Recuerdo el momento, cerca de las 22:00, sentada en mi cama, la notificación del video me había llegado el día anterior, sin embargo, no lo había visto, tenía la mala condición de olvidar las cosas o tal vez era buena, después de todo, ¿Quién querría recordar malas cosas?

Había pasado un tiempo y las vistas habían aumentado considerablemente, la portada era completamente negra, pero no me sorprendía, era un asunto serio y no era la primera vez que lo hacía. Por otro lado, el titulo me conmovía y emocionaba, finalmente se escucharía su voz después de tanto tiempo, ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Solo tres meses?, me sorprendía, pero no tanto, al olvidar las cosas mi percepción del tiempo pasaba mucho más rápido.

Miré el video antes de decidirme a verlo o no. En realidad, me sentía nerviosa, la verdad no era que había olvidado ver el video, solo evitaba hacerlo, sin embargo, las redes sociales son tan cueles, no creí lo que me había encontrado, en el transcurso del día había buscado la vuelta al significado de aquellos mensajes y dibujos. Por más que lo hacía no parecía cambiar la realidad, a veces me resultaba más difícil negarlo pues eran específicos en lo que buscaban dar a entender.

Mis dedos titubeaban frente a la barra espaciadora, no podía dejar de ver la pantalla en negro, ignoraba mi reflejo, lo que resulta complicado, sin embargo, para aquella situación me parecía natural no verla. Tomé aire tranquilizando mis nervios. Sabía que todo estaría bien, no había nada que temer. Presioné la tecla.

Hubo un silencio y por un momento creí que había fallado al darle play lo que tomaba como una segunda oportunidad de reconsiderarlo, no obstante, en el momento que quise considerarlo una voz habló.

Me sentía confundida. No en realidad, quería sentirme confundida, pero realmente ya sabía quién era el que hablaba, no podría ser otro, pensaba. Aunque sabía quién era, no era quien quería escuchar. ¿Dónde estaba él? ¿Por qué no hacía él el video?

Tuve que ver el video el silencio, intentaba entender lo que decía pues su idioma no lo hablaba. No quería entenderlo, pues si nada entiendes nada duele.

Sin embargo, a pesar de no entender la gran mayoría si había una palabra que reconocía, ¿Cómo no hacerlo?, incluso la puedes ver estampada en prendas, títulos de canciones y libros, incluso te la enseñaban. “Death”

Miré la pantalla, se había vuelto blanca y la persona hablante había aparecido en una silla. Contaba cosas que no entendía ni me importaban. Me sentía…No sentía nada. Era una sensación estática. Sabía que era mentira, ese vacío era una soga de emergencia, pero bajo de ella era presente esa oscuridad sofocante. Ese momento era importante para mí, no quería que lo arruinase, quería demostrar que tanto lo era. Me solté de aquella cuerda.

Fue un proceso lento, no estaba acostumbrada. Tan lento fue que pude sentirlo subir desde mi pecho, por mí esófago, garganta, cruzar mi boca hasta llegar a mi cabeza y finalmente llegar a la parte trasera de mis ojos.

Era una presión gigante, me dolía la cara, la garganta, el pecho, pero ninguna lágrima salía. ¿Fue muy tarde para soltarse de la soga? Era desolador.

Quería hacerlo, estaba segura, era lo mejor para mí en ese momento. Por ello traje a mi mente el recuerdo de su voz. Busqué entender lo que la noticia significaba. Eternidad.

Cuando abrí los ojos se encontraba todo empañado, una sola lágrima fue suficiente, como quien enciende una pequeña llama bajo un montón de madera seca.

No tuve que forzarlo más, dejaría que saliese todo lo que quisiera o pusiese.

Esa noche, mientras todos en la casa dormían, yo me encontraba sollozando en mi cama frente a una pantalla mientras un padre hablaba en un idioma que no entendía.

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