No recuerdo exactamente desde cuando me encuentro en esta condición, lo que mi memoria detecto es que yo trabajaba repartiendo directorios telefónicos en los domicilios nos transportaban en unas camionetas de redilas con el material y unos “diablos” porque varios directorios se hacían pesados y esa era una herramienta necesaria, un amigo que se ganó mi confianza me invitaba después del turno a tomarnos unos tragos en su casa, todos los días se convertían en tremenda francachela pues Juan tomaba fuerte se terminaba una botella y ya tenía preparada la siguiente, varias veces tuve problemas para llegar a mi casa sin embargo nunca pude resistirme a cada invitación que se me hacía.
En cierta ocasión uno de nuestros compañeros con toda alevosía cuando mi amigo pensaba subir el sobrante de su mercancía se acercó y levanto el “diablo” de manera violenta golpeándolo en la cara, ya anteriormente se formó un grupo que se dedicaba a molestar a los demás especialmente a nosotros dos, porque como Juan solía andar armado no se intimidaba ante sus provocaciones. Esta acción despertó mi rabia y a pesar de que soy una persona tranquila, el animal dentro de mi actuó irreflexivamente y tomando el arma de mi amigo, que estaba aturdido por el golpe, no sé cómo empecé a disparar a lo que más a mi alcance estaba logrando no sé si herir o matar a alguien, pude ver un instante después que los demás se abalanzaron sobre mí y mi instinto me ordeno saltar de la camioneta y huir.
Desde entonces mi pensamiento se nublo tenia consiente que si me agarraban algo muy malo podía pasarme, por lo que corrí desesperadamente volteando a veces a disparar para ahuyentar a mis perseguidores que ya no eran solo mis compañeros agraviados, sino que también había soldados que no supe en qué momento se unieron a la persecución.
Las balas llegaron casi a rozarme la cabeza, el asunto era serio yo nunca había estado en una situación similar por lo tanto no tenía idea de cómo reaccionar, mi instinto comenzó a sustituir a la razón y empecé a actuar como animal y como tal tuve la habilidad de huir hacia lo despoblado escondiéndome entre edificios, cloacas basureros y todos aquellos lugares que me sirvieron de escondite. Al llegar a los suburbios me pareció entrar a otro mundo, no porque se me hiciera desconocido el campo, no, eso me era familiar, pero yo ya no era el mismo.
Después de unos días el hambre me atosigo, no podía regresar a la ciudad, ni buscar a gente conocida o familiares porque sabía que me estaban buscando y deberían de tenerlos vigilados, yo no quería que me encontraran ni tampoco causar algún problema para ellos. Volvió a aparecer el instinto y comencé a cazar ratas, la repugnancia que sentía por estos bichos no es un obstáculo cuando se tiene hambre. Luego ocurrió algo que me parece inexplicable como cuando te suceden cosas que se escapan a toda lógica pero que suceden, se escasearon los roedores ¿Cómo? No lo sé.
Recurrí nuevamente a mis instintos en esta ocasión al del olfato, y esta vez busqué animales muertos me convertí en una mezcla de buitre con hiena, un carroñero, esto acostumbro a mi cuerpo, estomago dientes garras, para lograr mis propósitos. Así sobreviví, cada vez más mi razonamiento se extinguía para convertirme en un animal sin razón. Toda mi educación mi filosofía mis valores incluso mis afectos desaparecieron. No había poder humano que me rescatara de esta nueva condición. La culpa, el arrepentimiento no caben en un animal y lo recalco porque ya no era un ser humano.
Comía perros gatos pájaros cocodrilos lagartijas todo lo que me encontraba porque con mi nuevo olfato recurría a los tiraderos de basura ricos en comida putrefacta y me refiero a ricos no por el sabor sino por la abundancia, aunque con el tiempo adquieres preferencias por el sabor otro de mis instintos nuevamente encontrados. Si me buscaban o no paso a segundo término ahora solo actuaba por instinto y cuando me sentía amenazado por otros depredadores entre ellos el hombre, huía, a una de mis tantas madrigueras que fui construyendo para determinadas ocasiones. También los fenómenos de la naturaleza representaban un peligro en ocasiones serio, por lo que brotaba de lo más íntimo la inteligencia para protegerme.
En cierta ocasión me encontré una bolsa con restos de personas, para mí fue un festín ya que dentro se encontraban cuerpos de personas muy corpulentas fue la primera vez que probé carne humana y me pareció exquisita después de comerme casi todo el contenido porque era demasiado y guarde algo para después me llego un pesado sueño y me quede dormido.
… al despertar me sorprendí de que en vez de dos brazos o garras tenía cuatro y lo mismo con los pies también empezaba a crecer otra cabeza y aunque me costaba trabajo moverme en unos días corría y saltaba de la misma manera que antes como si nada hubiera pasado, después de esto sentía un deseo de volver a comer lo mismo porque se había despertado una necesidad de tener la misma satisfacción que tuve la primera vez además me proporcionaba un estado de euforia como no lo había sentido antes en gran parte por la energía que me daba el comer de esos restos.
Con el tiempo pude comprobar que bolsas con restos había por todas partes, porque quienes las tiraban como si fuera basura elegían lugares apartados y solitarios que significaba mi hábitat natural como quien dice me llevaban la comida a la boca, a medida que seguía comiendo me seguían brotando nuevas partes en mi cuerpo y no tarde mucho en presentarme como un monstruo, un fenómeno de la naturaleza, una especie de espectro de mil cuerpos contenidos en uno. Las personas que llegaron a verme huían horrorizadas, ya no me importaba esconderme no tenía miedo, se formaron algunas leyendas sobre mí un ser malvado que se traga a las personas que se portan mal, algo que se aparece en las noches de luna llena incluso un engendro del demonio que no se puede destruir. En ello tenían razón me refiero a esto último porque llegaron a organizarse para matarme, de diferentes maneras, a balazos, arrojándome gasolina para incendiarme y otras formas, pero no resultaban porque si sangraba lo hacían mis partes periféricas, pero no llegaban a mi yo era el corazón cuando me incendiaron paso lo mismo entonces se dieron cuenta que no podían hacer nada. Nadie supo jamás la verdadera naturaleza de mi persona ni mi verdadera historia porque me sentía como alguien víctima de las circunstancias y no porque haya buscado ser así.
Luego que mayor número de gente se enteró de mi existencia me empezaron a utilizar para eliminar restos de personas porque la cantidad de asesinatos y desaparecidos creció en gran parte por motivos que orillaban a la delincuencia organizada o a particulares, feminicidios de esposos ofendidos miembros de los círculos políticos etc. Etc. Yo no sabía exactamente de qué o como morían las personas, pero tampoco tenía el estómago para digerir tal situación me rebasaba y en mucho. Los militares que en un tiempo me persiguieron me llevaban cadáveres en grandes cantidades pidiéndome de favor que me los tragara, pero ya no podía estaba asqueado.
Quise retirarme de esa vida que me termino desagradando y me fui a vivir a un lugar retirado esperando descansar de todo a mi alrededor conforme fui dejando de comer restos empecé a alimentarme de fruta y vegetales el sabor no me gusto, pero tenía el firme propósito de no volver a comer carne. La energía disminuyo tenía unas fuertes pesadillas mi cuerpo comenzó a cambiar se redujo la masa corporal me empezó a salir cola y mi piel se reseco podía ver en la oscuridad y mi cabeza se hizo más chica.
Desde entonces mis cambios son recurrentes a veces vuelvo a la antigua condición otras soy como águila o reptil y en ocasiones vuelvo a ser normal sin que yo controle dichos cambios por eso las leyendas que se crearon sobre mi siguen circulando, aunque ya no sea el mismo por eso a partir de las cosas que me suceden mis recuerdos son diferentes como decía anteriormente el bien y el mal son algo que desconozco no puedo detenerme a hacer un autoanálisis porque me volvería loco una parte de mi lo dice pero no lo llamo razón lo llamo instinto.
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