Tu forma tan rota de querer

Entendí que tu felicidad o tu tristeza, no se equiparan en absoluto con mi felicidad y mi tristeza.
Que tu felicidad es vacía, y así la aceptas. Que tus te quiero son simples, rotos, básicos y absurdos.
Que a tu tristeza no llegas a sentirla y la empujas al abismo sin importar a quién podes lastimar.
Que a mi tristeza la miras desde lejos, y no te importa haberla armado con tanta fuerza.
Elegís las miradas que nada habitan, aun teniendo a mis ojos brillando por vos.
Buscas abrazos incompletos aunque me escuchaste decir que podría vivir en un abrazo nuestro.
Te llevas nuestras risas, mis cosquillas y la música que me enseñaste a escuchar. 
Mi mejor versión estuvo ahí, en nosotros.
Solté tu voz y dejé mis grietas justo donde me abrazaste por primera vez.
Entendí y acepté.
Entendí tu vacío y tu incapacidad de querer.
Tu sensibilidad tan básica no te dejó comprender cuanto te quería y tu manera de querer tan rota no te deja ver aún, que te voy a hacer falta.
Te dejo ir.
Nos dejo ir aunque sé que voy a pasar tiempo infinito buscando refugio casi imposible.
Ojalá encuentres a alguien que te mire como yo te miré.
De todas maneras.
Tengo mi silencio repleto de palabras.
Mi escritorio tapado en papeles rotos.
Hay rincones míos que los hice nuestros, incluso cuando me marcabas tu distancia a gritos. Rincones donde hoy me encuentro llena de TU espacio vacío.
Es que hay partes de tu presencia que ocupan mi aire. Mi ritmo. Mi angustia.
Relativamente, dicen que el tiempo acomoda los desastres, borra los vacíos y los espacios grises.
Entonces les repito a todos. Una y otra vez.
Que tu ausencia, no es perderte. Es perderme.
Y ahí donde me pierdo, el tiempo no puede localizar aquel rincón mío que también lo hice tuyo. Y no me encuentra. Y no me cura.
Y les contesto a todos. Que esta vez, el tiempo no es tan poderoso.
Que me duele el cuerpo entero. Que estoy repleta de tus recuerdos, que no estás, y que definitivamente el tiempo y su magia acá no llegan. Que seguís en mí espacio, inundando con tu ausencia. Que todavía tengo intacta tu voz.

Y ahí, una vez más. Palabras simples y rotas.

Que viene algo mejor me dicen.

Pero no entienden. Que perderte, es perderme.
Supongo que las decepciones van preparando la fuerza para afrontar de mejor manera los finales.
Tengo miedo a las despedidas forzadas. Finales rotos, absurdos.
Probablemente no evitemos una despedida. Pero hay cosas tan nuestras.
Simples pero extremadamente increíbles, que me voy a llevar.
Vos y yo, mientras todo lo demás se vuelve completamente vacío.
Vos y yo. En donde sea. Nada más.
Dejo todo escrito, para poder permanecer en algún lugar, aunque ya no exista un nosotros.

                                                                                                                              Olivia.

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