Dónde comienza un viaje?

¿Dónde comienza un viaje, cuándo se forma el globito sobre tu cabeza, cuándo suena el silbato del tren, cuándo pensas que llevar o cuando te das cuenta que ya estás en él.

Tucumán dice el pasaje en tren, Tucumán me suena a jardín, a algodón, a Mercedes Sosa, a empanadas, a libertad. Busco la palabra, después de varias acepciones elijo la que deriva de Tucu-manita, territorio donde habita el tucu, siendo el tucu-tucu la denominación del coleóptero con órganos luminiscentes. Acopla mi cerebro, ahora, también, la palabra Luz, a Tucumán.

La campana suena para despertar, el tren se mueve. Y ya aparece esa nube, una corteza de chañar, un camino de montaña, un perro azteca, una humita que se abre cual tesoro, una interminable cata de todas las empanadas posibles, un panchuque (invento tucumano), el cráneo de un tigre dientes de sable. Restos de una civilización masacrada. El misterio de la mirinda manzana, la emoción al tocar las paredes de la casita blanca que dibuje en la primaria, El rock de los coyuyos. Un museo a la pachamama en Amaicha como un terminar el kubric de tu energía. Una secuencia de largos que van aliviando ese ahogado tetris. Las venas se destapan.

Aureliano deja la noria de hacer pececitos y piensa en comprar un terrenito acá…

Es difícil fechar cuando reamente comienzan los viajes, la única certeza que tengo es no terminan nunca.