Possidetur Eros

Que apacible son los momentos de la contemplación de la belleza. En riesgo de caer hipnotizado por la propia pasión que consume el tiempo, lento, y a su vez lejos, distanciado al igual que el cielo y la tierra.

Mi memoria no solo está de adorno, quiere un recuerdo, no un recordatorio. Pide un vino añejo, que dilata las arterias y expande el corazón. Quizás una verdad que hay que salvaguardar, un secreto que debe mostrarse sin la vergüenza que pudiera embargarla.

Me presento muy puntual a la interrupción, a la corrupción de lo común. Está ya la sonata, la música clásica, mexime venerum
del siglo XVIII. El himno no es más que una reflexión nada misteriosa para el mortal, al experimentado amador que intensivamente se convierte en amante. Me he animado a escribirte hoy de este modo tan peculiar, pues la pasión del amor así lo sugiere. Y es que, es cierto, al que se propone amar le llega la calamidad, que consecuentemente es contradicción de sus días. Déjame explicarte concienzudamente de lo que estoy escribiendo, de la contradicción de lo romántico, para los hombres cobardes y los dioses griegos es lo risible, lo cómico de la acción de Demons Eros que posee al romántico. Como si fuera una enfermedad, el hombre entregado, empieza hacer gesticulaciones, comportamientos inortodoxos con muchas premisas para el amor, pero con finalidades irónicas.

Enfoquémonos en un joven al cual le ha caído de sopetón una bella mujer, el cual lo tiene inquieto, lo enferma primero provocándole la pérdida de la razón. Este muchacho poseído comienza con el comportamiento bufonesco, corre, salta, sonríe, llora, etc. Ve su vida en la contradicción, para conocer más del paciente y sus síntomas, tomaremos el examen práctico de preguntarle ¿Cuáles son tus premisas a las consecuencias del amor? El resguardará, con seguridad, que sus intenciones primarias dada a las consecuencias (objetivo final) es la necesidad de lo que carece. Que tiene que encontrar algo que extravió en algún lugar. El objeto de su pérdida es difuso, no sabe explícitamente que es lo que perdió, solo lo siente. Es como buscar algo en la oscuridad, entonces volvemos a preguntarle, ¿si lo que buscas en la oscuridad no lo hayas, por qué no tomas una vela o lampara para encontrarlo? Él solo se escurrirá en la inminencia sin respuesta alguna, pues el está en contradicción, no sabe de qué modo encontrarlo, solo lo siente.

Y se allí, le recomendaría al cautivo enamorado, si no sabes lo que buscas es porque has llegado a la trampa de Eros. Eres una secuaz de las circunstancias, y tu única luz, tu llama ardiente se ubica en la bella mujer. Ahí aguarda el objetivo final, atrévete a jugártelas, pero antes de ello te daré unas señales precautorias. Así como los señalamientos de “¡no tocar, pintura fresca!” o “¡no tomar, veneno!” son advertencias instantáneas antes que quedes blanco del susto, y también me quiero ahorrar la explanación de “¡te lo dije, imbécil!”, en fin.

Te recomiendo, fictor somniantium, que te dejes llevar un poco por tu vela, tu musa, que le entregues respeto, y a su vez, cautela. Que veas en ella no una condición de arrestarla en tu ímpetu de obtenerla y consumirla como si de un objeto se tratase. Entiende que la bella mujer, es un ser libre pero complementario, recuerda que el Taraxacum officinale más robusto, agraciado y único, el cual te eleva a la máxima estética, tiene raíces que son la cultura, la familia, la educación y hasta las circunstancias. Entonces, caballero de la pasión, no le arranque de su libertad para poseerla, más bien agradécele, entonando con el aire caliente de los pulmones, la exaltación por haberte encontrado a ti mismo en la verdad ética del valiente amador.

Y si ella tuviera ya a alguien que le aguarda en su corazón, tendrás dos opciones, la vía ética y la estética, de lo que es correcto para ti sin importar las consecuencias o callar y vivir en el dramatismo de no haberle confesado. Encuentras entonces una nueva contradicción, el de llegar a ella tarde, pero de algún modo llegar o caminar en la penumbra del secreto y huir. Ahora, tierno idiota, si te atreviste a lo primero y le arrebataste una sonrisa y no el descontento. Es seguro que le hayas ganado a todos los dioses burlones, que te vieron como un desgraciado, ahora inesperadamente te has convertido en la verdad de tu pasión, conmuévete y danza, canta y a prosa poética dedícate una observación con el catalejo dorado, hazle saber que lo único y singular, y es ella, su esencia femenina.

Recuerdo de la caída de la piedra sagrada que provino del cielo, en el templo de Artemisa. Así vi desplomarse suavemente a una mujer hermosa, en ese momento no previne su caída con mis brazos y salvarle, pero precisamente recuerdo no sé si lo hizo agrede o bien cayó como Artemisa, de improvisto.

Comprende que el misterio de todo esto es hallar la paciencia, pase lo que pase, no olvides que tu misión es dejarla como estaba, que su belleza única, es la que forma tus mejores sentimientos ¿será factible que la abandones? ¿Qué después de todo seas capaz de dejarla? Solo sé que ellas odian el abandono, que repudian el solo hecho de que un poeta muera y no haya más que dolor. Esa es otra contradicción que las mujeres deben afrontar, su libertad femenina o ya no escuchar a su poeta con los himnos dedicados a su nombre. Oh, el arrebato de la practica del romance, de tener una vinculación con el Demon Eros, no se puede huir, solo aceptar el dolor de tus deseos, los condenados amantes se pueden volver benditos si sustituyen sus demonios por ángeles. Que la expectativa impaciente se destruya y se conforme en paciencia, y así serás uno mismo.

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