Aquí estoy recogiendo las cenizas de mi cuerpo, juntando lo que queda, huele a humo, arrasaste y consumiste todo, fue muy doloroso, fue un fuego lento y doloroso, al final no quedó nada. No tuviste piedad de los inocentes, no volteaste a ver el daño, simplemente consumiste. Estoy buscando entre este polvo, algún indicio de algo que halla quedado, no siento ni los grumos, ya no hay nada. Creo que al menos el alma salió volando como un ave en libertad y escapó a sitios más seguros, mientras el cuerpo se consumía lentamente. Quiero pensar que desde arriba no había dolor, ese cuerpo no era mío. Ahora que el alma es libre no tiene límites, es tan grande como quiera ser, volar tan alto como quiera, soñar tanto como quiera. Creíste que me hacías polvo, creíste que no quedó nada, yo también lo creí. Pero sabes, no es verdad, al contrario, me liberas de mis ataduras, me diste libertad. Recojo las cenizas para echarlas al viento, que vuelen alto, que se esparzan por todos lados, que ocupen cada rincón, que lo que quedó de ese cuerpo también sea libre, para siempre.
OPINIONES Y COMENTARIOS