
son casi las 10,
el autobús
arranca, y yo me
pregunto
¿qué estarás haciendo ahora? ¿habrás comido algo? ¿ qué habrás hecho por la mañana? ¿pensaste en mí? ¿ habrás bebido?
me gusta imaginarte contenta,
feliz, a veces
imagino tú voz,
tú sonrisa contagiosa y los ojos tuyos que pueden ver a mi alma desnuda.
me gusta pensar en que estarán imaginando los pasajeros,
¿cuántas veces habrá pensado en matarse a sí mismo la persona a lado mío
o él chofer?
¿todos lo hacen?
¿lo piensan como yo? ¿o simplemente lo callan? y fingen sobrevivir,
hoy lo pensé cerca de 3 veces,
pero está mejorando.
La gente en el autobús,
siempre es caótica, es como si estuviera en el mercado,
parejas hablando,
solitarios callando,
familias riendo,
turistas asombrados por la arquitectura de siempre, son solo cemento sobre rocas, aunque ellos creen que estarán viendo lo mejor en su vida y probablemente lo es
pero,
está vez, no es así
el autobús está casi vacío, el dolor de las ventanas
las hace temblar,
deseosas por escapar de mi reflejo,
las personas, las parejas
ya han bajado
somos sólo los 3 solitarios,
un anciano, un uniformado y yo.
poco a poco todos se están yendo, el anciano ha bajado del autobús,
se encontró con su familia,
el uniformado se ha ido
y está abrazando a su esposa,
solo quedamos yo y este maldito cacharro iluminado,
el dolor de las ventanas, el ruido del motor del autobús y el ruido de los pensamientos que me están ahogando.
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