Memoria de un sepulturero

Ahora me toca a mí

Sigue el turno de Ahora me toca a mí

Sigue el turno de mi cajón,  

Dormiré en algún lugar

Elegido al azar

¿Quien llora por mí?

¿Quien recordará mis obras buenas?

¿Quien me extrañará?

¿Quien elevará una oración por mí? 

Se desvanece mi ser…

Así será 

como la última  rosa 

que se marchita en mi tumba 

¿Cuántas veces fui el tercero? En aquel momento natural, trágico o libre por el que han pasado tantos…

Ahora solo queda decir que soy el principal,

El personaje principal de esta fiesta. 

Solo espero que al abrir mis ojos en el espíritu,

Encuentre todo aquello que anhelé,

Aquello de lo que tanto pensaba

 en el silencio, 

acompañado de los que esperan 

Y desaparecen entre recuerdos.

Hoy me llevan, todos juntos, los que me quieren y conocen,

Los que me vieron por al menos un vez y los que solo buscan una distracción de su existencia a través de mi adiós 

¿Quien llorara por mí? 

No es justo vivir en la desdicha del luto 

Lamentando el silencio de un cuerpo que desaparece

Viviendo en la pena de no tener al que ya muere 

No lloren… Rían, aplaudan, festejen, es mí momento, el de ser el principal, por quien se reúnen.

Sonrían de alegría por cada palabra que dije, en medio de tristeza, alegría, enojó, consejo…

Lleven mi recuerdo con ustedes y no lo dejen en la tumba.

¿Quien recordará mis buenas obras?

Espero que tú mi querido amigo, tengas presente todo lo que he dejado. 

Me voy de aquí con la esperanza de haber hecho algo, que por lo menos haya valido la pena.

Seguramente muchos hablarán bien de mí, porque todos lo que se van son buenos, yo en cambio, solo quiero que lleves mi nombre a tu boca para decir, buen viaje y buena mar… ¡Gracias! 

¿Quien me extrañará? 

De seguro el camino que todos los días recorrí, extrañará mis pisadas, las llaves que siempre preparé mientras caminaba, no sonarán igual al abrir la puerta que rechina…

Aquellas pequeñeces llegarán a sus mentes en el silencio de mi inhumación, recordarás todo aquello pero aún así sabiendo que no se repetirá.

Extraña sensación de no recordar el sonido de mi voz, el gesto tranquilo de mi boca al sonreír, la manera de arrodillarme en un momento de arrepentimiento y gratitud en la oración después de la comunión… 

Cotidiana sensación, no se repetirá…

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