Nigromancia de Leiak

Nigromancia de Leiak

ETRESTLES

13/08/2022

Dice Leiak al divisar de lejos en el alto de montaña donde reside Spílaiaus, Kanthillana, Valles Transversales – Chile: ( concurso  Amazon https://www.amazon.com/dp/B0B98R482Z )

“He parlamentado con los espíritus de Strigoi por más epsilones y décimas nocturnas que del Vóreios de Zefian interminables en tenebrosidades que han dividido las cadenas con la magia que venda mis ojos en amaneceres en ciernes de Ovidio y su horizonte, con la Katana de un guerrero lapón entre las hojas del Hagakure indulgente de un Samurai entre ambas zonas llameantes estaba la Celestina junto a mí para degradarse sola y añosa con sus pliegues sexuales colapsando de frenesís al perderse entre sus dedos con la blancura de sus ciliares para que Intermediaria y fuera señuelo del Ars Amandi, Ovidio también se presentaba en el mantel Mataki sin óbice del sobre relieve desgastado y aletargado entre las sábanas gastadas por sus dedos pulgares y exteriores en el embozo del índice ovidiano impedido de haberlo, sobando el Mataki lleno de coloridos ojos para ver si el tercer libro caminaba solo sobre el vientre de las Celestinas cortesanas o eran una opción de fuertes augurios que ya le había confidenciado Strigoi en la ante puerta de su oído con fibrosos ateridos de astrágalos que le injertaron en la húmeda oscuridad del otro sombrío humedal de la Mandrágora. Mi estoicismo se ha ensalzado con la cortesana en un filial augurio con la hija de Labán para menesteres de Jakob tras veinte años en Harrán en el antitrago del oído de Raquel y su desierto de kabbalah. Labán hacía de un mandato la obediencia ante el monte Galaad ante un sub–primogénito tirado de los talones por su hermano Esaú, el temor era otra opción del augurio de sensibilidad que se acercaba en vez de alejarse de un mayor pánico, si es que sea quien venga y saque su raíz belicosa del completo refrán de Iahvé dando la espalda a demonios que le imitan, mas no pudiendo caminar como él sobre el desierto sin dejar huellas. Leiak tenía todos estos espirales de Espejismos Espartanos donde todos se vanagloriaban de democracias en cuanto otros evidentemente en la tierra que les regaba por las manos que también afianzaban la Xiphos con mangos de herrería de agricultura con riquezas que solo aportan madera para navíos que nunca surcaran, tampoco en libertad a medias del espejismo oligárquico con hombres de guerra inhumados, y que caminaran libres en la polis hasta que esta les ponga en la cruenta batalla donde sus osamentas transaran por molicie de dinero o fastuoso canje”

El labrantío gastaba a sus compañeros que habían recorrido el puñal, Leiak después de recogerles de los campos que eran sembrados de osamentas que iban dependiendo estadísticas con victoria republicana. Donde está el dinero? ni quisiera mi desánimo ha de acometer afectos u estoicismos para ser quien promedia mi rebaño. El gran esfuerzo es de todos o de quienes pierden su paralelismo si con regularidad una espada es bien tomada ¿Para qué pues se desearía allí su ganancia donde la posesión de riqueza acarrea más cuidados que gozos que proporcionan su disfrute? (Jenofonte, La República de los Lacedemonios, VII) para que entonces mas espadas que nadie les hará carga a quienes las perdieron en batallas, ni siquiera las de oro subastadas para quienes la coleccionan como integral de bronce con máximo celo original para quien debió tenerla ceñida en su mano, hasta el último minuto que expirara al recordar que lo hacía con su arado en el labrantío hoplita, y en furtivas acciones ahora con la “V” Lacedemonia de Vernarth en el completo que se maldiga de un Dios que aun le escucha! Cantemos a las bestias, ellas obran con imaginaria benevolencia pero no con tangible demonizar que enternece con sus crías humanas siempre luchando con sus nigromancias como actante multidimensional, con textos que hablan de un mundo que aborrece a medios humanos ya poseídos por un Labán, o por un Ovidio ilustrado que santigua con nigromancias a Celestinas que solo saben de sus úteros maldecidos de hierro seco narrados de una emperatriz no reflejada en ella solo hasta el último estertor para tenerla convalecida a quien canta consigo el cántico de nigromancia. El Mataki es un labriego con manos curtidas e impregnadas de verdad, vertido por la astrología del caballo de Alikantus que cojeaba en la estrepitosa vadera de Betelgeuse con alquimia mágica que claudicaba en las cavernas que no soportaban más nigromantes. De aquí provengo yo Leiak; de bosques de los valles transversales del Horcondising de la Andromanía a quien le despertó una noche en la alborada siguiente en un mundo nuevo y una mañana nueva, sin saber donde era pero era un humano que adivina su hereditaria Andromancia entre espíritus muertos que indicaban que también él es y será uno de ellos, adviento de un nekroi o muerte que solo esplendía hacia una fémina hechicera colmando los campos de doncella que segaban los pastos cerca de las personas fallecidas. Aquí mismo “Yo Leiak” para quien cayera en este conjuro redondearé la cuadratura de un blandir secular nigromante solo con ciencia escrita que palpita con interferencias de su corazón hacia una nueva concordancia de los evasivos espejismos espartanos, donde la riqueza se recuesta sobre la indigencia no siendo más que su propia ciencia desde un orden o Cosmos que amontona los cuerpos vacios de las almas en sus estómagos vacios sin ni siquiera una medicina astrológica que les midiera de alguna veracidad en el Contemplationis in Deum, donde otra cosas serán ángeles que rondaran por las puertas de los sepulcros en que nadie de verdad lo habitará en los párrafos del mudo ángel. El vampirismo cursado por Vlad Strigoi duerme en los golfos y ensenadas donde encuentra provocar a qué o quién le corteje, y les lleve a su castillo fortificado donde la pasión escala los acentos desde donde nace ni nadie será capaz de escribir un solo verso con estrofas escondidas en un corazón misterioso dentro de otro, que es de un hombre versado en la viñeta que sintetiza la trama de un titulo “ Aquí yo Leiak Nigromante, un día fui Franciscano y ahora sigo la quietud de mi amo Vernarth y nuestro Apóstol San Juan” Yo casi convertido en clérigo en que casi todo surge y fenece en la unicidad de las funciones en este banquete en Patmos, ante los complimientos mayores y menores donde mi corazón servirá para bienes mayores, Yo habito en ti mi señor tu me enseñaste a cerrar los ojos y no perder la vida que no intercepta las compuertas de la otra aquí está mi adhesión Vernarth ”

La devoción caritativa citará a los demás a asentarse al borde de la periferia de las mesas cartibulum que se regodeaban de curiosos que querían degustar las comidas que caían del cielo como un maná, sobre los escamones que hacían resonancias con notoriedades de reverberaciones en los puntos de los poligonales que se hacían paralelos con las sillas bisellium donde aparecen las excitantes citas del orbe reflejado en el cielo para pringar los fajos o fajinas de panes con aceites que se sorteaban en los triklinios que seguían instalándose para la llegada de los invitados de Judah. Los vasos se hacían prensiles a las forma del mobiliario como compaginación de las panificaciones que iban moviéndose y desorganizando la nomenclatura geográfica de estas doce islas polígonas del Dodecaneso. Con panes que venían de Leros o Pserimos, mientras Rodas y Cos las islas más grandes y cosmopolitas eran la meta de las migradas de Pelicanos azules durante todo el año trayendo vino azul en las patas adornadas con las argollas de oro, y Iaspis sobre las gramíneas esquiladas por los talones de las miríadas de Petrobus y sus secuaces pelicanos. En este danzante herbaje podía sentirse por sus brazos en las danzas con Pan de mordaza, que danza en todas las caderas de las doncellas de la Sousta y Canephores. De los mayores niveles a los menores todo se hacia un conventual silencioso donde se hacía lectura al acólito para culminar en las alfareras de un descarrío del Áullos Kósmos donde se petrificaba el capitel del trono de Vernarth, teniendo ya puesto sobre unas imágenes que se reflejaban del cielo en un dispositio preparado para la retórica para representarlo con su Himatión más arriba del domo del Megarón que ya levitaba esperando por su base, y columna que le otorgaba edificación antípoda con fuentes de alcance, y palabras claves para dar la bienvenida a todos en especial atención sobre el altar que se encontraba a disposiciones de los actantes. El regazo en su vista se puntualizaba en el confín del mar que era el tópico frecuente que llama la atención para todos los deciros que denotan la prosternación del lenguaje sobre el actante que organiza el mandato trans-visual sobre campanarios imaginarios que se convertían en tronos de carneros, con patas de mobiliarios klismos que descendían del cabezal de Wonthelimar que era el último en llegar después de sellar el tubular del túnel de viento que se clausuraba ante todos lo que venían al fundamentarse el capitel del domo que configuraba la primera parte del dispositio carolingio cuando se oteaban miríadas de las Boyardas en tramos donde la luz Jacobina semi-esférica se llenaba de góticas arquivoltas rematando en los gabletes diseños que traía en sus planos Carlo Magno, para hacerlos superpuestos en la acrotera del domo que ya levitaba anticipadamente antes de que empezaran con la edificación. El mayorazgo de luz decoraba los claroscuros que oscilaban del lobulado de los astrágalos que portaba Lochnith en sus manos más lejos que una sombra miniaturista en su variable crepitar y el progresar de su tamaño, cuando caminaba precipitado sobre los recuadros que labraban en los reflejos botánicos del astrágalo señalando que sus formas eran lides gaseosas de pensadores de Querubines que se posaban en las arcadas o arbotantes que secundaban de las principales formas góticas del Hepta o siete lobulado de las flores que empezaban a diversificarse en su crecimiento. Pablo de Tarso hacia resquemores sobre su visita entre tantos asuntos del paganismo y cristianismo que de alguna manera trataba de instaurarlo en la ortodoxia Judía, para bienes en los siglos de los siglos no románicos disímiles de un estatuto romano de otrora para decretarlo hoy como Homo-Clerical.

Dice San Juan Apóstol: “limitadas estaban las doctrinas cristianas al radicarse en Jerusalén, ni tampoco a someterse al mundanal judaísmo. Lo predicaban mientras partían los panes en las fasmatémporos o paneras sacralizadas de salvación de la compañía de quienes eran circuncidados, por quienes recibían el reino mientras nacían en una dominación romana. Todo era ofuscación Estebaniana como el primer mártir de la orden eclesiástica donde el universo apunta entre razas, sociedad y posesiones sensuales; entre griegos como trastos entre bárbaros e incultos israelitas entre judíos y paganos, para hacer leyes mayúsculas pero encubiertas entre códigos sometidos de lo dictatorial, tal si todos los esclavos fueran acopiados en Corinto de la inferioridad femenina ante la supremacía masculina, sin heredar la carne en una reconciliación de mundos compartidos. Su política mueve los fuelles de los vientos libres para un enclave que comienza a ser una directa pertenencia de otro hombre con el Alfa, y finalmente este termina siendo su terrateniente en Omega, como aspersión bautismal prófuga de los que se hacen prendidos del señor que no reconocen, y si lo hace bajo sus ropas y pensamiento que llevan incluso llagas o heridas hasta en sus cromosomas. El Epi-genotipo es el tercer mes de gestación con embriones que hasta se oyen con sus latidos más allá de todas las galaxias de ida y regreso, colisionando con la cabeza de la mujer que pone orden al dictamen establecido de la polaridad extrema del genoma. Las esculturas de coronación se hacían diversas con formas góticas que se diferenciaban con duplicaciones de los astros que se construían no especificado en ningún cuanto de energía acumulada después de miles de años para ser liberada en la canalización de la ménsula donde descansaban los Querubines dedicados por hoy en la señoría de la ascendencia de la advocación, y la exaltación de los vitrales que descendían del cielo con irisaciones seccionadas señalando las horas canonícas del siglo uno, principios de la quinta década cuando Pablo señalaba ya la carta a los Romanos “donde le dais de apacentar libre a las ovejas, los carneros abruman la densidad de la certeza con sus traiciones, la sublimidad del movimiento de rebote auricular hace que sus dispares orejas sean adviertas a la justificación de señalar por donde crece el peligro”. De este modo Pablo de Tarso decidió nombrarse en la medianía del Mataki o mantel como Pablo de Patmos pues su alma todavía dependía del Mariano expendio para sus lapsos canónicos, pasando de hecho a convertirse en carnación principal y actante de fe con los puntos cardinales.

Nuevamente se aparece la Diosa Niké para consumar la victoria, luego desde los extenuados estadios del anfiteatro de Pérgamo, Wonthelimar traerá la Victoria con la otra “V” de la diosa Niké, también sufragado por Athenea Nikephoros. Desde esta duplicidad ambas son transpuestas en “V” de Vernarth como iniciático seudónimo; que graficará el gemelo reforzado del génesis Helénico de Wonthelimar articulándose desde este Prótypo con la génesis del cardinal Mandragoron que será jerarquía arquitectónica y divinizada Vernarthiana.

Geodesia Mandragoron

Norte : Vóreios ( Boreal de Zefian)

Sur : Nótos ( Austral de Borker)

Oeste : Dyticá ( Ocaso de Leiak )

Este : Aftó ( Equinoccial de Kaitelka)

Ante esta reposición geodésica, Pablo de Patmos hace el contexto de estrechar la analogía de la cruz y el punto de intersección del mediante la Luz Zohar que emergía del programa iconográfico que se estaba distendiendo fuera de los Ave Mariah, que se oía en ecos intervalos siendo el principal el que se oía por la prensa de aceite que sostenía Vernarth, para prodigar el primer virginal hilo de aceite del olivo, que se juntaba con la cellisca llovizna que iba cayendo entre los entrecruzados puntos Vóreios de norte a sur Notós, y del Oeste Dyticá con la Nigromancia de Leiak hasta la península de Kaitelka.

Todos sentados empezaron a rezar, luego emergió el naciente del Empíreo que venía con la cellisca y el olivar hilo de primer grado virginal, todos entraron en trance el alma se les embargaba solo con luz que podía ver cada cual en su facciones por la irradiación de los ojos de Vernarth y San Juan, y en el respirar de cada cual siendo dificultoso y discordante. En la distancia se veían los centelleos de Pedro y Jacobo junto al Mashiaj, venían para entrar en la paz de cada uno de los que estaban aquí en el Katapausis o paz indeleble, la noche se hacía advierta al Notós de Borker que oraba con los discípulos del Mashiaj acompañado de los tres vientos del sur que transfiguraban al pollino de Betania que les admitía a llevarles al Séptimo Cielo, aquí en la primera piedra del Megarón con el Mataki, las siete paneras y candelabros tomados por la agonía del cáliz que todos llevaban en sus cuerpos donde brotaban de su interior junto al hilo de aceite mixturado con sangre huida de Sion hasta Getsemaní, así exánimes con lo entredicho manchaban las luces del Menorah que se impulsaba sobre grises y agónicas sombras del pan que preguntaba porque mano seria dividido? Todos dicen con sus manos beber, pero las manos del Mashiaj abrieron el cielo primero para iluminar la exacerbación del Dyticá de Leiak, diciendo que el sudor de la agonía llenará nuestros cálices ornamentando intensamente lo develado por nuestra cellisca perturbada. El Equinoccial se hacía magenta, y eritreo por donde la gloria hacía pertinente el partir y pedir oblación en la reacción natural de quien recibe antes de que se ofrende. Los estremecimientos solo hablaban del rictus, cuando Vernarth se acuclillaba cada cierto lapso a soplar las ascuas del incienso que tendía desde Aorion empalmado en la Cuarta Saeta de Zefian para dejar la ergonomía de punta broncínea, señalando a los Querubines que venían del Cielo cayendo para los que iban subiendo con sus cuerpos sacrílegos a purgar sus yerros, adorándoles con simpleza puramente beatífica para traerles de vuelta a Patmos a purgar ahí, lo que el yerro hará de la virtud la luz sobre las tinieblas en vidas que tropiezan sobre la muerte gemebunda, cuyos sufrimientos asolan mas allá de la vida en el cual les aquejan impertérritos dolores del peligro no sabiendo resistirlos.

La frontalidad se hace ordinal de la unidad al tres y de la dualidad al cuatro; es decir de Vóreios a Notós y de Aftó a Dyticá haciendo la cruz escurialense con las líneas cruzadas atiborradas del azul celeste que les colmaba del Séptimo Cielo. Las tinieblas maceraban los embriones sobre el yerro de la angustia confrontada ante un cuerpo imparcial caído del desánimo de superarlo y alejarse de la escatológica. El Mashiaj mueve las manos por los Códices de Raedus pro generando el Júbilo para los sarmientos que suben por el hilo del olivo que escaldaba de pasión para colgarse sobre el madero del Kashmar. Los Kardiá o corazones resemblaban perdidos en minutos de Kairós desfavoreciendo en regocijarles, para luego sobrecogerlos en algún gentilicio escurialense conformando la cruz de oro, cuyos cuatro brazos estaban cubiertos ya por esmalte azul y celeste en fractalidad parapsicológica haciendo mover la temporalidad en la súper imaginación del Áullos Kósmos de Vernarth.

El ácimo Matzoh se triplicaba en la imaginación de Vernarth en el primer cáliz de Elías que se esperaba para este equilibrio másico en la Eunomia y Euphrosuné, para cuales inter-testamentaban pocos pasos en la aplicabilidad del reinado y legislación subyacente del cuarto cáliz de Elías, que ya inauguraba el cese de toda conmemoración. Se habrían los acomodaticios relativos a San Pablo y San Juan de unirse y escenificar la llegada que fue esperada de Elías por su presencia espiritual asistiendo como ekklesia en la asamblea de la familia que se aprestaba a cenar, abriendo la casa en la Cuarta Saeta de Zefian para la domesticidad y conversión de la magnánima visita de la Primogenitura Hexagonal a Judah, sin el fermento de la levadura para cruzar la espada de Zefian en el halo de remanencia que se originaba tras el pabilo del Menorah que sostenía Vernarth entre sus manos, así al levantarla y ladearla San Pablo horizontalmente la hacía del Notós y Dyticá, haciendo del evangelio un sacrosanto brebaje en doble cáliz cruzado con el pan Matzoh en la mano de San Juan, con el hilo de primer grado de oliva tenía que adiestrarlo al espiritual de la comunidad junto al kályx dentro de una Crátera que les acogía sobre el grial aspersor mayor para un gran clima espiritual. Lidiaban todos con la quietud que les acoge en un silencio que era de otro mundo donde San Pablo y Elías en su primicia ovacionaban la buena voluntad de Vernarth por haber llevado consigo a San Juan a Judah, concretando el retorno de su diáspora forzada que significaba un gran aliento de postración desde la carta de los Romanos, para un complot en contra de quien converge en una comunidad dentro y fuera desde el sitio que vio la luz divina con la masa misma de la luz que pesa sobre las costillas de quien puede radicar su soberanía con frugales públicos menesterosos que venían desde Corintio. Elías estuvo espiritualmente en el Cenáculo, y estuvo en la cuarta copa de la luna llena que ardía en los estilos que pendían desde el mayor razonamiento multidimensional ante un profeta, que todavía huía sensiblemente del rey Acab persiguiéndole hacia su estado de vejamen donde no podía resarcirse desde una mesa de encina concentrada, y en el Mataki que hacia un encuentro universal habilitado con los doce guardias de Seleuco, que asistían por medio de un onírico debilitamiento condicionado y por el culto de ejercicio piadoso que prontamente lo llevarían en la carne y en el vino, desde sus propios menesterosos que un día fueron sus encadenados. Gestos rituales salían desde sus caras al ver el género de fidelidad al sentir que podían vivir con las manos con carne asada e inmolada con trozos de matzoh que litigaba similar al Pesach. El centro del fuego sagrado de sinagoga era de sacramental fluir en el portal ecléctico que procedía de Prócoro, la esquizofrénica del panteón de los bufos sindicales iban con Euphrosuné o Eufrosine, que se instanciaba entre lamentos y jolgorios por las Ménades, que les relumbraban en el caudal de su tristeza para el pletórico de su alegría con ciclaminos que se sostenían en el prosopon que llevaban puesto ambas diosas con la menestra del maskein de Vernarth y Eufrésine, para dignificar su presencia ante la primogenitura Hexagonal. Así las Ménades se replegaban mas allá de tercer fuego sagrado próximo al ramplón de los eructos soeces de Dionisio que se escaldaban con Euphrosuné, en los delirios para hacerla su Ménade.

Dice San Pablo: “Desde la cisterna de Siloé se reinterpretó la Torah, el ciego no podía ver e ingresar en las aguas turbulentas de la cisterna inferior similar a las del Hasmoneo. Tampoco podía ingresar a la sinagoga, el decía que no podía entrar porque le dejaban afuera por ser minusválido y no poder caminar libremente. El Mashiaj le dijo levántate y llévate tus pertenencias. El nonagenario se levantó y caminó a su casa, tal como le indicó el Maestro, en el camino se encontró con unos seguidores de Shammai diciéndolo que no podía llevar cosas pesadas en el día del Shabat. Subsiguiente a este hecho benéfico, el Mashiaj fue entronizado debido a esta decisión ante el Sanedrín porque les mencionó que se levantó y caminó, así Yeshua interpretó la Torah en vida y propiedad suya. Desde ese instante se optimizaron 18 clausulas de conversión de los paganos gentiles a prosélitos, modificándose solamente a dos, constituidas por Yeshua. La escuela de Hillel se sistematizó bajo su erudición con los fariseos desde su fundación haciendo de esta la escuela rabínica que preponderaría en adelante, por la magnificencia y exégesis del Mashiaj”

De este modo Shammai, con su rigidez de protocolo fue cuestionado por su interpretación haciendo la de Hillel más humana y de piedad personal con Fe-razón. Se levantan de este micro periplo de reminiscencia, y Vernarth camina con San Pablo y San Juan, Vernarth coge el arco de Artemisa, toma la cuarta flecha de Zefian que trajo del Duoverso, luego toma el arco y propulsa la flecha hasta donde se oscurece el Vóreios al Aftó, para transbordar la punta broncínea de Hillel hacia esa dirección distanciándolo hacia la llegada del objetivo religioso, creando la mano transferida de Vernarth en la de Hillel para encauzar el punto de llegada exacto donde se comenzará a erigir el Megaron. Shammai, junto a la minoría de las voces se sesgaba en la cuarta flecha que era propulsaba en el objetivo de la Torah, “Arco y Flecha” rozando la teología de la casa de Beit Hillel demarcando con sistémica devoción y misericordia el Eruv que se hacía presente con Hillel, haciendo una dramática vida, la traumática glosa de quien un día portó sobre sus hombros un madero hasta un altar oscuro e insepulto desde del equinoccial de Aftó; llevando el madero aunque hubiese sido el Shabat, que traía a Kaitelka como último invitado junto a Borker, cuando casi ya se clausuraba en el postremo mogote en el torbellino del túnel de viento del Profítis Ilías, que traía a este balénido pesado como una cruz.

Borker se instruye en la demiurgia luego de saber que todos estaban reunidos en el banquete, trataba de intercomunicar entre todos buscando la razón e inteligencia del alma que le anexaba al estar reunidos. La facultad suya y autoridad de las Almas de Trouvere le llevaban a la antigua de Hélade en su ritualidad que era de gran acervo y vernácula pureza. Su libertad de acción le llevaba por los bosques de Nothofagus para descubrir sus cualidades de Demiurgo ayunando junto al cuadrangular Geodésico del Vóreios, Notós, Dyticá y Aftó. Leiak con su castidad de legal asertivo le asistía para las posibilidades que eran prioridades de las mismas para distanciarse del magnetismo de las almas de Trouvere y los Fantasmas de Shiraz que se unificaban frente a la geodesia, para excitar las emociones planas. Borker toma la espada Xiphos de Vernarth, hace un círculo para separar las barreras entre los fantasmas y almas que convocaban así los esperpentos Hoplitas que estaban relativamente cercanos a esa dimensión que empezaban a asirse del centro de la eternidad. El circulo romperá el tabú para que las normas del Duoverso consintieran la antífona de inicio que está pre figurada en la ecléctica del portal de la celda cercana de Prócoro, también se plasmaba un florero de bronce que utilizaría para simbolizar la situación de la irrealidad bajo los allanes del agua condensada que solían almacenarse en estos rituales de Borker. Anélidos y pedazos de carnes de los falangistas que se veían ingresar al círculo, osarios de escafoides merodeaban del larnax de Alejandro Magno apuntando anticipadamente sobre las pérdidas del Alma después de ganar el Mundo, las Armas de Christi se sumaban como corolario del común razonar al estar vivo o muerto en un versículo que podría infligir una sectaria alineada en la liga del Mortis arsenal, o sea que empezaban a seguir moviéndose ante la vista de los demás declarando parábola común al avistamiento mágico. El primer ritual se circunscribía al círculo nigromante que a su vez hacia otro redondel de frente sobre la precognición de otro curvado espacio que media el sepulcral de todos al avenir en los sentidos que jamás han sido referenciados para un común que solo se ve sobre sí mismo, y a veces invisible como un Shiraz o un Trouvere. Miraba Borker detenidamente a los ojos que no eran propios de quien observa sino más bien de quien difunde inter espíritus que manan por su pontificado aclarando la visión de los demás para hacer de Vlad Strigoi quien le asistiera, ya que él lo glosaría mejor. Las sensaciones hablaban del verdadero espíritu que transitaba entre todos y vivía para renacer en la pulcritud de sus acciones en segundos posteriores que verificarían su raigambre con la imagen del Notós, para los superiores momentos de gobernanza espiritual donde todo lo mueve y ahora lo estremecerá visiblemente, sin impedimento de los estadios que la llevaban invisible sin la conciencia de abandonar un cuerpo que siempre ha sido brío entre todas la percepciones que hablan del Ser Psíquico, en completo tornasol de transición del Austral hacia el supra austral! donde el Nigromante llama al Demiurgo a saciar su galanura fisicalidad, para convertirla en tactibilidad de físico psíquico que invoca espíritus moderados que convergen en lo físico, pero sin limitar su vitalidad. Borker soltaba los grilletes del Notós para viajar al austral-Boreal de Hakidiki, cerca del mar de Cassandra muy contemplativo del arrobamiento de escarceo hasta Kallithea hacia un epíteto para que la costa de las Cícladas no sean demonizadas, haciendo del círculo de Borker una convocación de Cassandra como viviente Sibila que ordena los albores de un organismo presuntamente desorganizado biológico. El aire se enfurece y las batientes se agigantan con las ordenes de Borker al esculcar la obsolescencia de mayores sonidos armoniosos por sobre un aliento que necesita de Aion, y extremidades para moverse ante el diferencial del espíritu súbito que solo sistematiza el entronque de liberación de un ser no excarcelado. La temporalidad decide albergarse de conservatorios combinados, y riesgosos guardianes que propalan sus poderes arriesgando su propia esencia como objeto refugiado y sedentario subjetivo.

Las fuerzas que nacían de otras mismas escaldaban los arcanos físicos que transmigraban a los arcanos psíquicos sistematizando salutíferas hordas de inmunidad, que infligían las naturas del Corpus que estaban formándose con la nigromancia del demiurgo, la voluntad estribaba por ordenados numerales que hacían levantar la acrotera que se mantenía ingrávida sobre la tetra saeta de Zefian, demarcando el Eruv de posicionamiento en las mayores preponderancias de un fervoroso riesgo de transición que se depositaba en las manos de Borker como constructiva polución para arrimarse al osario de los Falangistas de Arbela, que regresaban al mundo de los Vivos desde el Tremens o tembloroso delirio que se agravaba en los cuerpos no conversos supra dotados en los colmillos de la historia. Todas la destrezas del mundo rugían por las lámparas que descubrirán la obra que pende desde de lo que se empalmaba por su rehilar en el mundo Físico Espiritual de Borker. La voluntad de escarbar sobre si mismo transbordó a Borker en la reanimación de los soldados de Arbela para que revivieran, para que asistieran en la construcción del Megarón seguidamente cuando ellos dejaran de ser insepultos espíritus purgando los escobajos que lanzan los dados desde la astucia del arrojo, y desde la valentía que instruye a los intrusos que solo son pávidos arriesgados pero sin instrucción de nigromancia. Se licúan los despóticos de pululantes almas con cuerpos vacíos pero como espíritus íntegros, los osarios se vivifican y tiemblan de frio el mal momento arrepentido del mal augurio que se lucía en el recipiente circular, y se desvanece ante el todo con las ocres uñas de Vlad que asiste a Borker para abrir luego cerrar el ambiente, bajo un atributo de arcano que resemblaría la apariencia de todos bajo tal dominación. Los objetos mobiliarios de despensa y bodega de Prócoro se hacían furtivos por el cendal de expropiación, dejando visiones tras las cenizas del manto que cobijaba temporalmente el plenilunio de la regresión descontrolada por el arcén de Getsemaní que aludía a tetra alados figurando en la celosía que escondía la noche en su brocal, más allá de exactos devocionales de San Juan y San Pablo. Las lenguas sin vida yacían para revivir en los espacios sagrados que tocaban la tierra del mundo nuevo desvivido desde la nada solo se aspiraba al prototipo de Hillel para la inteligencia que florece en la bastarda sosería de quien no se escurre de ignorancia y que solo piensa y no actúa. Shemash y Apochróseis (Sol y Sombras) se iban alargando de los que crecían por medio de cuales aun figuraban en la plana Encina como consola, y estaban bajo el Mataki mantel predestinado del peregrinaje de dos dimensiones mundanas e inexploradas momentáneamente. San Juan toma los cálices y los ilumina con el Menorah donde se animaban a residir sobre las curvas destelladas del plenilunio, que solo se aprestaba a residir en solo dos cosmos que se unirían, bajo el domino de uno que no colegía…, solo se protestaban en facilidades en los trances.

El Ekev o razón o de causa, estaba en el dominio de San Juan cuando obstruía sus ojos y se transportaba al año 70 d.C. en la guerra judío-cristiana. Jerusalén era destruida y su templo también, devastada así como el Beit Hamikdash que se desplomaba, cada piedra depositada en la caída libre de sus muros hacia textual un gnóstico cristiano en el estadio de análisis del Apocalipsis Apostólico que les llevaba para la Analogía del Ditycá, o Equinoccial tras los puntos de expectación que todos captaron cuando San Juan abría los ojos. Los valores para acreditar la verdad se formaba pontificada ante el Ekev que consolidaba la importancia de los hechos de la caída del muro provocada por las tropas de Tito. Esta regresión ostentada de parapsicología siempre era guiada por Vernarth, intercediendo San Juan con la matriz del derrumbe del alma Neshama del Beit Hamikdash, que se inauguraba desde ahí con la caída libre de las injertadas piedras de la voz del Mashiaj, para comparecer junto en los refuerzos de los Zelotes para recolectar las canterías huérfanas desde su caída libre, generando la palabra bendita y súplica testamentaria con el hecho de llevar todo ese atrevimiento de derrumbe para la siguiente oscilación del Ekev que incidía en el Testamento de Leví, con gran cantidad de tonelajes de masas que seguirían la parábola de ascenso para erigir la palabra y acción de generar y levantar el Megarón, ante el Stav o invierno arameo desde donde el Mashiaj resemblará.

Dice San Juan por medio de Vernarth: “ fuimos rodeados y carecimos de legiones para detener el avance de los bárbaros, las murallas eran destrozadas por arietes draconianos, pero nuestros tefilah giraron en la adversidad del asedio, asidos de nuestro resistir y atrayendo las fuerzas que todo lo reconstruye cautivando el caudal de voz que determina todo lo ya hecho, más allá de todos los períodos sin ningún arquitecto que rediseñe la caída libre que será lo que se catapulta del descontrolado fuego de la catástrofe que también se reconstruye inversamente. Las personas y quejidos se convertían en vías de escape para escabullirse en los Tefilah u oraciones que pasaban rozando por la cabeza del César en su estrado llevando consigo las almas en llamas que envolvían todo. La demolición era la gracia de una nueva construcción del elemental material, y de la consagración del yermo de una mesa bajo el mataki donde todos con total normalidad seguían viendo las visiones del Profeta de Betsaida, atándose los cordones de sus sandalias con las torres de Phasael y Miriamme para una gran altura de observación de un equinoccial que se hacía ahora en la analogía del Dyticá que llevaba las aromáticas imágines de San Juan para posarse en las florestas del ciclamino hacia un divino encontronazo en Patmos, trasladando el vocerío de la muchedumbre que traían con la fuerza de su voz en toda la edificación de los parapetos que se contemplarían en el abrir y cerrar de los ojos del Santo con su Ekev, para el pretérito como profecía de un Yeshua que nacía en los muros convirtiendo sus voces en las rasillas que edificaban los evangelios vivos en la columna que divergía en la archivolta de Vernarth concelebrándose junto a él.

Hostigaba la caída libre, se veía afectada por la fuerza de roce en ausencia de los tefilah, los muros se hacían más gravados, y se aceleraban con la gravedad que superaba la aceleración del tiempo, la gravedad se desencadenaba del reposo que estaba en los extramuros y hacían diferentes kilómetros de distancia con la caída libre a más de 9,8 mts por segundo. Bajo el suelo la dimensión se hacía más baja que el terraplén de admisión, creando colocaciones en reveladores canjes en la posición solar para cual tratara de nivelar la fuerza de caída y aceleración versus la gravedad en torno a los cuerpos que se movían acelerados y desperdigados. La tierra constantemente apresuraba su masa para preponderar e ir donde pueda algo o alguien rescatarle el aire que se entintaba de aferencia en los casos de los aires aprisionados que desde los sepulcros colindantes al valle de Cedrón, que raptaban sus aéreas de fisionomías en lavandas para enlazarlo a los mantos del Talit que en algunos casos surgían con miles de almas desde sus fosas para recibir los escombros amortiguados entre los que se electro imantaban con mantas, y el cableado que generaban concibiendo que los reunirían en placas candorosas por demiurgos, para una holística retransmisión del tracto hacia Patmos comenzando desde las Cícladas hasta llegar al Dodecaneso.

Las placas ex kársticas sensibles de Patmos tremolaban por los pasadizos de las Cícladas, que permeaban en un ratio del primer reflejo en la visión de distancia que se acercaba entre ambos episodios físicos pero se concientizaba al segundo eje de reflejo en una perspectiva desconocida cercana a la cota subacuática del Profítis Ilías, cercano a la dolina de ingreso entremedio de las variables de inter placas que se adstringían con las cintas reflectoras del Beit Hamikdash que mutaba al Megaron Áullos Kósmos. Aquí el omega reanudará un mínimo de fuerzas constantes porcentual del roce que mugía por manos de pro zelotes que habían dejado aquellos sarcófagos en el Valle de Cedrón, en valores medios de anclaje de las grandes fugas del roce con el agua que caía por millones desde el viento inexorable que auxiliaba los objetos indivisibles en el ratio del valle de Kidron, como reflejo de caída libre acertando el roce entre los Olivos Berna con torrenciales lluvias que se hacían periódicas para una explanada cercana al monte Scopus. Este sitial se resentía por la fuerza de roce en la caída del muro, apreciándose los sepelios que eran y serán de las reaccionarias fases del grado Helenístico. Los objetos se morigeraban con el estado de reposo y gravedad que retozaban por los valles, replicando distancias más que periodos de Elías en el mismo desierto de Judah y Mar Muerto. De la profundidad del valle emergían elementos acuosos con proporcional velocidad de las caídas de los cuerpos materiales e inmateriales, esbozando la segunda ley Newtoniana al sumergirse el agua bendita dentro del caudal de la sabulosa súper atomizada que se reconvertía en el mismo Beit Hamikdash, para materializarse en los efectos sumergidos y escondidos de la fuerza pagana insinuando la analogía del equinoccial del Dyticá que empujaba la onda del balénido de Kaitelka, en la constante de velocidad tensando la fuerza de las rocas que nunca dejaron de moverse hasta que su cuerpo ígneo se quintuplicó en la quinta dimensión más allá de la conciencia de quien no entiende la abstracción física inmaterial, en micro segundos de fracción.

La densidad del filtro de lluvia se hacía voluminosa desde los intersticios sumergidos, creando la gravedad del movimiento horizontal que sojuzgaba la ecuación en cinéticas que otorgaban el diferencial en la irresoluta expectativa del cese de movimiento. Donde la cantidad de reacción es más de lo que iría a Patmos, desproporcionándose de macro poleas que la oscilaban en meridianos, velocidad y aceleración. Previo al desacople de la fuerzas de caída en cuerpos ya sumergidos que se contrapesaban para dar origen a las cuerdas de volumen que se desprendían de la mayor cámara del muro para registrar la secuencia final del desgaste que generaban los puntos de reconversión, y equilibrio de sus masas luego del pedestal de arranque que se acumula y reconecta con este fenómeno del Portal Ecléctico Invisible de Patmos, siendo consciente que tendrían que ingresar a la caverna después de haber cesado sus labores para esta retransmisión de masa del muro reinvertido para propulsar el levantamiento de Megarón. Dentro de los tres meses después del Plenilunio Helenístico, los colores del Tefilah se harán matemáticos, fascinando la intensidad espiritual que inspiró a San Juan para construir el templo cerca de su caverna del Apocalipsis en el arrecife de Patmos. La santidad contará los astrágalos frente a ciclaminos para los delicados avances vistiendo los verdes azules del cuadrinomio que representaba la geodesia en sus puntos de orden y facción evangelista. Las confusiones se abrumaban para no detener los movimientos del esplendor en las efusiones de tempestades en sagradas oraciones en la sala que se refugiaban desde Kímolos trayendo las almas de Helenikká, para los oficios que hacían la tendencia del katapausis después del posterior plenilunio, descontando los tres meses que nunca transcurrieron desde que arribó Vernarth embarcado en el Eurídice.

Kaitelka y el juicio de su morada determinarían el corpus y psique de irascibles nigromancias de Borker y Leiak, supeditado a Zefian para que las lluvias torrenciales sobre Patmos sean percibidas por las frisas masas de agua condensada de Cassandra, que venían trayendo el templo Beit Hamikdash con dos sombras antropomórficas secundándole, eran las de un Cohen, Levita y Samarita; ellos eran los guardines del Aktína o centella que venía de Jerusalem hasta Patmos para asimilar el espectro de entronización de la caída libre, que se convertía en subida libre desde la cuarta saeta del espectro en la primera pilastra a erigir. El resuello de todos se hacía cada vez mas entrópico, ya que sería concentrado en certeza de la calina que se liberaba por el titánico belfo de la ballena; más bien dicho de su presencia que era levantada por unas larvas que provenían de ciertos ataviados de Zeus que había expulsado, para liberar larvas que eran de su atuendo inmortal pareciendo a un cebo para que le acecharan con nigromancia, pero esta vez sería muy contemplativo para la edificación del Megarón de Vernarth, debido a que la Anfictionía era causa de política menguada para su espectro olímpico. Las energías o Energeia, era cebaba para los objetos que tomaban formas de papiros cubiertos de invisibles enzimas traídas desde Qumram, pero la causa mortis revivía a las larvas haciendo el oblivion que les proseguía después del mortis de toda legión multiplicada por los syntagmas que se siniestraban del verdadero propósito de su remanencia física. Kaitelka con el torso físico terrenal de Patmos tomaba la forma de la diosa Niké, donde se gastaban puntos consanguíneos que rebanaban esporádicamente a Borker para delimitar lo que es vital del Mortis que hacia Tánatos. La frecuencia de acción al barrer el perímetro era de mil ochocientos metros de sortilegio haciendo que sus destrezas no desestimen dar blanco o enfocar según la Torah con su arco y flecha que ya estaban apostado para el arista de injerencia de morbilidad que podría ocasionar los vapuleos de Niké, junto a la imagen adoptada de Kaitelka que ya se aproximaba a los seres hádicos o Hades que redundaban en la geológica que equilibraba el mandato de auto-rectificación de existencia geológica para acervos recomenzados en millones de años para que ceda el eón arcaico de Patmos, el eón arcaico o Arqueozoico y ocasiones Arqueano, creó la división de escala temporal geológica en la segunda división geológica del Precámbrico. Casi como un desafío literario arcaico que comienza sincrónicamente con la manifestación estratigráfica, bio-celular y la subducción o el hundimiento de una placa de litósfera bajo el borde de otra placa, formándose los llamados límites convergentes entre las placas. La placa de subducción se hunde y deja la capa más delgada pre continental hasta su auge que coincide en la respectiva del material del Beit Hamikdash, que venía descendiendo para acoplarse en la acrotera y capitel que estaba suspendido en el punto del arranque que se extrapolaba al inframundo helénico del quinto patio de la necrópolis de Helenikká, y el Altar de Atenea en Pérgamo viniendo con las diosas que traían victorias para esta gesta de iconografía ante los invasores de siglo 70 d. C. Su litosfera se arqueaba como anticipo de la sensible gigantomaquia en fauces del pórtico que salvaguardaba a los fieles del Megarón, imantando todas la épocas desde la arcaica original hacia este palacete paradigmático, donde se produjo una gran sacudida cósmica con un gran mega sismo con irisaciones de Dionisio en su aguada verde, Cibeles con su coloquial café moro como diosa auténtica del Profítis Ilías, Shemash y Selene tornados al ocre, Leto de Magenta al hematíes, Zeus de púrpura, para que frente a Zeus mismo se propague la apoteósica “V” de Vernarth, que iría con Atenea en este mayestático friso de Pérgamo que se corporizaba en una vasta imagen sobre el aire de los que reposaban observando los siete candelabros, en siete paneras y un cáliz de todos los colores de este friso que impulsa el propalar de Cibeles. Mientras que Alcioneo se apegaba, y se arrollaba en las manos curtidas de Vernarth con las sierpes de Atenea. El sistema solar se hacía incandescente sobre esta imagen ovoide de “V” que se concebía cortical desde todas las concepciones que se alineaban en la receptibilidad de cromática, y religiosa de ambas culturas Judaicas y Helénicas sobre bi-moleculares, y egregias masas de materia instalándose en los aposentos de una antediluviana procesión que tomaba matices litúrgicos del régimen arquitectónico centralizado, unificando a Judah y Dodecaneso, ante su incontinenti pasado y replicantes esferas de asociación del Portal Ecléctico Invisible, que todavía tomaban la materia re transformada por los campos hipnóticos que Alcioneo que dejó tras las foscas del virtuosismo deletéreo, al caer su substancia en el mesón central donde estaba el Mataki sostenido por el parador de encina, a su vez este estaba sosteniendo a Alcioneo que emergía de unos aullidos del lupinus que no se detenía por el hipnótico flagelo del Reino celestial. De este modo se devoraba el espectro a todo lo creado botánico, los basiliscos se devoraban entre sí, para absorber las sustancias que se alimentaban de Kaitelka que distendía con Niké y esta con Atenea. Todo lo repasado del olvido a un presente hacía el desnivel del virtual libre convirtiendo la periferia del Megarón con todo el mundo paralelo del Portal Ecléctico, que propugnaba Prócoro mientras Vernarth corría para todos los sectores llevando conjuntos e hileras de inciensos de Lupinus que se depositaban en cadáveres de otra flores que renacían junto a los Hoplitas alineadamente, haciendo de la heredad la verdadera dermis que cubría a un heleno que está siempre cubierto de la membrana de Hélade o de tierra del sustento de sus esencias victoriosas, para albergar a todos los caídos con aromas de laureles de Niké que se deleitaban del ángel que salía de su cofre Stíthos dorado.

El arcén del olvido se descomponía al no vencer al corazón limpio que se incubaba en el prójimo infeliz, pero convencido! El limpio kardiá se colmaba de las cutículas de las diosa fémina de Hélades con sangre y manantiales cubiertos con el Corpus Mortalis, pero esta vez pirándose de los colmillos de fábula consumiendo a los sucumbidos besuqueos de la vida, con grandiosa tendencia de una nueva gubernatura que estriaba en centímetros de la descomposición de un aventurado mundo que no se contenía del verdadero objeto de salvar a los que se estacaban en podridos eriales, que no eran capaz de auto gobernarse lejos de la víctima que les alejaba de los seres miserables horridos en su propia tenebrosidad. El tiempo de Kairós danzaba fusco en octavos estoques del lapso extraviado, el radio medio del tiempo se hacía probo, y medio en los falsos turnos que realmente aspiraban a otros inorgánicos que ni siquiera se auto cubrían ante la vista de los demás que esgrimían salir de la puerta que estaba a punto de sellarse para precisar el definitivo extendido del ritual de los templos que se consolidaban en la obstinación que les hacía idénticos ante el befo encarnecido y del hálito de Kaitelka que cómodamente estilaba como Niké, precisando el triunfo ante la subsistencia en lo intrínsecamente templario, y no externamente en comunión de dos templos prójimos descendiendo hacia los demás niveles de estacionamiento al advertir fantasmagóricas permeabilidades en los de Fantasmas Shiraz, Trouvere y Almas Christi que se aproximaban mudos por los caminos de la cerrazón misma, ante las Almas de Helenikká. Se apreciaba el Mercurial Cinabrio, tomando un proporcional donde se matizaban fisonómicos sobre cada facial enfrentando fases de magia y plenitud en empuñaduras que quieren hacer vaticinios de mega suicidios inorgánicos, para el que no espera mas eras sin reposo sino unidades en concomitancia con dinámicos vínculos de consanguinidad, y Fe holgada en la repercusión de su persuasión vegetada.

El carácter científico de esta torrencial y mágica caída de lluvia actuaba sobre esta tierra de mitología, y leyenda con parapsicológica que iba continuando tras la calzada del fuego que venía de Mesopotamia, entre dominios ya recorridos por Alejandro Magno cerca del Tigris y Éufrates, deponiendo la situación bélica con bolas de fuego que simbolizaban rayos sobrenaturales con vestigios de la diosa caldea Ashtoreth, que elucubraba volquetes con seis ruedas para llevar rayos guardianes del vestigial de los señores alados del oriente que vienen a señalar sus preferencias por un nuevo mundo. La fusta del cochero separaba los prescribes de quien trataba de ser su guía o su guardián alado, representado por seres sempiternos cosmopolitas que eran representados por espejos que brillaban en la caras cercanas Aorion que a su vez se auto contemplaba con Alfa Centauro anunciando los gabinetes de las tormentas. Con desdén por las Radiosidades de Zeus se atribuyen las escampavía que tronaba de la institución del templario, viniendo de Jerusalén y evadiendo el castigo que era suavizado por indeseables anfitriones que no pudieron lidiar con la conserjería de los Querubines ya aprestados en las cuatro esquinas del Beit Hamikdash junto al Megarón, procreando grados de adelantos del hombre sin identidad para un nuevo mundo por solo ser un nuevo Adán que se hacía acreedor del anónimo mundo humano electrificado por imantaciones dieléctricas que evolucionaban de la ciencia de paradigma del Aúllos Kósmos, aduciendo el corpuscular y mecánico efecto secundario de atraer toda fortaleza oriental con elementales tempestades eléctricas después de las lluvias torrenciales que invadían Patmos. Los conductores fluían mientras todo parecía ser perpetuo como si nada fuera a decidirse bajo el concepto de una vasija que le contenga ya contenido, o de eternas tormentas que no dejaran de hacer hilos conductores tejiendo nubes que escapaban de la voracidad del cambio que les aislaba del conductor mayor que contenía las cargas eléctricas almacenadas, para que Vernarth fuera quien es y quien será? El Duoverso suscita enigmas en estas acciones probables para la durabilidad de los cambios que nacen de los mismos enmiendes originados por los que ya fueron equivocados desde un Gólgota suscitado en las descargas, que apostan la duda del hombre y mandamientos de su existencia efectiva. El diagnóstico plantea la probabilidad de mantener todo el cosmos con vibrantes tormentas debido a que ya no hay cambio climático que figuraba en una gráfica helénica, y en un ecuatorial, para la remisión de enérgicos del Meltemi que aludieran el conocimiento del mundo en alta tensión. Las señales análogas ya eran recibidas por todos en el mesón central donde repartían el Matzoh, caracterizando sistemas de trasmisión a este nuevo espacio-temporal que hacía de esta zona apocalíptica una atmosfera eléctrica y deforme, la bruja Circe cambiaba su epidermis al ver cerca a Vernarth que hurgaba con sus manos los fucilazos de tempestades eléctricas cuando ella le miraba de cerca soltando la lira que ordena, y que reordenaba todo para todos.

Corpus Mortalis en los panteones griegos, helenos y Egipcios bóvedas se henchían de mármol por todas las cuadrillas que tratasen de encontrarles, pues sería pronto la noche más larga del mundo del egeo donde era propicio señalar lugares adonde pernoctar debido a que los Corpus se mixturaban con Almas de Trouvere en los Apeninos, Fantasmas de Shiraz desde Jaffa, Almas Christi desde Leros con los Gerakis, y finalmente las almas de la Necrópolis de Helenikká para sostener a todo prosélito creyente de la Primogenitura Hexagonal. Se atraían de la teorización de inteligencia fragmentada en todo ser que teme al propio suyo, sin opinión de aquellos que les deja solos y rehenes de su aislamiento, y de un corpus caracterizado por la persuasión de los primeros objetos del crepúsculo que solo dejaba distinguir las lunas de las uñas y no la del firmamento, la inteligencia se aletargaba y se encerraba en su propio objeto del ideario, del individuo y de los dioses que todo lo administraban sin un Corpus Mortalis, más bien desafiaban tres cuartos del día, y tres cuartos de su agudeza espiritual para resistir el asedio del espacio que trastoca la pausa en la hora que excluye de todo adminículo, para contrarrestar la salvedad detonada y no rescatada del desafío. La voces de las Moiras se sintonizaban junto a Circe, bajo el principio ordenador de Zefian que ya entregaba la desnudez de ergonomía de la cuarta saeta para dejarla en la incuria de Vernarth, y San Juan ya revividos abarcando y asumiendo los tres cuartos del día que glosaban para atraerles el umbral que se comportaba en demiurgia inamovible donde los hombres dejaban de ser hombres con inteligencia, más bien dialogaban sobre iniciaciones del cosmos pero sin un centrismo humano que lo adquiera para un diálogo de Timeo, por doquier donde sean las cosas inexistentes donde la farfulla con matices de ciencia traería serios hedores de su erudición. La saga se hacía del Ekev de causalidad que explora desde una entendida causa ya emitida pero del filántropo Samaritano que relucía mas a esta hora, que cualquiera que cierre los ojos para no abrirlo después de la noche eterna egea. El sentido filántropo se sensibilizaba con la razón en las manos de Zefian después de entregar las Saetas sabiendo que su personalidad trinaba del Timeo, para no disentirlo desde una conciencia humana, sino de una bilocación del Beit Hamikdash atribuyendo su concepción con bajos recursos de quien le contenga racionalizando, sino que sea bajo el recurso clínico de quien está recuperado de su tartamudez y dislalia. El constructor argivo Tecton ya venía con sus alarifes, mientras los Corpus Mortalis acertaban a quien o quienes martillarían del plexo o de quien o cual sería la primera red de sus lineales para el Vóreios de Zefian, ajustándose al principio de un Corpus Mortalis cuando empezaba el principio constructivo del tecton Argivo. Las arqueadas se des configuraban en irracionales medidas que con su sexto sentido podían prever desde el trazo del Filebo Platónico, como asentía con un depurado trajín cansino pero él lo apropiaba en presuposición, yendo a establecerse donde todos vayan juntos a recoger bayas del campo franco, junto al Mataki que ya ponía fin y clausura del Fedón que se enrostraba con febril organización del tembloroso afán del antro filosófico, no determinando morir como el Corpus Mortalis en breviarios de la elipsis, donde todo queda en nada, ni paria del que lo atesore con mas contingentes de memoria, y del mismo quien renace de las escorias habiendo tenido un perspicacia que queda vacía en los acantilados, bajo la figura de un hombre señalado que revive en los relámpagos que habilitaban regias sapiencias, mientras su Corpus se iba Mortalis con su alma que arreciaba extensos campos de su tesis donde lo que quita al pulsar del corazón, suma lo que adiciona el moribundo aunque no se sepa donde vaya, así resumirá su ontología más que un habiente penitenciario que posa libre sobre su habiente profano desde la retorica que manifiesta posición en su trayectoria para cual le recordará, y tampoco le localizará en la próxima escena del reto de una vida nueva. El Fedón está sobre su exvoto con dos poderes institucionalizados, habrá de saber a quién se atreverá para curarle de sus asedios y demonios que le resucitan pero no haciéndole su cautivo. El conjuro ya inauguraba que saber o decidir en nomenclaturas de un Demiurgo Platónico, que desde toda vida pasada lo hacía ulterior, pero no procesado del Séptimo Cielo entrambas coincidencias desde una magistratura astral que le llevará por el pleito del auto exorcismo, montaraz por mayores prominencias que le protegen cuando quiera advertir que mas allá de ellas él vendrá enésimamente mas monumental que de ellas mismas, pero con su Fedón contendido en su alma escrita re escrita por él y su Corpus Mortalis.

Precedentemente Vernarth toma de su cabeza apoyada sobre el cerámico que le sostenía entre del fotoducto del Hydor, más bien acercando su mano al Klismós que le había obsequiado San Juan Evangelista cuando pasó por Éfeso. De tal manera que cuando hace el primer ímpetu de levantarse de la butaca ya empezaba por primera vez a dejar el Universo convencional, luego cuando se sienta nuevamente en la butaca inaugurando el cuerpo cristalino que se avecinaba sobre sí mismo, continúa siendo el Duoverso como si fuera el Klismós con sus patas curvadas asemejando pilastras de sostén del Megaron divergiéndose a las cónicas que se proyectaban cóncavas soportando la oquedad de su pectoral, que ya era trasparente como su Portal Ecléctico Invisible. En este intertanto se vuelve a levantar asiéndose del Mashiaj que venía para tomarlo en sus brazos y colocarlo en el klismoi que interpretaba la elevación del Helenismo a los Cielos Mayores y al Itheoi del Duoverso; es decir deidades espirituales de Vernarth en clasificación del rango de inicio y proyección del abandono del Himation Dorado. De tal forma que se integraba el Astragalus; floral compañía que radicaba de las manos y raíces que cooperativamente se enraizaron en las del Kashmar. Así Vernarth con los Anillos Íbicos comenzaría a sincretizar la cuántica imperceptible, y movilización híper acelerada de física de particulares sub-atómicas que la secundaban posteriormente desencadenándose del Alef al Tav hasta Astragalus y Aiónius dando inicio a sus omnipotencias. La sideral distancia comenzaba a desenlazarse hacia del aire Calipso que se hermanaba de grandes porciones de mar en igual esmalte, haciendo de Patmos la unión de velocidad de reaccionada en cadena con los valles del Dodecaneso, y Valles Transversales de Sudpichi unificando a Vernarth con Apolo, Esminteo o Befos; es decir, tres bocetos de Apolo mismo para el cuadro teológico de genealogía de la deidad Scarabaeidae con especies que se multiplicaban junto a Vernarth para avenir del Azófar metaloide como principal directriz cognoscible a lo incognoscible siendo Apolo mismo en corporalidad de Vernarth previamente de elevarse a la iridiscencia del Mashiaj.

Astrágalus: Su primario Itheoi o cuadro teológico estaría compuesto y formando en parte de sus pies y del entorno de su exvoto para llevar a todas las cimas del mundo en la esencia y el don de la vida eterna representado por la raíz del madrigal cuajado de sus pies, con la raíz propia del Astrágalus en flor cuando representara la hora cero al deshacerse de su Himation y reunirse al Mashiaj.

Scarabaeidae: Dios de modalidad del sub suelo de las almas errantes destinadas al ocaso físico y espiritual, Scabaraeidae Aphodiinae
como sustractores de todos los desechos de las almas que han hervido en la malignidad, y los Scabaraeidae Dynastinae como las justas larvas que ascienden del suelo imaginario para alimentarse de las raíces del Astragalus y de todas la flores y hojas del Dynastiae. Aumentado el género taxonómico de la especies que tendrían que quedar en el inframundo para aspirar a uno mejor como estos Dinastinos o escarabajos Heracles en honor a este prócer llevando la clavija que Vernarth que posaría sobre todos los jardines una vez estando en Aorion dejándole en estado larval, antes de ser apadrinados en la familia de Hera para ciclo vital del Horco-Olímpico.

Nothofagus: Dios fonema-fotón de divina luz másica para edificar el Áullos Kósmos. Desde aquí la purificación subirá en sincronía por el medron final de crecimiento del Ibix de Wonthelimar, hasta el milimétrico arcén de ensamble de los metros cuadrados que ilustrarán la Acrotera del Megarón, y el Nimbus Iridiscente que percusionaba entre el Áullos Kósmos y el Vas Auric en total sincronía con Patmos, en la misma cota de luminosidad y de revelación de crecimiento del Scabaraeidae Dynastiae para trasformar materia inerte a otra fértil comparativamente a Poseidón.

Lepidoptera: Como La sexta pieza de coronas de Kafersesuh trayendo las fecundaciones de las Lepidópteras en el Anillo Ibico 6, para el central estadio de investidura bajo las penumbras de Helleniká y Theoskepasti, adonde todo será mayorazgo del Ibex mayor llamado Wonthelimar” que junto a Leiak se transmutarían al Horcondising.

Azófar: Este dios metaloide y soporte del camastro llevará y traerá nuevamente al navegar por el cosmos a Vernarth hacia el quinto elemento que contraería el universo y la galaxia Hiperdisis, para ensalzarle del híper cerebro neurológico del Duoversal de Vernarth hermanado al Mashiaj, ejemplificando la duplicidad de Apolo como Azófar dispositivo de las nuevas naves interestelares mas allá de todo lo cognoscible.

Ibicus: dios de La cornamenta de Wonthelimar, aquí llevaran los oikos o hilos de Oro de Orfí para el Himatión e investidura para ungir el cuerpo de Vernarth trayendo las atmósferas aéreas de los Alpes y el Ida como complemento Micénico-Valdaine, así iban inaugurando la solemnidad y su Honorabilidad. Aquí la cuadratura será del Orto Heliaco perfecto del cuarto Ibico con la cuadratura de Aorion comandado por Leiak en el cardinal Dyticá.

Vélus: del Ibico 4, desde donde la diosa Artemisa se evaporará en las aguas para sanaciones de los atormentados en procesos iniciáticos de elevación de las cuatro Saetas de Zefian, para indicar el zenit del Megarón como si fueran circunvecinas de una Castalia para tal solemnidad.

Spílaiaus: del Ibico 3 en el centro del ministerio con los quirópteros, y demás de la ambrosia mercurial invocando el Cinabrio de Tsambika. Teniendo todo el protocolo de Transilvania y la eternidad con las aguas de la Antífona Benedictus. He aquí un bastión más del aderezo del inframundo del Hades para el Speleothemes que le llevaran al corazón de todos los antros de la Fe.

Aiónius: del Ibico 1 Wonthelimar que traía la pureza para todo quien le necesitara y fuera de visita en la oscuridad, luego encontraría la luz cuando saliera vivo de la caverna ” aquí Kaitelka y Borker, en total sintonía con Deméter, Persephone y Hestia. Trayéndoles de los laberintos con las enmohecidas cadenas de Prometeo y Vertnarth vagando por el infinito.

Las Semi-deidades y autobiografías grandes del mundo se derivaran de la denotación que se reformularía del Apoinandros que se desplazaría por púas del Ego didaquista o enseñanza de los apóstoles auténticos que se cristalizaban con Zefian, Borker, Leiak, Kaitelka y Ezpatkul. Zefian: Reformador del Universo-Duoverso, poseedor de las cuatro Saetas que iluminarán el Cielo y toda la terrenal Grecia cada vez que Vernarth circule linealmente por los mares del Vóreios del Egeo. Regido al Norte: Vóreios (Boreal de Zefian) Borker: Demiurgo y celador del Duoverso. Celador de los Bosques del Mundo y de los Valles Transversales de Sudpichi. Regido al Sur por: Nótos (Austral de Borker) Leiak: Demiurgo omnipresente vago espíritu del danzante dócil agua que vive sobre el agua con su Barbilla babosa, se le ve su dorso jocoso rompiendo líneas de pozos entre carnes y siluetas. Ante la Primera estación, primera de las tres noches restantes antes de llegar al cráter de Joshua de Pétra” regido al Oeste: Dyticá (Ocaso de Leiak) Kaitelka: Ballena Down rectora de la Trisomia Psíquica del Duoverso y mares que rodean Patmos del Apokálypsis regido al Este: Aftó (Equinoccial de Kaitelka) Ezpatkul: Dóntiakul o dientes Augrum u Oro prominente giraran por los Scarabaeidae demarcando las Uve del Vóreios en la comarca del Horcondising, bilocándola en barrenadores de las Encinas de Patmos, con tal frenesí…!, que de ahí mismo extraerían la fuerza de los vientos del norte Mapuche del Meli Witran Mapu, comenzando por el Pikún-kürüf.

Gran revolución se gestó con la impronta codificada en estelares que comenzarían a presentarse en Alto Kanthillana posterior a la semblanza despertativa bajo los fondos del Nothofagus; siendo un dios que libertaria a Ninfuceanicus. Esta era una Sílfide que millones de años había estado inerte en el espacio o radio de Spílaiaus muy cercana a los acontecimientos del nuevo despertar. Esta Sílfide sería el principal estolón del Nothofagus y otorgaría materia inactiva residual de ella para que Vernarth pudiese soterradamente rebelarse de los estadios de oscuridad y desolación de especie, habiendo sido arrastrada por barrenas decantadas desde tiempos inmemoriales a partir de lo que está actualmente en Patmos. Esto consagraría un extensivo reciclar acelerando las caracterizaciones de cada personalidad orgánica y no, tendiéndose en un rol imprescindible en la trama de Vernarth; pues será esta depresión hacer de su despertar un conjunto pluricelular que otorgaría a las especies desaparecidas el eje conductual a reestructurar en todas la zonas ex kársticas del subsuelo de Patmos, hasta los Valles Transversales de Sudpichi dotado de gran masa biyectiva mineralógica para suministrarse en potestades con signos de substancia, y acotaciones posteriores mineralógicas. Ninfuceanicus será su parte exo muscular mineral que aportará proteínas a Vernarth directamente de esta Sílfide, además de recrear junto a ella la nigromancia adosada a Dioses Itheoi con Tsambika, Kímolos y Patmos.

Los Paraps o parapsicologías, no son más ni menos que depresiones de estas liberaciones de grandes masas geológicas añosas que fueron sesgadamente unificadas bajo el subsuelo del Hades Speleothemes, no ejemplificando el mundo estacionario de relevo sino más bien la Esfera Omnipresente de Spílaiaus junto a Aónius y Azofar en el rescate de esta Sílfide, luego Vélus, Ibicus, Lepidóptera, Scarabeideae y Astragalus les asignaran el predominante regir. En silenciosa y prominente escaladas de sucesos se intrigaran en la Épica Submitológica recomponiéndose en recapitulaciones que indicarían que Ulises, Heracles, Héctor, Leónidas y el Gran Alejandro Magno cobrarían vida de este potingue termo geológico que se manifestaría por la Oquedad superior pectoral de Vernarth “Denominada Trueno de Kassotides” del cual se destinaría la reconversión en apoteósicos sucesos franqueados de Mitología antigua Griega a la propia y expedita vida Helénica de Vernarth. Esto asume que el sobrecargado exo esqueleto muscular fisonómico del entorno Helénico se redestinará con potestad de los fenómenos naturales principiando en originarios síntomas de multi gnosis renacida de la sub esfera del pensamiento que intermedia con la interiores, luego del incitar de Vernarth y formar parte de la gnosis que le llevaría a despejar todo aquello esta junto a él y lo que estará. La Animalia como fieros representantes fluyen por sus intentos y a la vez se inhiben de una tacita presencia con animales que conformarían como lo estereotipa Spílaiaus; un ventral cornete desfasado del Dios Speleothemes que es Wonthelimar o el ventral cornete que propiciaría toda incidencia en manifestaciones de la noósfera, dado al apéndice serial de relación instantánea analógica en la inquietante y súper movilidad de la Constelación Capricornus, el Cinturón de Aorion, Betelgeuse. Ahí mismo irradiando particularidad de ontogénesis de Vernarth, que ya iba resignándose del punto existencial intimo para abocarse a complementariedad de otras existencias en vía al Empyrium o Ouranos residente, gestándose universales en todas ilimitadamente comparativas al aludirse como ser diligente entre seres que no lo están, y recíprocamente ser re vividores de aquellos que lo estarán. He aquí la sinonimia de Vlad Strigoi que podría ser omnicanal histórica supra espiritual, considerando que él es parte integral de una Mitología y real prócer liberador de Transilvania. Lo sigue siendo pero bajo el contexto exclamativo que nace de la avidez que requiere y debe recoger vides fungosas de una Canephore y de exquisiteces Helénicas en la pronta presencia de dioses cuando no basta o no hay un legado de servidores o de sirvientes bajo la rémora de su metafísica con sus vísceras vacías. Aquí prevalece lo que dicta un dogma que difiere para quien es palpado del arista del Speleothemes de Spílaiaus para sobrevivir en la Esfera de vida la inorgánica del mismo dios y la sílfide Ninfuceanicus.

Esta leyenda narra la Historia vivida real, y no ficticia de Vernarth, aquella vez que en absoluta oscuridad y soledad se encontraba con la deidad del Ibico tres en la hacinada población de los Nothofagus, y en el total y prensil ademan aprobatorio de un vegetal que le autorizaba dirigirse a Él…, tal susodicho era Spílaiaus cuando largas jornadas le escucho trasformando en su real terapeuta que realmente ase bilocaría en el original de Piacenza- Italia, cuando en raros casos de parapsicología se declaraba ineficaz para poder continuar con interminables sesiones. Gaugamela es la gran batalla que con temple de acero debe esgrimir como acecho de un corazón que no escoliaba de otro que no pulsaba.

Grandes allanadas estarán compuestas de otras que hablaran de un recio prócer habido de superiores cometidos, de otras que estribaran en elocuente vivacidad de que nada tarda cuando hay que inducir el corte de Una Xiphos, cuya función es disuasiva si el herrero no es un dios que no alude ninguna piedad, pero si es de un empleo que pueda ser resistente a deliberarlo en otra que nada tiene ni le sostendrá. La meta es imprescindible en toda flaqueza si es que un héroe es consumido por su estoica bravura, más bien podría perfectamente residir en su blasón como indica Hefestos en el rutilar de una fragua cuando el aguerrido cultor de sus forjas derrame liquido acero, y no sangre bendita de un real guerrero de Laodicea. En lo que forja Vernarth del mismo Hefestos, descendido de precognición del dios Spílaiaus afirmado que herrerías de Atenas serian añagazas que se adherían a cancerígenas generaciones de fuegos oprobiosos, sino fuera por quien pidiese cargar en sus manos una espada ciertamente encasquillada por Hefestos, y que el acero diluido que caiga de verdad haría de futuras generaciones auténticas gotas sedadas en ellos para el verdadero Espartano o Griego que la robustezca con brío y abulencia.

Explica Vernarth: “En esta regresión se me fascinó un modo final capitular en las tierra de los valles transversales de Alhué, Pichi- Chile. Donde tengo la cuna de incipiente mitología entre espíritus guarecidos en valles y caminos polvorosos y frisadas concesiones del Señor de Defunción en plenas tierras de Valles Colaterales, Tierra de Spílaiaus, Azofar, Aiónius, Borker, Kaitelka, Leiak, Espantacuculi, Australdisis, Hiperdisis, Universo Zig Zag, Wasos, Fábulas Espermazoides Montañómetras etc; que configurarán el glosario mitológico y seres fabulosos en esta comarca del Castillo Inmaterial Transparente que es mi residencia y paternales Ilimitados sin parangones en un latifundio de divina casta y de mi mismo; Wernarth-Werthiano de compulsión y romanticismo acendrado del mayestático espíritu viviente del astral Comandante de Alejandro el Grande de Macedonia. Aquí también soy macedónico en dominios de mis antepasados con más de setecientos años que habrán de realizarse de esta salvaje subasta para todos los estancieros del Horcondising en convalecencia ante mí purgación! Todos estarán privados de su normalidad, yo no de la mía! Pero en esta Paraps retrógrada he de partir con todos mis antepasados al alto poderoso Horcondising; Castillo de nuestra aristocrática estirpe habiendo de llevarme donde mi patriarca Bernardolipo y madre Luccica, iban haciéndome nuevamente su hijo y Comandante Hetairoi de las magnánimas Falanges de Alejandro Magno.

Vernarth, ahilado en su vesania recoge miel del testículo de un pálido moscardón. Al abrir su esclerótica, comete un mal paso intentando seguir soñando para restar minutos al tiempo contenido castrado, micro espacio de su Período. Que diría Mr. Hefestos, si la luz del Mashiaj fuera base del tri-fundador del tiempo que se sonetiza en el dios Spílaiaus comenzando un casting espectral Ideal para rodar desde la cima con su tormento temporal en tres tiempos que sonaban desafinados (crono-fono), en medio de masas orgánicas y su redomado cuello. Sobre este ha de sujetarse de tinajas de bacterias alteradas que corrían despavoridas por el bosque nato siguiendo exacerbándose en lenguajes desprovistos de expresiones de espanto que se ajaban en guaridas y terrones de consternación por correrías que se yerguen de peripecias cubiertas de andrajos fallados. Agrios amores y acedos laboriosos destellaban en sus vacuos molares con sustancias sublinguales borboteando infra bucales e orgánicos. Por los demás orificios e hendeduras y asonancias intestinales se descubrían aplacando el compás no solo del distendido ignorar del sustento de las pomas y de bacterias que iban trepidando entre algunos pasos a redimir. Algunas iban con celeridad afinando su tranco, y otras se desentrañan débiles del descolorido día de avanzar sin fullería ni ficción a aquella anoréxica política, de no dejar de caminar aunque el frío me ponga amnésico me sentaré desnudo de madrugada a pintar sobre el mural extenuado, esperaré el aguacero con pendones para reordenar este triste y melancólico canto. Explosionaran con sus marsupiales bolsas sobre los agrupados seres que esperaban ser encuestados para persuadir el mal presagio de ser subastado a otro rango catalizador confeso en esta vasija sobre un anafe de tanto franco sin deslizarse, sin parar su artificial apoyo terminando el día desde donde partí, en la mesa junto a mi Diosa felina Pyruxa, libre de esta prensa, que no emite ninguna acotación solo segundos que corren con jadeantes bengalas a mi corriendo de espaldas a mi análogo idéntico, llegando donde se expresan con intervalos anacrónicos y ajenos nacimientos, si es que me desbarranco y nazco de nuevo en rústicos trancos, Si es que lo soy o lo fui?

Dice Vernarth: “A las cinco de la mañana nos sentamos a mirar los espectros fatigosos, siendo maestros reinales yendo ti y por mí procurando la diadema y su halo hongoso sobre el Horcondising. Adelimpia; mi abuela adquiere entres sus manos incansables delineados por quiromántico poseer con su láser iris, haciéndola ver más que leer con ampollas en sus ojos de tanto leer, y amapolas en sus manos de tanto regar los cielos montañosos. Se levantan Kaitelka tomando todo el enunciado versado de balénido downiano, tía Trueno; refriega una pira de bufones flamas aparentes y leales sueños reprendidos de lo vivo eternalmente. Lo que recolecto desde hoy será madera para mi lumbre, tal Ganges de Sudpichi rasmillando las cenizas de otros airosos valientes intentando evadirse. Cuando me de vuelta aquí contendrá mi Xyston cada año mil de mi aniversario necrológico, intentando vislumbrar de la piógena oscuridad de Tánatos sermoneando saber…, quizá mil años me tome mas del árbol Ceibo duplicando el huerto de mi casa siempre llevándome donde mi Crucifijo, haciéndome del clamor con años devueltos para tomarme de mis deudos y rondar por el pastizal tiernamente por las frágiles nubes cubriéndome en mi pira. Bernardolipo mi abuelo se atiborraba de hilachas de alfalfa, alazanes privados de alfalfa, carentes de heredades impúdicas de ramales murgones anunciando con sus cornos antes de salir del sopor del agua, llegando a las cimeras de occidente a oriente a estrecharse con ambos dediles heridos, y a secarse del salivazo de la montaña turgente y sus asesinos mocetones. Cierra el portal mi Tío Hugh, lleno de aristas y tarugos oliváceos, caprichos y condiciones que se estrellan majadas en bien desfiladas dentaduras, y de tragadas sombras del quicio mal creado. Ocho en circulo de octavas…, y pies que iban mirando el suelo nocturno, y yelmos traposos que sacaban la pasta de sus calcos con lustres de sublime vida, aquí donde me quedo transitando.

Toman sus rastrillos de ciruelo injertado de invierno albergado en la supuración de la oruga, con sus vestimentas de paya divina internamente, con gracia divina de opacarlo, ella hace por mí lo que yo hago por ella, cada pena del esencia sufrida por celo y dolor que se tienta en ganas de mugir y secretar el entorchado en cada pequeña cosa, cada pequeña vida, precedida o vida microscópica que avanza a paso gigantesco por empiedres y su lámpara bohemia moribunda. Han de hacer sonidos cautivantes, sonidos acechantes, dulzura de armonium de tubos Corti, planta sónica a manera de usarla en retumbos sin enseres que algún día fueron de acetato bien generoso, o pedazos para poner atención, cuando clama un verde grillo por la partida de su grana amada madre grillo. Cuan incapaces somos de recolectar recuerdos nunca recordados como la mínima frase divisoria entre mi corazón y el grillo en el pequeño rincón de su izquierdo tórax. Son las cinco y media, muy cerca del valle del monje; el Espanta Cuervos de rodillas recogía unos de sus dientes de oro donde resplandecía la baba y tapiz de su empedrado con su clavícula erguida, con escasa diferencia de lo cibernético, alejándose íntegros uno de sus incisivos dientes de oro. Cuando se ve sorprendido por Queen Anne; mi abuela materna se sonrojó y tragó saliva por otra vía de drenaje, Apareciendo pálidos Adelimpia, bernardolipo, Tía Trueno y Anne o Queen Anne danzando con tribales compases entrecortados de mazurcas Brahms, luego al encuentro del macizo Horcondising para abrir rutas al final de una fase purgativa. El Espanta cuervo se desmidió y tapó su rostro, pero al connotar que sentía sobreexcites se sumo a ellos para que en el tenebroso amanecer se pudiesen ver más estrellas como en las tinieblas borrascosas y cacillos borrascosos adheridos, preparando la merienda venturosa para llegar al rincón temido del más allá del Sudpichi que quedaba atrás de todo. El hombre de los maizales, espantaba cuervos despuntando el día al sacar tajo de la noche, llegando prontamente al retablo de Joshua de Piedra a finalizar largas filas en el proscenio con ánimas medrosas hacia el nuevo espacio a morar. Al caminar entre caminos soplados se divisaba el tórax del grillo atrapando un gigante melancólico ogro de planos pies, estaba atrapado y olía a manzanilla con estolones de muérdago en flor prendiéndose en la Lucerna de una esquina del Universo Zigzag. Aquí la ardilla Cipriana fuma entre los escondites de rayos y despabilados vientos internos no situados en el nombre de las arrastradas hojas aplastadas de ciertos visones, y en cortadas vidas merovingias y placebo, giroscopios y tridentes, donde podrían ir peores globos y fiestas cabalgándolas del naciente mínimo Sol. En cascadas de llantos externos pronunciaré los símbolos de espanto al correr sangre de Naupactus. Estirpe negra de orquídea débil serena, viuda huida y lapidación o fugas reinantes, remo de turbina que circula en mi diestra y siniestra manilla. Se Tuerce el lapso sobre la arena, se encorva y se impregna de rumiante miedo al no adormilarse sencillamente entre mascadas eternas en el apolillado madero del Nazareno, desclavados bellotes que tragan la yedra petiza. Los cuatro pitaros con sombras a cuestas, y trasnoches de los quirópteros roídos en el escaparate de Nostradamus con apestosa y negra plaga, sudorosa de noche sierva. Me vestiré con ellos, los atavíos serán hilados en profecías caminando por el arenal del cielo amortajado en su paz final, del diedro de su propia sien sumándose en ceros y profundidades indispuestos, de devoción súbita subiendo en angulares láminas con bastoncitos retraídos de triángulo del diablo, y una procaz aguardiente cerca de la calina del epitafio corriente y de maloliente limbo. ¡Oh desvencijado Cielo…, edén de pálido destierro. El lindante viento tocó el céfiro intocable, caminando en círculos entre otros círculos de un Hoplita susceptible…, contraído de un blanco estupor danzaba por el verde pastizal desvanecido!

El febril campo iba asomándose hacia un gentil gazapo entre remolinos de un roedor que iba cruzándose por las piernas de mi abuela Adelimpia, ella movía su vara entre las hojas del nuevo calendario, del año de Spílaiaus. Sube con los demás portentos estupefactos con fumarolas de mal humor chamuscándose, advirtiendo los techados del Horcondising con sus jadeantes vigas de grasa e intestino de cruento beleño, de gruesas vigas venosas atrapándose en los dientes de turbadores criando nuevas garras para trepidarles por los estratos del techo con medio escándalos y pestes que iban muriendo del primer intento. Leiak, omnipresente vago espíritu con su danzante parsimonioso,vive sobre el agua con su Barbilla y babosa, se le veía con su dorso jocoso rompiendo las líneas de pozos entre carnes y siluetas. Ante la Primera estación, primera de las tres noches restantes antes de llegar al irruptor de Joshua de Piedra.”

Apóstol San Juan prosigue en trance parapsicológico: “Queen Anne y Tía Trueno se miran con las migas de centeno en sus manos caminando por el vaivén del suelo callando las Diosas cuando respiran de Nuevo. El padre de Vernarth; Bernardolipo lacea un leño y coge un pedazo de queso. Saltan a la cubierta de la mesa los gatos con hambre, Hugh tío de Vernarth, prende el leño sigue husmeando con chocolate de gruesa trocha y potes de chocolate blanco y malvavisco sureño. Su abuela Adelimpia en hermosa agua baña sus manos, se toma el moño se arremanga y salta a la redonda masa y piedra cobertera, cocinando con linda agua de tortilla bautizadas a orillas de cada penetrante ojo. Leiak corre y superpone la pantalla con una en cena demostrativa para cuatros que trajinan en las tripas de un sabroso pan, Hugh levanta su envoltura desde la punta frontal, Bernardolipo saca su sombrero fulero, y comen panecillos navideños con suavecitos aromas anisados y nuez con en roscas. Comen dentro de los diez minutos que le permite Leiak comer, sino los pares monjes del silencio le arrebatarán las gruesas migas de sus tortillas corriéndoles de sus casas en una bocanada anodina, acunando graciosas alucinaciones de panza llena llenos de sueño, y discretas que les invitaba a lo impasible de la noche, para levantarse luego. Fatigados se sientan a comer, a mirar recostados sobre el tibio suelo del Cielo y el tacón del norte verde entero que sigue caminando por el estero. Adelimpia cada noche cose una calcilla para ponerlo al altísimo, así le restarían dos calcillas mas por tejer hasta arribar a al encuentro con Joshua de Piedra para comenzar el glorificado viento, a mediar y llegar de un piedrazo al reino eterno, a vacuos y creyentes con las soberbias primicias del Horcondising. Aquí duermen, viajan, estiran sus manos al cielo, Adelimpia como sello calza ahora el Rey de Cielo en la primera ensoñación característica que se presenta, Hildegard von Binge recogía flores sobre los enveses de los gazapos con sus polleras multicolores benditas, con mensajes y flores, a repartir su polen por el orbe. A lo lejos circulares auroras boreales hipaban al caer tropas interminables abriendo la corrupción del suelo con mofada impronta de mágicas sandalias de veneradas desmidiéndose en cuadrúpedo asnos; Jacinta y Centella trayendo la despensa en el lomo izquierdo, sobre la tercera costilla la imagen de Francesco Forgione este mismo teniendo un fardo de pan de maíz, y leche que traían desde el vergel para probar los días con dúctiles partidas de comestible, y lo demás en los platos cubiertos por manos requeridas con hogazas con pasas de añosos servidos en la meseta. Centella, como buen asno caminaba junto a su madre Jacinta con desconcierto de tierna finura, junto a dos pequeños burros alquilados de otros sueños de un pesebre constipadas de las musculosas hojas del roble, haciendo más pesados los parpados de la ballena down Kaitelka que se atrevía a cantar junto al espanta cuervos apretándose en las paridades con deliciosos tiempos de hibernación sobre la terraza donde nunca hubo una. Caían sépalos de acacias y fábulas de navegantes teosos como en bodegas de toda una añeja historia sobre los arcaicos y titilantes establos del Horcondising, huyendo tras las cometas sílfides que iban arremolinándose sobre la espantada gema del cielo, en tal exuberantes manos hacia arriba de los hombros de unos lugareños desafiando el mal dormir antes que despierten, y derramen legañas de corrosivo ácido sobre algunos presumidos nobles que desean pasar, y franquear por las graderías con insulares proezas bajo un hombro rendido de proezas enternecidas, y de hojas secas en las faldillas del buen Patrono. El agua y todas las gargantas se erosionaban en las cascadas combinándose del dios de la lluvia que esta por caer en las frondosas hojas del dios Nothofagus. Adelimpia preparaba pan de maíz y centeno de aguas buenas, tía trueno lavaba las pretinas de espanta cuervos limpiaba la sonajera de su tímpano hacia un imperio de sonidos y planeta las ondas paradisíacas con pan sin migas, anteriormente del pandemonio que se avecina. Se desfondaban sus hilos flojos perdiéndose en la noche, y del día retoza con modales de ostentación. Mientras leen en el suelo todas las multicolores cartas sobre la crecida del ceremonial. Joshua los veía como una fumarola de colores pifiando sus auras encogidas, debajo la bota de un sigiloso rol donde principia la estocada de escobillas para sus botas, luego que se avecinan entre epistolares cartas del misericordioso Zefián; mayordomo del Demiurgo Edecán mayor, siendo forzado a hacer el vitral mayor del Castillo poniéndose sobre los fustes de cada árbol ermitaño para reclutar a los cabalgadores y señoríos del otoño macizo eterno y abedules en consonancia. El tío Hugh, es corriente que edifica y circula contra gravedad, perfila la silla madre natura de los nuevos asomos de secanos flotantes intentando tocar las madrinas del valle de aurífero, y el misterioso viso de sus ojos de toscos aun ebrios entre sus cántaros de potro malhechor que corta el viento como un viento eterno de la galaxia de Australdisis, como una pelota de nieve en la barriga de una marmota pues iban siendo perdidos jemes usando trozando zapato sin calces ni guantes perdiéndose para reencontrarse e ir prefiriendo los trineos de caudal, para atravesar montados sobre el estrepitoso silencio en la nevisca encima de su canto. Queen Ann, abraza la imagen de su esposo Joshua, vida y canto, vino del bienhechor, zafarrancho para ganarle al antaño vivo entre árboles esposados en la neblina y del bien armado, trayendo balines para el Winchester con el estuche trabado todo un día entero en los prados cuando se le atoró el arado, labrando duras espaldas rocosas y soldados. Hoy mi bello sembrador en Valle de Oro está excavado por la sacra imagen de nuestro rosario, la buena Mariah que no se cansa de poner edredones en nuestros rezos, cual vigas al aire en sus ojos diluvianos. Aparecen alondras comiendo liendres sobre el graso cabello del diablo malandra, sobre la cúpula de sus féminas plantadas refluyendo con enmendados placeres insolentas, y atrofiados galardones por trofeos del buen relámpago por dividir del tiempo entero. Se incomodaba al caminar y respirar cuando la lengua se nos adelgazaba, y los brazos se enredaban con el pegajoso pasto. Sanguijuelas se refregaban en las franjas expuestas, gargajos y escupitajos recortaban cada minuto y poder arrepentirse del paso trisado en su probo cuerpo de golondrina. El tiempo se perdía, no existían los seres que se herían sin saber porque se auto flagelaban en la tierra desde que un día les amamantó un becerro de noche en la ladera corriendo en mejores círculos por la cuajada que se bebían…., Los moscardones lustraban sus alitas añosas como princesas mariposas deshaciéndose de su corsé, haciendo del mundo de Vernarth con mas propósitos de sonajas y libros en el fondillo derecho del escarabajo cristiano intentando averiguar más lejos del todo el exilio entre Patmos , y de un antropoide que se oscurece oblongo con su espada reposando en su espectro siguiendo labores de instruirse, y elevarse en reinados eternos adiestrados con florecidas corrientes debajo de las nubes de la noche en la socarrona abandonada ciudad. Todo fermenta, y caen dedos y pies de miles de detrimentos en esta descuidada urbe destilándose en esta égloga con malformados pecados ascendiendo por las bridas del abuelo de Vernarth; al flanquear la gran protuberancia de dilatada de su corcel negro con forma equina que lo transportaba de individuo a sujeto e estático, substrayendo del fermento sus malogrados desaciertos pasados y frustrados. Sus pezuñas median veintiún metros de diámetro, su rabadilla semejaba ser tenazas que se resquebrajarían en todo tierno dibujo sobre un cielo amarillento plagado de ceibos de la tempestuosa efervescencia del Horcondising. Adelimpia y Queen Ann contaban y contaban las cuentas del palo de rosa sagrado, Hugh sudaba sus manos con propensos vaivenes de iteración, el Espanta Cuervo y Kaitelka saltaban sobre unos gigantes tambores amplificados hablando sobre praderas escondidas y sobre vocablos santiguados para derrochar sobre los arrepentidos. Por el lado izquierdo la redomada sombra del Mal profético se coreaba en reverberaciones con las orlas de los rizos del macizo, estaba casi a punto de nausear entres sus cejas la vana opera del Horcondising que no pulsaba, pero si estrepitosamente estaban corrugando en las laderas, y enlutándose hacia el tocón del cien pies que sufría con denostados del ayuntamiento cercano. Transparentes ánimas, iban portando en sus manos laceradas alguna piedad de retroceder y revivir, lo que la verdadera arquitectura de vida más que la forma…, hace la luz que penetra sus sólidos. De este modo el macizo rocoso pulverizaba escabrosos relieves, tal anélidos resollando por la copas de las aberturas Infra profunda con tres grupos de trescientos seres que semejaban ser tres grupos, de miles emergiendo de sus cavernas con angustias del peor encerramiento e incredulidad. Adelimpia sujetaba el cordón del eje de un fatigado planeta, Anne restauraba los meridianos agudos y crucifijos que movían su corazón del lado siniestro englobado…, cual maldito globo terráqueo moviéndose a otra nebulosa hacia 9600 años en expansión, después oscilar en unos de sus rayos solares que se agolpaban sobre lomos de la mula Jacinta, multiplicándose sobre un banco de mansas ideas, para residir por sobre todos las ensambladuras en millones de bondades desde que el mundo sea mundo e impropio” El mundo no tiene fin…, Dios es un hermoso tácito mundo, donde nos equivocamos cada día creyendo que somos axiomáticos cuestionables. Más bien somos el trasto de una cuasi algazara que intentó dejarnos como legado del primer murmullo de la creación asentida que iba vagando…, tal vez sin su respirar en su belfo orificio de sabio creado en proto-forma reprimidas que siguen preparando devotamente los biliosos líquidos para conducirnos por azuzada cena, sin tener astros degustándose entre sí, ni bocadillos poligonales. La memoria es un desgaste rabioso…, cada vez que intentamos llegar a besar su aguamiel, ella misma se nos agota desde un insaciable minuto de vida no coexistida. Hugh y la Tía Trueno, sujetaban las esterillas para que no se perdieran en sus enseres propios, ellos especialmente Hugh atajaba en sus manos un botellón de azabache vivo Tinto para callar su soliviantada sed. Tal vez querían devolver al mundo un origen rubicundo de una vez por todas para dar de beber a aquellos que merecen serlo como inocentes ángeles aturdidos, caminando con callosas plantas sobre el vehemente fuego impetuoso, para llegar recién al diezmo, y no alborotarse de tanto espanto por la orilla esotérica del río de las hojas de Talamí que será donde correrán por pastosas praderas, y caballares tremulosos por fácil o difícil lazo aprisionado maridando cada fisonomía con neblina y mero desasosiego. Alfa día, alfa noche, Omega día Omega Noche. Leiak deja su Nigromancia, y todos los líquidos que le embargaron al despiste de toda razón que le deserta en una tierra desconocida que estaba demás.

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