¿Eres tú? Papá . La vocecita, somnolienta y dulce del niño paralizó a Eseka, quien se retiraba de manera furtiva y sigilosa de la casa.
-Si, dijo para calmarlo y puso en su manita, un precioso juguete.
Lo último que podía ocurrirle a Eseka , era ser descubierto dentro de la casa.
El niño besó la mano en la oscuridad, apretó el juguete a su pecho y siguió durmiendo apaciblemente, en su cama, ignorando que había besado la mano que asesinó a una mujer y a dos niños.
El incidente con el niño, hizo el efecto de un guijarro arrojado al fondo de la obscura laguna de sus recuerdos . Las ondas circulares que se formaron sobre la superficie de su memoria, reconstruyeron los sucesos. Fué inevitable.
La escena del crimen, el Salón Principal del Castillo de Irisarch. se reproducía de manera tan real en su mente, que sintió miedo de su pasada locura.
Aquella noche ,cargada de estrellas y negros presagios , invitaba a reconfortar el cuerpo con una copa de aguardiente de arándanos, suavizado y envejecido , en extraño maridaje, con el roble oscuro de los bosques del río Artic. El alcohol aleja a las estrellas del alma y hace realidad presagios e inimaginables pesadillas.
La brisa ártica se coló por el ventanal del salón y lo despertó de su inconsciencia etílica. Una pesada estrella sobre el rostro y el frío metálico que paralizaba su cuerpo, no le permitieron , levantarse del piso.
Apretado entre sus manos un mechón del pelo de su amada esposa. Secas manchas de sangre, , rompían el blanco armiño de su chaquetilla. El ácido olor de muerte que emanaba de los cuerpos de Megar y sus hijos Adin y There ,llenó todo el salon. La dantesca escena, le descubrió con horror la negra faceta de su ciego corazón: la de un loco y frío criminal.
Su rostro redondo, rosado brillante,como respuesta al glacial clima del Condado de Irisarch. Los rasgos suaves de su nariz. Su amplia boca, los gruesos labios y los hoyuelos que se formaban en sus carrillos, al menor gesto o movimientos de su cara, le daban un aspecto de jovialidad y alegría permanente , que ni su frondosa y castaña barba, lograba ocultar. Su cuerpo era generoso en estatura y músculos. Ancho de espaldas. Sus brazos, como las macanas de un gran cangrejo. Sus manos grandes, pero de movimientos rápidos y precisos como armónicas tenazas . Las piernas fuertes y largas semejaban el tronco abierto y bifurcado de un gran árbol de abeto.
La constante y dura lucha por la vida en los bosques del río Artic, sus viajes de cacería hasta los límites del Círculo Polar, fueron entrenamiento suficiente para perfeccionar y afinar su destreza en el manejo del arco y la flecha. La fuerza explosiva de sus brazos para manejar la hoja cortante del acero de Sweden, que en forma de espada, colgaba de su cintura, enfundada en brillante y curtida piel de reno, era notable. La recibía a cambio de cortar abetos en el verano, para mantener el fuego del hogar.
Eseka, “La Roca”, Eseka “La Fortaleza”. Eseka, “El Hombre Montaña”.se escuchaba decir, a los ciudadanos de a pie,, a su paso por las calles de la capital del Reino, las pocas veces que él la visitaba.
El territorio donde vivía , arrebatado con gran esfuerzo, al inhóspito bosque del ártico y donde realizaba sus cotidianas hazañas para sobrevivir con su familia, le fué otorgado en propiedad, por el Rey , junto con el titulo nobiliario que le concedió. Eseka, Señor de Irisarch y Conde de Artic. . Honraba a un ejemplar, fiel y leal subdito, quien distaba mucho de ser un desalmado asesino.
Su viaje de locura y sangre terminó en la Sala de Audiencias del Real Tribunal. El reo Eseka, aún vestía con el traje manchado de sangre de sus victimas. Encadenado, descalzo, su pelo y barba, semejaban motas desgajadas de algodón y le daban un aspecto de prematuro anciano El peso del dolor y remordimiento doblaban su cuerpo, muy debilitado por la ruptura del sentimiento que entrelaza el corazón y el alma.
¡Eseka criminal!, ¡Eseka asesino!. ¡Eseka desalmado!. Gritaba la multitud de voces en un reclamo de venganza.
El Medico Real, se acercó al reo y le dió a tomar una pócima y se retiró.
-Ojalá el día de mi ejecución asista una gran muchedumbre y hagan diana, en mi corazón sus dardos de odio. ¡Lo merezco!- dijo , en forma de susurro y cerró los ojos, en búsqueda del sueño eterno, que lo separara de este mundo.
El publico asistentes guardó silencio ante la presencia del Rey en la Sala Mayor. El Ujier del Real Tribunal, sostenía el cojín, de terciopelo azul , portador del Edicto Real de Sentencia, y en espera de la señal del Rey, para leerla, al público.
Los pajes tomaron el rollo de pergamino y dejaron caer uno de los extremos, el pliego quedó extendido de manera vertical, para facilitar la lectura del Ujier. El tamaño de las letras permitía ser leído, por los asistentes ubicados a corta distancia del estrado.
El Rey , miró de frente al guiñapo humano arrodillado en los escalones que separaban el trono real del nivel del piso de la Sala Mayor.Pronunció sus palabras con una voz decidida y firme.
-“Eseka, la muerte no será tu castigo. Te condeno a la soledad, a la esclavitud y al destierro. Cualquier violación de esta sentencia será castigada con la muerte, por descuartizamiento.- con una señal autorizó al Ujier, la lectura del segundo párrafo. El Ujier leyó en voz alta..
-Te condeno a vivir tu soledad , en los confines del Circulo Polar.
-Te condeno a la esclavitud y tu amo será el Príncipe Hilux, heredero del Trono.
-Te prohíbo la entrada a la ciudad. Solo entrarás una vez al año, para entregar los resultados de las tareas mandadas por el Príncipe Hilux. Entrarás durante la noche mas larga del año y marcharte antes del amanecer.
-Te condeno a vestirte de rojo, por la sangre inocente que derramaste en el horrible crimen de tu familia.
-Te condeno a usar un collar de cascabeles para anunciar tu presencia . No podrás acercarte a los niños del reino .
– Te condeno a trabajar solo con tus manos y con instrumentos de madera y piedra.
-Te prohíbo tocar el metal. Excepto en forma de cascabel o de campana.
– Te condeno a alimentarte solo de vegetales y de huevos de aves silvestres. –La muerte de cualquier animal , cazado, asesinado o sacrificado por ti, se considerará una violación al mandato de esta sentencia.
-firmado por El Rey.
El Ujier terminó la lectura, y las trompetas en fanfarria, anunciaron la conclusión del acto. El Rey se retiró de la Sala.
Estaba ausente, no escuchaba nada Arrastró sus pasos como un animal moribundo. Sin ánimo y sin fuerzas se desplomó en medio de la Sala. Despertó durante la noche y se sintió envuelto en cueros y sujeto con tendones de ciervo, a un trineo, tirado por diez parejas renos, entrenados para largos viajes.
Se abandonó al sueño inducido por la pócima, que casi le obligó a beber el Medico Real.
Los bloques de hielo , le sugerían formas y capturaban espacios que recordaban su castillo de roca sólida, en el Condado de Artic , y le indicaban que su destino final, eran lejanos y helados parajes, cerca del Polo Norte.
El sol veranero, su luz y calor, fue su única compañía durante seis meses, mientras construía su nuevo y transparente castillo. El río Artic y los bosques cercanos le proporcionaron suficiente salmón fresco, yesca, pedernal, leña, para sobrevivir al primer invierno en el Polo.
Eseka preparó su trineo para viajar en dirección a la Posta, donde el Heraldo Real, dejó la carta con los requerimientos y encomiendas, solicitados por El Príncipe.
El semestral día llegó a su final, comenzaban los negros, seis meses de inactividad invernal que culminaron con el espectáculo luminoso de la aurora boreal. La llegada de las aves , que regresaban del sur a perpetuar la especie ,en sus ancestrales territorios, no se hizo esperar. El paisaje se llenó de distintos colores, predominaban los distintos tonos de verde. El ronroneo de la suave brisa , se convertía en agradable música cantada por el viento norteño.El agudo aullido de los lobos hambrientos, y los sonidos metálicos del graznido de ánades y patos salvajes, agregaron más voces al coro musical de la primavera artica.
El deshielo,el lodo y el enorme caudal del río Artic, dificultaban el viaje hacia la Posta, pero volver a recorrer campos y bosques conocidos, aliviaban el cansancio, del exiliado Eseka.
El pergamino , con el sello del Príncipe, contenía solo una petición. ¡ Juguetes! Tenia que entregarlos en las habitaciones del Príncipe. La noche más larga del año.
El solsticio de invierno estaba a solo cinco mese de distancia. Era urgente empezar a trabajar en el encargo. El diseño, procura de los materiales, la fabricación y entrega del pedido, se debían realizar en el lapso. Escasos ciento cincuenta días.
Recolectó madera, agujas de pino, cual clavos vegetales, piedra de tallar e hizo carboncillo, para dibujar los bocetos.Cuando los animales abandonaban sus madrigueras de invierno, recogía con mucho cuidado pelos de osos, cerdas de castores, marmotas y lana de cabras salvajes.
Figuras de animales de madera: caballos, pájaros, patos, aves de corral , vacas, venados y de animales mitológicos: los pegasos, unicornios, dragones y grifos. Instrumentos Musicales: tambores, panderetas, flautas, guitarras, violines y diversos sonajeros musicales. Figuras de frutas y vegetales: manzanas, peras, uvas y bayas silvestres. Juguetes Escolares: lápices, pizarrones en miniatura, espantapájaros, etc. Instrumentos de Trabajo : cestas, escobas, rastrillos, azadas, hoces, martillos.Trató de abarcar todas las actividades recreacionales de la gente.
Días y noches, entregado al tallado de madera y a limar las piedras, que reproducían las figuras dibujadas .Estaba convencido de que su trabajo, agradaría al Príncipe.
Las aves , con su retirada, le avisaban que el invierno estaba cerca y el largo día semestral finalizaba. Disponía de pocas horas de luz , para situarse en las cercanías de la ciudad y esperar la noche mas larga del año, para entregar las encomiendas.
Eseka , entró con la oscuridad , sonando su largo collar de cascabeles. Raudo y veloz entro a las de caballerizas del Castillo Real. Subió con grandes zancadas, la escalera de caracol , que conducía a los aposentos del Príncipe.
El saco de fibra vegetal , remataba en una delgada lámina de madera con los caracteres “S” y “K”, su nombre abreviado.Lo dejó recostado de la puerta de bronce de la habitación del Príncipe, como un testigo mudo ,de su visita al Castillo Real.
El extraño resplandor metálico, que iluminaba la noche invernal, en su regreso al castillo de hielo, llamó su atención por que iluminaba el camino, desde el suelo y no perecía un reflejo de la luz del astro rey .
En el verano averiguaría su origen , pero ahora lo que más deseaba, era descansar en su mullida cama de virutas perfumadas con aceite de pino silvestre, acolchonada con suaves plumas de gansos y tibia lana virgen de las cabras montañesas que habitan , cerca de los riscos de su castillo.
Una gigantesca veta de mineral de cobre que afloraba en la mitad del camino entre la ciudad y su helado castillo, de más cien brazadas, desde el centro del afloramiento, hasta el extremo más lejano del yacimiento,era el origen de tan extraño resplandor.
Lo primero en que pensó , fué en la prohibición de tocar metales , pero podía justificar la extracción del del metal, utilizándolo para construir una gran campana para anunciar su presencia, cuando se encontrara cerca de la ciudad.
Con la campana recobraría la libertad , aunque solo fuera para su cuello,eliminando el peso de su obligatorio cascabel. El trabajo, de extracción del mineral, empezó en la primavera y muy pronto el mineral acumulado , casi alcanzaba la altura de las torres del castillo.
La petición del Príncipe se repetía, verano tras verano. ¡Juguetes!. Reproducia los modelos de juguetes, diseñados anteriormente, con mas rapidez y en mayor cantidad, por la pericia adquirida en el tiempo y conjuntamente, con la tecnología hidráulica y eólica del molino y el torno, permitían construirlos de diferentes tamaños y modelos.
El tiempo invertido en la producción de juguetes disminuyó y la cantidad producida aumentó.Las horas libres las dedicó a la construcción del horno y la fragua, para fabricar la campana de cobre .
La vió,cuando iba caminando al yacimiento. No tenía dudas, era real, era Krinia, la mítica cierva y sus crías. El hermoso ejemplar y los dos cervatillos, que no se despegaban de su lado, junto con la naturaleza circundante , constituían un cuadro viviente, que el arte del pintor de la Corte , bien podría plasmar en un lienzo, pensó Eseka.
La cierva realizaba una reverencia a la prolija naturaleza cuando se inclinaba a mordisquear las flores silvestres . El crujido de la rama seca , al partirse bajo el pie de Eseka , hizo desaparecer a las tres ciervas , con mágica velocidad. Ya no tenia dudas sobre la existencia, de los míticos animales.
-Si vinieron hasta aquí, regresará, las voy a capturar y las enjaezaré a mi trineo.pensó en voz alta, Eseka y caminó hasta el castillo. Los preparativos del viaje para entregar los juguetes, no podían esperar.
Los dos sacos, contenían la misma cantidad de juguetes. Uno, lo dejaría en la puerta de la Iglesia. El sacerdote los repartiría entre los niños pobres de la ciudad. Una manera reconfortante y distinta de expiar su culpa y aligerar sus tormentosos recuerdos.
Al regreso no habría descanso. La gran campana de cobre lo esperaba en la fragua y el horno…..y las ciervas en el bosque!
La flecha de madera, en forma de fino arpón , aseguraba que no saltara de la pieza cobrada. La fuerte y larga cadena de cobre, fundida especialmente para cazar a la cierva, garantizaba la recompensa.
El flechazo debía ser certero, atravesar la piel, sin derramar sangre, ni causar sufrimiento o la muerte del precioso animal. La sentencia del Real Tribunal, lo obligaba a no infligir , daño alguno a las ciervas ,en su captura
La espera fue larga y tediosa pero la experiencia y la paciencia del cazador dieron sus frutos. . La sorpresa fue para ambos. La cierva inmovilizada, por la flecha clavada en su cuarto trasero y el hombre , sorprendido, por lo certero del flechazo que atravesó la piel, entre los tendones jarreteros del cuarto trasero. En ese parte de la pata, no hay vasos sanguíneos.
Los mitos se cruzaron. Los prisioneros, hombre y bestia. Eseka y “Krinia”, juntos serían libres-.
El verano se acercaba a su fin. El viaje hasta la Posta Real, a retirar la encomienda del Príncipe, con “Krinia”, enjaezada al trineo , apenas duró unas horas, la velocidad de la cierva era fantástica, increíble y mágica.
La cierva casi volaba, el viento, la velocidad y la exposición al frío del Circulo Polar, le dieron al hocico de la cierva un tono escarlata que solo desaparecía en el reposo del animal
Eseka, desde el puesto de comando, creyó ver que la cierva sangraba por el hocico, pero el viento, la velocidad y el placer de correr por el frío Polo, le excitaba la circulación sanguínea y llenaba al hocico de la cierva, con un tono escarlata, que solo desaparecía con el descanso del animal. Eseka le soltó las riendas, la cierva no las necesitaba.
La cierva, conocía los lugares , donde se encontraba la más rica miel de abejas y la mas perfumada miel de arce. Los frutos rojos del bosqueen abundante cosecha eran recolectados y mezclados con la miel por Eseka
Esta vez, el producto final del proceso de mezcla y destilación , no era el aguardiente de frutas, sino caramelos para producir sonrisas y alegrías infantiles.
La carga del trabajo disminuía con la ayuda de las máquinas y el dolor del destierro se desdibujaba en el tiempo. La cierva Krinia y sus crias, al frente del trineo, convirtieron los pesados y largos viajes de antaño, en agradables paseos.La velocidad de las ciervas capitaneadas por Krinia,le permitió llevar la carga adicional de caramelos y de realizar mas de un viaje a laciudad,dentro del lapso permitido.
Las delgadas laminas de madera , con la “S. K.” de su nombre, que ataba a los regalos , se volvieron muy conocidas y populares entre la gente de la ciudad y lo distanciaban cada vez mas del loco criminal, de tiempos pasados.
La campana estaba terminada, pesada , gigantesca, muy sonora y brillante . El sitio que escogió Eseka, para su emplazamiento fijo, era una gran roca que sobresalía de la suave pendiente del terreno y se situaba a las orillas del Lago Stanislav. En invierno, se convertía en un gran espejo plateado que reflejaba y exponenciaba las vibraciones sonoras de la Gran Campana.
Eseka levantaba el mazo de cobre macizo, pesado como una res de reno que hacía sonar la campana y con el golpe, martillaba recuerdos y el dolor que guardaba, en el más obscuro rincón de su alma. La campana liberó su cuello del collar de cascabeles y su alma , de los terribles recuerdos del crimen.
El tibio sol deslizaba suaves caricias sobre su piel y la agradable música de las aves que regresan a sus nidos ancestrales, arrullaban el liviano sueño del viejo luchador. Krinia y sus jóvenes hijas disfrutaban de la paz y la tranquilidad del seguro refugio en los establos del cristalino castillo de Eseka.
La carta del Príncipe, contenía peticiones urgentes, en un tono de súplica . Ayuda para erradicar la plaga que llegó en forma de grandes y asesinos pájaros negros que azotaba la Ciudad Real. Acabaron con el ganado , siembras y comenzaron a raptar niños , para alimentarse de su carne.
La colonia de los asesinos pajarracos, se estableció alrededor del lago Stanislav . La ciudad moría de sed y lentamente de graves enfermedades. por beber del lago, agua envenenada por las heces de los negros pájaros. La desesperada petición lo eximía de cumplir el mandato de la sentencia, podía visitar la ciudad tan pronto como fuera posible, no tenía que esperar la noche mas larga del año.
La oscuridad de la noche dibujaba las siluetas de las montañas y permitía ver el resplandor del espejo líquido del Lago Stanislav. La Gran Campana estaba ubicada en el lado opuesto al sitio donde se ubicó la colonia de pájaros negros. Fué fácil llegar sin ser visto y el primer martillazo arrancó el más potente y grave sonido que alguna vez salió de la Campana.
El ruido, mezcla de aleteo y graznidos casi metálicos fue escalofriante. El segundo campanazo, similar al primero en intensidad, produjo menos alboroto y ruido. El tercer campanazo se escuchó tan limpiamente que hasta hizo eco en la falda de las montanas lejanas. El lago quedo libre de las negras y asesinas aves de rapiña, quienes enloquecidas por el sonido, se alejaron para siempre.
Eseka, entró al Castillo Real, por la puerta de caballerías y deslizó por debajo de la puerta de bronce de la recámara de su Alteza Real, la delgada lámina de madera, donde en grandes letras se leía, Misión cumplida. “S.K.”.
Esta vez, la carta que encontró en la Posta, no contenía la acostumbrada solicitud del Príncipe ,si no que estaba lacrada con el sello del Rey . Se le requería en el Castillo Real.
El perdón de la pena, el final del destierro y la soledad, no le hicieron abandonar su castillo en el Polo Norte. Sus visitas a la Ciudad Real , siempre las realizaba, la noche más larga del año y solo por el placer de entregar los regalos elaborados, durante el verano , personalmente a los niños.
¿Eres tú? Papá. La vocecita somnolienta y dulce del niño, paralizó a Eseka, quien se retiraba, de manera furtiva y sigilosa de la casa.
-Si, dijo Eseka, para calmarlo, al mismo tiempo puso en su manita, un precioso juguete.
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