que eres rara, ¿De dónde has aprendido tanto? Comentó la madre, mañana te compraré tus regalos. Enfatizó su madre.
  • – Gracias mamá.

Era medio día, el sol acariciaba las espaldas de los pueblerinos, bajó tanto y tanto, se podía freír un huevo en las piedras calientes de aquellas solitarias calles. Ni los perros deambulaban por ellas, ni el río Ganzo, ni el río Sicaguara tenían agua, sin duda se habían puesto de acuerdo para castigar a los sedientos hombres, pasaban los días y la gente comentaba entre murmullos, ¡Válgame Dios! ¡Válgame Dios!, nos espera la sequía, ¡Castigo divino!

Olimpia caminaba rumbo a la biblioteca tratando esquivar el fuerte sol, en este país todo se vale, ya sacaron al presidente del poder, decía la gente que caminaba por las calles, la joven sólo escuchó las palabras de las personas, pero no le tomó importancia y siguió caminando rumbo a la biblioteca. Sophía la esperaba con un libro en la mano, se leía crítica de la razón pura de Emmanuel Kant. Le entregó el texto con la página que tenía que leer, la joven lo abrió y leyó, Kant produjo la revolución de criticismo, esto es criticar, poner en crisis los dogmas y los absolutismos. Según Kant el conocimiento es un producto derivado de las corrientes antes mencionado, el empirismo y el racionalismo, por eso será neutral respecto a las corrientes, finalizando así este periodo de convergencias.

Dirá que todo conocimiento comienza con la experiencia (empirismo), pero no todo proviene de ella (racionalismo), define al conocimiento como una mezcla de elementos que provienen algunos del interior y otros del exterior, la razón tiene «a priori» en sí, la idea de las cosas, estas son confirmadas en su realidad por el sujeto cognoscente, aplicando esas reglas «a priori» que ya posee, la razón (como el Sol en nuestro Universo), es el centro del entendimiento y los objetos giran alrededor de ella, para ser confirmados en su verdad y realidad, no puede ser al revés como postulan otros sistemas, que el objeto rija a la razón, como la razón ya tiene a priori sus reglas de verdad, no puede basarse en juicios analíticos ni a posteriori; los primeros no les dan más avance a sus conocimientos, eso ya lo sabe; y los segundos no pueden originar universales puesto que indican lo contingente. Olimpia no entendió lo leído y se quedó pensando lo difícil que era este personaje para entender, como nosotras las mujeres que somos muy difícil también de comprender pensó mientras se le dibujaba una sonrisa en los labios.

Volvió el maestro de Historia Universal, se había mejorado del resfriado, entró al salón de clase, recorrió con la mirada los asientos de sus alumnos, no habían llegado todos todavía, se dio la vuelta y escribió en la pizarra de color verde con un pedazo de tiza color blanca el neoliberalismo, dividió el pizarrón en tres partes y volvió a escribir ¿Qué es el neoliberalismo? Escriban en sus cuadernos estas preguntas y coméntelas. Los alumnos llegaron poco a poco y saludaron a su maestro, Olimpia y Grecia fueron las últimas en llegar al salón de clases.

-El liberalismo es un sistema económico y político, que promueve las libertades civiles y se opone a cualquier forma de despotismo, apelando a los principios republicanos y siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia y la división de poderes. Explicó el profesor.

Los alumnos escribieron el concepto que el maestro escribió en el pizarrón, Olimpia levantó la mano y preguntó.

  • ¿De dónde viene la idea de Superman?
  • El súper hombre, es una idea de la filosofía de Nietzsche, buscaba un hombre ideal, un súper hombre, luego de esa idea Hollywood sacó estos personajes y les dio publicidad a través de las películas. Explicó el profesor y agregó, este personaje habló de la muerte de Dios, decía que Dios ha muerto cuando dejamos de pensar en él.

Todos los alumnos comentaron las historietas de los súper héroes y les llamó la atención la explicación del maestro. Luego uno a uno salió rumbo a su casa, Olimpia caminó deprisa con el objetivo de llegar antes de la una de la tarde para encontrar a la bibliotecaria, necesitaba otro libro de filosofía, con tal suerte que la maestra estaba en la biblioteca.

-¿Esta por irse maestra?

-No,- te estaba esperando.

-¿Para qué?

-Lee esta revista, tiene un artículo muy interesante, está enfocado a los adolescentes.

Olimpia tomó la revista la introdujo en el bolso azul de manta y salió apresurada de la biblioteca rumbo a su casa. Al llegar al portón de la casa grande Cupido salió a recibirla con un sobre en la boca, ella se lo quitó, el sobre estaba lleno de baba y subió al cuarto pensando en leerlo después de almorzar.

No puedes tenerlo todo se leía en la primera página de la revista y después decía los jóvenes de hoy piden todo a sus padres y después no valoran lo que sus padres les dan. Hoy día no existe el respeto de los valores concluía el artículo. Se quedó pensando y se acordó del sobre que Cupido le entregó, saltó de la cama a la mesa de noche donde lo tenía y lo abrió y leyó las siguientes preguntas axiología, ética, responsabilidad, respeto, autoestima entre otras palabras.

-Olimpia gritó la mamá, te dejaron este libro en la puerta.

– ¿Qué es? Le preguntó la madre.

– Un diccionario de etimologías grecolatinas respondió la niña.

– ¿Y ese diccionario para qué sirve?

– Te dice de dónde viene cada palabra, porque la etimología estudia el origen de las palabras.

-Bien, ahora vamos a cenar. Me olvidaba, este fin de semana es tu fiesta de cumpleaños, ya tengo lo que me pediste.

– Gracias Mamá,- dijo la niña.

Después de cenar la joven estudiante de filosofía se retiró al cuarto filosófico, donde estudiaba las lecciones de filosofía. Abrió el diccionario etimológico y leyó ética significa costumbre al igual que la moral, la misma se encarga de ver los actos buenos o malos del ser humano.

Entrada la noche el sueño envolvió a Olimpia, guardó su libro filosófico debajo de la almohada y se quedó dormida.

Mayo había pasado y eran los últimos días de junio de este año del señor.

Sophía enfermo de asma, su estado empeoraba cada día más, la biblioteca permanecía cerrada, por el estado de salud de la maestra jubilada, dos veces fue Olimpia a buscar a su maestra sin encontrarla, la segunda vez que fue a buscarla el señor que cuidaba el parque le llamó.

-Jovencita le dijo, la profesora Sophía Caraccioli le dejó esta carta.

-Gracias,- respondió ella con tono de tristeza.

CAPÍTULO VIII. LA HERENCIA

Olimpia abrió el libro en la portada sólo decía Herencia Filosófica, eran apuntes personales de la maestra con números romanos.

Apunte I.

La admiración fue fundamental para que el hombre se diera cuenta que en el mundo no somos los únicos, la admiración actualmente se ha perdido, pues cuando somos niños nos admiramos de todo, pero cuando crecemos ya no y eso pierde el sentido de la investigación científica.

La filosofía nació en Jonia con el objetivo de dar respuesta a las preguntas que el hombre se ha hecho durante siglos, el hombre griego si salía mil veces a la calle y miraba al sol, siempre se admiraba. Por eso buscaban constantemente la verdad.

En Grecia antes del s.VII a.C se encontró el mito como forma del pensamiento griego. El mito es una forma intelectual o intento que el hombre hizo para explicar su propio origen. Gracias a la evolución del pensamiento ya en el siglo VII d.C se produce el origen del pensamiento racional, pues el hombre ya no busca la explicación en el mito, sino en la ciencia, en la epistemología y si surgen estos grandes filósofos, como Sócrates, Platón y Aristóteles que dieron una apertura al mundo con sus pensamientos. La sociedad griega era una sociedad aristocrática en el principio y guerrera, donde la nobleza poseía las tierras y su economía basada en la agricultura.

Apunte II, Sobre mi vida.

Mi nombre, Sophía Caraccioli, mi padre originario de Italia, llegó a este país como exiliado político, llegué muy pequeña, estudié magisterio en una escuela normal de mujeres, después de trabajar en varios lugares de aquí, me jubilé y me quedé trabajando en ésta biblioteca, desde niña me gustó leer los libros clásicos, nunca me casé, toda mi vida me dediqué a cuidar a mi padre, El me enseñó a enamorarme de los libros, después que mi padre murió compré una casa en el pueblo y me quedé a vivir aquí.

Olimpia fue interrumpida por su madre, le recordó que mañana era sábado día de su cumpleaños.

A la joven no le preocupaba el cumpleaños, sólo pensaba en la salud de su amiga, que según ella estaba sola en el mundo y le preocupaba su estabilidad emocional y física.

_ ¡Es mejor no hacer la fiesta de cumpleaños mamá! exclamó la niña.

-¿Por qué? – respondió la madre.

Hubo un silencio.

-Está bien, luego te celebraré todos tus cumpleaños juntos, para cuando cumplas los quince.

-Está bien y gracias mamá, exclamó Olimpia.

Apuntes III.

Amor a Karl Marx. (1818-1883) fue un político, filósofo y economista Alemán fundó junto a Hegel, el Marxismo, corriente filosófica heredera de la filosofía clásica alemana, la economía política británica y el socialismo utópico francés y británico, La doctrina marxista está constituida por tres partes fundamentales, que constituyen un todo coherente:

  • El materialismo filosófico (dialéctico e histórico)
  • La doctrina económica
  • La teoría del socialismo científico. Por otro lado, creía que la religión es el opio del pueblo.

Olimpia recordó el problema suscitado con el padre del pueblo. Era una noche fría, la ventana del cuarto de la niña estaba abierta y entraba el sereno de la noche, ella se paró y cerró la ventana, seguía pensando en la señora Sophía.

La noche paso muy deprisa, la luna se escondió para darle paso a la salida del Sol.

Era sábado día del cumpleaños de Olimpia, la madre le dejó en la recamara los regalos, los libros de la filosofía clásica y el telescopio, a los cuales no les hizo mucho caso, salía rumbo al hospital a ver a su maestra. Llegó temprano.

– ¿Cómo se encuentra profesora?

– Con la idea de encontrarme con mi madre y con mi padre, todo ser humano algún día tendrá que llegar a su fin.

– ¿Pero usted no va a morir?

– Todos tenemos que morir, desde que nacemos lo único seguro de la vida es que estamos seguro de que vamos a morir.

La niña no dijo nada, sólo observaba a la mujer acostada en la cama del hospital, tenía cáncer y sus días estaba contados, ella lo sabía, pero era optimista con la vida, la joven de pronto vio la imagen de la muerte de Sócrates cuando tomó la cicuta, la maestra quería que se le aplicara la eutanasia, pero en el país no estaba legislada de una u otra forma quería morir como Sócrates.

  • ­Olimpia, nunca dejes de seguir investigando y no pierdas el sentido de la admiración, esa es la clave de la sabiduría- le aconsejó la anciana moribunda.
  • -Así lo haré, respondió la pequeña jovencita.

Salió del hospital pensando en lo que la maestra le había dicho, llegó a su casa, estirada en la cama boca arriba, Olimpia seguía pensando en su amiga Sophía y lloró de tristeza, sabía que su maestra iba a morir. Dos horas después que ella llegó a su casa se escucharon dos campanadas, en el pueblo era la tradición, cuando moría una persona si era hombre sonaba una campanada y si era mujer daban dos, la niña al escuchar el sonido de las campanas de la iglesia cayó en la cuenta que la maestra Sophía había muerto, de sus ojos empezaron a salir un mar de lágrimas que rodaron por su mejilla, lágrimas de amor y melancolía.

Hubo un silencio profundo. Por la tarde la niña se asomó por la ventana y vio pasar el ataúd donde yacía la señora Sophia. Había muerto.

Olimpia saltó de la cama, después de un profundo sueño y exclamó con alegría todo fue un sueño, en realidad solamente soñé todo lo de filosofía.

El grito de su madre la hizo despertar.

-Hija ven, tus amigos ya están aquí para festejar tu cumpleaños.

La niña bajó de la recamara.

  • -¡Feliz cumpleaños Olimpia!, gritaron todos.
  • -Al fin bajaste de tu dormitorio, dijeron sus amigos.
  • -Lo más bello en la vida es dormir, respondió la niña. ¡Todo fue un sueño de Olimpia! Exclamo.

Fin.

Cuestionario de la novela.

  1. ¿Quién es Olimpia?
  2. ¿Qué es la filosofía?
  3. ¿Cómo nace según la novela la filosofía?
  4. ¿Qué función desempeña Sophía?
  5. ¿Qué es un mito?
  6. ¿A quiénes se le llaman presocráticos?
  7. ¿Quién era Thor?
  8. ¿Dónde nace la filosofía?
  9. ¿Qué pensaba Tales de Mileto sobre el origen del cosmos?
  10. ¿Qué pensaba Anaximandro sobre el origen del cosmos?
  11. ¿Qué pensaba Anaxímenes sobre el origen del cosmos?
  12. ¿Quién era Sócrates?
  13. ¿Quiénes acusaron a Sócrates?
  14. ¿De qué acusaron a Sócrates?
  15. ¿Qué es la mayéutica?
  16. ¿Qué estudia la axiología?
  17. ¿Cómo se adquiere el conocimiento según Platón?
  18. ¿Cómo se adquiere el conocimiento según Aristóteles?
  19. ¿Quién fue San Agustín?
  20. ¿Quién fue Santo Tomás de Aquino?
  21. ¿Qué es la escolástica?
  22. ¿Qué es el romanticismo?
  23. ¿Cómo se llama el perro de la familia de Olimpia?
  24. ¿Qué problema religioso suscitó en el pueblo de Olimpia?
  25. ¿Dónde se dio la batalla de Tosta y Ferrera?
  26. ¿Qué estudian las etimologías?
  27. ¿Con qué verbo comienza la novela?
  28. ¿Con qué verbo termina la novela?
  29. ¿Qué relación tiene el mito de la caverna con el sueño de Olimpia?
  30. ¿Cuáles son los tres estadios por lo que ha pasado la humanidad según Comte?
  31. ¿Cuáles son las cinco vías de la demostración de la existencia de Dios?
  32. ¿Por qué Dios ha muerto según Nietzsche?
  33. ¿Dónde murió el Papá de Olimpia?
  34. ¿Qué le dejo Sophía a Olimpia de herencia?
  35. ¿De qué valores se habla en la novela?
  36. ¿Qué significa Ecce Homo?
  37. ¿Qué sucedió en 1954 en el norte del país según la novela?
  38. ¿Qué es el neoliberalismo?
  39. ¿Qué se pensaba sobre la Tierra y quiénes dijeron que el sol estaba estático?
  40. ¿Cómo se explica el origen del cosmos desde el punto de vista científico?
  41. ¿Cómo se explica el origen del cosmos desde el punto de vista teológico?
  42. ¿Cómo se llaman los personajes que el maestro de Historia Universal le dejo investigar a Olimpia?
  43. ¿Con quién compara el autor a Gilberto Fernández y por qué?
  44. ¿Quién era Karl Marx?
  45. ¿Por qué la religión es el opio del pueblo según Marx?
  46. ¿Cómo se llama la amiga de Olimpia?
  47. ¿Qué es el racionalismo?
  48. ¿Qué es el empirismo?
  49. ¿Qué es el apriorismo?
  50. ¿Qué es el criticismo?
  51. ¿Quién era Emmanuel Kant?
  52. ¿Cuál era el título del libro que le dio Sophia a Olimpia cuando quería investigar sobre la religión?
  53. ¿Qué significa del logos a la razón?
  54. ¿Qué es el marxismo?
  55. ¿De qué enfermó Sophía?
  56. ¿Qué significa Cogito ergo Sum?
  57. ¿Quién fue Renato Descartes?
  58. ¿Qué es la duda metódica?
  59. ¿Qué estudia la Tanatología?
  60. ¿Cómo termina la novela de sueños de Olimpia?

Biografía del autor.

José Eugdaldo Díaz Fernández, nació en Ajuterique Comayagua.

Estudio filosofía y teología en la Universidad Pontificia y Civil de Lima, Perú.

Revalidación por UNIVA México.

Diplomado en sagrada teología por Eductos, Tijuana Baja california México.

Estudio Licenciatura en Derecho en UNIVER Tijuana Baja California México.

Estudio Licenciatura en Pedagogía y Ciencias de la Educación en Universidad Autónoma de Honduras.

Actualmente estudia la Maestría y Doctorado en Teología en Harvest U.S.A

Ha sido docentes de varias universidades de México.

Docente de la Universidad tecnológica de Honduras UTH.

Desde 2011 a la fecha dirige un programa de Televisión sobre cultura.” Nuestra Cultura 1601”

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