Dolor Romantizado

Dolor Romantizado

Ramzay

24/10/2022

«Comprometido con el fracaso, un genio visionario»

– Joven Chico Pobre.

Ramses Capitulo 1

Bajo una leve lluvia de primavera, se encuentra un hombre atrás de una ventana sosteniendo a un bebé en brazos, dentro de su gran castillo.
—Un día todo esto será tuyo —le dijo dulcemente a su niña.
Vestía solo una bata rojiza con rayas negras en las esquinas que le llegaban hasta las rodillas, dos anillos blancos que brillaban tanto como el mismo sol. Camina hacia el salón y se ve rodeado de cráneos de animales que él mismo cazo y degolló. Recordó le dio pelea ese gorila de seis ojos, ese osos rojo que pese a su edad se movía con el sigilo de una serpiente. Muchos cráneos para muchas historias diferentes, a veces eran las mismas historias. Dos contra él o incluso cinco contra él y en todas era el mismo resultado, su espada `Daga` les cortaba el cuello. Su más grande logro fue cuando peleo a puño limpio contra una mantícora, un animal altamente peligroso conocido por fuerza e inteligencia. Al sentarse en su sillón rojo como la sangre de sus enemigos. Volvió a recordar, cuando se enfrentó contra Mangel, experto en peleas cuerpo a cuerpo. Entreno todo el mes, veintinueve días entre sus golpes para poder noquearlo de un solo golpe, al final fallo. lo tumbó en dos. Cuando se enfrentó contra Shiro, un ejercito extranjero que ataco brutalmente su imperio. Se encontraron en campo abierto y fue una lucha muy dura, tal vez la más dura que haya tenido. Espadas danzaban y cantaban en cada choque de espadas, después de una cansada lucha consigue dañar de gravedad su pierna derecha, el brazo que sostenía la espada. Shiro se cambia la espada de mano y consigue encestarle un terrible golpe en su pecho, su armadura queda casi destruida pero se levanta y le clava su espada en la cabeza, matándolo por fin y poniendo fin a la guerra.
Se mira al espejo y ve su corona de espinas que lo hace sangrar a menudo, es su forma de recordar que sigue siendo un hombre, pese a todo el poder que contiene en sus manos, sigue en deuda por lo que la vida de los hombres le ha dejado. Por eso mismo ahora propaga su perdón por todo el mundo. Recuerda como perdonó a ese impostor que se hacía llamar emperador, le dio libertad pero capturo a su hija, para que recuerde cada vez que quiera oponerse otra vez.
Al mirar atrás, todos sus logros lo habían hecho la persona que es hoy en día, pero su mayor logro sin dudas ha sido su hija Aurora, su dulce estrella. El parecido era inconfundible tenía los mismos ojos verdes y la nariz perfilada de su madre junto con unos labios pequeños y orejas torcidas, como los elos, animales pequeños y verdosos. Aquél hombre sentía que sentía que era la persona más afortunada del mundo, lo tenía todo: plata, respeto, lealtad, un imperio y una maravillosa familia que lo amaba.
Una mujer entra al salón, solo usaba una bata morada con tiras doradas. Su piel era blanca y fina, delgada y atractiva. Sus uñas bien cuidadas destacaban junto con su pelo con trenzas que le llegaban hasta los glúteos. Usaba joyas por todo el cuerpo, diamantes varios, esmeraldas, zafiros, rubíes, y muchos más. Al acercarse la mujer se quita la bata y queda totalmente desnuda. Aquél hombre la observa, deseoso.
—Aldun gia to gendras.
Aquél hombre no entendía lo que le decía esa mujer. Confuso trata de recordar como la conoció y sorprendentemente no logra acordarse, solo recuerda su bata morada, la había visto en algún lado. Deja al bebé en su cuna y se aproxima hacía la mujer. La mujer se arrodilla y lo mira hacía a los ojos. Deseoso de placer se quita la bata con fuerza como lo haría un emperador, mira hacía su parte intima y nota que no tiene nada. El hombre aterrorizado tiene ganas de gritar pero la voz no le sale, la cara de la mujer comienza a distorsionarse, saca una daga afilada y le corta la garganta. Solo había una explicación lógica para todo lo que estaba pasando, y era que la cerveza no era suficiente.
Se despierta con cerveza derramada en su bata. Una gran tormenta cae por la ventana. El salón se ve sumido en soledad, solo logra ver unos cuantos muebles, mesas y otras decoraciones que le gustaban a su padre. La cerveza no era suficiente para calmas sus inseguridades, seguía angustiado y asustado. Su padre acababa de morir de manera imprevista, sin más descendencia que su único hijo. El rey de todo lo llamaban, se dice que una vez le quito un bebé a su madre y lo proclamo como su hijo.
Al verse en un espejo ve su simple corona de oro, sin joyas de ningún tipo. No era bueno cazando y mucho menos degollando, nunca había ganado una batalla o tan siquiera estado en una, no sostenía a su bebé solo una jarra medio vacía de cerveza. Tomando jarra tras jarra sin detenerse. Se sentía maldecido por los Dioses, le dieron obligaciones que él no quería y ahora su padre está muerto. El joven príncipe se ha convertido en rey. Todo el reino espera grandes cosas de él. Nunca deseo algo así, de todo corazón esperaba que su padre viviera lo suficiente como para que lo viera morir. Los pensamientos se tornan de color gris e inunda su mente, la cerveza no es suficiente para calmar sus penas e inseguridades. Un chico de dieciséis años con el imperio más grande nunca antes visto en sus manos.
De camino al castillo lo agarra la terrible noticia de su padre, cada persona que se encontraba le deseaba paz y tranquilidad. Todos se veían tan tristes, no lo podía entender pero, él no sentía nada. Su padre había muerto y solo podía pensar en el mañana, no en su padre recién muerto. Nunca tuvieron muy buena conexión pero, ¿No es normal llorar con la muerte de tu padre? Sentía que algo estaba mal con él. Ahora le preocupa más lo que piensan los demás de él, antes era un chico que hacía lo que quería, nadie le podía decir que no, ni siquiera pensar en decirle algo, pero ahora es el rey y aunque todavía no le puede decir que no, tiene responsabilidades y eso era algo que odiaba. El chico inmaduro y promiscuo debe morir para dar paso al rey que no quiere, si no que necesita ser.
Al darse cuenta escucha como una armadura pesada y mojada se acerca dando pasos rápidos y fuertes. Toma un gran trago y se prepara para lo que se avecina. Ve fijamente la puerta como si se tratase de su destino, no parpadea ni una vez, el calor de su cuerpo incrementa y empieza a sudar, sus manos estaban temblorosas muertas del miedo. Se abre la puerta y entra un caballero con el emblema de un cuervo volando, su armadura estaba inundada por la lluvia. Al pasar se quita el casco y se ve su larga cabellera negra, sus ojos marrones y mandíbula marcada. Era su buen amigo Arturo, se conocían desde chico y eran inseparables. Su padre lo adoptó y desde ahí fue criado como un guerrero y ahora es un soldado del ejército real, razón por la cual ya casi no se veían.
—Tardaste demasiado —dijo aquél hombre con una voz seca y desabrida.
—Acudía en nombre de tu padre al Tesna —respondía el caballero—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí, no ves todo lo que esta pasando afuera?
—No tengo tiempo, no se si sabes que mi padre esta muerto —dijo mientras batía la jarra de cerveza. Toma un trago largo—. Sírvete un poco, ¿Quién esta aquí para decirte que los hombres leales no toman? Ve y toma a una mujer también, una casa y más oro del que pudieras gastar en la vida. Igual nada de eso importará fuera de aquí.
—Estas siendo paranoico otra vez —le responde con brusquedad—. Tu padre ha muerto, ahora eres rey, estamos a tus ordenes.
—¿Quienes? —preguntó con un pequeño grito—. ¿Quiénes me seguirán? Las mismas personas que me han querido muerto desde que nací? ¿Esas personas? El poder se lo quedo el senado y están afuera esperándome.
Un silencio largo se planta sobre la sala. El caballero se quita la armadura y se sirve una copa de vino, se la toma de un trago y se sirve otra vez. Se sienta al frente de aquel hombre junto al fuego. Guarda unos segundos de silencio y luego los rompe.
—¿Qué has pensado? —Dice con una voz suave y calmada—. No puedo creerme que la mente más capacidad del imperio no tenga una solución.
—No he podido pensar, no sé que haré. —La preocupación en su cara era notoria. Intentaba duramente aguantar las lagrimas—. Ni se como pasaremos la noche. Se llevaron a mi padre, no he podido ver su cadaver. Todo su ejercito se fueron con ellos, malditos traidores, los odio. Juro que se quemaran en el infierno.
—No será fácil —Piensa para obtener alguna respuesta—. Aunque seas el rey el senado tiene el poder en estas condiciones. No eres conocido por tomar muy buenas decisiones. Dios… Esto tenía que pasar pero me hubiese gustado tener más tiempo para prepararnos. Todo fue tan repentino cuando lo vi estaba sano y hoy bueno… No me lo habría imaginado —Se detiene y mira al fuego, luego a la lluvia—. Hasta los dioses lloran por su muerte.
—Si mi tío estuviera aquí, tal vez tuviera algo pensado
—O tal vez tomaría al imperio en sus manos y se uniría al senado —responde con cierto desagrado. Se levanta del sillón y comienza a caminar—. No sabemos lo que haría pero si sabemos lo que podemos hacer, solo hay que pensar.
—Llevo desde que me entere pensando, pero lo único que puedo hacer es beber y estar pendiente de esa maldita puerta, en cualquier momento alguien entrará y me matara. Tan fácil como eso. ¿Recuerdas? lo hemos hecho.
—Lo recuerdo mejor que tú —responde con un frio cortante—, no estabas ahí.
—Hemos hecho cosas terribles, tal vez nos merezcamos todo esto.
—No nos merecemos más que gloria —respondió furioso—. No quiero ver a mi rey caerse en pedazos, tienes un imperio que proteger. Tú padre nunca hubiera querido que estuvieras así.
—No tengo idea de que hubiera querido, nunca hablo conmigo. Siempre me aparto de su vida. Me dejo solo y ahora me volvió a dejar solo. ¿Crees que me dijo que se sentía mal? Quedé aún más sorprendido que tú, yo lo veía todos los días sentado en su maldito trono. ¿Crees que me dio algún consejo? No me dijo nada, no confiaba en mi. ¿Qué puedo hacer ahora? Si mi padre no confiaba en mi ¿Por que toda esta gente si lo haría?
—Porque eres un buen líder, no te lo quieres creer. Nadie más te lo quiere decir pero, yo confió en ti, siempre lo he hecho. Confío en que tengas más que miseria en tu cabeza. La vida es difícil aunque no lo creas, tal vez nadie nunca te querrá como su rey o emperador, o todos aprovecharán cualquier excusa para matarte. ¿Qué importa? los dirigirás igual, quieran o no, ese es tu trabajo. Mantenerlos a salvo, no me importa como lo hagas, solo hazlo.
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>>Si realmente piensas que eres basura, que mereces morir, bien, acaba tú mismo con esto —Le tira una daga. La daba estaba recién afilada, su empuñadura estaba hecho con oro rojizo y esmeraldas—. Pero no estés llorando por tu miseria sin hacer nada al respecto. Llora mañana o pasado, pero hoy sal por tu gente gente.>>
Esas pesadas palabras llegaron al fondo de su corazón, pasando por su ego y destruyendo orgullo. Era tan llorón, nunca pidió ser rey pero, no quedaba otra opción. Era ser o no ser.
—No se si pueda —respondió con una voz tímida.
—Espero y lo pienses bien, hay una guerra que pelear.
El caballero recoge su armadura negra como el carbón y se sirve otra copa de vino.
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Al ponerse su armadura, alza su armadura y dura cinco segundos exactos frente a la puerta, luego cruza. Aquél hombre sentado comenzó a recordar su sueño, un sueño que quería hacer realidad, sabía que no podría conseguir nada siendo un cobarde. Su futura esposa lo engañaría si lo viera llorar. Su bebé no lo respetaría, lo odiaría como él odia a su padre. Nadie lo seguiría a la batalla, nadie moriría por él, nadie nunca lo querría si supieran como era él en verdad. Así que tomo el ultimo trago de cerveza, se limpio las lagrimas y se lavo la cara con rapidez. Se vio al espejo y se dijo unas palabras.
—Lo haré por ti, madre. Dame fuerzas.
Se vistió con un traje rojo y negro que no pudo arreglar, sin siquiera peinarse sale de la habitación y nota que no había guardias cuidando. Eso lo aterro, pero no había vuelta atrás. Pasando con el gran castillo negro, recordó como se sintió cuando recibió la noticia de su padre.
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Al salir del castillo, en plena lluvia ve a cientos y cientos de hombres armados con hachas, espadas imperiales, lanceros y hombres comunes frente a su puerta.
—Mi rey —dijo su gran amigo y hermano—, estamos a sus ordenes.

Sebastián Moderno Capitulo 1

Al otro lado del mar se encuentra una tripulación de hombres volviendo a su hogar. Yalonian, hogar de grandes sueños. Los mayores escritores, artistas, y compositores han salido de allí. Conocido por tener un clima mayormente frio. Estaba nublado como siempre pero se sentía una vibra peculiar. Vientos tan fuertes que movían a los niños, se podía respirar la amargura en el aire.

Al llegar al puerto se baja en comandante Sebastián Moderno. Era bajo a comparación de sus compañeros, un poco gordo y testarudo. No era una persona fácil de tratar. En su pecho estaba la insignia de su casa. La casa (?) es conocido de norte a sur por crear verdaderos monstros en combate. Sebastián no era el mas atleta ni es mas grande pero sin dudas lo compensaba con su gran liderazgo y grandes estrategias. Despues de una larga misión de conquista a (?), ya era momento de regresar a casa. Al llegar se encuentra con Sir (?). Se le solicita ya mismo en el consejo comandante – Agacha la cabeza por respeto – El Principe lo quiere ver de inmediato. Digamle al principe que tengo una esposa en casa esperando a que la monte El Gran semental de quien se enamoro – Dijo con una sonrisa en su rostro. Las unicas veces que se le veía sonreir era cuando hablada de su esposa.

Era su segunda esposa. El primer matrimonio fue pactado por su padre antes de morir. Odiaba la idea de casarse sin amor, sin conocerse. En el fondo era un romántico. La detestaba tanto que unos años después terminaría exterminando toda su casa. Justamente regresaba victorioso. No pude estar mas feliz de escuchar que se revelaban contra el imperio. Planifico un plan para someter y atracar la ciudad. No quedo ni una persona viva, fue una verdadera masacre. Orgulloso de su obra se dirigía directo a contarle a su esposa sus hazañas. De camino a casa observa que muchos caballeros están yendo hacía el castillo real, los jinetes se apresuran a la entrada. Sorprendido Sebastián pide un caballo y se dirige al castillo.

Al llegar se de cuenta que se había convocado una reunión con todo el ejercito, el senado y casas aliadas. Es un gran momento para vivir -Gritaba el emperador con su destacada sonrisa – Mi padre ha hablado, maldijo al falso rey y a todos sus súbditos. Hemos vencido a sus tropas antes de ir a la guerra, hemos arrasado con su pueblo sin malgastar ni una de nuestras espadas – La gente gritaba por semejante discurso – Los he salvado una vez mas, los he liberado del terror de afuera – Alzo las manos hacia el cielo escuchando a todos, no había una persona en todo el reino que no estuviera dando su vida por gritar su nombre- Sebastián veía con una mirada tan dura como la piedra. Él quería ese reconocimiento, cuando llegó al muelle no había ni una persona esperándolo. La admiración era simplemente entre sus soldados mas cercanos.

Una maldición? – se preguntaba así mismo con molestia – no sabía que la locura era llamada así hoy en día. No creía en los dioses ni en los reyes, habían miles de dioses por todo el mundo antes y después de la neblina y todos eran tan distintos con sus leyes y pecados. A sus 27 años no había conocido a ningún rey justo, amable o tan si quiera sabio. Cuando por fin se cansó de escuchar se hizo a un lado y fue directo a la salida, cuando estaba cerca de salir escucha su nombre – Sebastián! escucha con una voz tan grave como fuerte – no es posible que te vayas en una celebración como esta. No requieren mis servicios aqui, estoy libre – Se veía incomodo ante la pregunta – Somos guardias reales, nadie esta libre, el emperador quiere verte. Esta ocupado celebrando – observa arriba del castillo – que quiere que es tan importante?. Parezco una persona que sabe la respuesta – dice burlándose – vamos, hay que comer algo.

Arturo Capitulo 1 «Padre»

<<El rey ha muerto y es en lo único que puedo pensar. La guerra empezará más pronto que tarde, ahora o después, realmente no importa.>>

El comandante Bada alistaba a las tropas. Estresados y apurados por la situación.
—No tenemos tiempo, muevan el culo si no quieren perder la mano.
Era un largo camino desde el cuartel hasta el castillo, y aún más hacia el santuario, donde se habían llevado al difunto rey. Arturo se había encargado de llamar a las tropas e incitar a los comandantes a tomar partido en la disputa. Un caos se formo y muchos partidos políticos intentan marcharse de la dictadura de los Mahad. Por los momentos ninguna casa ha llamado o recibido ayuda de los Tesna.
—Todos es guardia! —Gritaba el comandante Bada al frente de las filas—. Hagan dos cortes en picada, primero los espadachines, luego los lanceros y los arqueros, los quiero a todos en posición. Necesito citaristas danzando y abanderados por los costados. Quiero un caballo para cada comandante y capitán que se encuentre ahora y en el camino. No tengo que decirlo dos veces verdad, muevan el culo tarados. Y por Dios, denle un caballo al rey
—Por el rey! —Gritaban y gritaban.
El comandante en jefe Bada iba abriéndose paso entre la muchedumbre, desviando carruajes y comerciantes. Ramses iba detrás acompañado por su gran amigo y tres guardianes Tesna cubriéndole la espalda. Las calles estaban repletas de soldados con armaduras rojizas, azuladas y verdosas. Las rojas eran de la casa Mahad, Los azules de la casa Bonna y los verdes de la casa Villasalada. Todas aquellas casas se unieron al llamado de inmediato. Las tropas reales estaban dispersas por todo el camino. Recorren los suburbios pasando por el recinto Gales, el Rulitano y el Rudimentario. Todos querían ofrecer sus condolencias y regalos, pero no había tiempo para regalos y reglamentos.
La tradición real obliga al difunto rey ser cremado, así liberar tu cuerpo para hablar solo cinco minutos con el verdadero Dios. Para desgracia del imperio, el senado contiene el cuerpo en el santuario donde no se sabe qué pasará.
—Tomaron a mi padre por la fuerza —gritaba el rey—, les devolveré el favor.
Se contaban unos dos mil guerreros en total, era el tercer ejercito más grande de todo el imperio. A su paso se fueron uniendo hombres, mujeres y niños llevando sus banderas como símbolo de lealtad. El canto de los músicos no hacía mas que inspirar y enorgullecer a los súbditos, sonaban canticos tan gélidos como espeluznantes.
—¿Es el rey? —murmuraban los súbditos.
El subcomandante Genly se adelantó a las tropas.
—Abran paso a su rey —gritó—. Con el ~~favor Dios~~, déjennos pasar.
La cara de Ramses era inconclusa, era la primera vez que veía la calles con tanta gente, todos se esforzaban por un mismo motivo. Ya habían pasado treinta minutos desde que comenzaron la aparente celebración, cada vez estaba más cerca del santuario y por la misma razón se estaba muriendo de miedo.
<<¿Qué haré? —se preguntaba.>>
Los capitanes fueron cubriendo las zonas. A la distancia se podía visualizar el santuario.
<<Hasta que por fin llegamos —El corazón le palpitaba a gran velocidad..>>
—No queremos una matanza —dijo Bada —. Me adelantaré, iré a ver qué quieren.
Bada se llevó a cinco sargentos.
—¿Qué tanto confías en él? —preguntaba el rey.
—Tanto como en cualquiera de ellos —respondía Arturo con total sinceridad—. Cuando llame a las tropas él fue de los primeros en negarse, pero también fue de los que más nos ha brindado ayuda. No confiaría mi vida en él pero seguro mis tropas si.
—Me basta.
Al seguir avanzando los dos ejércitos se encontraban frente a frente. El comandante Bada estaba discutiendo con el padre Gaudel II.
—Pensé que hablabas en nombre de nuestro Dios no de hombres cobardes.
—Mi Dios así lo desea, no sé nada del vuestro.
—¿Esta en contra del legitimo rey, entiende eso?
—Si estuviera en contra estaría aquí armado y lo mataría en nombre de Dios. Como lo dicta la ley.
—No esta armado, pero esta con ¿Cuantos? ¿Siente mil hombres?
—No se, no los conté.
La tensión se arrodillaba y el viento ansiaba sangre.
—Espadas fuera —Grita Bada.
—No tiene porque ser así —menciona el padre.
—No tiene porque, pero así será.
Las tropas del padre alzan las espadas. El ambiente era tenso, cualquier palabra podía explotar en una batalla fiera y desastrosa para ambos bandos.
—No será así, padre —Arturo se adentro con total calma—. No importa las ganas que tenga de sangre hoy. Reconozco a tu Dios y él no actuaria así.
—No esperaba verte aquí, pensé que huirías al ver a tu rey muerto.
—Mi rey murió, pero nació uno mejor. —Arturo desmonta al caballo—. ¿Quiénes son para negarle ver una última vez a su padre? Nadie tiene que morir por ello. Valoro más mi vida que todos ustedes que la quieren desperdiciar. Bajen sus armas y déjennos pasar. Podrán contar esto mañana y abrazar a sus esposas, hijos o hijas, padres o madres.
—¿Y si nos negamos? —pregunto Gaudal.
—Pues veo que solo alguien debería de morir hoy.
Un minuto tardaron en bajar todos las armas.
—Quién sabe de donde habrás sacado tantas bolas. Pero lo respeto. Su rey podrá entrar junto con diez hombres que elija. Si logra salir con vida, será mi rey también.
—Que amable padre —Ramses por fin se atrevió a decir algo—. Pero no necesito a traidores en mi sequito. Vaya despidiéndose de su cargo, no moriré hoy.
Un silencio abre una entrada al santuario. Nueve hombres siguieron a Ramses, entre ellos se encontraban: Bada, Arturo, Josuel y Susan. Todos entran al santuario de todos los dioses, donde se entierran a los reyes para ser enviados junto a sus dioses.
El grupo entra desarmado como ordeno el emperador. <<El santuario es un lugar sagrado, sin armas>> En el centro del salón se encontraba una urna con el difunto rey. Tenía cortes por todo el cuerpo, se estaba desangrando violentamente.
<<Gracias a Dios esta muerto.>>
Su sangre se tornaba de color naranja ocre, dorado y sucio. A su alrededor estaban ocho personas con batas completamente blancas pero con el emblemas de sus casas. Todos quedan impactados al presenciar su llegada. No habían rastros de guardias ni nadie que los proteja.
Se escuchan unos pasos suaves pero seguros. Bajando las escaleras con total tranquilidad, en un caballo negro.
—Y así termina tu reinado, padre. —dice sin sentimiento.
—Fue bueno mientras duró —menciona Martin Florsal.
—Nunca hizo nada. Al menos lo pudo haber hecho peor —Se baja del caballo y le toca la mano pálida y desangrada—. ¿Qué te han hecho? Si tan solo me hubieras dicho como querías tu funeral… Si hubieras hablado más conmigo ayer, o cualquier día. Levante un ejercito por ti. Tal vez estarías orgulloso de mi… No se.
—Ya es momento de retirarse alteza.
—La próxima vez que quieras darme una orden te cortare la lengua.


Criso Tolemy Capitulo 1 «Amanece»

Hubo una vez un niño que fue elegido por los mismos Dioses, Narca el Dios de la Muerte y Carca el Dios de la vida. Hombres y mujeres lo admiraban y él lo sabía. Se destacaba por su enorme mandoble azul grisáceo, una empuñadura dorada repleta de diamantes y rubíes que podía sostener con una sola mano. Su hermosa sonrisa enamoraba a cualquiera y su brillantes ojos iluminaban hasta el más oscuro de los corazones. Rápidamente ese niño se convirtió en hombre, ganando gloriosas batallas a su paso, conquistando reinos y mujeres por igual. Su ambición no conocía limites, sus virtudes sobrepasaban los de cualquier otro. Estatuas se han hecho para glorificar su nombre, el rey prometido, Criso Tolemy. El sol salía para recibirlo y la luna para arroparlo, él llegó para salvarnos y protegernos de todo mal. Su nombre será recordado hasta el final de los tiempos- Decía un viejo pero muy viejo maestre – ¿os parece bien mi señor?. -el temblor de su mano arrugaba la hoja- podría escribirse algo sobre su padre o hermano. No tengo tal intensiones- responde de manera implacable- de ellos ya existen canciones. Le servirían más detalles, más crudeza al contar la historia, viejo – Le relucían los ojos al joven Criso – debe ser la mejor historia jamás contada. Primero deben haber hechos mi señor – sermonea al príncipe – para contar sus innumerables batallas primero deberá ganar la primera, luego la segunda hasta tener innumerables victorias. -El joven príncipe se puso morado de la rabia al escuchar esas palabras-. Los hechos llegaran y las victorias relucirán junto al emblema de mi casa, viejo -Dijo con un tono denigrante- Solo es cuestión de esperar, no le temerán a mi padre por siempre. Algún día podre blandir mi espada y cortar a mis enemigos por la mitad, desde la garganta hasta la verga. Estatuas se harán en mi honor, cada pueblo desde los más grandes hasta los más pobres sabrán quien soy y me temerán por igual. Será mejor que empieces a escribir, viejo, no te harás mas joven al escucharme.

Al amanecer se podía sentir el intenso calor, era tan fuerte que quemaba hasta los huesos. Una terrible sequedad atacaba la capital. No llegaba a pasar ni una brisa para calmar los dolores que provocaba. Constructores se bañaban en su propio sudor, cantantes se partían la voz al cantar, pintores se quedaban sin tinta al pintar. Todo para un mismo objetivo, terminar la inigualable capilla real. El escultor (?) terminaba de pulir la estatua del Rey Prometido. El nuevo salón estaba repleto de pinturas recién hechas, estatuas de guerreros legendarios como (?) o como el inigualable (?). El emblema de la casa Tolemy estaba pintado al final del salón, una mariposa azul con rayas purpuras en sus alas, un tono naranja y fondo negro. Pinturas por las paredes y en las columnas le daban vida, la luz natural era un color mas para las pinturas y la luz de la luna era un manto que acariciaba sus obras llenas de dolor y pasión. Sin dudas era una capilla sin comparaciones. Se comenzó su construcción en el año 442 D.N. Después de quince largos años por fin será finalizada. Un total de veintisiete atentados menores han ocurrido a lo largo de los años y dos atentados mayores han destruido casi por completo no solo la capilla, si no también la idea de terminarla. Destruida y reconstruida en incontables ocasiones han logrado convertir la capilla en todo un reto. Personas han muerto con la esperanza de presenciar tan si quiera un poco de sus hermosos pasillos, columnas lisas y grandes, pinturas y esculturas preciosas, y sobre todo, una estatua del Rey Prometido. Es una mejora significante para la arquitectura. Su culminación propone un gran logro para el imperio Alberino, ningún otro imperio se compara con tal reliquia. (?) tiene una cascada natural increíble, (?) posee La Bella Durmiente, sin dudas una escultura impresionante pero nada parecido a la capilla real.

–Otro rey sin rostro – menciona su hermano antes de tomarse un trago -.

-¿Qué nos querrá decir nuestro padre con estas estatuas?.

-Que somos unos tontos si pensamos que algún día hará estatuas de nosotros – dijo sin quitar la mirada de la estatua -.

-¿Por qué sin rostro?. – Se preguntó

No se la respuestas a tus preguntas, solo sé que aquí se nos va la mitad del capital. Es natural que debamos miles al banco, tiramos el oro como si fueran niños bastardos – Soltó una pequeña risa entre los dientes -. 

-Ya te he dicho que no me gustan esos chistes -gruño malhumorado- el dinero vendrá, ya lo solucionaremos – en verdad quería creer lo que decía – ¿No te parece grandiosa?. 

-La capilla sin dudas en gloriosa, es mejor de como la imagine, desde que nací están hablando de ella -dice desganado- y por fin está aquí. 

-Hablo de la estatua, hermanito -Lo mira encima del hombro. 

-Ah – se toma un momento para pensar – es un trabajo excelente, la mejor que he visto en la capital, pero no es nada comparado con la Bella Durmiente. 

-Sin dudas el vino te está quemando el cerebro, hermanito. De todos los años que llevo viviendo aquí nada me ha sorprendido, las estatuas de los dictadores muertos, las pinturas de la rebelión, la masacre de Rodi, pero nada como esto, esta estatua es perfecta en todos los sentidos. Cada detalle, las manos fuertes pero justas, su pecho lastimado pero sigue al frente, hombros relajados como los de un rey. Todo, realmente no hay oro que lo pueda comprar

-Tienes un gusto exótico, hermano mío -dijo levemente feliz- traigo noticias alentadoras. Las negociaciones con los Vanilla Zul van como olas en un torbellino, a un mismo lugar – Se le escapa una leve sonrisa – todo gira al rededor de un punto, sin dudas nos odiamos pero, lo mejor seria unir nuestras casas con un matrimonio -lo mira fijamente, luego toma un trago a sabiendas de lo que esta por venir.

-Les he dicho mas de mil que no me casare con alguien que ustedes me elijan – dijo exaltado – no planeo reinar los años que se avecinan estresado por una mujer que no quiero.

-No hace tal cosa, hermano. Yo la he elegido para ti, es una prima cercana del Padre Balton IV. Créeme cuando te digo que si yo fuera el Emperador y tú no, no la dejaría salir de la cama ni por un minuto. 

-No me interesan tus perversiones, es bien sabido tus aventuras con mujeres en el bajo mundo – menciona con desprecio.

-Las dejaría todas por esta mujer, lo juro por el Dios Carca. Si hace falta que la conozcas para que aceptes, esta bien, se hará una reunión en unas semanas en la Ciudad Santa, haré que empaquen tus cosas para marchar lo antes posible. 

Llegan dos mayordomos con caballos blancos y esbeltos. Se los entregan a los príncipes y comienzan a cabalgar. La capilla se ubica al noroeste del castillo, en llegar se tardan unos diez minutos a caballo. Criso era mas alto que su hermano y le sacaba dos años. Blanco como la nieve y flaco como un palo, relucía su larga cabellera pelirroja. Cosmo era mas gordo y tenía su cabello castaño trenzado. Sus ojos marrones y nariz grande lo hacía atractivo para algunas y deseable para muchas. 

-Pero – Criso se exalta – será en un par de semanas ¿por que empacar tan pronto?

-Padre te tiene un encargo, será mejor que lo hagas, anda gruñón desde que llego.

Cabalgaron por toda la zona este, pasaron por dónde los gemelos. Van a paso lento hablando y disfrutando de las vistas.

-Escuche que el rey está muerto — Rugió, Criso — deberíamos de mandar un regalo de cortesía.

-Otro rey falso muerto -Pronuncio con desgana- los reyes están cayendo como moscas a la mierda.

-Me preocupa nuestro padre -. Intento sonar convincente.- comenzó a enfermar otra vez, si llegara a morir no se que haría.

-Nuestro Padre no es un rey, es un emperador. Ese viejo está muy lejos de morir – Dijo orgulloso – nada lo ha matado y una gripe no lo hará, primero mata al sol a puño limpio antes de morir por una gripe.

-Espero y tengas razón, no quisiera ser emperador tan joven – Lo mira atentamente por si llega a notar la mentira. Lo cierto es que Criso ansiaba ser Emperador. – ¿No sabes lo que querrá decirme?

—Padre tiene planes misteriosos e intensiones confusas.

Siguieron cabalgando hasta que llegaron al castillo real. Se encontraron con algunos caballeros Imperiales en el camino. Sir Milan estuve encantado de acompañarlos a la cabalgata pero se detuve en la calle cuatro dónde queda un misterioso burdel. Sir Tinto les dio la bienvenida y les otorgó la entrada. Subieron varios pisos y sirvientas le ofrecieron comida y agua. Criso pidió una ternera a medio coser con ensalada, una jarra de jugo naranja con melón. Por otra parte Cosmo pidió un pollo quemado y un barril de cerveza, lamentablemente solo pudieron ofrecerle una jarra llena de cerveza de raíz. Entran a la habitación del Emperador donde estaba comiendo carne de vaca con especies y leche dulce.

-Aquí están mis dos grandes hijos, el orgullo del este y el temor del sur. Les ofrezco mi hospedaje, por favor tomen asiento -tomaron asiento casi inmediatamente después que diera la orden.

-Cosmo me dijo que deseabas hablar conmigo.

-Desear en una palabra muy fuerte, hijo —Dio un mordisco fuerte a la carne— yo diría que es más… Un deber de Emperador y deber como padre. —Hubo un silencio incómodamente frío en la habitación, pero el Emperador rompió el silencio.

-Necesitamos una conversación de padre e hijo. No puedes seguir huyendo de los deberes de un príncipe, no eres tan rápido.

-No huyó de ninguna responsabilidad, siempre me mandas a misiones imposibles y esperas que tenga resultados positivos.

-Después tu hermano va y cumple con tu deber, me haces dudar de tu lealtad por tu decisiones estúpidas, estoy harto de tal cosa. Estás deshonrando a la casa y tu legado, y aún más importante, mi legado. Si no eres un gran político lo puedo comprender, nunca fuiste muy listo, pero tendrás buenos consejeros a tu lado que te ayudaran con el imperio cuando yo no este. Lo que no puedo permitir es que no seas un buen guerrero, los eduque desde niño a todos ustedes, incluyendo a su hermana menor para que sean los mejores, apuesto que no habías nacido que ya tenías una espada en la mano y aún así consigues decepcionarme.

-Soy mejor con la espada que muchos bastardos, los guerreros imperiales tienen miedo de enfrentarme. Ninguno de ellos podría conmigo.

-Quisiera creerte hijo, créeme. ¿Cómo crees que me siento? mi hijo mayor piensa que les ganaría a cualquier soldado imperial, incluso de tercera. Ninguno te ganaría porque el primero que ose si quiera tocarte le cortaría la mano.

-No vine para que me insultes de esa manera – Se levanta rápidamente de la silla y se dirige a la salida –

-Siéntate! – rugió el emperador – no te he dado permiso de irte tan si quiera de pararte.

Criso en su total impotencia hizo caso a las ordenes de su padre. Cosmo estaba al costado en total silencio esperando su turno para hablar. El emperador toma un gran sorbo de leche y llama a un mayordomo para que se la recargue.

-Te enviare al norte, necesito que una mercancía de suma importancia llegue al puerto. Nadie debe saber que es ni porque va el príncipe.

-¿Ahora eso soy para ti, un soldado?, ¿para que quieres que vaya?

-Eres lo que yo diga que eres y serás lo que ordene. Te enviare con cuarenta hombres armados, es una misión rápida, recuerda que debes regresar para casarte y procrear.

-Padre sobre eso…

-No quiero escuchar ni una palabra más.

De nuevo un silencio muerto entro a escena. Criso amaba la comodidad de su casa, no le apetecía cabalgar tres días seguidos para entregar mercancía, su padre no le dio opciones solo ordenes que cumplir. Viendo el lado bueno era un oportunidad para demostrar que podía completar misiones importantes, aunque no lo fuera.

-Esta bien padre, iré – asintió Criso

-Bien, ahora vete. Necesito trabajar.

Criso se levantó de sus puesto y se dirigía a la puerta con cierto apuro.

-Se me olvidaba, hay vikingos por la zona, no dejes que te atrapen.

La mirada de su padre cambio y se revelo cierta sonrisa. Criso hizo caso omiso y antes de salir de la habitación escucho

-Deseo hablar contigo, Cosmo.

Melissa Capitulo 1 «Libre»

Una tarde cualquiera en un día cualquiera, cuando las flores florecen y y los arboles recuperan su follaje, cuando los amantes se besan y recuperan la pasión del comienzo. Un nuevo niño esta llegando a la vida en manos de una madre que lo ama y un padre que promete siempre estar presente.
—No tienes nada que temer, mi niño —dijo el hombre a su lado.
—Te amo y siempre te amare, mi bebé.
El niño dormido abre los ojos y comienza a reír, el futuro del reino esta en sus manos y ella tiene el deber de criarlo y amarlo… Sola, al mirar a su lado ya no esta su amado esposo si no su padre que la mira con repulsión.
—Debes hacerlo bien, hazlo por papi.
Palabras que nunca se ha podido sacar de la cabeza. Todo lo que hacía debía de ser por papi, no para ella.
—Tengo la idea de que me vas a fallar otra vez —Le quita al niño de las manos—. Será mejor que lo termine de criar yo.
—¡No por favor! ¡Es mi niño! —dijo angustiada.
—Ya no más.
Ve crecer a su niño para convertirse en un tirano
—Me abandonaste madre.
—Nunca quise hacerlo.
—Fuiste una mala hija, una mala esposa y una mala madre, te odio.
—No, por favor, no. Eres mi vida.
—Muere.
Se despierta en su cuarto, sudada y preocupada por el sueño que tuvo, era más recurrente de lo que quería reconocer. Al frente tenía su comida, las sirvientas ni se habían preocupado en despertarla, pues estaba prohibido hablar con ella.
<=»»>
Se levanta con sus pies huesudos e intenta ver por la ventana, se le hace imposible pues, esta sellada.
—No saldrás hasta que te cases —Escuchaba esa frase todos los días, la odiaba.
—Esto nunca te lo voy a perdonar —Las palabras de su hermano eran las que más le dolían, no tenían la mejor relación pero, era su hermano.
Se sienta sin ánimos de nada, lleva días sin tocar su comida. Tantos días que no la han dejado salir y aún más días que se comprometió. Todo parece apuntar que su destino es casarse y tener muchos hijos.
<=»»> —Se repetía todos los días.
Su cara no mostraba rastro de arrugas por el estrés pero si habían bolsas debajo de los ojos, piel reseca y blanda. Su cabello rubio como el oro ya no brillaba, ya ni siquiera estaba peinado era una bola de pelo encima de su cabeza. Uñas comidas, de las manos y de los pies, labios rotos y ojos rojos.
Abren la puerta y entra (?) tan apuesto como siempre
—Su señor padre manda saludos, dice que empaque lo único y necesario para el viaje, será corto no se preocupe.
—No me importa si es largo o no —Sabía que no tenía propósito hacer un berrinche, intentar mantenerse en su hogar solo le traería más desgracia.
—Hace falta que te bañes y te arregles para el príncipe
—¿Dónde esta el príncipe?
—En la puerta, esperando por usted, mi señora.
<<¿El príncipe? no puede ser, todo pasa tan rápido —No podía aguantar los nervios,>>
—Esta bien, llama a las sirvientas, estaré lista en un momento
Se miró en el espejo y se veía asquerosa, hasta para ella era fácil reconocerlo, las criadas llegaron de inmediato comenzaron los arreglos. Una sirvienta le limpiaba todo el cuerpo mientras otra le peinaba el cabello, otra le cortaba las uñas. Usaron muchos perfumes, olía como toda una flor. Duró más de lo esperado pero valió la pena, era todo por lo que su padre había estado tan molesto todo este tiempo.
—Si me decepcionas lo pagaras caro —No puede contar las veces que su padre le dijo eso.
—Si consigo escapar ¿me extrañaras, Bertha?
—Te extrañare desde el segundo que pases esa puerta, pero estaré feliz, mira como te han tratado.
—Tú lo hiciste más ameno para mi —dijo a la vez que se lanzaba a darle un fuerte abrazo de despedida.
—Siempre serás mi niña —No podía contener las lagrimas—, y siempre te cuidaré no importa donde estés.
Salió de la habitación y vio como las gárgolas la estaban viendo, sentía miradas por todas partes.
—Esa no eres tú —Escuchaba a gritos
<=»»>
Al bajar su vestido azul grisáceo se deslizaba suavemente por sus piernas lisas. Su collar llevaba algunas esmeraldas pulidas y diamantes hechos como si estuvieran en bruto. Usaba sandalias que parecían hechas con oro puro, un estilo simple pero era suficiente para destacar del resto. Es bien conocida su belleza por todo el reino. Su pelo rubio y largo estaba amarrado por muchas trenzas para ocultar lo destruido que estaba. Lo único que no pudo ocultar fueron sus profundas ojeras, si todo el polvo del mundo lo podía ocultar.
—Padre —dijo sorprendida.
—Espere tanto por este día —poseía la sonrisa más grande del mundo—, tu madre siempre quiso esto para ti —Le dio un dulce beso en la frente y la ve durante un segundo—. Te amó mucho igual que yo.
—Padre, por favor, no me hagas hacer esto —Se ven fijamente durante los treinta segundos más largos de su vida—. Esta bien, no digas nada.
Con agua en los ojos recordaba todo lo que había vivido en ese castillo, en su reino conquistado por el maldito emperador. Ahora se tendrá que casar con su hijo.
<=»»>
Su madre jamás la hubiera dejado casarse con ese patán, si tan solo no la hubiera abandonado.
<=»»>
Al terminar de bajar todas las escaleras se encuentra con el príncipe esperándola. Su destacado pelo castaño rojizo no llegaban ni al cuello, le habían contado que tenía una melena tan larga que podría dormir sobre ella.
—Es un honor conocerla por fin —dijo con total educación.
—El honor es mío —respondió con una sonrisa sutil. Le dispone el brazo y ella lo agarra suavemente mientras comienzan a caminar.
—Puedo imaginar lo que te han contado —lo miró sorprendida—, que somos codiciosos, fríos e incapaces de velar por la seguridad de alguien más.
—Créeme que he escuchado más cosas sobre ustedes, tal vez ni las sepas.
—Solo sé que son cosas que dicen nuestros enemigos, los que han huido a la otra mitad del mundo para profanar a nuestras familias porque de frente perdieron, perdieron a sus seres queridos, perdieron sus casas y su orgullo. De frente les cortaría la lengua y yo sé que suena cínico —se le ve una pequeña sonrisa— pero la familia es familia, algo cercano que debo proteger de los que nos intenten hacer daño —Se detiene y la ve justo a los ojos—. Serás parte de mi familia, todos ustedes, no puedo permitir que nos vean débiles. Seremos crueles con el resto del mundo, mi padre es un hombre obstinado que quiere todo para él, pero el futuro no tiene que ser así. No quiero mentirte, sé lo que le hemos hecho a tu familia —Melissa cruza la cara con la intención de evitar la dura verdad—. Años y años de guerras, peleas sin sentido solo para ver quien permanece. Un día mi hermano lidero a un ejercito a Pequeñas Rocas contra tu padre. Cuando escuche que ganó llore de la emoción,
Melissa recordaba bien ese día, su padre no volvió a ser el mismo. Su madre lo odiaba y peleaban todo el tiempo.
—Me han contado que no estas del todo feliz con este compromiso, por eso te he traído un regalo —Se dirigen al bastión—. Ven Cuya —Una bestia se levanta y rugue tan fuerte que se escucha por todo el castillo—. Es un grifo, se llama Cuya. Cuyaaaaaa, como estas chico.
La última vez que Melissa vio a uno fue cuando la llevaron a Lilis, estaba muerto y olía feo. Le dio mucho miedo verla, era pequeña cuando pasó.
—¿Me vas a regalar a Cuyo? —Estaba realmente sorprendida—. No, no puedo aceptarlo. Es tuyo.
—No te daré a Cuyo, le tengo demasiado aprecio como para hacerlo. Te daré a su cría, esta en Portavientos. La están cuidando no lleva más de un mes con vida, se la íbamos a dar a mi hermanita pero se fue y no sé cuando vuelva. Necesitará una madre que se encargue de él.
—No se que decir —Nunca nadie le había dado regalos antes—. ¿Cuándo podré verla? —dijo con tanta emoción que casi grita.
—Pronto, nos iremos a casa. Súbete yo te llevo.
—Nunca me he montado en uno —dijo Melissa, mientras se subía.
—Tranquila, solo agárrate fuerte.
—¿De Donde?
—De mi.
Cuyo comenzó a caminar, después correr hasta que salta del bastión. Al caer agarra fuerza y sus alas comienzan a moverse con gran fuerza. Melissa sentía mucho miedo pero no se atrevía a cerrar los ojos. Poco a poco fue agarrando el valor de mirar a los lados y no se podía creer que estuviera volando, realmente estaba volando. Al mirar hacía atrás ve ese feo castillo verde que tanto la perturbo, todas sus desgracias acumuladas en un mismo lugar, después ve para el frente y y ve ese pelo rojizo surcando los cielos, por primera vez en su vida sintió seguridad, pues si caía ella también caería él. Al volar ve paisajes completamente nuevos para ella, al nunca salir del castillo no tenía información mas que la que le proporcionaban los libros de geografía. Era como ver el color verde por primera vez, pero en vez de colores fueran arboles, ríos y montañas más grandes que castillos. Sentía que tocaba las nubes con sus manos pequeñas y delicadas. El miedo había desaparecido, por unos instantes se olvido de todo lo malo en su vida.
<=»»>
Su larga melena se despeinó por los fuertes vientos, su vestido volaba y ella era realmente libre, o así se sentía. Al rato le empieza a llegar un olor feo, tan feo que le regreso a la realidad.
—¿Qué huele así? —preguntó
—Es una zona muerta —Bajó de las nubes y ven una zona con sin césped, arboles sin hojas desnutridos, agua que parecía espesa y negra, realmente apestoso—. Esta aquí desde que la nube negra apareció, no hay ser vivo que sobreviva ahí. Es todo un misterio, es feo, huele mal y aún así mi padre lo quiere —Se disocia por unos segundos.
—¿Y quien es él? —Señalaba a un bicho con coraza que parecía de bronce que los observaba. Su tamaño era el de un perro muy grande, con unos ojos enormes para su cabeza pequeña y un cuerpo flaco. Si el olor era feo él era peor.
—Es él único que me atormenta mientras duermo, siempre que paso me ve, como si quisiera comerme.
—Pensé que no vivían animales ahí.
—No puedo asegurar que este vivo.
El camino fue largo, unas dos horas volando cuando a caballo serían tres días sin parar. El imperio se veía tan grande, nunca había visto algo tan glorioso. Destacaba a primera vista el azul característico de la casa Tolemy.
Aterrizan en el castillo y enseguida llegan tres mayordomos; Tito, Papo y Luciel. Tito era delgado y negro, una barba gris y ojos azules. Papo era grande pero relleno, una papada más grande de lo habitual y marcas de cortadas en sus manos. Luciel era blanco, lindo y rubio. Parecía un ángel de las historias que leía. Su mandíbula marcada y ojos fuertes era lo que más veía ella.
—Chicos encárguense de Cuyo por mi, tengo trabajo que hacer.
—A la orden —dijeron al unísono. Todos iban vestidos igual. Un traje azul cielo que le cubría todo el cuerpo y un moño dorado. También contaba con detalles de oro.
Ella siguió a aquél chico que tanta felicidad le había dado en aquél viaje. Tal vez estaban destinados a estar juntos, la idea de casarse ya no le sonaba mal, incluso la llegaba a emocionar.
—¿A donde iremos, me llevaras a conocer todo el castillo? —preguntó con tanta emoción y dulzura.
—No podemos —respondió con frialdad. Se veía gravemente preocupado.
—¿Qué pasó, estas bien?
—Tienen a mi hermano, tengo que irme.
Melissa no conocía a su hermano pero se notaba realmente preocupada.
—Iré contigo —dijo con animo
—No puedes —respondió con certeza—. Lamento que te quedes con mi padre estos días, espero llegar antes de que llegue tu familia para la boda. Tengo que traer al prometido.
En ese justo instante Melissa se dio cuenta que no estaba hablando con Criso, su prometido si no con su hermano Cosmo.

Criso Tolemy Capitulo 2 «Bestia»

—¿Por que nos detenemos? —pregunto el comandante Brandon.

—Necesito un descanso —respondió el príncipe.

—No tenemos tiempo.

—Siempre hay tiempo para tomar cerveza y descansar los pies. ¿Quién se molestara?, solo míralos —treinta y dos mercenarios recién pagados esperaban por sus ordenes—, descansemos un rato, aún falta lo peor.

Tantos mercenarios como el bronce podía comprar. El emperador le obligó a gastar de su propio dinero para llevar a cabo la misión. Sus ahorros tal vez si llegaban a pagar más mercenarios pero tomo una justa y necesaria decisión, pagar unas golfas y repartirlas entre sus mercenarios antes de irse. Brandon juzgo gravemente estas aptitudes. El príncipe solo respondió

—Quiero que sepan que conmigo solo ganaran. Se lo pensaran dos veces antes de traicionar la mano que les da de comer. El bronce solo les convence cuando lo tienen, cuando lo gastan quieren más y sabrán donde buscar.

Criso vestía un chaleco marrón con algunos hoyos, unos guantes negros sucios, un pantalón blanco con manchas varias y una vaina para guardar la espada. Por su lado el comandante Brandon vestía completamente de negro, hasta llevaba una capa. Brandon quería usar el emblema de su casa pero Criso se lo prohibió.

—Es un buen lago —mencionó Katra, un mercenario que se unió en el camino junto a un bufón.

—Pequeño —respondió Criso— como todos los que hemos encontrado

—Por estas tierras casi no hay nada, nadie las habita—Dijo Brandon.

—Dicen que por estas tierras asechan animales gigantes —fantaseo Katra.

—De tantos libros que he leído me puedo creer lo que sea —El príncipe contó con una excelente educación desde niño, aprendiendo con la espada y con los libros por igual—, pero sin que lo vea no puedo asegurar nada.

—Yo no me preocuparía, tengo más cosas por temer que bestias imaginarias. —Katra saca una daga y la comienza a pulir.

Relata de como es el grupo.

—Hemos cabalgado por dos días enteros, solo nos falta medio día para llegar al bosque y otro medio día para salir de él —señalo Criso—será difícil aguantar el fuerte frio con este chaleco.

—Pasaremos rápido —recalco Brandon obviando sus modales hacia el príncipe— si aceleramos el paso y seguimos al este podríamos pasar el bosque en dos horas y evitar a los vikingos que conquistaron la zona.

—Por eso necesitamos un descanso —el príncipe se quitó las botas negras y puso sus pies en el lago—, los pies me están matando, después de aquí no podremos ni beber hasta pasar el bosque. Será mejor que aprecien el atardecer, no lo volverán a ver pronto.

Se hizo la noche y prendieron una fogata bastante grande, lo suficiente como para calentar a cuarenta hombres mayores y viejos. Comieron carne de cerdo quemada y se acabaron el barril de cerveza que les quedaba. Algunos afilaban sus espadas, otros dormían con los caballos y los demás escuchaban al bufón con sus historias.

—El rey que ordeno la destrucción de su pueblo —relato el bufón— el pueblo lo amaba, lo admiraba. Hace tanto que no tenían a un rey verdadero, pero él no ansiaba la admiración ni el respeto, él deseaba ser temido por amigos y enemigos. Para cuando se dio cuenta tenía enemigos por todos lados, pero sin dudas tenía más miedo de sus amigos, era imposible que siguieran ahí después de todo. Algunos dicen que oía voces, otros que los mismos dioses lo usaban de juguete, nadie sabe la historia real pero, ordeno a todos sus hombres quemar y saquear su propia ciudad. al terminar vieron su cadaver ahogado con una cuerda en el techo con una nota que decía «me burle de ustedes». Nunca sabremos porque lo hizo.

—Pensé que nos harías reír, tonto —le grito un mercenarios viejo y odioso— no me importa una mierda un rey que quema a su pueblo, por lo que he vivido todos nos venderían por un kilo de oro y una buena golfa.

Criso pensó rápidamente en su hermano.

—El emperador hace años que no sale a ver a su pueblo, ni siquiera a sus hombres —dijo un hombre barbudo hasta el pecho, tan viejo como lo decía su aspecto—, una vez fui de su guardia, llegue a ser espada de honor… Y lo tomo como basura. Quiso tomar a mi mujer, desheredar a mis hijos de mis tierras, es un hombre despreciable.

Brandon sentía la necesidad de sacar su espada contra aquel hombre pero se contuvo.

—Los buenos reyes están muertos —se escucho una voz al fondo— muy pronto dejaran de importar, habrán nuevos lideres y no tendremos que serle leal a nadie.

—Eres leal a quien te paga —gruño Criso— por eso estas aquí.

—No te soy leal, solo cumplo ordenes. —Poseía una daga tan larga como su brazo, tan afilada que con verla ya te cortaba. Su filo era de color verde con rayas rojas y apuntaba hacía Criso—. Es trabajo.

La tensión se rompió rápidamente.

—Escuche de un rey justo y honorable. —Todos miraron a aquél hombre con armadura plateada—. El rey Ondu, el rey que Dios castigo.

—Esta muriendo —dijo Brandon—, ¿de qué nos sirve un rey moribundo?

—Se comenta que es un gran guerrero —continuo diciendo aquél hombre— lucha por la paz y cuida a su pueblo, no es grande pero es de temer.

—Si es tan honorable ¿Por qué no le sirves? —gruño Brandon.

—No lo he conocido, aunque pronto lo haré.

—Será mejor que nos demos prisa. —Corto rápidamente el príncipe— no los quiero conocer sin una cerveza en la mano.

En el camino solo se encontraban piedras, arboles y algunos lagos pequeños. No se veía rastro de ningún animal por la zona. El pasto verde fue pasando poco a poco a un tono azul marino, las piedras grises pasaron a ser negras como el carbón. Flores altas y relucientes destacaban, sus tallos con espinas hacía difícil tocarlos. Se encontraban cada vez más cerca del Bosque Fowlsy. Sus arboles eran gigantes, sus troncos eran blancos gris y sus hojas azules, incluso llegaban a ser purpura. Se sentía un frio intenso, Los caballos chillaron al entra al bosque, se veía nieve en la copas de los arboles que caían, pero no se veía caer la nieve.

El polvo se levanta, caballos feroces van al trote junto a una carroza que lleva comida para un día más de viaje. A su andar contemplan especies que nunca había visto antes. insectos preciosos y rápidos, lo que parecía ser un camaleón hecho de oro, una manada de aves grandes volando. Criso dio la orden de acelerar el paso, mientras se fijaba en cada detalle que podía, girasoles rojos y purpuras, arboles con formas entrelazadas y delgadas. Reconoció lo que parecía ser un búho, tan grande como una persona pequeña y blanco como el hueso su enorme pico y grandes garras lo asustaba un poco, pero sus ojos negros mantuvieron toda su atención. Podría jurar que no lo miro más de un minuto pero sintió que pasaron horas. Pensó en cantidades de cosas repetidamente, pensó en cuando su hermano conmemoro sus doce años de vida, fue una fiesta sorprendente. Grandes señores asistieron al festejo, pequeñas casas e incluso falsos reyes fueron para presenciar el futuro de la casa. Las leyendas y cuentos de un hombre que lo cambiaría todo, su hermano nació para ser ese hombre y él nació para seguirlo. Tristemente el orden de nacimiento fue trágico y Criso fue el primero, su padre creía que lograría muchas victorias y conquistas pero, las decepciones fueron cayendo una tras otra, no importa cuanto quisiera llenarlo de orgullo, siempre encontraba la forma de fallar. La esperanzas de su padre pasaron a su hermano menor. Pensó mucho en su madre, como la extrañaba… la luz de su vida, y su luz termino cuando ella se fue. Su padre la había asesinado cuando tan solo tenía dieciséis años de edad, se negó a decir porque hizo lo que hizo y eso solo logro acumular más odio hacía su padre.

Por un segundo logro conectar de nuevo con la realidad, tardo unos segundos para volver a adaptarse. Ya presente escucho un grito detrás, de repente una bestia parecida a un leopardo blanco se había lanzado hacía el caballo del viejo barbudo, destrozándolo completamente, cuando pudo controlar a su caballo del miedo otra bestia destrozaba la carroza que tenía por la izquierda. Estas bestias eran tan grandes como los caballos y mas feroces que cualquier animal salvaje, sus garras filosas y dientes que sobresalían de su boca daban un aspecto tenebroso a las bestias. El caballo de Criso lo consigue tumbar e intenta huir, mas pronto que tarde es atrapado por otra bestia, pero esta era diferente, más grande, más fuerte y con rayas negras por todo el cuerpo. Devoro al caballo en un corto periodo de tiempo. Las tropas luchaban por sobrevivir pero eran derrotados. Cuando Criso recupera la razón la nieve estaba repleta de sangre, por un segundo vuelve a ver al búho pero se obligar a no pensar, saca su espada y apunta a la bestia que tenía a la derecha comiéndose las ultimas provisiones que quedaban.

—Que Dios te ayude —gritó Criso—, porque nada ni nadie te salvara de mi.

Sus ojos azules brillaron de la emoción y lanzo múltiples ataques a la bestia. Un ataque directo consiguió impactar y dañar gravemente a la bestia, pero la espada se rompió y le encesta un golpe que daña gravemente su armadura, la bestia se le lanza y Criso logra esquivarlo, huye lo más rápido que puede hasta que ve una espada en el suelo de un mercenario que había sido mordido en el pecho. La bestia se lanza contra él pero Criso clava su espada entre sus tientes.

La bestia se desangra y lo patea repetidamente. Criso aguanta los golpes y sigue clavando su espada con ataque directos hasta que pudo impactar en el ojo derecho, la bestia se descontrola y maúlla fuertemente llamando la atención de los demás. El príncipe le clava la espada en el cuello logrando matar a la bestia.

—Serás buena carne muy pronto —Sonrió con sed de sangre.

A su alrededor van llegando tres bestias más. Sin dudas veía su derrota y sin dudas su padre lo odiaría más por ello. Lo mejor sería que muera en combate… sin tan solo alguien pudiera matarlo. Empuña su espada y está listo para el feroz ataque de las bestias. Se pone en posición de guardia e intenta asestar un golpe directo. Justo de frente ve como la bestia es atravesada por la espada de Brandon, guardia personal del príncipe. Mata al animal tan rápido que las otras dos bestias se asustan y retroceden un poco.

—Faltan dos —gritó Brandon, Cubierto completamente de sangre.

Se escucha un fuerte ruido no muy lejos de donde estaban, un ruido que nunca antes había escuchado. Las bestias se retiran junto al alfa.

De pronto ve al bufón escalando un árbol con los pantalones cortos mojados del miedo. El mercenario Katra tuvo grandes complicaciones al enfrentarse con dos bestias junto al barbudo, aunque lograron ganar a duras penas. Se estaba desangrando y tenía la cara cortada.

El intenso frío fue atravesando como un cuchillo al corazón de los hombres, todos los caballos muertos, sin saber a donde ir y sin provisiones. Todos se miraban las caras al darse cuenta de la situación en la que se encontraban. Hasta que el Barbudo rompió el silencio.

—Diablos —gruño el mercenario— estamos jodidos.


Criso Tolemy Capitulo 3 «Bestia Parte 2»

El bufón escalo los arboles para encontrar fruta fresca o algún animal a cual cazar, pero solo encontró hojas. Cuatro días llevaban en aquel bosque sin saber a donde dirigirse. Comieron la carne de los animales que habían matado pero la carne que no alcanzaron a comer ya se había podrido, aunque no llegaba ninguna mosca ni cuervo a comérselo. El frío incontrolable los hacía temblar, sus heridas seguían abiertas pero no sangraban. 

—Piedad, señor, piedad —gritaba un hombre calvo que quedó cojo después de la pelea.

Solo quedaban siete personas con vida los demás fueron asesinados por las bestias, otras personas murieron por el frío y otros simplemente se rindieron.

—No hemos visto nada en días —dijo Criso con una voz seco y áspera—, quisiera matar a ese búho y beberme su sangre.

—¿Por qué no han regresado esas bestias? —se preguntaba Brandon—, si nos vieran así pensarían que tienen una oportunidad.

—Y la tienen —confirmo Criso— estoy tan débil que ese puto bufón podría matarme.

Era sorprendente que tantos hombres fuertes y testarudos hayan muerto en batalla e incluso por el frio, y que un niño pudiera aguantar tan bien en esas circunstancias.

—No se cuanto tiempo más pueda aguantar —Brandon tenía cincuenta y tantos años, sus pies estaban cansados, no podía aguantar más el frío incluso con la armadura. Sin comer ni beber nada en días. Se cayó para morir.

—No me dejes, no, no me dejes. Levántate, vamos! No me dejes —Desesperado mira a sus alrededores con odio y angustia—. Aguanta, acamparemos aquí, prenderemos más fuego y te sentirás mejor.

—No sentaré mi culo en la nieve solo porque ese viejo no pueda aguantar más —El viejo Barbudo parecía aún más viejo que Brandon pero con el doble de energía y agallas. Era el que más había comido de los leopardos y bebió sin pensar de su sangre como si fuera el mejor vino de Yalonian—. Lo mejor será que le cortemos el cuello y nos comamos su cuerpo —Saca su espada y se dirige al cuerpo.

—Lo mejor será que te calles y esperes ordenes, gordo infeliz —Blande la espada que encontró de los cuerpos sin vida de sus mercenarios—. El frío te esta dañando el cerebro.

—Al único que daña es a ti, niño —dijo muerto de la rabia—. Sin comida, con un maldito frío del infierno y te quieres detener a ver morir a un viejo, maldito seas, maldigo el día en que decidí seguirte a esto.

El Barbudo fue el único que no le pidió dinero alguno, solo lo hizo prometer que usaría su espada.

—Vete si quieres, no me importa una mierda lo que hagas con ese gordo culo —exploto Criso— pero no me vas a decir que puedo hacer o no. No tienes idea de con quien hablas.

—Hablo con un niño que nos guio a la muerte —Escupe al suelo y se aísla del grupo.

Cortan suficiente madera para hacer un buen fuego y se sientan a su alrededor, con hambre y sed. Criso pensaba que veía cosas, huellas de perros, cuervos volando, incluso pensó ver a un hombre con una fachada rara, llevaba puestas unas mallas, unas botas de cuero y un bigote largo y feo. Se hacía pregunta a sí mismo ¿por que atacaron al llegar pero no han regresado en cuatro días? ¿Qué fue ese fuerte ruido? ¿Dónde carajos están los animales en este jodido bosque azul? muchas preguntas como para responderlas con el estomago vacío, además, es bufón no paraba de hablar y hablar, lo tenía harto, cada minuto y cada palabra que decía era otra razón para matarlo y comérselo, ya parecía ser buena idea.

Todos se abrazaban entre sí para aguantar el fuerte frío pero Criso permanecía al lado de Brandon, no quería dejarlo solo en esas condiciones, probablemente este sufriendo sus ultimas horas de vida, si es que podía vivir al menos una hora.

<<¿Qué haría mi hermano? de seguro ya habría escapado de aquí o tal vez podría encontrar el escondite de esas bestias y matarlas antes de morir congelado… como yo lo haré. Ya el frío no me deja pensar, tiemblo tanto que mis dientes están por romperse, mierda, este en mi fin ¿verdad? Al menos podré irme en paz, la nieve es más cómoda de lo que recuerdo, nunca conseguí el respeto que merecía pero, me extrañaran cuando ya no este>>.

—Espera —se levantó exaltado—. ¿Dónde esta el maldito bufón?

—Dijo que se iría a morir solo —respondió Katra—

—Si es el que más aguantaba el frío

—Todos sufren de formas distintas, señor.

—Que mierdas dices, le pague a unos idiotas.

Mirando a los lados no podía pensar en una sola razón para irse solo por el bosque.

<=»»>

—¿Cómo mierda me dijiste? —miro fijamente al mercenario.

Todos los miraron de una forma extraña como si se estuviera volviendo loco.

—No dije nada —respondió Katra.

Criso se apresura y envaina la espada.

—Hey, hey —Intenta sacar la espada pero es interrumpido por Criso—. No tenemos que llegar a esto.

—¿Cómo sabes que soy un señor?

—Nunca dije que lo fueras, estas estúpido por el frío. Mejor baja el arma y hablemos.

—Cuando me digas a donde fue el bufón, y quien carajos eres.

Estaban dando vueltas en circulo y quedaron al contrario de cuando empezaron.

—No se a donde fue, me lo gane en una contienda.

—¿Una contienda contra quien?

—Los vikingos.

Al girar se encuentra con un escuadrón de treinta o incluso cuarenta vikingos con hachas recién afiladas, dos bestias que parecían osos completamente rojos y enormes. El bufón iba con ellos. Criso cansado y herido se mantiene en forma para dar pelea. Todos los mercenarios sacan sus espadas y están listos para el combate que se viene.

—Dicen que la sangre vikinga es la mejor —exclamo el Barbudo.

—¿Cuántos piensas matar? —preguntó el príncipe.

—Si el Dios de la vida quiere los matare a todos —Corre para iniciar un ataque directo pero es herido por una flecha en la pantorrilla.

Un vikingo grande con un chaleco de cuero negro, pantalones de malla y un gigante casco con un cuerno encima se puso delante y le grito en la cara.

—Ustedes son carne negra y los quemaremos.

En cuanto se distrae el Barbudo aprovecha y le atraviesa la cabeza en menos de un segundo, escupio sobre su cabeza y todos los vikingos se alertaron. Criso se lanza al ataque y se ve acorralado por tres vikingos, da un paso y lanza un ataque a su izquierda con tanta fuerza que manda a volar el hacha junto con unos dedos, rápidamente encesta un golpe y se lanza con el vikingo, cuando estuvo apunto de aniquilarlo recibe una patada en las costillas que lo tumba por unos instantes, logra esquivar dos ataques en simultáneo que le lanzan y consigue atravesar el cuero de uno de ellos, se ponen nuevamente frente a él, lanza un golpe directo a su derecha y acierta, da una patada y tumba a otro.

<=»»>

Dio un giro vertical a su derecha y le destroza la cara a uno de ellos. Cuando están se da cuenta tenían al barbudo entre cinco, lo pateaban y se burlaban de él, el mercenario descansaba junto a los vikingos y estaban dos al lado de Brandon. Lleno de ira se decide acabar con el líder para desmoralizarlos.

—¿Quién es el líder? —Grito.

Nadie parecía responder.

—Malditos bastardos.

Se escucha unos pasos fuertes y rápidos, todos miran hacia arriba y sale de entre los arboles un leopardo gigante con rayas negras con un hombre encima que lo monta, cae oportunamente frente a Criso.

—No me lo podía creer — —, cuando me dijeron que mandaron al príncipe a nuestra zona pensé que era lo más estúpido que había oído.

Era un hombre grande y musculoso, con facciones marcadas y cicatrices por todo el cuerpo. Usada un chaleco de cuero negro carbón y unos guantes con púas.

>>Están en nuestras tierras, cortando nuestros arboles y matando a nuestros animales —dijo con aparente tranquilidad—. Al menos tengan el honor de poner nuestras tierras rojas.

—Te matare a ti a tus malditas bestias. —Criso lo apuntó con la espada preparado para el combate.

—Esperare ese momento con ganas —su voz era suave pero imponente—, pero antes te necesito con vida, tu maldito hermano llegó con un ejercito. Nos tomo por sorpresa y arraso algunas aldeas, te necesito con vida.

Criso no podía creer lo que escuchaba, este era el plan secreto que tenía su padre. Intentó luchar pero fue rápidamente atrapado.

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Estaremos actualizando este libro todos los días con nueva información.

Estoy creando la banda sonora mientras escribo la historia. Todos se sorprenderán cuando salga este libro.

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