La luz que se apaga

El teléfono sonaba, era sábado y nadie le llamaba en esos días…

Era el último día completo que estaría en casa, los niños estaban cerca de ella diciéndole cosas que ahora no recuerda, Natalia había estado pensando en las palabras que le diría a U el próximo lunes, después de todo este tiempo por fin lo conocería, quería decirle que había sido especial descubrir cosas con él, de las tardes en las que planeaba como explicarle algo que podría ser confuso incluso para ella, quería enseñarle lo que no le enseñaron a ella, quería crear un lugar seguro. Natalia quería planear la jugada perfecta para terminar el juego, aún cuando parecía que solo un movimiento sería suficiente para derrotarlos, ¡mentira! eso les habían hecho creer, pero no era la primera vez ni la última vez que jugarían así, con las piezas incompletas y a punto de ser destruidos, quizá eso les ayudaría a aprender a mover mejor las piezas y dar jaque mate, en el momento adecuado, pero fue tarde, fue demasiado tarde. Esperar para el comienzo siempre es tarde, se repetía Natalia. Él se marcho y ella se quedo esperando en la sala de juego, mientras el túnel que había imaginado por mucho tiempo era cada vez más largo y de pronto sus recuerdos estallaron, estaba otra vez ahí, recostada, sin conocer el principio, tratando de encontrarse, pero no sabía que hacer, solo pensaba en alcanzar a U y encontrarlo, dentro del túnel obscuro que ambos conocían, pero fue demasiado tarde. Ha pasado un año y Natalia ha comenzado otra vez el juego con las piezas correctas y con el tablero sobre la mesa ha imaginado en lo feliz que sería U, pensando que quizá una pequeña chispa hubiera sido suficiente para que U brillara otra vez, pero U y Natalia estaban a destiempo, con el equipo incorrecto y aunque Natalia termine el juego y sus oponentes piensen salir victoriosos a la vista de todos, para Natalia ellos seguirán siendo perdedores, por qué detrás del tablero sus oponentes esconden un reflejo obscuro y sombrío, que aleja todo lo que tocan. En cambio U se ha quedado en la memoria de Natalia para siempre.