Y allí estaba… mirando embelesada a ese viejo y olvidado amor.
Me sorprendí de sentirme tan enamorada después de tanto… de tanto llanto, de tanto dolor, tanta distancia.
Ahora, podía perdonarle todo, sus juicios, sus maltratos, quizás hasta su odio. Esta vez le mire diferente, le mire con inocencia como si fuese una niña feliz, le mire con esperanza y devoción y alegría y paz!
Que hermosos ojos! Había olvidado la belleza de sus ojos y de todo si… mi corazón galopaba recordando nuestros mejores momentos de pasión, calma y contemplación sin límites.
Cuánto tiempo pase sin ti? Le pregunté!
Y casi pude escuchar que susurro: “una eternidad!”
Me has amado siempre! siempre has estado allí esperando que vuelva mis ojos a verte para hacer sonar de nuevo nuestra canción…
El amor es así… siempre está allí para sorprendernos si le vemos a los ojos.
De pronto apareces como la imagen predilecta de un libro de cuentos y te me quedas viendo, la canción de la vida ha reventado en cada célula de mi ser, cuál orquesta en su nota más eufórica…
Me derrito, me fundo, como si dejara de ser yo, sintiéndome inundada de tu amor, de ese siempre amor, jurándome al instante de nuestro reencuentro no volver a separarme de ti nunca más!
Y es que ha sido hoy, cuando al mirarme al espejo te he reconocido, amor de mi vida!
Antonia Dolores
Septiembre 5, 2022
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