Entraron tres Marías al cuarto de una pequeña niña inocente;

Una, la muerte, adornada de negro,

Otra, la vida, que desprendía luz de su velo,

la ultima, sin mínima duda era Natura.

las tres Marías podridas por dentro.

Ofrecieronle tres deseos a su mente consciente

La muerte ofrecía una gran pasión inocente 

la vida, eterna juventud inminente,

y natura, la paz y abundancia del alma.

La niña en su sueño decente

les pidió a todas sus deseos pertinentes

las tres Marías atentaron con su corazón inocente.

Natura sembró en su útero una maldición naciente

la vida penetro con un rayo su corazón lentamente

y la muerte clavo en su cráneo una flor de desamor hiriente.

-¿Soy yo merecer tal castigo averiante?

si viviase, sin maldición desgarrante

avaricia sembraron al ofertar un buen plato

ni belleza pura cerraría su alma a la pasión, buena vida y gozo

sin primer costo aparente.

-Merecer, no lo eres, le hablaba la muerte.

-Pero tu corazón es carente

el poder de las tres Marías,

llenarían de mas avaricia tu mente.

Virgen pura ya no eres, tienes malicias del mundo

te frota de ti, una verdad demolente.

Mas morir no tuvieses,

si no pecases tan fuerte

marcado en el futuro esta aquel acto presente

has de morir en los brazos de nuestras garras surgentes.

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