Era un dia nublado en la humeda ciudad de Buenos Aires. No hace mas de 10 horas que las lluvias habian alcanzado la gran Capital Federal, y yo, desde mi cama, escuche las grandes gotas caer sobre el techo de chapa de mi abuela, sin saber el dia que me esperaba la mañana siguiente, y yendome a dormir con una tibia amargura por el dia transcurrido.
Normalmente acostumbro dormirme tarde, pero esta noche, el cansancio tanto mental como fisico eran tan grandes como las nubes enormes que cubren ciudades enteras, y no sabia tampoco, que mi nube interior dejaria caer tantas gotas con tantas razones…
Yo tengo 20 años, soy una persona sin una descripcion benevola ni malevola, solo una persona, y como todas, tengo responsabilidades; algunas mias, otras elejidad, y otras que no me pertenecen, pero por amor, se hacen. Aveces, una que otra vez, comienzo a leer un libro, alguno que me parezca interesante, que tenga algun significado de una historia de alguien particular, que desde su mas profunda pobreza, haya resurgido de entre los escombros y convertido en una gran influencia de exito, tanto personal como colectivo, tratando de que entre esas lineas de 2 o 3 años donde el personaje se encuentra aprendiendo o trabajando, fuesen las cortas cosas necesarias para por fin darle un giro a mi vida.
Hace poco, no mas de un mes, renuncie a mi trabajo, un lugar en donde millones de mamiferos indefensos y hasta prematuros son consumidos por el ser humano, a precios realmente bajos para lo que conlleva el dolor que genera en las pobres victimas, y como todos sabemos, no siempre son buenos los tratos que ofrecen en lugares asi, ni para vos ni para mi.
Quitandome ese gran peso de encima, comence a vivir, con algun tipo de despreocupacion, pero no del todo, puesto que tengo grandes y medianas deudas que pagar.
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