Aborto espontáneo

No han sido los cabellos de ninguna otra.
Hubo una hecatombe de perfumes perdidos
Una noche de sexo de botella,
cortando de vidrio las alas de aquel amor.

No podrás acariciar tu clítoris, dándome la espalda;
buscando un espasmo olvidado,
mientras se seca mi esperma sobre tus muslos.

No habrá embarazo indeseado,
por desprendimiento de óvulos,
al estallido de orgasmos.

Ya no podremos contar las lunas.
Porque no hubo traiciones mutuas.
Sólo un cerrar la puerta,
y un aborto espontáneo,
de este amor eterno.

2001

Abrigate que hace frío.

No me des más de tus fantasmas,
quiero la sábana de tu piel,
la lluvia de tus ojos,
las cadenas de tus uñas.

Entre vos y yo,
esta enredadera viscosa,
que me hace susurrarte vientos,
que me traen lunas y volcanes.

Luego, niña, no sé,
abrirás la puerta,
y te irás.

No me mires a los ojos,
que ya me ha pasado.

¡Ah!, sólo una cosa,
abrigate, que afuera hace frío.

2001

Aguas Curvas

Las aguas de mi universo,
vinieron a pasar por este pino,
y tus fonemas me arrancaron,
escamas de las carótidas.

No se que seré,
si spin o espina,
quark o track,
gama o rama,
fotón o bufón.

Soy un simple satélite,
que cuida el sueño,
de tus ojos cansados,
el agua de tu vaso,
princesa,
sin tocarte,
velándote,
lejos de tu alcoba.

Y las aguas se curvan.
Me derramo a tus pies,
de formas puras,
insípidas y cristalinas,
Cayendo dentro de tuberías vacías.
Para que no me veas,
pero me escuches.

Vagaré, líquido e informe,
entre los oxidos de mis juntas,
cerca de tus patios,
hasta que el Angel,
abra la compuerta y me libere.

2001

Los perros de la ruta

Al costado de las rutas lloran los perros.
Persiguen a los autos en busca de territorios.
Mastican los huesos de los muertos,
debajo de los puentes.

La lluvia los sorprende en cualquier soledad.
Pero tienen la fuerza de las cópulas,
que les entregan las perras,
que se entregan complacientes,
sin hacer preguntas.

Los perros no se hacen preguntas,
no les preocupa el hambre de mañana,
no saben de la ignominia de las guerras,
no se preocupan de las ausencias de pedigrí.

Los perros de las rutas claman vidas,
y defienden el sol.
Hasta el último atardecer,
en que son destrozados
por las ruedas de los hombres.

2001

Amor ciego

Porque insisto en quemarme,
una y otra vez, de amores sin retorno,
es que tengo el premio de esta soledad.

Deslumbrarme de los ojos verdes de Marta,
que arrastraba todo su cuerpo mórbido,
entre los mosaicos de la sala
y el hueco de su pulmotor.

Sabía de lo imposible.
Pero igual probé el dulce de su boca,
que era lo único que me podía dar.

Deslumbrarme de la energía de Mari,
que transportaba su cuerpo de fuego,
entre mis silencios de respeto
y sus aventuras de viento.

Supe de las promesas rotas.
Pero le perdoné cada noche de traición,
y fue mi único vientre.

Deslumbrarme de la dulzura de Camila,
que lleva mis genes y mi apellido,
entre mi esperanzas vanas
y su afirmación de olvido.

Escuché las palabras amargas.
Pero moriré amandola,
simplemente porque es mi hija.

Deslumbrarme de la poesía de Cristina,
que no sé si es tan ingenua como yo la imagino,
entre su imagen de inocencia
y mis historias de derrotas.

Nunca le escuché un epiteto de amor.
Pero seguimos jugando un amor de papel,
por no poder arrancarla de mis versos.

No conozco la palabra olvido.
Amo a una sin desterrar a la otra.

Tanto deslumbrarme,
que me estoy quedando ciego.

2001

Ángel de la noche

Los vampiros lo sabemos.
La noche tiene resplandores de luna,
nostalgia de amores evaporados,
soledades de sábana,
silencios de taller,
teclados de oficina.

A los vampiros nos clavaban estacas,
nos quemaban en la hoguera,
nos exalaban aliento de ajos,
hasta que los hombres nos sacaron
de los sarcófagos, pestilentes,
de las minas, cianóticos,
de los bares, destilados.

Nos reivindicaron custodios de la noche.
Para beber la sangre de las guardias.
Cuidar el régimen de las usinas.
Proteger sus veredas.
Apagar sus incendios.

Pero hay un vampiro mediático,
Angel de la Noche,
nos abre los teléfonos,
nos escucha en una pecera,
nos castiga de eructos los sinsentidos,
nos corre de relojes las peroratas,
o nos aplaude de tribunas virtuales.

Ese angel tiene el poder del tiempo,
hace hablar en presente reflexiones del pasado,
nos agita de metálicas melodías,
hermanando a toda la cofradía,
de los viejos vampiros de Escaleras al Cielo,
los jovenes vampiros de Campanas del Infierno,
los núbiles vampiros de sepulturas brasileñas.

Y seguiremos digitando a su amparo.
Para comunicarnos, saludarnos o insultarnos.
Porque ejercemos la libertad de la palabra.
Y nos declaramos con vida.

2001

LEO

Le estalló el sol en las manos,
y no pudo verlo,
la noche lo robó,
cuando su propia luz lo cegaba.

Buscando luz, éxtasis, paz,
hallo humo, golpes, flash.
Adelantó el reloj miles de horas,
y fue al encuentro del tiempo.

Entendió el universo,
las nieves, las aguas, el cielo.
No pudo al cemento, las gomas, el suelo.

Al ver que su gemela se esfumaba,
en los desiertos de sus sabanas,
descubrió un abismo hueco.

Por eso se fue a dormir,
pues estaba cansado.

Escuchó muchas voces,
hombres, Lucifer, Dios,
santos, brujas, cualquieras,
no escuchó, ¡Papá!, Que tanto deseaba.

Despidió a quienes lo ataban,
rogó perdón a quien más amaba.

Dejo el lápiz, giró la espalda,
estiró su mano, para alcanzar a su Hada.

1990

Ángulos

Se los ve alegres y circunspectos,
adornando frías ediciones,
juntando superficies infinitas de abrazos.

Algunos son rectos,
de diminutos versores canónicos,
apoyados en sus bases ortonormales.
Se inmiscuyen en las matrices ajenas,
buscando el producto de su interior.

Obtusos como los rayos de sol vespertinos,
abrazan a las estrellas de sextantes promiscuos,
tienen la congoja de ser intersecados,
por rectas que no los perciben.

2001

Arroyo

Me llenas los oidos de cristales.
Yo refugiado en mi cueva virtual.
Llorando lo inevitable del tiempo.

Negandome que lo sabés
Me arranco las uñas en tu cabello.
Oscuro, simple, lejano

Sumerjo las manos en cada uno de tus fonemas,
que cruzan las arrugas de mi dorso.
Llenando de sangre cada uno de mis grafos informes.
Para dejar a un lado cada uno de mis olvidos.

Y vuelvo, sin permiso, a pensarte.
Quemando mi contorno.
Volviendome ceniza que no beberás.

2001

Arroz

El granizo se junto en mi puerta.
Han cubierto mi rosal.
Se juntó en el cantero, una maceta.
Salgo a contarlo, blanco patio de piedras.

Una lluvia de pétalos masculinos.
Ha quebrado mi rosal.
Se juntaron en su oído cuenco vanidoso.
La veo contarlos, blanca pradera de semillas.

Una tormenta de fotos femeninas.
Han cubierto mi rosal.
Las junto para no verlo,
Pero emerge, blanco recuerdo de palabras.

Un diluvio de melodías inconclusas.
Han quebrado mi rosal.
Las junto para no escuchar.
Pero gritan como campanas, mi soledad.

2001

Ascenso catalítico

I

Están oscuros los sótanos,
no llega el sol,
no puedo ver las fotos,
los boletines, las bicicletas.

Están fríos los abismos,
se ateran los huesos,
se cuartea la piel,
se confunden las lágrimas.

Está lejos el exilio,
te comen las hormigas,
aunque el mate ayuda
y hay cofrades de lápiz.

II

Afloraré a superficie; rondaré los pantanos,
soplaré la niebla de los camalotes,
quizá atrape algún sapo o me muerda otra serpiente.

Me moveré hacia la luz,
buscaré tibieza en los colores,
contemplaré las auras de las hadas,
aprenderé la trama de los vestidos.

Hallaré asilo bajo una parra,
cortaré hojarasca y pan trenzado,
describiré mis contradicciones,
dibujaré mi esperanza de palotes.

III

Pero, algo me ha enceguecido.
Demasiada luz para mis pupilas.
Vuelvo a escuchar música.

Algo me ha atravesado.
Demasiada tensión para mi piel,
Vuelvo a sentir mis latidos.

Algo me arrastra por las vertientes.
Demasiada pureza para mis infiernos.
Vuelvo a sofocarme de confusión.

Corto en dos mi almanaque.
Temo estallar en pedazos,
ya despiden humo mis comisuras.
¿Que es esto que no recuerdo?

IV

Volveré a mi cripta,
estaré seguro de mis angustias,
conoceré mis noches,
saludaré a mis cucarachas.

Dejaré de jugar a los globos
y remontar barriletes.
Que me arrastra el viento.
Quizá compre una corbata.

Alguien me detiene,
me toma blancamente la muñeca,
me pide coraje,
me habla de la virtud de las escaleras
y la urdimbre de las estaciones,
de la lejanía de los infinitos
y de la inocuidad de la luna.

V

Me amanecen los ojos,
me crecen plumones,
ásperos, sucios, duros… pero míos.
Se me quiebran las falanges,
de versos, eufemismos y requiebros.
Me duele la palabra imposible.

Reinvento el sabor del vino,
de uvas prensadas y añejas,
de vidrios limpios y simples,
de labios impresos y despintados.

Me guardo un souvenir de semillas,
con la persistencia de mi tozudez,
la savia de los perfumes,
el frío de los pulloveres,
la sabiduría de los desvanes.

VI

Oigo estallos de milenio,
pasa un tren hacia el ocaso.
No tengo besos de cangrejos.
No tengo vuelos de colibrí.
Me colaría sin boleto.

Pero… no tengo besos de cangrejos.
Quizá tenga que bajar la marea.
No tengo vuelos de colibrí.
Quizá esté en el jardín equivocado.

No es eso… no es nada de eso.
Tengo la piel analfabeta,
el alma imberbe, el reloj sin cuerda
No es tan grave para el universo.

VII

Ensayaré una nueva experiencia,
sin mecheros y con cobayos.
Seré insensato,
pero haré caso de los silogismos.
Aprenderé a conjugar nuevos verbos,
que no están en mis libros.

Y finalmente,
le contaré que siento,
pero no le pediré respuesta,
(para que adelantar finales).

Sólo, (y es demasiado),
me sustente las alas,
mientras cambio las plumas,
me ilumine las noches,
mientras ajusto mis tuercas,
me despeje el camino,
mientras corro a mi tiempo.

Y es tan simple,
cuando no hay leches agrias,
que parece absurdo pedido.
Tan simple…
como pedirle a un bebé que ría,
porque no conoce decepciones.

VIII

Por eso…
cambiaré la máscara de oxígeno,
tiraré esta vieja de terminales,
usaré esta de andinista,
miraré los picos nevados,
no las oquedades.

Me lastimaré, con dicha, los dedos,
para alcanzar nidos de cóndores,
y llegaré desde la sima a la cima,
arrojaré mis mochilas y clavaré mi bandera.

Y desde allí vigilaré.
Vigilaré a los dulces cangrejos.
Vigilaré sus aleteos de mariposa.
Vigilaré, también, respirares de hadas.
Y veré amanecer.

Pero no dormiré en la carpa,
(sería lo mismo que una cueva),
bajaré con firmeza y as de espadas,
a chapotear los lagos,
desmalezar la llanura,
idolatrar los mares
y limpiar el hormigón.

Quizá sea el modo, que no conozco,
y quien dice,
que al cruzar otra esquina,
de otras calles, de otras paradas,
sin desdecirme, de tanto celo vital,
me arrojen, al pasar, otra flecha.

2001

Aunque estés ocupada.

Vine a ver esos ojos.
Miran las mesas,
atienden miradas.
Pido un café.

Aunque estén ocupados.
A encontrar una sonrisa.
No sé si soy irreverente.
O demasiado silente.
Aunque estés ocupada.

A ver un cuerpo frágil.
Aún adolescente, grácil.
Lo sueño cercano.
Aunque esté ocupado.

Acercarme a un corazón.
No sé si sólo es gentil.
O esta acelerado.
Pero está ocupado.

2001

Aunque no me veas

Aunque tengas que gritar
los goles de Boca un poco más fuerte,
no se engañe tu garganta,
el que te despeine el flequillo seré yo.

Aunque sobre un plato a la hora de la cena,
no te preocupes, yo igual estaré a la mesa.
Porque si bien mi cuerpo no esté presente,
puedo disfrutar el jamón y el olor a albahaca,
quiero en el centro siempre mi vino preferido.

Aunque no te firme los permisos y las notas.
No me desilusiones, y no bajes la guardia.
Porque yo te seguiré acompañando,
hasta las escaleras y los claustros.

Aunque no podré llevarte,
con paso lento y emocionado,
para entregarte en el altar,
te bendeciré de todos modos.

Aunque me haya ido temprano,
más temprano que lo que creía;
no los voy a dejar,
y no me iré hasta que no les vea,
la misma sonrisa de todos los días.

2001

Avioncitos de juguete

Viste que cosa, los avioncitos.
Vos que los arrojabas con tu mano de hierro.

Vos que inventaste los bombarderos sobre Nicaragua.
Vos que soltaste a Baby Child desde el Enola Gay
Vos que asolaste el Mekong de Napalm.
Vos que volaste sobre la Plaza de Mayo.
Vos que probaste puntería en el Palacio de la Moneda.

¿Qué no fuiste vos?
De quien creés que hablo.
Tienes razón, no fuiste vos.
Quien alumbraste de terror a Guernica,
Ensombreciste el mediodía de Londres,
Quien llenó de Tora Tora tu Puerto de Perlas

Vos, gendarme no invocado,
estás probando de tu veneno,
veneno que no saludo,
no podrás en las cenizas de Kabul,
secar tus propias lágrimas inocentes,
de los escombros de tus Twin Towers

2001

Barco de piedra.

Soy un barco de piedra,
nadando sin velas sobre tus aguas,
un erosionado bullir de coágulos,
reptando al encuentro de tu perfume.

¡No! No hundiré mis anclas,
no me quebraré en esta ría,
nadaré como salmón, hacia tus pechos,
buscando un resquicio donde anidar mi furia.

Cuando mi piedra caiga,
conmocionará las aguas de tu playa,
y aprovecharé tu quejido,
para robarte un sueño.

Buscaré alimento de flores,
debajo de tu frente,
por imperio de tus dientes,
sucumbiendo en tus labios.

Crece la luz de la aurora,
la luz disipa las nieblas,
esfuma el reloj tu imagen.
¡Epa! Que nunca estuviste.

2001

Barrilete

Tengo un barrilete.
De flecos frescos que zumban de brisas.
Lo haré volar hacia el sol.

Aunque, tengo un problema.
He hecho una galleta con mis decepciones.
¿Me ayudarías a desenredarla?

Quizá debas cortar mis nudos recursivos.
Buscar un junco verde.
Para reovillarme a orilla del mar.
Quizá se verá mi hilo lleno de añadiduras.

Pero, te aseguro.
Si me prestas tu sonrisa de luna.
Olvidaré el barro de mis pies.
Y te llevaré a volar.

2001

Bombacha blanca.

Bombacha blanca me susurraron.
No se de que me hablás, dije.
Esa que quiere vengar la traición,
me repitió la femenina voz,
mostrando a todos los hombres,
la tersura de su pubis.

Bombacha blanca.
Me trajo un etilizado compañero,
que hacia un rato discutía de Paul Klee.
Me sorprendió su cambio de discurso,
pasar de un lienzo azul,
a una tela de raso.

Bombacha blanca,
la viste,
me dijeron.

Harto al fin contesté,
no sé hermano, no sé,
aún voy por su cabello rubio,
su sonrisa amarga,
y sus ojos verdes.

2001

Breviario

Llamas, quemen mi historia,
conviertan en cenizas todas mis palabras de amor,
las que dije, las que jamás he pronunciado.

Y aún siento el sabor dulce perfumado,
la frescura de su pelo sobre mi pecho.

Mi alma como arcilla en tus manos,
y ahora cocida las dejas, adrede,
caer al suelo.

No puedo creerle a tus lágrimas,
que aún me quieras,
aunque no me ames.

Recorría el incienso el altar y te veía.
Hoy te veo y el incienso esfumó tu pureza.

Fue mágico,
sólo fue volver a sentarse en la misma piedra húmeda,
alzar la vista
y volver a la mañana añorada.

Creía que ya volvía,
cuando descubrí
que caminar hacia vos,
era alejarme de la vida.

Sabio es aquel que busca
una explicación al agujero de ozono,
a la sombra de un árbol.

Todo lindo, todo guau, todo flash,
pero no hay nada como apretarse la cara cansada de batallas,
contra un pecho de mujer.

Limpiarse con arena las manos,
luego de hacer volar gaviotas,
eso es libertad.

Asombrarse ante tanta bellleza,
no es vanagloria de artista,
sino humildad de pescador.

Iluminar sin sombra,
ver la insondable profundidad de tus ojos
y tu blanca piel indemne.
Fue hace tanto
que a la lámpara se le secó la mecha.

Estaba atento,
camuflándome al borde el peñasco.
Para que el sol no se percate,
que yo era testigo
de su romance con la montaña.

Distraer el ave hecha espuma de sus suspiros,
entrelazado en sus cuencos
y ella insistía, sin tentarse,
en bailar el Lago de los Cisnes.
No podía comprender su sublime erotismo
de plumas y burbujas sobre la playa.

Ronda de fantasmas jugando a la vida,
pero la de verdad, la de ellos,
sin lastre, sin sábanas, sin ataduras.

Entrelaba paradojas de magia dorada y levanté la vista
vi tu cuerpo enjuto,
tu rostro pálido,
tus cascadas de ébano,
tus ojos azabache.
Dejé el poema…
para comenzar otro.

Como átomos innombrables,
tratando de lograr un juicio imposible,
alcanzaron la libertad,
pero encontraron la soledad.

A veces, sólo a veces,
me transfiguro, me transustancio
y me dejó atravesar por la inocencia.

Salvavidas de rosas,
para un corazón de sangre ahogada

Soledad de parque,
¿será mi pan el fin de tu hambre
o el letargo de tu agonía?

Las campanas llaman a misa.
¡Padre, padre! ¿Dónde quedan las sonrisas de los muertos?
¡Padre, padre! ¿A que cielo va el amor cuando se muere?

De pronto la noche, se esfuma el cuerpo.
De pronto la luz, alla me lleva,
arrastró mis pies que no caminan,
mis manos soplan la luz.
Al fondo, lo otro, lo nuevo.
El olvido.

Una marca había en el libro,
que decía que los huesos ya hechos polvo,
pertenecían a la doncella más suspirada del ducado.

¿Porque será que las cosas ciertas, concretas y seguras.
Aburren tanto a la luna.?

Apoyado contra tu espalda,
confiaba en cubrir tus anhelos,
pero como pañuelo mojado
se transparentaban mis miedos.

Desesperado por encontrar una palabra,
una sola palabra que abriese el juego.
Un juego simple para muchos, no para mí.
El mate pasó de mano
y yo salí al patio a morder mi silencio.

La tarde traía el fresco rumor del pinar,
mientras el viento flameaba y latigaba mi camisa.
No necesitaba mas,
porque tus manos abarcaban mi pecho.

No fuimos esa noche,
a navegar por los valles de tu geografía,
el mástil de mi velero.
Ahogados de tormeta
entre una marea de sábanas.

Detrás de los bosques
estaban tus piernas entrelazadas,
trenzas y abejorros.
Pero tuve miedo
a los negros perros del debería.

Amanece en la ciudad.
Un perro me despierta.
Me levanto pongo la pava.
Miro las nubes rosas, el patio mojado,
miro como mi rosa con espinas se marchó
entre las yemas, de un ladrón de sueños.

La cena en soledad.
En el largo comedor hay un eco de fantasmas,
golpes de cuchara contra el fondo del plato,
bicicletas de cubiertas embarradas,
no hay retos, no hay sonrisa.
Un vino que nunca se podrá acabar.

Tu piel, el fin del universo,
la misma cosa,
¿Quien contiene a quién?

Antes que nada.
Prefiero el todo.

Pintarse los ojos, otra vez, otra noche.
La noche que todo lo exagera,
disfrazarse a veces de bruta a vacilar bailantas,
otras de culta asustando con coloquios de arte abstracto,
otras monja de clausura
y muchas de planta carnívora.

2001

Bufonas

Dejame curarte los granitos de tus granitos,
te ayudaré a caminar, te daré el pie que te falta,
no me importan tus inseguridades,
tus fobias, tus fracasos, tus enfermedades.
Te sumaré las mías, alma espejo, invertiremos los signos,
que yo también tengo una agonía de piernas cerradas.

Te abrazaré los pechos escondidos,
Julieta de las manos atadas.
He descubierto una certeza de números,
detrás de tus adulaciones mentirosas.
He descubierto una bufona invencible,
detrás de tus ojos de hada celta.

Descubrí una voluptuosidad de luna,
aunque el cuerpo se te doblegue,
del peso de tus razones gigantes.
Pude descubrir un rostro que ya conocía;
con tu cabeza siempre inclinada a la derecha,
aunque te falten sus mismos ojos verdes,
aunque te hayas ido caminando.

No me engañarás con tus discursos,
ni tus balanceos de elefantes,
debajo de la joroba, hay alas,
detrás de tu embarazo de goma,
una mujer que ama.
En tu ingenuidad y lengua bizarra,
hay un reclamo de inconsciente colectivo.

¡Que manera de saltar,
que manera de mentir!
¡Bah!, Actrices al fin,
(te enamoran lo que dura una escena)
Me robaron un aplauso, dos risas y un llanto,
y me dejaron, otra vez, solo, con mis deformidades.

2001

Ciego

Devolveme los colores,
transito paredes de neblina,
tropezando caminos de hormigas.

He perdido mi contorno,
copiado del trayecto de tu cintura,
en mis yemas limpias.

Dame tu aroma a mandarina,
para seguir los pocos pasos,
que me llevan a mi soledad.

Porque me dejás ciego.
Siempre que paso a tu lado,
mis ojos se quedan aquí.

2001

Ciprés

A tu sombra vendré un día,
en una cómoda caja,
que habrá sido savia como vos.

Y me entregaré a tus quietos pies,
que me llevarán a la torreta de tus ramas,
para sentir el viento sobre mis disueltos líquidos,
y al fin,
podré conversar con los pájaros.

2001

Círculo vicioso

Quizá este encerrado
en un circulo vicioso.
Sólo para gritar,
pero sin que se me escuche.

Hoy, casi ahora,
me recordaron los días de júbilo,
Se me ha torcido la espalda,
hacia los recuerdos.
¿Cuál es la diferencia?

Un rezo,
una sonrisa,
la simpatía,
el desapego,
el futuro,
la vida.

Quizá deba volver a la sonrisa ingenua,
a la simpatía, al rezo,
al amor cotidiano,
a regalarle galletitas a los niños,
como me lo recuerdan
crecidos con los hijos de sus manos.

Quizá deba recuperar la ingenuidad,
para mirar el mar,
y soñar, sólo soñar.

Quizá deba pensar,
que lo perdido lo perdió el silencio,
que lo no ganado,
es barrera de mi estima.

Sí,
mañana saldré a comprar galletitas.

2001

Comida caliente.

Te esperé con la comida caliente.
Aprendí a hacerlo en la imposibilidad
de traerte un pedazo de luna.

Salí a buscarte a la parada.
Y pude contar todos los internos,
ví a cada vecino llegar o irse.
Pero no tu cara rubia de azules.

No salí a buscarte.
Simple, no sabría adonde…
o porque supe que.

Nunca aprendí a cocinar.
Los ingredientes se me confunden.
Puse inocencia del envase de traición.

Se enfrió la comida.
Desde entonces supe,
que terminaría comiendo solo.

2001

Como agua en el agua

Una gota en el mar,
viajando de roca en faro,
disuelta de sales;
perdida de abismos.

Soy agua en el agua,
mimético de cuadros grises,
inadvertido de los barriletes,
esperando una mano supina,
que me eleve de frescura,
a la calidez de un labio.

Quizá, deba acudir a la rompiente,
sacudir los espigones,
desprender los puentes,
caer de nieve en las ventanas.

Pero no será así.
Permaneceré manso de arroyos,
me evaporaré suave en los esteros,
me cristalizaré en los glaciares.

Y sólo los pájaros me recordarán.

2001

Como vendrás a buscarme.

¿Como vendrás a buscarme?
¿De que perfumes se vestirá tu manto?
¿Que resplandores tendrá tu filo?
¿Que sonidos harán tus cadenas?

¿Me estás esperando o vendrás,
con tu huesuda y dulce mano,
a cortar mis dolores y mis sueños,
antes o después, de mi último pecado?

Pues, te cuento, aunque lo sepas,
encontré una angustia de simiente,
unos compañeros de papel,
una mamadera agria,
un sueño de pieles virtuales.

Así es, amigo, depende la hora.
Podrás hallarme en odios viscerales,
en éxtasis de tinta,
en llanto de padre olvidado,
o en la más tonta de las babas.

Y te doy para elegir, (¡como si pudiera!),
irme con el vientre reventado de traiciones,
la cabeza cortada por un cuarto creciente,
escarbandome las venas de errores de vida,
o languideciendo de amores imposibles.

Te pido, amigo, si puedo.
Lo hagas antes o después, no durante.
Un nuevo amanecer de otoño,
una sonrisa de cangrejos,
otro poema recursivo,
un beso, de otra posibilidad.

Conoces la hora. Mas, te pregunto, ¿Qué duele más?
Una muerte lenta, con los hijos de la mano,
Un muerte rápida sin la luz de sus ojos.

2001

Cruzado

Pasión vertical.
Ternura horizontal.
Beso sesgado.
Tu pierna escocesa.

¿Qué digo? ¿Por qué miento?
Si no conozco, ni tu pierna, ni tu oreja, ni tu pecho.
Me bastan tus ojos y tus manos,
que no me miran, que nunca me acariciaron,
ni lo harán, ni lo harán…

Y es tonto pero es así.
Sé que cuando el volcán erupcione,
(y ya se sienten los temblores)
nada quedará del valle.

Lo sé, tengo marca de otras lavas.

El fuego quemará hasta los pájaros.
Borrará el registro de los Versículos.
Cortará en dos el río.
Y no habrá sobrevivientes.

Por eso, porque la piel aún me arde.
Quiero ahora, soplarte el pelo,
cuando escondés la hoja, destrozándola de arabescos,
debajo de la cabeza, debajo del brazo,
de rush ausente, de piernas cruzadas.

Para dejar marcas en las grutas.
Para después del cataclismo.
Y contarles a los paleontólogos con ego prestado.
¡Je! Yo estuve allí, en el valle, antes de la furia.

Y se reirán de mí,
al verme vivo,
Por habérseme cruzado,
tan peregrina osadía de contarlo.

2001

Cuadratura

No me entendés,
me gustan más los cuadrados que los círculos,
más una pantalla que una pelota,
más una sábana sobre tu piel que una cama redonda.

¿Y la luna?

Ah sí, la luna.
Me gusta de cuadraturas,
de renglones repetidos.

Me gusta más una hoja que una moto,
más una pileta de lona que tus vueltas al mundo,
mi pollo a la parrilla que tus rondas nocturnas.

Será por eso,
y sólo por eso,
que hace tanto,
hemos cortado el teléfono.

2001

Cuestiones de medida.

¿Es lo no dimensional lo inconmensurable?
No tengo una definición del vacío.
Puedo establecerme en axiomas cuantificables,
con la inquietud de medir hasta donde llegan mis esperanzas.
Pero me sorprenden las escalas de mis iniquidades.

Si tomo este punto de vista,
apuntando hacia las huellas de lo incalculable,
termino carcomido por la certeza de mis soledades,
como un grano de arena incrustado en los trilobites.

¿Qué cantidad de segundos le quedan a los pájaros de esta primavera?
¿Cuantos infinitésimos caben en la infinitud de las almas?
No hay acuerdo de pieles para valorar a los dinosaurios.
No hay recuento de glóbulos para la mancha de Júpiter.
No estoy seguro de la sumatoria de la longitud de las enredaderas.
Es mejor esperar a que pase este eclipse de luna.

Porque, cuando veo sus hoyuelos,
casi imperceptibles,
en los relámpagos de su sonrisa,
ignoro la validez de todas mis reglas,
y me expando de suspiros abarcando todo el universo.

2001

De papel

Los barquitos de papel,
tienen la fortaleza que le agregan los sueños,
soportan los vendavales de las ruedas de bicicleta,
el fuego cruzado de las colillas de cigarrillos,
obligando a la negra hormiga capitana;
a encomiables maniobras desde el puente de mando,
cinco centimetros antes de ser devorado por el torbellino,
de la boca de tormenta.

Los avioncitos de papel,
tienen la liviandad que le entregan las nubes,
se arrojan en picadas temerarias,
sobre los mapas de los pizarrones,
caen de plumas desde los balcones,
trece segundos antes,
de ser destrozada su estructura,
por un gordo señor de portafolio.

Los amores de papel,
tienen la sustancia de lo imposible,
yendo y viniendo de comentarios,
ocultos de los ojos de los amigos,
olvidados de las horas del campanario,
de las aguas de las montañas,
que no saben cuanto él la ama,
ni las sonrisas que ella le regala;
entre ceremoniosas palabras de distancia.
Aunque, lo saben, simple y natural,
nunca pasearán juntos por una plaza.

2001

De piernas cruzadas.

No quiero tu vientre esta noche.
Te quiero de piernas cruzadas, de labios apretados, de crema de noche.
Necesito saber porque estamos debajo de este ventilador de techo,
mirando, como idiotas, un canal que sólo devuelve imágenes rosas,
Mientras, cruzamos este desierto de nieves muertas.

No quiero tu cuerpo evaporado.
Te quiero de palabras inocentes, de luminosa risa franca.
Quiero que me cuentes de los días que fumabas Jockey a la vuelta del colegio,
de cuando tomabas Crush y bailabas Satisfaction en los bailes de división.

No me cuentes de la ingratitud de tus hijos,
que yo no te contaré la de los míos.
Quiero que nos riamos recordando sus travesuras.
No me cuentes de tus Lexotaniles y tus Trapax.
Porque no quiero ser una mas de tus drogas.
Crucemos juntos este portal
que nos entregue a las purezas olvidadas.

No quiero que escondas las marcas de tu tiempo.
Te quiero así, hoja de otoño, húmeda y transportada de vientos.
Porque no te amo, si es que te amo, por la seda de tus sábanas,
ni la marca de tu whisky, ni el descubierto de tus tarjetas.
Te amo sí, por la trampa de tus ojos y la fragilidad de tu espalda.
Te amo por tus manos con olor a agenda y lavandina.
Pero no quiero ser diván de tus sueños rotos.
Quiero que construyamos fantasías y utopías de chocolate,
con cada lágrima que nos cruce las mejillas opacadas.

No quiero que me ahogues de lascivia.
Quiero escucharte recitar a Machado y cantar California Dreamer,
mientras te limás las uñas y te acomodás la almohada.
Quizá así descubra la niña que hay detrás de la hembra,
y no cruce esa puerta, para cerrar mi almanaque.

2001

De puntos y líneas.

1.

Un punto en medio de la mirada,
que parte en vectores dinámicos,
los tensores de los puentes.

Esa mirada quieta
que arranca los trompos de mi vértigo,
en el sonido de cuerdas sin mis yemas.

Una matriz de inercia
pesada como la lejanía de tus labios,
ignorancia del sabor de tu lengua.

(Aumento el ángulo azimutal de mis ojos
para no ver las ondulaciones de tu lápiz,
rozando, con mis omóplatos de cuervo herido,
a la Venus Tolkien que sonríe mi torpeza,
pretendiendo que desaparezcas de mis telescopios
y tu cuerpo (¿adrede?) se alinea a mi radar)

2.

Me alejo de trenes alados,
hacia constelaciones curvas,
perdido en colectivos celestes.

Lo que era éxtasis es agonía,
no encuentro punto de fuga,
a mis hilos de marioneta.

Me parto en semirrectas opuestas,
me alegro de tus novedades de glaciares,
me entristezco de certezas tangibles.

(Sentía tanto frío,
no era el viento del sur,
tu palabra tan cordial y halagadora,
tu boca tan ajena.
Yo también pude entender,
porque los 78 son rojos).

3.

Punto muerto,
no hay señal osciloscópica,
una línea llana,
marca la dinámica de mi amor.

Este es un amor Zenner,
tiene una única dirección de corriente,
y sin embargo funciona perfectamente.

¿Que haría yo, entre tus mallas?
Perecería de tensiones,
ahogado del plasma de tu savia.
Sin transformada que me rectifique.

(Los hilos de los teléfonos están cortados,
hay un loco atado detrás de mi camisa,
no digo lo que quiero decirte.)

4.

Si nunca lloviera,
no habría inundaciones,
pero tampoco ríos.

Si nunca te hubiera conocido,
no me dolería el pecho,
pero no sabría que estoy vivo.

2001

Decisión final

¿Así que dices, te han inducido?

Bien convengamos que la calle esta llena,
de narcos, chorros, putas, malcogidas y políticos.
Que buscan desesperadamente en tu bolsillo.

Pero no te creo.

No lo he visto por aquí a Lennon, convidarte LSD.
Sólo escucho su hermosa poesía.
Tampoco a Hitler, para convencerte de razas superiores.
Sus acólitos se congregan en El Palomar.
Al Gordo Valor, para sumarte a su banda.
Que no es menos chorro que cualquier diputado.
Ya no está tu madre, para alimentarte los terrores.
El único diablo tangible que conozco tiene un estadio en Avellaneda.

Así que no te creo.
El primer y último Si siempre es tuyo.

Cuando tomes tu decisión final,
no estarán ellos detrás del gatillo.

2001

Demasiado

Esta no. Demasiado hermosa.
Esta no. Demasiado cálida.
Esta no. Demasiado niña
Esta no. Demasiado ocupada.
Esta no. Demasiado hermana.
Esta no. Demasiado amiga.
Esta no. Demasiado compañera.
Esta no. Demasiados demasiados.

2001

Dentro de una caja violeta.

Había en un tiempo,
de hojitas, florcitas y cintitas,
Frutillitas y Rainbow Brite.

Hamacas de Centenario;
carita dormida en noches de Pac-Man,
pasitos cortos, rulos grandes.

Hubo próceres,
lápices de colores,
Tío Rico y Thunders Cats;
Básquet en Velez,
Baile de Xuxa,
risas de fiesta en invierno,
llanto de bicicleta ruta.

Hay hebillas botones, gomitas,
Di Caprio, BackStreet Boys,
y un olvido inexplicable.

2001

Desaparecerla

Tengo esta mota de polvo,
como una paloma,
debajo de mi cervix,
lejos me lleva mi auriga,
con la carga de mis flechas.

Aquí en mi distancia de hielos secos,
respiro una paz de ave fénix,
cortando cada una de las cabezas de esta Hydra,
armada de vientos camuflados.

No hay alas que me alcancen,
batidas en mi envergadura,
el fantasma es pequeño pero imbatible,
cierro los ojos para no verla,
los cierro,
y aún así no desaparece.

He caminado constelaciones que no conozco,
he nadado estrellas de agua,
he concebido cangrejos de luna,
y aún mis plumas de arco no aprenden.

Buscan mis patas de centauro inconsciente,
arrojado en las arenas de mi tiempo;
el dulce veneno que traen los camaleones,
los escorpiones y las serpientes.

2001

Desconocida

Tuve que ir a los libros,
para saber quien eras.
Yo, preocupado de quarks y euclídeas.
Te ignoraba.

Te ignoraba, el la errónea creencia,
de que todo estaba escrito,
de que todo se deslizaba,
de que todo sonreiría.

Pero me atacaste.
Pegó tu ira cerca de mi almohada.
Esfumándose mi espuma hacia otras sábanas.

No quise verte, lloré de soledades,
y eso te ha ofendido.
Redoblaste tu furia,
hasta que me doblegaste.

Peno de amores viejos,
peno de amores nuevos.
Y recién conozco tu nombre,
de canas florecido,
eterna Afrodita.

2001

Desde la niebla

Desde la niebla,
te invito a dibujarme.

En la niebla,
no verás mis deformidades,
ni yo tus terrores.

Pero en la niebla,
escucho tu voz,
tu corazón palpitar,
el perfume de tu aura,
tus pasos inseguros en la hojarasca.

Gritame que te busco,
guiame a que te encuentre,
aunque no te conozca,
aunque no me conozcas,
te daré el primer beso,
sin abrir los ojos.

2001

Desdoblamiento

Me desdoblaré en tu cuerpo,
seré quien te ame,
y quien te eduque,
yo que no sé nada,
en el verbo de tu útero.

Dejaré de soplar vanas realidades y
acometerte la espalda,
comerte la boca,
meterte mi fuego,
hacerte amiga de las estrellas.

Descansaré mi espalda en tu sábana,
olvidandote de tus fantasmas,
enajenandote de mi piel,
licuandote de tus abandonos,
cercenandote de mis manos.

Te penetraré,
con cada uno de mis huesos,
el vapor de mis palabras,
la exhalación de mis versos,
la boca de mi estomago,
el susurro de mi garganta.

Te morderé,
el lunar de tu cuello,
el elástico de tu cintura,
el pasado de tus fobias,
las frutillas de tus pechos.
la llave de tus huidas.

Beberé,
lo amargo de tus lágrimas,
la incognita de tus llaves,
lo lúbrico de tu clítoris,
lo muerto de tus esperanzas.

Así será…
cuando te encuentre.

2001

Destino final

Escucho las campanas de mi entierro,
la lluvia cae sobre el poluido Reconquista,
no puedo contar cuantos me lloran.
Tan sólo es el sudor escurrido del enterrador.

Y ella no estará,
ellos no estarán,
nadie estará.
Por no haberlos nombrado.

Durante otro sol,
gozaré tan sólo una vez.
Quizá se acerque con un ramo,
saludando mi loca bohemia virtual,
y me deje un sobre blanco,
con un poema para mí.

2001

Desubicación

1.

Sí, perdón,
me desubico,
no es este mi contexto.

No, claro,
no puedo caminar sobre olas azules.
Escucho cisnes y delfines jugar a la escondida,
a tu izquierda,
debajo de tu zapatilla.

Si, cierto,
que descuelgue el mío.
Escuchar a Jim Morrison en tu tutú celeste,
pero si parecés una equilibrista cortando teléfonos.

Última vez que lo intento,
no temas, no es el vino.
No, esta taquicardia no es nada,
te besaré una mano antes de arrojarme a tu vientre.

2.

Relativismo,
grande para prendedor,
chica para volarte.

Flecos de tenue pureza,
arando mis mesetas áridas,
simple máscara.

¿Quién es continente?
¿Quién contenido?

Yo otoño, yo niño.
Vos primavera, vos diosa.
Mejor me bajo en la próxima.

3.

Y hoy el blanco es blanco.
Ausente.
Hoy mis oídos escucharon un Big Bang,
o una espiral, o una sucesión de hormipuntos.
Hoy levito menos o quizá no.
Quizá este durmiendo una siesta de luna,
besando tu mano larga, distal y supina
que se acerca a mí,
sólo para alejar tus labios de mis labios.

Bueno, ¿qué significa esto?.
Que mi espejo se empaña
para devolverme un contorno,
que se me antoja el mismo,
cuando hace ya tránsitos que no es igual.

Pero hoy no tengo miedo al abismo,
me arrojo,
siento el viento en la camisa,
no importa
(aunque luego no lo sabré)
si este paracaídas abrirá a tiempo.
Sólo un vértigo de acompañarme,
a mí mismo,
en esta caída,
que no es caída,
sino un espantar gaviotas.

4.

Un láser me señala.
Me cruzó de izquierda a derecha.
Pequeño punto que se posa en mi nariz,
como una dulce mariposa,
y quizá sea luz,
o mi segundo final.

Hay cosas que no tienen gracia,
como arrojar polvo al cenit en la luna,
lluvia pesada de micropartículas,
o escribir infinitas sílabas,
de un mismo, aburrido, tema.
Pero quizá, algún día, me perdonen,
no es este el lugar señalado.

Un láser me señala,
vaya reiteración,
y es tan relativo,
como jugar con una linterna,
infantil juego de bolitas,
tan inmenso,
como querer abrazar el sol.

Pero mi piel ya no me contiene,
ya me está dejando huir
Pero es sentido inverso, es un venir a vos,
aunque estés de espalda, en otra luna,
con otro antifaz.

El telón me es inmenso, me siento títere,
pero hoy, confiado, saldré a escena.

2001

Discúlpeme niña

Discúlpeme niña,
yo sé que esto no es poesía,
no hay estructura, ni desestructura,
no hay novedad, ni desafío,
en mis ojos cansados,
mirando su sonrisa fresca.

Discúlpeme preciosa, hoy… no, ya ayer,
me deleité mirando sus dedos de mano izquierda,
apoyados como patas de modulo lunar,
sosteniendo el sol de su rostro,
mientras su blanca mano derecha,
articulaba un flash de agujero negro.

Que extraño es esto,
yo tecleando mi insomnio,
de la lejanía de sus hojas verdes,
para convertirlo en documento,
que subirá a los satélites,
teniéndola, hace minutos apenas,
a cuarenta centímetros de mi cuaderno.

Usted estará, ahora, descansando fatigas,
soñando, quizá, otro poema,
mientras yo bailo como títere de barro,
atado a los hilos intangibles de sus yemas,
envidiando a las teclas de su piano.

Yo sé que no le sucede como a mí,
de pensar usted en mí como yo en usted,
para dibujar sus versos contundentes de tareas inconclusas,
antes que suene la campana de cualquier round,
y se terminen los granos del más pequeño de los relojes,
mientras yo, vampiro embelesado,
beso la bombilla que usted ha besado.

No trate de explicar lo que yo no me explico,
de poder conocer los motivos de este amor irredento,
déjeme con este tozudo dulce dolor,
déjeme disfrutar mi éxtasis de ciento veinte minutos,
sabe, usted, que no pude alejarme de sus ojos.

Mis celos son genuinos,
no del que posee y conserva desconfiado,
sino del que sabe lo indeclinable del destino,
que alguna vez, usted se irá, como ya fue, prestando cintura,
y yo volveré, en algún otro solsticio,
a morderme los labios bajo el limonero.

No se haga cargo,
(sé que no lo hará, pero por las dudas)
de este sentimiento de otoño.

Es que a mí sí,
me ha pasado la vida por encima,
por mis culpas de silencios,
por mis miedos de palabras.

Y me arrebatan sus inocencias;
sus cabellos en todas las medidas,
sus romances de piel, ilusión y papel,
sus pájaros, su niño judío y sus zapatos.

Sólo le pido una cosa;
(no le haga caso, en mis ansias
a todo lo que pide mi mirada)
regáleme un poema,
con lo peor de sus palabras,
que aún así será eterno.

Lo enmarcaré, lo enalteceré, lo conservaré.
Junto a la foto de mis hijos,
que me sonríen como ya no me sonríen.
Junto a otro poema de niña adolescente,
y su foto de psicóloga haciendo flan.
Junto a mi pulsar, mi baobab, mi crucifijo y mi sahumerio.

Y pediré llevármelo,
si alguna vez tengo quien me escuche,
entre mis manos,
junto al Rosario de mi mortaja.

2001

Disociación

1

¿Que haré con esta conferencia de voces?
¿A cual hacerle caso?
A la razonable que me indica lejanía.
A la pasionaria que me quema las palabras.

Ya me explique tantas veces.
La textura de mis espinos y tus duraznos.
Y la tozudes me muestra perfumes.
Que tienen otro dueño

2

Encendí otro cigarillo.
Hacía tanto lo había dejado.
Pero la ansiedad de verte me traicionó.
Por suerte es el único vicio que tuve.

Salvo que cuente al Rock&Roll.
Aunque uno me mata y el otro me rescata.
Como entender este sentimiento tonto.

Me fumo todas tus palabras de grillos.
Se me inchan los pulmones de tus versos.
Que nunca son para mi.

Pago el impuesto de sufrirte y verte.
Aunque no conozca el sabor de tus hojas.

3

¿Quién es la maestra?
Creo que vos.

Como esas maestras de campo.
De las series yanquis.
Que enseñan a los mineros.
Que les dibujan flores de grafito,
en los filones de las vetas.
mientras beben whisky.

Esos hombres rudos que ya sabían todo,
habían sobrevido a los derrumbes,
se habían acostumbrado a la oscuridad,
habían conocido todas las tabernas.

Y ,sólo para que las entendieran,
les traian relatos de Twain y Poe,
Baudelaire y Whitman,
y les abrieron los ojos
y les descubrieron la vida.

No importa lo que traiga de mis minas,
cuanto que estoy sepultado en mi gruta
Supe el valor de la palabra,
viendote garabatear sobre el cuaderno.

Y te dibujo palabras de viejo tonto,
en el remembranza de tu mirada.

4

Ya no podré retallar mis montañas.
No rectificaré el curso de mis rios.
No alcanzaré la superficie de marte.

No podré recorrer tus valles lila.
No escucharé tu canto de golondrina.
No tendré tus dedos entre mis dedos.

Me queda el consuelo de los monólogos.
Que te roban tenues sonrisas de femenina vanidad
Aunque no sea el único que muera por tu voz.

2001

El loco

VI

Un viento frío recorre mis venas,
estalactitas caen hacia mi frente,
se despiertan los fantasmas,
la furias de mis orgasmos ausentes,
los teoremas que no he probado,
los labios que no he besado,
los pezones que no he mordido,
el fuego de mis pasados.

Se quema el horizonte en mis ausencias,
esperándome al otro lado del camino,
cruzándome las iras de mis perdidas,
los cuervos rondan los techos de mi casa.

Mi alma aterida de la oscuridad de mis fosas abisales,
mis uñas clavadas en las profundidades de mi carne,
me arrancaré las máscaras de las ilusiones,
abortaré el impulso de mis vértebras,
para que no me azoten las tormentas de mis arenas.

VII

No, no quieras calmarme con tus drogas,
no quieras doblar mi rodilla a tus dioses catódicos,
saldré a romper las marquesinas que me han robado el pan.
Gritaré dentro de esta campana.
Para acallar el sonido de mis cadenas.

No me corras, no me busques, no me acorrales, no me instigues.
esta sangre es de mis tertulias conmigo mismo,
me arrancaré el cuero para regalarlo a los perros,
que no sueñan en colores,
borraré las líneas huecas de mis cuadernos.

Disfrutaré de lo único que tengo,
el despliegue de mi locura,
retorceré mi espalda al ritmo del rock&roll,
me escorzaré sobre este piso como rana salteada,
correré al encuentro de mis estrellas negras.

Siento llamas dentro de los huesos,
yo, que tengo la nuca fría,
yo que sé dibujar oscuros cielos muertos,
quebraré el retorno de todos los espejos.

No me asustaré de mis ojeras,
mis canas, mis fobias, mis angustias,
mis cegueras pasada,
mis sorderas presentes,
mis artrosis futuras,
las convertiré en prismas,
alumbrare hijos de letras mustias,

VIII

Fuera,
no quieras detenerme,
que amanecen los verdes sobre mis muslos,
me romperé los nudillos contra estas paredes,
dejame disfrutar este odio.

Odio de regurgitaciones vacías,
odio de exilios forzados,
odio de mis grilletes mentales,
odio de mis palabras de amor no pronunciadas.

No tengas oído a mi llanto,
sólo escucha, si puedes, mis puntos suspensivos,
escucha mi lobo enjaulado,
jaula que he construido,
para huir de las grietas de los pétalos,
en las noches sin luna,
en las mañanas de escarcha,
en las noches de cucarachas,
que cuartean el óleo de mis cuadros.

Girare así, como trompo infinito,
surcaré universos de papel mache,
consumiendo todas las magnolias,
copulando versos a todas los pájaros,
arrancándome todas las costillas,
para convertirlas en ombligos donde descansar,
bocas donde perder mi lengua,
pechos en los que dormir.

¿Te duelen las profundas cavidades de mis ojos?
Acaso has visto, alguna vez, un destello de estrellas.
A que lagrimear ahora.
Los aceros grises no entienden de poemas,
Mozart no me cubrirá la tarjeta,
el quiosquero no me fiará los cigarrillos.

IX

Dejame llorar, sin lagrimas,
es lo único que se hacer.
Llorar no es pecado, masturbarse sí.
Y no lo haré. Jamás lo hice.
No me entregaré a los gozos de los patéticos.
No voy a reemplazar la tersura de las vaginas.
Por las tristezas de las soledades.
Prefiero llorar a ensuciar las sábanas de desamparo.

Dejá de golpearme la puerta.
No saldré a los jardines.
Siempre encuentro mariposas indiferentes,
que me aletean de mentidos enojos para hacerme sonreír,
culpa mía, pecado de mis pupilas,
por no ver las palomas que llaman a mis vidrios.

Mi alacena vacía,
mi piel extrañada de soplidos,
mis orejas huérfanas de susurros,
los marcos ausentes de retratos,
mis pies hartos de las mismas zapatillas.

Será mejor dibujar mis pesadillas,
que no sé abrir los candados.
Allí encuentro las nubes,
que mis pies no pueden escalar
Un sol que me ilumina las muñecas,
disfrazadas de sueños,
mientras cavo una palada más de mi tumba,
y pienso una frase de mi epitafio,
sólo para que esta histeria
no detenga mis latidos.

2001

El salto final

Otra vez en este Tabor. (¡Que tal mis acólitos de vientos!)
El mago prepara sus brebajes, para adormecer mis tendones.
Me pongo esta máscara, bebiendo las sangre de los escorpiones.
No beberé ningún elixir, que me traiga las fiestas de los dioses.
Prefiero la simple herida de la espera, como ha sido siempre.

He dejado mi piedra de molino.
Mi banco en la galera.
La rueda de mi noria.
Y me puse mi manto de colores,
para ofrecer el sacrificio a mi diosa.

Es aquí donde estoy.
No hay valle sutil que me redima de su manto.
Escucho sus palabras de cuerdas verdes.
Es mi éxtasis de culto, mi instante de gloria.

Mas tarde podría bajar a mi pueblo,
para sumerjirme en las tinieblas de su recuerdo.
O saltar al cielo de la ausencia, es lo mismo,
no me rescatarán los parapentes.

Que caprichos tienen los cielos.
Hacer que las hiedras ahoguen a los nogales.
Ellos no tienen culpa de brotarle savia por las hendiduras.

Mi diosa recita en el Templo y pregunta a los doctores.
Yo he traído mis viejos papiros de libros experienciales,
he remarcado los capítulos que yo mismo he escrito,
y ella los quema como zarza seca con una sola mirada.

Pero es aquí donde soy.
(Ya han encendido el fuego)
Traigo mis decepciones,
mis piedras filosofales, mi compás, mi sextante,
y un dragón me punza las jugulares queriendo salir.

El rito ha comenzado,
pero los cuencos están vacíos.
Me asomo al abismo para ver las rocas puras.
Es noche y no hay luna.
No veré cuando me abran la frente.
Mi diosa no conoce su veneno.

Pero aquí no respiro.
Me acerco a su proyección corpórea.
Trato de estirar mi mano para acomodarle el nudo de su manto,
soplando su oído, cayendo por su cuello, clavandome su clavícula
Pero temo tocar su piel y se me queme el esófago.

¡Es cierto!, No se puede estar tan cerca de los dioses.
La siento respirar y se me retuercen las galaxias.
En cambio, en las vitrinas, los palacios, los otros territorios,
se los puede contemplar sin ojos y con perfume a vino.

Me han marcado la frente con las cenizas del arca,
el aceite de los gladiadores, las aguas del Jordán.
Pero no es suficiente,
me arrasaran las llamas hasta el ostracismo.

Me han recitado salmos de su inocencia e inconstancia,
pero no creo haber aprendido de esos rollos.
Nunca escucho las profecías de las sibilas.
Mi diosa es orgullosa, pimpollo y displicente.
Por eso me trae luz, éxtasis y grave insomnio.

He cometido perjurio,
tantos templos de trípodes apagados,
y no he abrazado sus columnas, ni he pisado sus patios.
Es que he pagado tantos diezmos a diosas perversas,
que mi boca sólo quiere panes blancos.

Allí, esta mi diosa,
aquí mis cobardías y tres cartas descubiertas.
Veo sus dibujos pero no se cual alzaré.
Sólo sé que arrojaré mi cuerpo a la remembranza.

Abismo.
Voltearé el pedestal y giraré mis talones,
(no anunciaré ningún reclamo),
me golpearé contra las piedras de la razón,
me romperé la columna de rebeliones,
perderé otro hueso pero no me abrazará el olvido.

Invocación.
Pronunciaré mi oración de dos palabras,
(dejaré de ensayarla frente a los espejos),
ofenderé su intocable aura virginal,
le dejaré los ojos abiertos.
y me libraré de su culto.

Parálisis.
Seguiré la cadencia de sus verbos,
sufriendo el goce de su presencia.
Quebrantaré los cofres de los sacerdotes,
hasta que pierda mi última cana,
mi otros dientes y la memoria.

O quizá esté equivocado.
¡Dioses!, Os ruego estar equivocado.

2001

El tigre por la cola.

Estoy frente a vos, Tigre,
o tu cola, o mi muerte,
voy a encerrar tu energía,
en un cuenco de cristal.

No me ignores, farsante,
estoy preparando mis armas,
lustré mi armadura,
tengo un caballo blanco,
y un castillo de papel.

Te tomaré de la cola,
te arrastraré por las agujas de mi reloj,
te haré sufrir cada segundo de tu abandono,
te arrancaré el corazón de mis silencios.

Te arrodillarás ante mis pies,
quebraré tu espalda,
te usaré de manto.
No te rías.

Ya te estoy cercando,
no te muevas que me duele,
¡ay!, Tigre traidor.
no podrás esta vez conmigo,
aunque te sonrias,
te quitaré de mi huerta.
Deja ya de masticar mi cerebro.

2001

Ella escarbó la tierra.

Ella escarbó la tierra,
bajo la lluvia de sus lágrimas,
durante un cuarto menguante.

Arrojó los floreros,
rompió el retrato,
partió la laja,
y clavó las uñas,
en la tierra removida.

El paredón sur le devolvía el eco,
de su llanto
y el sonido de madera quebrada.

Lo acurrucó,
lo peinó,
le limpio la barba,
y no le importó que no oliera a Musk.

Pero él,
no le sonrió,
no le pronunció suspiros,
ni cálidos exabruptos.

Cansada de ofrecerle los pechos,
sus arrullos y su saliva,
se dio por enterada de su muerte,
y se abrió las venas con el crucifijo.

2001

Ella

Ella es despreocupada,
segura, nena, inteligente,
llena de razones y lexemas,
que erizan las canas de mi sien.

Me duelen sus romances,
naturales, previsibles y fugaces,
de colores blandos y olor a guitarra.

Ella sabe de mi pasión de hojas secas,
por su inconsciente frescura,
y sus poemas adolescentes.

Me pueden sus de vuelos parapentes;
que me transportan, me elevan, me ahogan,
aunque sus alas estén tan lejanas.

Ella cree que amo sus años,
su piel durazno, su vientre no entregado.
Cree, pero no me conoce,
ignora que la amaría, aún
si intercambiáramos los almanaques.

Ella tiene una pasión de Salmos,
que nos acerca a Dios y aleja nuestros contornos.

Ella detesta mi silencio, respetuoso, ingenuo, tonto,
detrás de la llanura verde cubierta de soles,
que nos convoca es excusa de versos.

Y como un niño arrugado,
suspiro de dolor por sus suspiros;
que no son por mis huesos derrotados.
Sin embargo, no le diré lo que ella ya sabe,
para no escuchar lo que yo ya sé.

2001

Enredado

Enredado en cables que no traen señal alguna,
veo pasar los fantasmas de un pasado de bicicletas,
que se oxidan en desordenado desván
Me pregunto, ¿donde están los latidos?

Quizá los haya olvidado cuando cerré aquella puerta.
Tuve que correr una cama desordenada,
que no me había cobijado esa noche.
Los cigarrillos no eran los mios.

Me han preguntado alguna vez,
cuantas formas hay de morir.
Yo sólo conozco una,
ahogado de silencios.

2001

Eros rebelde

Recorreré todas tus curvaturas.
Cerraré todos tus círculos con el último punto del amanecer.
Mojaré mi lengua del rojo de tu vulva.
Gotearás tus labios del limo de mi esperma.

Esperaré sediento en el límite intangible de tu sábana.
Nos resbalaremos de pecho, de vientre, de muslos,
en el aroma ácido de nuestras transpiraciones.
Me clavarás las uñas, me ahogarás en tu sexo.

Y no diré ningún exabrupto.
Te recitaré suaves lunas.
Porque serás una suave luna.

Eso, claro, sí luego de esta espera.
Aparecés mansamente en la luz,
al final de este túnel oscuro.

2001

Esclavo

Vendo una libertad,
quiero ser esclavo de tu piel.

Dejaré afuera mis alforjas cansadas,
quiero tus vasos de agua,
el sol de tus patios,
la textura de tu falda.

Pero hoy no hablare de ninguna luna.
Prefiero los volcanes.

No hablaré de lagos.
Quiero tus torrentes.

No me distraigas.
No haré play a ningún aparato.
Que hay uno que hace rato dejó el stand by.
No me sirvas más café,
abrime la punta de una sábana.

Por eso,
dejaré mis excusas peregrinas.
Quiero el agua de tu vientre,
el sol de tu ombligo,
la textura de tu sexo.

2001

Estilo

Preguntarme que estilo cultivo,
es como preguntarle a un soldador,
sobre la temperatura de su arco voltaico.
Soy demasiado tonto, demasiado tosco.
Solo tomo la birome, pulso el teclado,
y simplemente escribo.

No sé de que verdades escribo.
No sé si lo que escribo es verdad.
Sólo sé que si no lo hago,
me estallará el pecho.

2001

Estoy harto

Estoy harto de tu sonrisa de papel,
que yo he pagado,
con el recorte de mi salario,
que hubiera sido pan.

Estoy harto de tus discursos,
de tu uniforme, de tu traje,
de tus barricadas, de tus fueros,
de tu escarapela, de tu planes.

Tus discursos pulcramente redactados,
por algún licenciado del Opus Dei,
que esconden una muerte de helicóptero,
que sé, te sangra, yo también soy padre.
Pero elejiste una gloria paranoica del poder,
antes de buscar la verdad de tu duelo.

Tu uniforme, patético trapo verde,
burlado en una entrega sin disparos,
a la rubia de Downing Street,
que no era tan frágil
como los indefensos hábitos;
de Rosarios en francés.

Tus planes de perfecta matemática,
un punto Down Jones, 100 piqueteros,
tus cálculos mediterráneos, suman al Default,
y lloras en la teve para mandarnos a lavar los platos.

No soy la mitad que te respeta,
he confiado lo confieso, soy tonto,
en tus busquedas de médicos a la derecha,
pero una traición más, una de tantas,
saliendo al balcón, cobardemente derrotado,
perdonando a torturadores de cara sucia,
arrodillandote a la desaparecedora de cemento,
dilapidando la última esperanza.

Vomito en tus barricadas de banderas rojas,
viejito reblandecido de lentes bonachones,
te ha gustado la sangre de tus combatientes,
aniquilados entre las cañas de azúcar,
imberbes soñadores que creyeron,
en la arenga de tus trampas.
No te enfrentes a los cara sucias,
que son la misma mierda.

Me da asco tu uniforme de gala,
tu joging de 7 de la mañana,
tu guardia pretoriana,
tu comunión dominguera.
No han muerto todos los que tenian,
tu sigues corriendo indultado como si nada.

Que hiciste con el reloj, Tacuara de ACA,
que buena salud goza tu secuestrado,
linda foto de cárcel del pueblo,
no se veian la botellas de whisky,
Hermoso y bello Síndrome de Estocolmo,
que ahora se abrazan en la expoliación del pueblo.

No fumes como el Che,
no te peines como Evita,
no te disfraces de Palacios,
no resusites a Belgrano.

No lo hagás,
que me tenés harto.

2001

Ex amor

Tengo un sonido a acero surcando las venas.
No es de mi mano, es de tu negación.

Tengo el alma atada a un llanto de despedida.
No es de mi almohada, es de tu traición.

Quisiera escapar ya de este mundo,
que nada me entregará,
que nada me dará.
Pero me debo una revancha.

De ver tu piel gastada,
tu vientre vacío,
tu mente azorada.
Tus lágrimas vencidas.
Tu angustia desesperada.

Entonces me iré satisfecho,
aunque me hayas dejado sin piel,
aunque me hayas negado orgasmos.
anque me hayas robado los hijos.

Esperaré sentado en esta piedra.
Que no me dará texturas de sábanas,
que no se dejará penetrar hasta el útero,
que no paseará de vientos en mi otoño.

Porque te dí mucho más de lo que tenía,
te dí mi confianza,
mis anhelos,
mi cuerpo incompartible,
mi fidelidad ridícula.

Esperaré en esta piedra.
Se convertirá en indeseable,
tu cuerpo de diosa griega,
(creo que sólo para mí, lo fuiste,
a las diosas no se las golpea).

Entonces buscaré cuencos cálidos.
Aunque Dios me condene,
(no me protegió, de tu ignominia,
¿Me castigará por mis lascivias?)

Me olvidaré el juramento.
Olvidaré a Mateo,
romperé mi Rosario en pedazos,
dejaré de persignarme ante cada tentación.

Pronuciaré brulotes,
me permitiré el odio.
Me condenaré a muerte,
me divorciaré de tu recuerdo.

Me arrastraré entre los pantanos,
viviré mis últimos respiros,
me arrastaré entre los muertos,
pero seguiré vivo.

2001

Feliz navidad, la casa está en orden.

Los rios corren revueltos,
las piedras se conmueven,
pero en esta soledad indocumentada,
sigo pensando en vos.

Me pesan los recuerdos,
he visto cosas que ya he visto,
me han cambiado algunas palabras,
agio por saqueo, robo por default,
55 por 89,

75 por nuevo milenio.
Por suerte no tengo TV.

Nadie entiende de milagros,
multiplicación de panes;
Imperios, Babilonias,
Centuriones, Sanedrines.

Quisiera cruzar el Mar Rojo,
pero esta es mi tierra de leche y miel,
las vaquitas, sabio Atahualpa,
siguen siendo ajenas,
ajenos los tributos que pagamos.

Y si no pagamos,
quizá manden sus Legiones,
quizá les alcance con ejercitos de ocupación
Doctrinas de Seguridad Nacional,
para bajar sus pulgares una tarde de sol,
en la Rural de Palermo.
Siempre abrá gladiadores mercenarios,
que gozarán de Indulto y Obediencia Debida

Ya no necesitan mano de obra barata,
les sobran chips,
confian en que los carneros se maten entre sí,
dentro de los corrales

El hambre obra otros milagros,
pocas perlas
y los circuitos cerrados que vigilan.

2001

Figuras

Círculos que suenan.
Rectas que vibran.
Rectángulos que pulsan.

Circunferencias de los tambores,
que nos acompañan desde los días del tigre,
Rombos de nuestros escudos de caza.
Vectores dirigidos al sagrado cuerpo del venado.

Círculos que giran a 52x.
Recta láser decodificada.
Para traerme rectángulos escénicos.

Los redondos parches reverberan.
Sobre las difracciones sónicas.
Rendijas de abiertas del corazón.

Circulares espejos del Hubble.
En recta a Vega.
Atomizada de rectangulares paneles.

Cilíndricos pistones.
Que arrastran el trapezoico tren .
en rectas que se cortan en el horizonte.

Redondos pechos en mi boca.
Recto segmento de mi.
Sobre la tenue sábana rómbica.

Circulo de fuego.
Romboidico cometa.
Línea a tierra.

Acrobacia trapezoidal.
En flores cúbicas.
Circular mirada a las nubes.

Palabras circulares para el silencio.
Desparejos cuadriláteros de versos.
Líneas volcadas en la nada.

2001

Desconocidas

1

Te miro desde este circulo de sangre;
que es mi piel dormida de caricias,
como una pantalla azul,
donde abrevan las palomas.

Quizá una mañana de triángulos verdes,
de rectas paralelas al horizonte,
pueda cruzarte en mi erratico camino,
para saber que siempre estuviste allí.

2

Mi corazón rojo apasionado,
aprisionado de angustias lilas,
cansado de las azules cuchillas espera,
comenzara a subir tus pendientes,
que no admitirán cotas,
para dibujarme debajo de tu pecho.

3

Las terrosas rectas tienen,
una encrucijada,
de mis adentros celestes en verde en fucsia,
esperando que tus labios,
quiebren todas mis reglas.

4

Salí a ver el color de las manzanas,
colgadas de anaqueles naranjas,
una sonrisa durazno pesando,
texturas de mandarina.

Para no quebrarme otra vez,
para no repetirme de rectas alabeadas,
con mis círculos viciosos,
con mis registros vencidos,
con mis profecías autocumplidas.

Me quedé, como siempre me pasa,
prendido y discreto, hija de vecina,
eso no es ninguna hazaña,
les pasa a todos los nogales,
con los vuelos de las mariposas.

Pero, me saludaste,
disipándome los calendarios,
cuando yo ya había pasado,
como el señor que, se supone, soy
respetuoso y silente, a tu lado.

Me olvidé de tus hermanos,
compañeros de juegos de mis hijos,
y te regalé un poema.

2001

Flashes

1.

Si la liberación gradual de los átomos,
fuera como la ternura de tus besos,
largamente sería calcinado el universo.

2.

El sol más bajo dibuja una trayectoria más corta,
y las sombras son cada vez mas largas.
El vino se vuelca cada vez más pronto,
y tu cintura se proyecta de velas sobre la sábana.
Pero hoy tengo frío,
tu sol se escapa de claraboyas,
dejándome, una vez mas, en el desierto.

3.

Tu espíritu, agujero negro,
absorbe todas mis palabras,
silencia todos mis gritos,
todos mis latidos.
Destroza mis huesos de luz,
sin que vea donde se sumergen tus sirenas.

4.

La tierra no viaja sola por el espacio.
Voy con ella precipitado en su contorno,
acompaño sus traslaciones, sus rotaciones, sus precesiones.
Pero creo que ella volverá a su madre,
antes de que yo te diga una palabra.

5.

De mareas muertas se trata este sentimiento,
de lágrimas que lloro como si alguna vez hubiera vivido.
Moriré en tu playa, antes de haberte nadado.

6.

La distancia del sol hasta mi cuaderno,
es, exactamente,
una porción del perihelio de tu sonrisa.
Pero me quema más tu palabra,
que el fuego de tus erupciones.

2001

Fue hermoso ser joven.

Fue tan hermoso ser joven.

Podía sentir mi pulso jugular de sus piernas,
cada mañana.
Mi callos inclementes con la creación,
cada día.

Miré con alegría,
verdadera alegría,
la redondez de un vientre,
tierra en el pelo por el parque.

Eso fue.
Fui demasiado ingenuo.
Demasiado alegre.
Amé tanto la música.
Levanté tantas veces los ojos al cielo.

Tanto, que la vida se me escurrió.
Que sólo me fueron fiel el rock&roll.
Y mi Biblia Latinoamericana.

Ahora que sé que, nunca más,
limpiaré tierra de unos bucles,
no besaré un tenso ombligo,
ni me perderé loco desatado,
en el fondo de una vagina.

Sólo seguiré escribiéndome,
rechazándome en el espejo,
mintiéndome cada tarde,
odiándome por las noches.

Salvo que…
(aunque el cielo se enoje de mi pecado,
y sea mi condena inapelable),
seguiré enamorándome de las mariposas.

2001

Genio de amor.

¿Que diremos Constanza al emperador?
Estoy manchando mis corcheas, de tus besos.
Me salen burbujas en lugar de acordes.
Mi mente se trunca en los silencios de tu encaje.
Creo que escribiré de mi muerte,
antes de ahogarme en tus lagos.

¿Que haré Andrómaca con este pueblo?
He defendido sus murallas del escarnio,
el derecho de amar con mi escudo.
No entienden mas allá del mar,
de orgullo, honradez y valor.
Pero creo que la razón nos avasallará,
esclavizarán tu vientre etéreo, despeñaran a mi estirpe.

¿Qué diremos Gala al dictador?
He cambiado relojes cantábricos, de leves agujas,
por el valle de tu espalda, que eres virgen, que eres dólar.
No entienden ellos, que no sueñan, de mujeres hermosas.
Creo que haremos polvo de elefantes, con su incomprensión.

¿Qué haré Drusila con este imperio?
He cambiado esquizofrenia por terrores
Quieren ver la sangre de papá y mamá, en la marca de los puentes.
Estoy alterado con sus lenguas, sucias del barro de mis caligas.
Creo que hoy te adoraré, te amaré y te ejecutaré,
antes que tu piel conozca la decepción.

¿Qué haré Yoko con este mundo?
He cambiado cordero por chocolate, cerveza por LSD,
pero no encontré el arrullo de Julia.
Somos dioses y somos polvo, sandalias y camino.
Les veo sangre de ríos lejanos, en sus votos de Judas.
Imaginemos este amor envejecido, uniendo meridianos antagónicos.
Creo que educaré a mi hijo, antes que me crucifiquen.

2001

Geyser

Tengo un fuego de Hades,
me roe, me quema, me lasciva,
me presiona las arterias,
me empuja la vida,
me adrenaliza.

Tengo un frío de Andrómeda,
me congela, me atera, me empacata,
me crispa las venas,
me tritura los sueños,
me acalambra la carne.

No puedo darte, pequeña,
más que mis versos de fuego,
aunque, ¡Mi suerte!, no me escuches,
me tiembla el pecho de tambores,
y la mente de contradicciones.

Quiero llevarme tu sonrisa,
aunque me llene la noche de agujas,
quiero alejarme de tu luz,
aunque se apague mi esperanza.

¿Qué será primero?
¿Un estallido de vida, rociando valles?
¿Un anuncio de arena, clamando mi sangre?

Quisiera un fluir manso de arroyo,
un capturar pétalos de estirpe,
un eco de marmol,
un soplido de ameba.

Se acerca la hora,
no hay mansedumbre en mis ojos,
o cazo tus ojos, mariposa,
discurriendo mis vapores de tinta en tu oído,
o estallo lagunas de lunas tristes,
diciendote un adios,
sin que me escuches.

No hay palabras; ni sangre,
solo otro silencio,
que dispara,
volandome los sesos.

2001

Gnomos oscuros

Los gnomos sostienen la magia.
Oscuros demonios de seda.
Han secuestrado los niños.
No usaron flautas, sino papás plásticos,
pantallas polícromas y joysticks.

El bosque se ha quedado, sin cachorros,
sin rodillas lastimadas, sin pelotas de trapo.
Un viento de invierno sopla la hamaca vacía.

Los oscuros demonios mediáticos,
los instruyen en simuladores de vuelo,
les tiñen las retinas de sangre,
les dan sexo virtual.

Los duendes guardan el espacio,
Soplan las raices de primavera
Que nunca más vendrá.
Los niños controlan el volumen,
Su inocente inconciencia destruye la magia.

2001

Guardate tu pancho.

¿Que querés?
¿decirme que la vida es bella?
Deciselo a la frialdad de los cartones sábana.
A las hermosas lajas colchón de Retiro.

Guardate tu pancho.
Tu desayuno de un sólo dìa.
Ya no me hace falta.

Acá no nos hace falta nada.
El galpón nos da refugio.

Las bolsitas sensaciones.
La calle escuela.

Siempre lo mismo.
Creyendo que esas crucecitas,
colgadas torpemente de sus cuellos,
nos rescatará de no sé que.
Para que vos merezcas un cielo,
de diarios limpios.

¿Que te lo hace pensar?

Somos piedras de alcantarilla.
Nadie recuerda si alguna vez fue bebe.
Dejanos en paz.
Dejá nuestra cara sucia.
Nuestro cigarrillo.
Nuestras estampitas.
Nuestro hambre.

No te preocupes.
Nuestros pies son ágiles.
Cuando nos ataque el hambre.
Sabremos que hacer.

Ah, no tengas dudas.
Sos vos quien necesita de nosotros.

2001

Hordas

Escucho los perros rondar,
nos huelen desde sus patrulleros.
Fácil de indentificar
vómitos de estómagos vacíos,
Fácil de reprimir,
locos, viejos, famélicos.
Están preparando los colmillos,
para despedazarnos otra vez.

Escucho a los cerdos chillar,
se filtran de nuevo en nuestro salario,
Aunque se disfracen se les nota el rabo.
Han copado los gabinetes, las rutas, las avenidas.
Han comprado las librerias, las ideas, las iglesias.
No han robado el agua, la luz y las alas.

Pero vienen por más.
Quieren a nuestros hijos,
les gustan sus manitas, su pelo y sus ojos,
harán buenos números con sus higados y riñones.

Se han apostado en las esquinas,
vendiendo felicidad sintética,
donde las cámaras los ven.
Pero los perros son ciegos.

¿Para que me sirve la memoria?
Otra vez, los corrales están cercados.
Los carneros guiñan los ojos a las guadañas.
Vuelvo a sentir sus discursos.
Volverán a aceitar las parrillas.

¿Cuantas tumbas vacías habrá esta vez?

2001

Hoy

Veré como una guitarra le susurra al oído.
Veré como un lago acaricia su mano.
Veré como un glaciar le alumbra el rostro.

¿Qué escucharán mis oídos si me acerco a su cabello?

Una melodía de Stocking Head.
Una luna rodando sobre la mesa.
Un sonido de labios ajenos.

¿Hasta cuando seguiré regando el desierto?

2001

Idea cruzada

Me estalló un sol en la boca,
todo por querer beberme tu vía láctea.

Tengo aún un pedazo de luna dentro de mi pan francés
porque se me ha evaporado tu ambrosia del bigote.
Seguiré arrojándole a saturno los dardos de tus palabras de terciopelo.

Y no lo puedo evitar.

Atravieso el universo como un cometa errante
buscando la forma de perderme en tus quasares.

Pero hoy no, hay huelga de piernas cruzadas,
y también es bueno.

Entonces arto de mundo real,
me inspiro en la fantasía de tus ojos,
y te escribo esta mentira.
Porque en realidad la cama esta vacía,
y uno ya esta grande para pecados de adolescente.

Será por eso que no puedo parar de escribirte.

2001

IF THEN ELSE

BEGIN.

REM Tengo versos de verbos para ti.

READ (Ojos, Manos, Mente)

LET Amor ß FUNCTION (((El fondo de tus (ojos) * La habilidad de tus (manos))** Lo genial de tu (mente)))

IF (Amor)

THEN

Abriré los límites inconexos de mi cuerpo cóncavo.

Me crecerán topologías para regalarte.
Lograré que tus vectores atraviesen mis solenoides.
ELSE

Buscaré estrellas de infinitos hielos.
Me atravesarán la garganta fantasmas de ejes imaginarios.
Me refugiaré de axiomas incumplidos

END IF

DO WHILE (Existas)

Reptame de abscisas.
Despréndeme las hojas multiformes de las sábanas.

Busca el punto del infinito de mi mirada.

Destroza los sesgos de mis conos.

Humedece de incógnitas el volumen de mi boca.

END WHILE

UNTIL (el amanecer)

Repite el algoritmo.

Atraviesa mis fronteras con tus dígitos.

Deriva las tangentes de mis planos.

Ábreme los doble paréntesis.

Explórame el entorno reducido con tu curva lanceolada.

Repite el algoritmo.
Radicalízame los senos con tus integrales.
Confúndeme las certezas con tus silogismos.

Potencia mis polos con tus singularidades

Repite el algoritmo

Recorre mis elípticas.
Maximiza mis focos con tu vértice.

Inyéctame la matriz de helicoides no cuantificados

END UNTIL

IF (aun me amas) THEN

Abre mis curvas con tus rectas: GOTO Hacia el cielo

ELSE

Deja que otro abra las ventanas: Quiebra mis estructuras

END IF

REM Volvamos al mundo

STOP

END

2001

Igual

Igual que aquel ciego,
Que no siempre lo fue,
sueña en colores,
pero al despertar,
solo negro
y siempre lo será.

Igual que el mutilado,
ayer niño travieso,
que siente comezón de dedos,
mira a su mano y no están.

Igual que el olvidado,
Idolo caido,
Pasea la playa,
Y nadie lo conoce.

Hoy el cuerpo apagado,
Antes amor, hoguera,
busca cuerpo caliente,
Solo encuentra sábana fría.

2001

Inexplicable

Soy sólo un axioma de mismo.
Una triste tautología.
No trates de explicarme.

Se me han traspapelado los silogismos.
He cruzado tantas ciénagas.
He perdido tantos cometas.
He comido tantos panes duros.

No sé que me ha pasado.
No te tenía en mi agenda.
Supe que no te conmovería.
Pero un día comencé a escribirte poemas.

Sí, sigo enamorado de vos.
No te preocupes.
No me hagas caso.
Ya no me hieren los rechazos.
Sólo pasa que necesitaba decírtelo.

2001

Infusiones aromáticas

Café de invierno.

No volveré a pensar en blanco.
No confiaré nunca más en tus manos sepia.
Algo le has puesto a mi café.
Me arrebatan pantanos de invierno,
si no hago huracanes de mi boca.

No estás.
Tengo el diario en la silla de enfrente.
El mozo ya me levantó tres veces el paraguas.
Algún chico habrá dibujado un corazón en el vidrio.
Subo el volumen de mi walkman para no escuchar tus latidos.
Tengo el tick de morderme el labio inferior antes de mirar la crema.

Llueve.
Pasó un 46 escupiendo gasoil.
Mastico tus labios pegados al borde de la taza.
La señora que come sopa inglesa no deja de mirarme.
Le molesta mi talón acompañando a Nick Mason.
Quizá crea en mi epilepsia chicle.

Miro el fondo del pocillo.
Azúcar de espumas crepitantes.
Como el sabor de tu muslo, tus labios, tu clítoris, tus labios, tu muslo.
Sabor a café y mermelada.

No volveré a pensar en blanco.
Algo me has puesto en el café.
Que ahora quiero llorar.

Manzanilla de otoño

Paró el chaparrón.
Entraste descalza con los zapatos en la mano.
Seguís abrazada a tu pulóver.
Abrasada de marca de cuello.
Seguís, feliz, sin saludarme.

Te preparo una manzanilla.
No intento cobijar tu cuerpo enajenado.
Te miro, rodeando con tus palmas la taza.
Tu perfil, tus cabeceos, tus sonrisas colgadas de arco iris.
Repasando ritos de otras sábanas.
Travesuras que intuyo y no conozco.
En brebajes intensos que sólo vos percibís.

Siempre me formulás la misma pregunta.
Te doy la misma respuesta.
La puerta se abrirá.
Hasta que se rompa la llave.

Luego, te la regalaré y saldré a la calle.
Husmearé como perro solitario los jardines felices.
Quizá las palomas se espanten.
Y comience otra agonía de amor.

Mate de verano

Músculo joven.
Pose de pensador derrotado, buscando respiro.
Tapar los huecos, clavar la alfombra, revocar el baño.

Viniste con el mate dentro de un jarro.
Te miré la sonrisa.
Toqué el machimbre.
Agradecí la creación.
Te escondiste detrás de una pollera.

Raro.
Nunca te vi tomar mate.
Otro rechazo más.

Se te desbuclizó el pelo.
Cambiaste algunos dientes.
Estiraste los huesos.

Hay retratos que me faltan.
La de ese mate embrujado que no vi.
Que te provocó amnesia.
Que no recordás quien soy yo.

Té de primavera

Por fin se desbordó el vaso.
Gotas de limón, azúcar, tinta y baba.

Es un té extraño aroma a pino.
Pava que silva, bombilla que atraganta.
¿Quién es esa niña de alas de parapente?
¿Quién el anquilosado de poemas no aceptados?

Fue una pluma de cóndor, creo,
en una de esas tardes, en que trepaba,
con las uñas de los pies, las montañas.
Caí en helicoides desde la altura hasta tus pies.

Te hiciste a un costado.
No me alzas, ni me pisas.
Y permanezco reptado.

Hasta que un loco me sopla armonías,
verso final, escape al infierno,
me exigís que desidealize,
corporizo y te desagrada la elección.

Huelo tu piel sólo de saludos.
Mis manos quietas, como siempre.
Mi máscara impasible, como siempre.
Mis celos resignados, como siempre.
Mis ojos desorbitados, como siempre.
Y te viene un ataque de seudónimo.

¿Que culpa tengo yo?
Que hasta las sílabas de mis hijos te invoquen.

Pero esta bien.
Quiero tu enojo. Tu té para otro.
Tu cuerda de guitarra que no pulsaré.
Una forma, delirios de viejo orate,
de creer que mis poemas no te son indiferentes.

2001

Innombrable

Estuve meditando, otra vez,
en olvidar tu nombre,
clavado de inocencias,
en mi almanaque vencido.

Y digo, otra vez,
porque no tengo tu permiso,
de pensarte, nombrarte, invocarte.

Invadí como un extraño,
tu virtual jardín de palabras,
hasta que un sonido a rama quebrada,
despertó tu enojo de niña poeta.

Quise dormir mi amor imposible,
de mis viejas alas partidas,
en tus vuelos de parapente.

Te soñé,
casi rezando pronuncié tu nombre,
y saboree tu boca de manzana,
fresca como las uvas,
intangible como los ángeles.

Te pinté,
desde tu omóplato desnudo,
hasta el límite de tu plexo,
atravesando tu centro amargo,
inundado de zapatos, glaciares, lluvia y cenizas.
Para saber que allí, yo no estaba.

Desperté,
te había llorado, rezándote,
amarga la boca sin tu gusto a fruta.

Caminé hasta el espejo,
empañado de soledades,
no tengo dientes para morderte,
me sobran años para extasiarte.

¡Ay!, pero que indómito este amor,
que ignora los silogismos de la razón,
volví a invertir el cristal,
contando las arenas para verte.

2001

La dama del espejo

Quiero atrapar a la dama del espejo,
mi lado real está tan frío.
En sus jardines renacen mis flores,
de brotes mohosos de tiempo.

Cruzo los portales virtuales,
buscando amaneceres utópicos.
Me soslayo de estrellas artificiales,
cobijando mis esperanzas muertas.

Pero el tiempo se termina,
se disipan sus nubes rosas,
Vuelvo a mis estepas,
con cristales en las muñecas.

2001

La letra

Es esta letra la que me ata a la vida.
Por eso se cruzaron tus ojos,
tu ventolín y tu parapente,
que disipó, por un instante, mis fantasmas,
como el sol hace con la escarcha de los inviernos.

Pero dejaste de batir tus alas,
ocupada en el aroma de otros jazmines,
así mi hojarasca húmeda y agusanada,
me vuelve a ahogar de humo espeso.

Tu letra es cristalina, oscura la mía.
Tu verbo es sensual, el mío lascivo.
Tu Dios eterno, igual al mío.

Simples usos de los caleidoscopios.
Simples roles de estrógeno y testosterona.
Simple cruzar los dedos para rezar.

¿Que puedo hacer más que mirarte,
mientras te surgen cadenas infinitas,
donde engarzás mágicamente sólo 27 letras,
algún que otro número y tus ¡Oh!?

No sé si ya te dije que te amo.
Aunque tus ojos sólo vean mis abismos, mis años.
Tus oídos sólo escuchen de mis angustias, derrotas.
Ah sí, claro, sí, ya te lo escribí tantas veces, es que me olvido,
cosa de mis años, mis angustias, mis abismos y mis derrotas.
¡Pero nunca te lo dije!

No se trata, algún día quizá lo entiendas,
del simple embrujo de tu piel,
a esta altura ya deberías saberlo,
aunque tu cuerpo no me es indiferente,
(como el mío te lo es, cosas del tiempo),
te quiero por tus alas etéreas,
tu simpleza,
la licuidad de tu verso.

Ahora, me pregunto, en ingenuidad pueril,
¿para que me dijiste, así al pasar,
aquella noche de solsticio,
“creo que la única virgen acá soy yo”?
¿Para desatar mis contradicciones;
para alejarme o para atraerme?
¿Fue declaración o fue queja?

Sí, te amo, pero no te pretendo.
¿Acaso es la peor de mis locuras?
(Ya me conocés tantas)
Sé que te gusta aunque no me aceptes.
Siempre preferías mis poemas;
que te describían sin nombrarte.

Y ahora que pronuncié tu nombre,
exabrupto descontrolado,
en mi aburrido lago congelado;
es mejor declarar las distancia,
ponerme en el otro extremo de la recta,
sentarme en el banquito opuesto del cuadrilátero,
renunciar a la circularidad de las palabras.

Y lo veo bien. Ya que yo no puedo.
¿Acaso me escuchaste olvido, de mis amores pasados?
Ellas me han dejado los labios húmedos.
Y no hay nada tuyo que me hayas entregado.

Ah, si perdón, un poema de 16 exactas palabras.
Uno a mis cien.
O quizá no.
Quizá sí me hayas escrito.
Enmascarado en la multitud de tus efebos pretendientes.
Que te aman sólo por tus cadenas infinitas de letras.
Por la cadencia de tus vocales.
La certeza de tus números.
El sonido de tus ¡Oh!
Para prestarte las grafías de su nombre,
con las que soñar nuevos poemas.

¿Que sería de ellos si conocieran tu rostro?
¡Pobres, ni puedo imaginarlo!
Gastando incontables pasajes de avión.
Dejemos ese sufrimiento a los decrépitos.

Pero, sabés,
jugaremos, si te place, este nuevo juego.
Yo te declararé mi amor a cada instante,
vos arremeterás contra mis piezas,
evitarás que te pinte cada tarde,
riéndote,
reclamándome que blancos exorcismos,
te quiten de mi mente,
mientras… me alcanzás el mate.

2001

La luna y el astronauta.

Que derecho tengo yo,
astronauta de otros eclipses,
a querer mi bandera en tu blanco rostro.

Hoy tus fases estaban más blancas,
más radiantes, mas calientes.
Y mi Géminis rodaba de espaldas a tus dos cráteres,
ahogándome, sin oxigeno, atado de sus escotillas.

Yo astronauta,
que ya caminé por otra luna,
que alumbre cometas,
pretendo posarme en tus valles,
rodando una y otra vez en tus polos,
carcomido del silencio de mi universo.

Quiero, pretendo, sueño, ansío ver,
tu cara blanca y expuesta de luz,
y quizá juegues escondidas de cara oculta,
con otro viajero que clavó primero su mástil.

Porque soy un viejo astronauta,
expulsado de una luna de fuego, enceguecido de vórtices,
apuñalado por una serpiente de otras constelaciones.
Pretendo hundirme en tus grietas blancas,
quizá ya no virgen, quizá explorada,
quizá conquistada, quizá arrebatada.

Romperé mi escafandra,
que me sólo me entrega purezas virtuales,
implosionaré en mi vacío,
estallándome los pulmones.

2001

La tumba de Lucía

Si me preguntás que es peor.
Te diré que todo.

He caminado, con mi espada escondida,
entre los pasillos de las villas,
las pulcras naves de los templos,
los claustros de las universidades,
las escaleras de las municipios.

Encontré poca verdad
y mucha mentira en todos lados.

Me preguntaste porque murió Lucía.
Y te contesto, simple,
por culpa de la mentira.

¿Quién le enseño a Lucía los misterios de su cuerpo?
No lo he encontrado en los libros,
no le pregunté a su madre,
porque sé que tampoco lo sabe.

¿Quién se ocupa en las oficinas de los ojos de los niños?
No he hallado ningún plan,
los escritorios atestados de sonrientes afiches.

¿Quién les habla de los valores del cuerpo?
Sólo, esto no, aquello tampoco,
eso, ni te atrevas.

Arrojo una flor sobre la tumba de Lucía.

¿Qué sabía Lucía de las perversas caricias,
de uno de sus tantos padrastros?
¿Qué sabía de no entregar su cuerpo,
al chico de la moto, antes de su menarca?
¿Qué sabía cómo se hacen los niños?

La maestra le dijo preguntale a tu padres.
La monja que todo está prohibido.
El estado, como siempre, se encogió de hombros.

Ayer vi un cartel.
Usalo, decía.
Lucía no sabía de qué se trata.
Lucía no aprendió a leer.

Ayer vi un cartel.
No al aborto, decía.
Lucía nació sin ser deseada.
Lucía nunca tuvo juguetes.

Ayer vi su nombre en una lápida.
No figuraban los otros nombres.

El ministro que hizo una quita a Salud, y tiene cuentas Off Shore.
El obispo que sólo habla de No, y, yo sé, que hay tantos Sí.
El chico de la moto, que ahora se olvidó su apellido.
El médico, que no pudo contener la hemorragia.

2001

Palabras

Las palabras estan ahí.
Tengo un diccionario lleno de ellas.
Tienen su etimología, su sonido y su cadencia.
Se trepan desde el centro de la página hasta el lomo de edición barata.

Algunas son dulces como sonrisa chocolate montadas de triciclos.
Se te meten bajo las sábanas como oso de peluche.
Te saltan sobre la colcha para que le multipliques cuentos.
Te provocan esas otras lágrimas, las que querés seguir llorando, inocencia.
Y se esconden debajo de la almohada como plumas de angel.

Calientes como pubis trepado a tu sexo.
Te reptan contornos de interjecciones.
Te absorben los sentidos en numeros invertidos.
Y te bañan de sudores sismicos con brulotes pasionales.

Hay palabras que brotan de furia cayendose del papel.
Suenan fuerte como portazos de despedida.
Clonan angustias como decepción de orgasmo fallido.
Y se van del renglon aullando como lobos solitarios

Algunas reverdecen con las lluvias de primavera.
Arremolinandose en tus rincones como hojas de otoño.
Arrebolando tus ojos de clausuras oxidadas.
Haciendote pesada el morral jalea de tus horas.

Y no son esas las palabras que quiero.

Palabras cosquilla como labio tibio comiendote la oreja.
Palabras hoyuelo robandote el mate de la ronda.
Palabras limón encerradas en frascos de galletitas.
Palabras enredadera estrangulándote el alma de versos.
Palabras rescate a mis vientos atrapados de arena.
Palabras saludo para mis diálogos con la muerte.
Palabras menta para mis hierbas amargas.
Palabras mentira para mi reloj detenido.

Palabras que estallan de birome, papel y disco rígido.
Palabras que desbordan las curvas de mi boca.
Palabras que siento, escribo y no puedo pronunciar.

2001

Las tortugas

Es propiedad indeclinable de las tortugas esconderse en sus caparazones.
Salen a comer las hojas frescas las noches de plenilunio.
Se las escucha chillar de coitos aparatosos.
Pero jamás les ves los rictus satisfechos.

Cuando su pareja sucumbe en los lagos del olvido.
Hibernan por falta de oxígeno debajo de las hojarascas calcinadas.
Salen de excursión con la esperanza de ser aplastadas por los cascos de los caballos.
Pero acontece fatalmente un crecer de las marcas de sus hexágonos

Nadie se explica la razón de su persistencia.
Aunque son burladas por las patas de las liebres,
caminan lentamente al encuentro de los amaneceres.
Esperan diluvios de petróleo en cada transito de los cometas.

Les es difícil quitarse el traje de coraza.
Por eso no pueden frotarse los párpados humedecidos,
que parecen ojos de zafiros encendidos,
al ver como las serpientes reptadas de lujuria,
cambian sus pieles con aroma a rosas ensangrentadas.

2001

Llueve en Calcuta

Julio, sudestada,
llueve en Calcuta,
sequia en Calihari,
época de finales.

Puedo, con mi lengua, trazar una línea,
atravesando el ecuador de tu vientre.
Siento temblores de luna,
escucho un tumulto de sirena.

Me quedaré aquí un minuto,
ocho horas o la eternidad,
observando como crece tu diámetro,
del follaje de mi sombra.

Abrazaré tu piel crecida, aún mia,
mientras, ella, baila con Lisa,
en un cabaret de Berlín,
y te vienen pulsiones de luz.

Otra vez julio,
hace frío en el parque,
hamacas vacías de chupetines,
recortadas de ojo de buey.

Cuatrocientos diecisiete,
un número clavado al marco de la puerta,
que estropea las rimas,
y presagia mi futuro de tiburón.

La noche esta serena,
alguien abrió el domo del observatorio,
una estrella le regalará luz y sueños,
medidas de fuga y fotones.

Llueve en Lisboa,
cambia la marea, fuma el Vesubio,
se abren las compuertas de tu dique,
otro agua fertil que nos inunda el patio.

Y hoy, hace tanto de hoy,
tus valles de cuencos cálidos,
se me han secado de espinas;
en tu piel regalada.

Aunque quizá esas manitas,
escondidas de cuentos y vientos,
que ahora me ganan pulseadas,
sean las que me entierren.

2001

Lobo

Tenia en la noche sus atajo de luna.
Le crepitaban las muñecas de tinta.
Orbitaba en sus elipses de mortaja.
Le crecian barbas de telaraña.

El tiempo le transcurría,
buscando razones de orquídeas secas,
cuando se disfrazaba de flores frescas.
Y sólo el pasado le dolía.

Pero el tiempo no tiene agujas en vano.
Le enredó perfume en los pliegues,
miel de limón en las nervaduras.
Y no pudo saber en que tarde de lluvia,
la soledad le reveló secretos.

Sin quererlo, por sólo volar.

Le estallaron las arterias,
regurgitadas de soles húmedos.
Comenzó a dolerle el corazón,
y cayó torpemente a sus pies.

Pero la venganza estaba consumada.
Quiso esconder los calendarios,
y se ahogaba de sahumerios,
atravesado de su sonrisa intangible.

Sin quererlo, por sólo volar.

Quiso trepar montañas en reversa
y se le quebraron las pezuñas.
Gritó letanías sobre los valles
y el eco se quedo mudo.

Tan sólo sabía aullarle a la luna,
Olfateando sangre bajo la nieve.
Y ella traía aguas cálidas,
que le duelen en los oídos.

Sin quererlo, por sólo volar.

Volvió a su nicho cobijado de marcos vacíos.
Pero le duelen los cristales empañados.
Le angustian las tardes sin manantiales.
Hay un lamento de colmillos artificiales,
escarbando huecos de hormigueros.

Y se volvió a quebrar las plumas,
sin quererlo,
por sólo volar.

2001

Los borrachos

Los borrachos son niños que no han podido crecer,
les duele la realidad cotidiana,
porque no han gozado de locura azul.

Porque los niños gozan su demencia sin culpas,
azotan a las hormigas por fagocitarse rosas,
combaten a los extraterrestres de los microondas,
matan a sus madres por las noches,
y las aman por las mañanas.

Pero algunos sufren de amnesia,
les crecen los huesos, con dolores espantosos,
y se refugian en humos y alcoholes extraños,
creyendo danzar los 7 velos.

Hasta que una madrugada se descubren orates,
por haber recuperado la razón.
Pero ya no está el niño,
y se trepan a las higueras, atados de hilos de luna.

2001

Luna de siesta.

Hay una luna durmiendo la siesta,
no la despiertes, cuidado con la lluvia,
Salir al viento para escaparme de tus costillas.
Bailar como monigote para disimular mi muerte.

Pero esa luna duerme la siesta.
La quiero abrazar, tan lejana.
¿Por qué ella me ilumina,
y yo me hago piedra?

Sentir su sonido de meteoro,
en una articulación de vagina ardida,
casi como robarme la espalda,
cruzado de apropiaciones indebidas.

Ella no tiene medias,
pero miles de soles la alumbran,
rompen las orbitas para encontrala.
Lástima que yo sea piedra de otros eones.

Me acompaña bajo la niebla,
me invade los sueños,
me divide los días,
me estalla en los ojos.

¡Ay!, que esa luna duerme,
un sol la ha gravitado,
y la arrastra a su universo,
le sopla los mares,
y le eclosiona magma.

Y yo piedra me congelaré de tiempo.

2001

Marta

1

Me quedé prendido de una lágrima,
colgué el teléfono,
quise saludar y me congelaron,
“Marta… ha fallecido”.

¿Quien podría entender mi pena?
¿Quien se podría acongojar de la muerte de La Gringo?

Ellos que no supieron de sus besos de menta,
ellos que sólo miraban su cuerpo mórbido,
ellos que sólo escuchaban su boca sucia,
No sabían de sus dolores de inmovilidad,
en sus recuerdos de Pampa abierta.

2

He vuelto a pasar por Parque Lezama.
Está tan triste.

Miré la baranda oxidada donde te besé.
No hay mosquitos.
No pude ver la luna.

No te pude escribir poemas.
¿Para que?
Si vos eras la poesía misma.

Amor imposible.
¡Estoy tan lleno de ellos!

Pensar que esa hija,
que al fin tuviste,
no sé de que padre,
pudo ser nuestra.
Pero yo he sido tan cobarde.
Por eso me dijiste el primer adiós.

He perdido aquella carta,
que diez años después me mandaste.
Mujer, que atrevida, que decidida.

La leyó mi esposa.
Esa nena adolescente a quien conociste.
Esa con quien hacías competencia de adrenalina,
de vientre, de ojos.

Seguí con mi cobardía.
Ella también me dijo adiós.

Me volviste a invitar a la cama.
Pero, ¿no sabías que mis promesas son eternas?
Tengo una sola piel sobre mi plexo.
Creo que es la única que finalmente me llevaré.

3

Estoy muy viejo.
Las mujeres ya no me invitan a tomar café, con labios fucsia, como vos.
Las mujeres ya no me invitan a entrar a los hoteles, como ella.
Las mujeres sólo se ríen, ingenuas, de mis ansias de alas de colores vivos.

Tengo un corazón gastado.
Tan gastado como hace 25 años.
Sólo que a veces me surcan arco iris que no me explico.

Te hice rezar tantas veces
en lo que sólo creías a tu manera.
Recé con ella tantas veces
para que me dejara con el rosario colgado de las manos.
Rezaría con ésta, nuevamente,
si me diera la oportunidad.

Vos me conociste mejor.
Me disfrazaste tantas veces de ángel.
Es que, con mi cuerpo decrépito, aún creo en la pureza.
Sigo siendo tan niño, aún más que mis propios hijos.
No sé por quien de todos estos amores estoy llorando.

¿Cómo sabías que yo no podría olvidar?
¿Cómo que no puedo hacer duelos de olvido?
¿Que haré con tanto amor sin destino?
¿Qué haré con tantas caricias sin cuenco?

No sé donde descansa tu cuerpo.
Pero, a quien le importa tu cuerpo.
No tengo dinero para regalarte flores.

En fin, otro aniversario.
Otra vez escribiéndote una carta.
Una carta para que leas desde el cielo.

Estoy esperando otra tuya,
envolviendo un cascote,
que rompa mis corazas,
que me desparrame los cristales,
en la que me diga,
ya que ahora lo sabés,
que debo seguir esperando,
antes de abandonar la búsqueda.

2001

Máscara de fuego

El disfraz no me protege.
Estoy rodeado de fuego,
son tus manos,
me acarician,
en lo oscuro de mis pesadillas.

Caigo en espirales de puñales,
veo el cielo diafano de tus ojos,
y me traen más mentiras.

No quiero volver a verte en sueños.
Necesito tenerte lejos de mi sangre.
Me acuesto sobre jardines de espinas
y no encuentro tus labios.
¿Dónde ha quedado la miel,
que dibujé debajo de tu lengua?

El fuego me escalda,
acabo de soltar una mariposa.
La envidia me soslaya,
en la simpleza de las plazas.
El resentimiento me ha ganado,
en las noches de sábanas frías.
Y tus ojos siguen mirándome en sueños.

Turbulenta adolescente de máscaras angelicales.
Devolveme la piel,
esa que esparciste a los vientos entre los panteones.
Redimime los huesos,
esos que pisaste en las naves de cuero negro.
Regurgitame las dulzuras,
esas que enterraste en los cementerios.

Te arrancaré el antifaz de fiesta,
Se lo probaré a cada crisálida.
Cada una es otra, vos, ella y ninguna.
No esperaré los nuevos amaneceres,
saldré en las tardes rojas,
cuando los pájaros bajan a alimentarse.

Y reiré yo.
Seré yo quien gaste los teléfonos,
buscando con quien trampear.
Yo quien se escorie contra los adoquines,
sin que el alma se me titule de hieles.
Yo quien traiga abrazos y regalos,
para ocultar culpas de abandonos.

Pero no necesitaré remover la tierra de las tumbas.
No mataré a nadie de torbellinos.
No necesito huracanes para sentirme vivo.
No usaré químicos para alcanzar los pináculos.
No buscaré pieles de lupanares,
sólo para vengar tu amante femenina.

Me quedaré con esta mi careta de siempre.
Buscaré cariños simples en las bellezas simples.
Recitaré salmos letánicos a cada diosa vespertina,
y no me arderá el vientre que siga su camino.
Probaré cada vino debajo de las luna de solticios.

Ahora, antes que la artritis me impida las caricias,
antes que sus labios me sean indiferentes,
antes que la locura me destroze los sueños.

Porque hay una diferencia,
ellas tienen el alma vírgen,
gozando de los duendes de los bosques,
arrojandose en picada hacia las nubes,
jugando a la rayuela en otoño.

2001

Máscara de leche

No podré quitarme tu regurgitar,
de leche agria sobre mi barba,
mi sonrisa, mi máscara feliz.

No arrancaré tu abrazo,
de brazos potentes, sobre mis rodillas,
violencia salvaje, rulos y ventanitas.

No dejaré de contarle, a tu sombra,
cada noche, un nuevo Güagüeto.
El quizá busque, en mis sinapsis,
el instante en que dejé de ser tu padre.

Quizá por mis silencios,
dolor de abandono,
fidelidad apuñalada,
que debió ser furia.

Pero… sin embargo… no obstante…
con todo… a pesar de… adempero…
este… bueno… excusas… excusas,,,

Te quise hablar de reinos,
pero se rompieron los rosarios,
de liberación popular,
y el capitalismo entró por la ventana,
de la muerte escondida en un flash,
y tu madre se la tatuó en la nuca.

Y no quise pelearte,
convertirte en Tupac, botín de guerra.
Te dejé un abrazo, lágrimas de viejo,
un lugar… rápidamente ocupado.

Pero,
no soy uno de los tantos,
que compartió las sábanas de tu madre,
Yo, te soñé, esperé, bendije, gocé.
Sólo para perderte.

Alguna vez lo comprenderás,
tu nombre es infinito,
lo escucharas desde el arena,
el agua y el sol,
pero ya no lo escucharás
de la boca de tu padre.

2001

Máscara de perfume

¿Que tendrás que ver con mis historias inconclusas?
Sigo escuchando Rock&Roll,
disfrutando de todos los perfumes.
Los perfumes suelen ser suaves y persistentes,
o intensos y evaporados.
Algunos me quedan casi imperceptibles.
Y los llevo semana a semana entre mis poemas.
Otros me embriagan en una sola noche,
y los recuerdo en la lejanía.

¿Serás, mujer, mi paraíso o mi muerte?
Quiero besar tus manos envueltos en un Blue,
y no me importa de tersuras o líneas de otoños.
Si supieras que mis ojos te escrutan,
detrás de la cuarta costilla,
mis oídos sordos a las reglas,
escuchan tus palpitaciones.

Cierto, ya no estoy para domas,
pero aún no quiero desmontar.
Quiero correr, salpicando de sal tus manos,
mientras el sol se esconde detrás de las dunas.

Tenés razón. ¡Que infantil!
Voy a morir de huesos rotos,
sin haberte besado,
y no haber madurado.

2001

Máscaras de Arena

Te invento todas las máscaras, y no estás.
Te acaricio con todos los arcos iris, y no venís.
Te invoco con todos los lexemas, y no me escuchas.
Te espero con las aguas de todas las fuentes, y no emergés.

Te busco en los vestidos de las fiestas,
en los llantos de los cementerios,
en los dilemas de las cátedras,
en la tibieza de los calderos.

Me puse en marcha tantas veces,
con corazas de tortugas oxidadas,
transitando caminos de áspero grip,
para gozar el chasquido de tu zapatilla.
Y siempre tomo el camino equivocado;
encuentro orquídeas y quizás seas junquillo.

Espío el hilo que sujetan las máscaras,
quizá estés allí de todos modos.
Hay máscaras que nunca usaré, me sobra maché,
otras me lastiman la frente,
dejame usar esta de paz y bonomía,
para que no veas mi resentimiento y locura.

Tengo tantas estacas clavadas de amores no concretados,
en lo diáfano de las telas detrás de los decorados,
en la paz de los susurros marcando los argumentos,
en la tersura de las pieles de primeras actrices,
en la vorágine de huracanes de tramas de equívocos.

Y ninguna fuiste vos.

Mientras,
recorro las butacas buscando papeles de caramelos,
y encontrar el que vos ya comiste,
para terminar solo a oscuras mirando estrellas pintadas,
bailando blues entre las serpentinas perfumadas,
recordando orgasmos que quizá se hayan ido para siempre.
Mis lágrimas, mi oscuridad y mi deslumbramiento,
no me dejan verte espiándome entre bambalinas.

Soy un vivo espectador de la vida,
escondo así la apagada luz de mi muerte.
Puedo saber lo que necesitas escuchar,
pero no subirme a los taburetes a recitarlo.
Puedo llorar tu partida,
pero no tomarte la muñeca para que no salgas de la escena,
Puedo gritar tu ausencia,
pero no levantar los telones.

Te necesito así,
cascabel de juglares festejando mis fallidos,
conclusión de silogismos, de premisas falsas,
arnés de seguridades cósmicas en mis saltos al abismo.
Y ninguna cumple el papel,
quizá tenga que rescribir la escena.

¿Podrás hacerte cargo de mis contradicciones?
Recordar las bienaventuranzas cuando te llego a las entrañas.
la eternidad de las promesas cuando camino sobre tus aguas,
el sabor de los vinos estando frente a tu zarza encendida.
Te quiero Virgen y Magdalena, Marta y María, piadosa y prostituta.
Vos, levantarás mis templos con la pureza de tus ríos.

Mis cobardías me hacen negarte tantas veces,
Yo Che y Francisco, Mahatma y Sartre, Lennon y Boff,
te quiero recitar poemas de piel;
detrás de mis ayunos y mis cuevas de zorras.
Pero, te invento máscaras imposibles.

Y quizá sea tan simple, como las rosas salvajes,
tan ingenuo como las garzas de los esteros,
tan dulce como el azúcar de mis mates,
y es por eso, tan simple, que no te veo.

2001

Máscaras de Hierro

Te veo la máscara negra,
a pesar de tu cuello blanco,
tu estola, tu patena, tu caliz,
Cid, Simeón, Anás, Maquiavelo,
me entregaste a tus principes.
¿Porque no me dejas entrar a mi reino?

No me puede engañar tu falso crucifijo.
Yo me lo gané entre paredes de cartón,
braseros de lata y olor a chicharrón,
limpiando mocos entre aguas servidas,
mostrando a un Señor sin piedra para su nuca.
Y tu raza de viboras se inmortaliza,
grabando su nombre en los ladrillos de las basílicas.
Prefiero los paganos ayunos de Mahatma.

Que clase de reino traen tus soldados,
devastando América y Africa,
certera puntería en casas de moneda,
selvas bolivianas y catedrales Salvadoreñas,
con templos de quinta Avenida,
cambiando oraciones de Francisco,
por hermosas piscinas en Para Ti.
No me jures reinos civilizados,
mi patria está en los pequeños vientres hinchados,
en Mina Gerais, Bengala, Biafra y La Matanza,
sin bandera, sin frontera, sin dinero.
Ya tengo bastante con mis propias cobardías,
Guardate tus espojas de vinagre.

Creo que conocés al Enemigo,
te encanta el fuego de los libros,
lo oscuro de las mazmorras,
el acre aroma de las pieles laceradas,
entre flejes, cadenas y gritos.
¡Sepulcro blanqueado!

No renunciaré al creador,
y mis saludos a su madre
por tu falso evangelio, hijo de Inquisidores,
cazador de brujas, fascista, Opus Dei,
ya tengo un mensaje de eones en la sangre.
¿De que tamaño es tu camello?

Ellos no tienen culpa,
gracias a vos no pudieron conocerlo.
Sólo saben de lápices y boletos secundarios.
No comparto sus panfletos desesperados;
pero menos tu sucia agua bendita.
¿Te pesa la piedra del molino?

Nos veremos sin dudas,
mercader del templo,
luego de esta mi ultima tarde,
pero no donde quisieramos,
vos por arrojar perlas a los cerdos.
yo por no poder perdonarte.

2001

Me haré lluvia.

Me haré lluvia,
para caer sobre tus mejillas,
mojar lo ajeno de tus cabellos,
y besar lo oculto de tus pechos.

Me haré lluvia,
para mojar la playa,
donde caminen tus pies,
gozar de lo intangible,
de tus pasos de poema.

Me haré lluvia,
para golpear tus cristales,
levantes los ojos de tu soledad,
te acerques a mi,
y dibujes un corazón.

2001

Melodía

Saltitos de pies,
quiero me des esta pieza,
(tonto, antiguo,
como en la era del minué).
Una canción que bailé con mi primer amor,
cuando aún no habías nacido.

Y aún no aprendí a bailar rockandroll,
que me rescató tantas veces de la muerte.
No te puedo llevar de la mano,
tomar de la cintura,
hacer volar tu pelo,
tenerte este minuto.

No me pidas poesía,
se me desbaratan las manos.
Quiero dejarte este mensaje,
de palabras baratas.

Quiero cantar una melodía,
no quiero apagar mi voz,
quisiera decirte, niña, alguna vez,
de garganta a oído,
que te amo.

2001

Mentira

Mentiré cerca de tu oído,
pero lejos de tu piel.
Diré sandeces,
sólo para saber si estás ahí.

Hablaré de las tersuras,
que guardan los encajes,
los labios, las frutillas, las tormentas.

Describiré todos los cabellos,
enredados entre mis dedos.
Los suspiros, los quejidos, las exhalaciones.

Si al fin de tanta mitomanía,
al saludarte,
encuentro tu mejilla adusta.
Sabré que tengo la esperanza,
de no mentirlo con vos.

2001

Mirándote

Me gusta el ritmo de tu cintura,
me gustan tus labios con gusto a vino,
tu pelo con aroma a limón,
tu voz con sonido a beba.

Que poder insensato ha creado Dios,
que el músculo sucumba ante la fragilidad,
como el algarrobo que se adorna,
ante el trepar de las hiedras.

Pero me arrebata el vuelo de tu pollera,
el sonido de tus pezones sobre mi cara,
no puedo sustraerme a la tensión de tus rodillas,
escucho los grillos;
en la confusión de nuestros ombligos.

Vuela tu pelo,
girando bajo las luces de las estrellas,
para que mis brazos te sostengan
al borde de las calesitas.

Y tú, que no me pronuncias palabra.
Me induces todos los versos.
No me cierres así los ojos.
Que desatan sueños.

Me invaden todas las veredas,
que aún no hemos caminado.
Me mojan todas las lluvias,
que aún no hemos surcado.
Me asaltan las sales de todos los mares.
Porque quiero desatar la furia de tus tormentas.

¿Que me has hecho,
que no puedo dejar de mirarte?
Dale un espacio a mis soles.
Entre la hendidura de tus pechos.

Me esclavizan las contracciones de tu sexo.
Que dibujas al compás de tus parpadeos.
¿Que haré con el recuerdo de tu piel,.
cuando el sol nos despida?
El viento de las ventanillas,
no podrán borrar el río de tu orgasmo.

Terminemos ya de bailar.
Que deliro de tu boca.
Nena, que las hormigas se enfadan.

Cruzaré los puentes.
En las noches de cataclismos.
Sólo para hallarte.

Dame otro vértigo.
Para continuar el día.

2001

Monedas

He contado mis ahorros Redoxón.
Quizá tenga para comprarte un osito de peluche,
en un todo por dos pesos.

Es un tiempo extraño.
Te extraño y no hay causa.
Los aviones se estrellan contra las torres.
Se desmoronan las bolsas.
Salen con pancartas los sobrevivientes de Vietnam.

Y te quiero de asilo de mi sangre.
Quiero tus versos de pluma azul.
Ya que no podré comprar tus obras completas.

Antes de que la metralla,
nos robe todo el salario,
le sacaré una foto a tu sonrisa,
para rescatar una moneda,
desde el fondo de mis zapatos.

2001

Mujer de fuego

1.

Mujer de fuego, ¿no eras aire?
Dejá ya tus yemas quietas.
¿No ves mi valija ya hecha?

¿En quien pensabas?
¿A él también le confundiste el nombre?
Pero… ¡Dejá esa boca seca!
Está mi hígado jaqueado de olvido.
He ido tantas veces a ver pasar los trenes.

No me invadas con los perfumes de tu sexo,
con tu mariposa rosa goteando de ambrosia,
que me aguas la boca.
Que sé, ya no es mía.
Lo fue. Sí, lo fue.
Yo partí las redes.

Te he acariciado disolviéndome de espuma.
Te he reptado en círculos enajenados.
Te he hurgado en busca de tus arqueos.
Sin pan, sin motos, sin música.
¿Ya no te gustan mis silencios?
Si, cierto, jamás te han gustado.
¿Es que no sabés leer en este libro ciego?

Te he escrito tantas ingenuidades,
hemos cambiado tantos pañales,
me he extasiado tanto de tus ojos,
he lamido tanto tu fresa caliente.
Y nunca te pude enamorar.

Deja tu lengua tranquila.
No quiero sentir gustos de otros vinos.
Aunque no es de frío que se me eriza la piel.

Y bien, muñeco al fin.
Me ahogaré en tu mar tormenta.
Como uno más de tus hombres.
Para despedirme de tu cuerpo.
Pero… no de mis promesas eternas.

2.

Me abriste la puerta.
La casa está cambiada.
Sus zapatos no son los de mi estilo.
No me gustan las marcas registradas.
Vi su camioneta estacionada en la vereda de enfrente.

No quieras cambiarme tus furias antiguas,
por preguntas vacías.
Sabés perfectamente las respuestas.
No sucumbí por la magia de los limoneros.

Qué, ¿lo viste en mi carta?
Sí, tengo un amor.
Un amor tan imposible como lo fue el tuyo.
Sólo que seguiré esperando,
aunque el tiempo se me haya ido,
a que me tomen de la mano.
Como siempre. ¿Cuál es la sorpresa?

¿Cómo están los chicos?
¿Saben que los espero, los extraño,
los sueño, los lloro, los amo,
o siguen recitando tu discurso?.
No, no es rubia como lo eras,
ni tiene tus cielos, ni…
¿A qué tantas preguntas?
Sí. Ahora escucho un poco mejor.

Yo no he cambiado en nada.
Sigo recitando letanías.
Letanías de sombras, de ideales, de papel.
No, no conozco el viento de los puentes,
la nieve, ni el sudor de los recitales.
Y no creo que ella me lleve.
Aunque la he seguido al ciberespacio.

Yo sólo quería hacer rápido.
Al revés que en otros tiempos.
Entregarte la cuota,
quedar a salvo de tu cuerpo.
Y me sorprende tu maraña de preguntas.
Como si te importara.

¿Acaso te pregunté en alguna noche,
donde te habías escoriado las rodillas?
Te amé tanto que respeté tu vuelo, y,
como suele suceder,
me quedé sin cambio para mi boleto.
Temas que tu posesión no conoce.

Aunque, ahora que lo recuerdo,
tiene algo de tu ímpetu.
Pero nada de tus mentiras.

No me augures nada.
Mi sol esta eclipsado de arena.
Aunque cele cada labio que besa su labio;
espero que alguno se la lleve en buen amor.
Y allí cesarán mis poemas.

3.

Vuelvo a golpear mi propia puerta.
Necesito saber si estoy adentro.
Cual de mí es ángel, cual fantasma.
Cuanta sangre circula por mis canillas.

Algo debe de andar mal.
Siempre me olvido las llaves en todos lados.
Dejo parte de mis manos en cada ventana.
Algunos patios no se enteran de mi presencia.

Es una pasión distinta.
Pero igual de intensa.

A los ojos de La Gringo.
Al vientre de Tamara.
La sonrisa de la cien veces pintada.

¿Que siente ella?
¿Compasión de mi lluvia otoñal?
¿Molestia de mis miradas sin sentido?
¿Simpatía risueña de su compañero loco de amor?

Escucho mi propio lamento de cueva neolítica.
Me duele cada nueva piedra incrustada en mi rodilla.
Si corre no podré alcanzarla.
Otros sí, yo ya no.
No es un baile de primavera.

4.

Arranque de moto.
Ensordeceremos a los muertos.
Pedirle combustible a Luzbel,
trae mayor velocidad… hacia la muerte.
Los adoquines grises no saben de gomas,
de stript tease sobre las lápidas,
de campanas que no llaman a nadie

¿Dónde quedan las estaciones?
Sólo hay soles de mercurio.
Piedra libre detrás de esa bóveda.
Carrera de besos detrás de los panteones oscuros.
Haremos el amor junto al ataúd de mi madre.
Derretiremos el mármol.
Secaremos las flores.
Dame el cuello, tu parca esta fresca.

Mujer no enciendas el fuego.
A los escorpiones nos aterra.
Nos clavamos aguijones sin sentido.
¡Te marcaré la espalda!

Te dejo nena, serpiente, saurio, estrella.
No puedo soportar tu vientre compartido.
Será mio o del poeta depresivo.
Tocaré una vez mas con Phil Trafa.
Quizá Dos Minutos y Mal Momento sigan sin mí.
Me dispararé en la boca.

Adiós. Perdón por mi huida.

5.

Te morderé los pezones.
No me pidas inclemencias de azúcar.
No sé de sumisiones
Soy esclavo de miradas.

Te besaré cada centímetro de piel.
Me extasiaré en tus endotelios.
Si cerrás los ojos se escapa la luz.
¿Cómo son esas piernas revoloteando?

Mirá estas manos.
No saben golpear mujeres.
Por eso prefieren usar las llaves para huir.
Saben, porque tus valles se lo enseñaron.
Cada punto de tus contracturas.

Mirá esta boca.
Te comerá el ombligo.
¿La tuya que comerá?
No respiremos que la tormenta comenzó.
Me llenaré la lengua de tus mieles,
de tus ácidos, de tus sudores, de tus lágrimas, de tus licores.
¿Porque no todo lo tuyo es mío?
Me quitás la vida con la garganta.
¿Que es ese néctar que cae de tus labios?
¿Porque todo lo mio es tuyo?

Me sumergiré en tu túnel infinito.
Infinitud de placer, pasión, sed, crepitaciones, sibilancias.
Agua espejada de mis ríos tibios.
Adherido de sales tus senos y mi pecho.
Mecánica repetitiva de hormonas,
círculos, jadeos, columpios, sábanas interpuestas.

6.

Mujer de fuego, ¿no eras aire?
Dejá ya tus yemas quietas,
que amo a una mariposa de papel.

2001

Mujeres etéreas

Las mujeres etéreas pululan en todos los espacios.
Controlan sus obras con florcitas pintadas en el casco de seguridad.
Pintan cunas mientras deshojan plantas de lechugas.
Les sacan la lengua a los abogados de los represores.
Destrozan las margaritas que no terminan en su deseo.
Y les roban las hamacas a los niños en las plazas.

Se las ve, frecuentemente, recitar letanías en los subtes,
desoyendo las llamadas de los celulares.
Jamás contestan los improperios disfrazados de piropos,
sólo adecuados para las señoritas de los almanaques de gomería,
porque sólo muestran sus pechos a los juglares que van a buscar sus hijos a la escuela,
quienes por eso saben porque Hera pudo haber creado la Vía Láctea.

Es área de los mitos la frialdad con la que a veces te tratan,
confundiéndolas con Ateneas mientras que son Amarantas,
ya que no las convencen los cheques ni los alardes de tamaños.
Te podrás imponer por los arbitrios de las reglas de juego,
pero ellas sólo abren sus vulvas a los lobos de luna.

Decepcionan a las estatuas de mármol y los saltos de los batracios,
ya que ignoran la pestilencia de los mercaderes.

Es imposible violarles el espíritu, con amenazas de soledades,
porque entregan su clítoris sólo al código de los poemas.

Hay quienes piensan que se quebrarán de suspiros,
pero es un gravísimo error,
que te hace sucumbir al canto de las sirenas.

Ellas te arrastrarán a través del polvo de estrellas,
te quemarán de erupciones volcánicas,
te ahogaran en los trópicos de todos sus lagos
y, finalmente, te harán saludar a los Ángeles,
sucumbido de ardientes geyseres,
en el último tracto de sus vaginas.

2001

No lo he encontrado.

No lo he encontrado en el código penal.
Existen los apremios ilegales.
El abuso deshonesto.
El acoso sexual.
La discrimanción racial.

No lo he encontrado en la biblia.
No es ira, gula, lujuria, ni pereza,
no es avaricia, envidia, ni vanidad.
No es blasfemia, ni herejía.

No podrán encarcelarme,
no podrán condenarme,
por acoso poético.

2001

No me engañes.

No es de seda y costura de oro que te quiero.
Te quiero simple de cara recién madrugada.
Odio es peinado, dame tus trenzas recién cepilladas.

A ellos sí.
Pero no a mí.

No me des textura de miriñaque,
ni loba de celofán.

Te quiero así virgen como siempre.

Dejame perder mi mano en tu vientre,
en tu espalda,
en tus pies,
penetraré tus alas una y otra vez.

Así con tu aroma a sopa y limón.

Y me apuraré,
antes que un rocío de pigmentos
cubran tus arreboladas mejillas.

Así tendré una señal,
será la noche de luna nueva,
en que perderás tus alas,
para convertirte en alacrán.

2001

No me sigas perro.

No me sigas perro,
ya no tengo aquellas dulces caricias.
No me mires,
se me esfumaron las inocencias.

No tendrás en un plato,
mas que mis amarguras,
nada de sal, nada de azúcar,
mi carne caída de años,
sopa de mis lágrimas.

No me sigas.
No quiero descargar en vos,
mis decepciones.
Darte un hueco infinito,
de calidez fingida.

Quedate en tus veredas.
Quizá alguna hembra te comprenda.
Yo giraré la llave.
Y me acordaré de tu soledad.

2001

No sé a quién amo.

¿A quién amo?

Quizá ame la frescura irresponsable,
de una sonrisa pícara,
que me picotea algunas tardes,
como los pájaros sin jaula.

La veo, crispo los puños, cierro los ojos,
y ya no está.

O… o, no… no…

Es el personaje seguro,
de elefantes cantábricos,
que está más allá del mundo real.
Provocando súplicas de amor,
desde el asfalto, los Andes, más allá del mar,
con sus piedras filosofales y mentiras de lascivias

O no mejor no.

La del vientre intacto,
con sonido a Catequesis.
Que repuso la Biblia en mis manos,
como ángel mensajero,
cuando yo le exigia un boleto a Asrael.

No, tampoco.

La que sabe que siento.
”No mueras por mí, que yo te quiero”
(Como compañero, cofrade de tinta, casi padre, claro)
Dejándome el vaso de vino vacío,
con la marca de sus labios,
que me miran desde el cristal.

Mientras ella, afuera, en la fiesta,
recibe un beso de su tiempo,

Creo que moriré despedazado.
Por mis psicosis de luna de agua.
Antes, mucho antes, que la razón me diga,
que todas están debajo de la misma piel.

2001

No tengo miedo.

No le tengo miedo a la muerte.
Le tengo al dolor,
ya tengo éste dolor,
de soledades huecas.

No le tengo miedo al exilio,
Le tengo al olvido,
yo tengo olvidos,
de playas secas.

No le tengo miedo al amor.
Le tengo al rechazo,
ya tengo rechazos,
de cuencos robados.

No le tengo miedo a la vejez.
Le tengo al frío,
ya tengo fríos,
de bolsillos vacios.

No le tengo miedo a tu enojo.
Ya tuve flores que enojaron,
y sus espinas me perforaron,
manos, piel y alma.

2001

Nudo

Los cuellos abominan de las corbatas.
Raspa la seda fina, cuando las lagrimas pasan por la garganta.
No se puede saber cual nudo desatar.

¿Cuanto duran los duelos del as de corazón?
Me han ganado la partida.
Mis cartas marcadas de tiempo,
se rinden ante un trebol de cuatro hojas.
Dicen que crecen al sol, al sur de mis pies.

Quizá yo me engañe.
No hay nada que duela.

Quizá sólo sea este blue.

2001

Ojos temerosos

Me inquietan tus ojos temerosos,
¿Qué verás en los míos?
¿Acaso la locura,
que tengo guardada bajo llaves?

No me preocupa el temor de otras.
Pero si el tuyo.
Vos que conociste tantos padres,
vos a quien el propio regó,
su sangre en una estación de servicio,
con un arma en la mano,
enfrentandose a pecho abierto,
con la yuta..

Yo, que te conozco,
desde el vientre de tu madre,
quien pudo, ¿por qué no?,
haber sido quien me lavará las camisas,
cosa probable de los barrios.

Vos que tenés dos hermanos,
compañeros de juego de mis hijos,
no me llamás de Ud. como ellos.
Pronuncias mi nombre,
de una forma extraña.

No me saludes.
No se saluda de esa manera,
a los viejos del barrio.

No me mires con temor.
No me mires de esa manera.
Que sucumbo a todos los perfumes.

2001

Oración a la rosa de los vientos

Vuelvo a mi molino.
Noria gastada de oxido.
Las líneas agotadas de mis palmas.
Las aspas perforadas de mis vientos.

He consumido todos mis circuitos.
Buscando el circulo de tu cintura.
Girando infinitos azúcares de solitario café.
Rotando los ojos en las mareas de estrógeno.
Vomitando los sueños en los carruseles de mi angustia.

Paredes blancas de mi cárcel de olvido.
Trepanando los rombos de mis fracasos.
Buscando el biselado reflejo de mi espejo.
Subido a los isoscelicos trapecios de mis poemas.

Líneas rectas de vidrios en mi carne.
Ruta sin desvío al abismo.
Rígida espada en mi alma herida.
Sombra vertical de mis pozos sin fondo.

Y es tan simple como los paralelogramos.
Si golpearas mi rectangular puerta.
Entrará tu redondo sol.
Tu cuenco de luna cálido alimentaría mi hambre.
Quebrando mis negros versores en brújulas positivas.

Y no te encuentro.
Te busco en cada perfume.
Dejando mi sangre sin mezcla.
Y mi esperma intacta.

Escudriño, aunque no me creas.
Busco, aunque no veas mi esperanza.
Dormir en tu vientre de algodón.
Estallará mis estrellas hacia las fusiones cósmicas.

2001

Osadía

Pero disculpame, che.

Entiendo tu rostro de enojo,
la cadena de tu puerta,
tus témpanos de cielo.
Que cosa la mía,
regalarte flores.

¿Pero como se me ocurre?
Yo con mi divorcio indefinido.
Yo con hijos arriba del auto.
Regalarle flores a una niña,
que nada sabe de la vida.

Abra sido la cerveza quizá.
Esa danza de festejo ajeno.
Sacarte a bailar, ¡que osadía!
Tan distinto a darle una planilla,
a Usted, mi seria compañera.

Pero entonces, che, decime.
¿Que es eso que veo,
por la puerta apenas entreabierta?
Un poema en una servilleta,
clavado en la otra puerta,
y mis flores en tu florero.

2001

Otro día perdido

Otro día perdido.
Otra tarde que no trajo amaneceres.
Acabo de enterrar un amigo.
Y no tuve un abrazo de mujer.

Otro día.
Otra noche sin sábanas rotas.
Mañana volveré a trabajar y soñar.
Pero no tendré el beso de una mujer.

Otro día.
Otra hora sin gozar de la vida.
Esperando que tu mano en quien confío.
Me traiga sudor, pan y extasis.

Pero la sangre me sigue circulando.
El corazón latiendo.
¿Para que me lo diste tan volatil,
si no lo puedo completar de anhelos?

No tengo el abrazo de Camila.
La compañía de Cristian,
La sonrisa de Cristina.
Pero acabo de ver la muerte.

2001

Pájaro

1.

Acompañar las estrellas doradas,
con tu mirada de pájaro inquieto.
No hay forma de cazarte,
el viento de mis latidos me delata,
Estás allí,
Pero siempre inalcanzable.

Tu vestido de Sara Kay,
Tu libro de figuritas infantiles.
Tu balanceo en el aire.
Tu imagen.
Sólo tu imagen para mis sueños

2.

Es que había venido aquí para otra cosa.
La lluvia acentúa mis angustias,
y no sé quien sos.
Pero adoro tu cabello caído de lluvia sobre las rodillas.
No la bebas toda.
Dejame una gota.
La laguna fría me rechaza,
quería regalarle mis huesos.
Y vos, que no te conozco,
me ofrecés la última gota,
y te vas con tu sonrisa franca,
me dejás mirando al cielo,
y hoy no hay estrellas.
Un cielo que llora,
me lava el rostro,
me lava las manos,
me lava el alma.

Y giro sobre mis pasos,
y vuelvo,
vuelvo a llenar de barro mis zapatos.

3

Quiero atar mis zapatos,
adentro de un adentro,
quiero liberarme de los cordones,
quiero seguir el sonido de la música,
que me atrae pero me aterra.

Si salgo,
me envolverán los perfumes,
se me doblarán las rodillas cansadas,
se me meterán mariposas en los cuencos de los ojos,
me anidarán golondrinas debajo de los músculos caídos,
y tengo miedo,
tengo terror.
Me quedaré aquí.
Cerraré las ventanas,
subiré el volumen.
Para no escuchar las hojas del invierno.

4

Tengo frío.
Estoy descalzo en esta mi gruta,
Llueven sobre mi laguna de sábanas cadáveres de látex.
Tengo un pájaro.
Tengo un pájaro de cielos blancos,
que revolotea dentro de mi gruta,
pero no es real,
sólo un holograma de fotos de la tarde.
Se para en mi hombro,
me muerde los oídos.

Cuando despierto no está,
nunca está.
Miro desde la montaña de mis miedos.
La cañada es tan profunda,
y mi pájaro se va,
se va con los pájaros de colores vivos.

Vuelvo,
enciendo el fuego,
las sombras dibujan pájaros,
pero no está mi pájaro.
Mi pájaro me desnuda,
y tengo frío.
Porque mi pájaro no está aquí.
Alimento el fuego.
Pero tengo frío.

2001

Papel picado

Me ha quedado papel picado
del amor que tuve/tengo.

Cada mañana cuelgo el pelo,
que inexorable se me cae
en el espejo del inodoro.

Aprieto lentamente y veo el vórtice,
para recordar lo perdido/mareado
que estaba/estoy de tu amor.

Toda la luz se me ha hecho trozos indefinidos
pero decifrables de mis minutos
de soplidos, aromas, plumas, sapos conversos,
sangre lamida, lágrimas regaladas al ángel que pasaba.

Tengo una escoba en el desván,
no la iré a buscar.
Dejaré que los mosaicos absorban los restos
de cerveza, frutilla, seda y semen.
Que eso fue/es/fue, vorágine.

Los ojos duelen de soles de mercurio,
los músculos de cansancio látigo,
la frente resacas inútiles.

No, no limpiaré las serpentinas.
Quizá la vuelque debajo de la alfombra.

Acaban de tocar el timbre,
encenderé las luces
y saldré a comprar frutillas.

Tu adiós
no aguará la fiesta.

2001

Para no recordarte

Estoy, estuve, estoy haciendo…
Hice el esfuerzo de no recordarte.
Estuve riéndome de mi mismo.
Este ridículo amor de otoño,
un viejo lobo desdentado,
y la lobezna
inundando de estrógeno la manada.

Pero una melodía de New Orleans,
rebasó (tan dificil)
los límites de mis cristales,
me recordó (crash) tu sonrisa,
tan fresca que genera dudas
tu sencillo (pow) saquito negro ,
tan simple y hermoso del sábado,
tu rostro (siempre) despintado,
que, por eso (siempre), me fascina
tus palabras (de arrabales light ),
tratando de alejarme, sin herirme.

Deberías probar enojarte,
(o hacer que me lo crea),
soy tan crédulo, tan vulnerable.

A veces hago cosas de niño inconsciente,
como para que convoques a tu tropel de hermanos,
esos grandotes que fuman y ya tienen pelos en la cara.
O digas: seño, este niño se copia y me robó el lápiz.

No sé si sos demasiado inocente
o demasiado engreída.
Como para no enfadarte
o para que no te importe.

¿Que haría yo por mi hija,
en tu misma situación?
(Claro si me hablara lo sabría)
Buscaría la Magnun más grande del mercado.

Pero bien,
mi hija es mas madura que yo.
Y quizá esté,
(ojalá la pudiera ver),
enloqueciendo a todos los astronautas,
lo mismo que vos.

Como ves,
no son palabras (las mias) muy elocuentes.
Para que me voy a gastar,
en lirismos descarnados,
construcciones contundentes,
lunas virtuales,
si sos mejor poeta que yo.

2001

Para no volverte a escribir

Para no volver a escribir,
lo que siempre escribo,
estoy tratando de no escribir,
para no describirte.

Terminar con la tontería,
del hombre enamorado,
de una rosa en rocío.

Casi como pretender haber cenado con Dalí,
solo por haber comprado una copia de sus cuadros.

Porque,
¿a quien le importa?.

¿A quien?

Mi obsecada testarudez,
mi repetitiva circunvalación,
en las curvaturas de tu letra,
en las frescuras de tu rostro,
bordeando en tu enojo,
abusando de tu vanidad.

¿A quien?,
Si a vos no te importa.

Por tanto,
convengamos,
que a falta de musa agradecida,
volveré a mis viejos diálogos con la muerte,
que se ha quedado colgada y celosa,
todo este interciclo de equinoccios de verano,
a la espera del fin de mis exabruptos.

¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!
Afirmación de firmeza,
de cada viernes de melancolía,
que se diluye cada miércoles,
a la caída del sol.

2001

Parches

Golpea el parche.
Dale puas a tus cuerdas.
Elevá el volumen.
Dame rock&roll.

Se me enreda la capa azul.
Se me sueltan las plumas negras.
Se me seca la sangre en las venas.

Estas palabras no tienen doble mensaje.
No hay nada oculto que contar.
Tengo los labios secos de no besar.
El alma sucia de no amar.

Cose un parche en mis retazos.
Que no quiero escuchar cadenas.
Quiero desatarme los abismos.
No quiero, aún, saborear mis propios gusanos.
No quiero sentir, la lluvia sobre mis maderos.
Quiero primavera sobre mi invierno.
Quiero melodías sobre mi réquiem.

Espantame esta angustia de soledad.
Que caiga más pintura de mi techo,
sacudimelas de decibeles,
que tiemblen los vidrios,

No quiero escuchar las campanas de mi entierro.
Dame un día de luz en tu energía metalica.
Gritame, que aún tengo un vientre caliente.
Gritame, que aún quiero destrozarme;
sin alcohol, sin mentiras, sin ansiolíticos,
que nunca bebo, que nunca digo, que nunca tomé.
Demasiada realidad.
Gritame, que no creo en el infierno.

Cantame un rato.
Sólo es un estado de ira,
de furia,
por no poder tocar su piel.

2001

Parte de guerra

Las calles arden de amnesia,
las tribus se envenenan los pozos de agua,
los niños contemplan,
parecen fuegos artificiales,
los historiadores traman una nueva mentira.

Los jefes arrastraron a sus acólitos,
festejando su propia condena.
La CNN cambió las imágenes,
aldeanos famélicos golpeando chinitos,
a las órdenes de caciques de campera.

Un barco hace tiempo a la deriva,
las bodegas repletas de esclavos,
combustible de usura,
timón controlado por satélite,
rumbo al abismo en el culo del mundo.

Esta historia ya la viví.
la vivieron los viejos.
Volverán los perros a olfatear sangre,
otra vez la culpa será de los apátridas.

Los cipayos vuelven a festejar,
la toma de alguna bandera.
Gritan como gallos esta madrugada.

Mañana,
nos volverán a entregar.
Y algunos saldrán
con la cacerola aún más vacía.

2001

Poemas mezclados.

Perdón, pero se me cruzan las palabras.
No se cual es el poema que estoy escribiendo.
No se cual de mis personajes esta bajo la luz del foco.
Tengo confusión de maquillajes.

No se que es más.
Los versos de Alfonsina de un libro amarillo.
Las digitaciones imposibles de Joe Satriani.
El ángel de la guarda sobre el estante,
cuidando el retrato de mis hijos.
Una mujer que vi, otra vez, por ahí.

Pero insisto en escribirte poemas,
que nunca te atravesarán.

Las psicosis de amor tienen esas cosas.
Sé que sos vos quien me desata las tempestades.
Pero hablo de amores pretéritos,
latentes, inventados, atados, gastados.
Estaba tan triste y tranquilo disfrutando,
(ya te lo dije tantas veces)
las navajas de mis muertes.

Me pasó como a Ramón Jiménez,
por haber abierto la ventana y dejado que entres, luna,
es que me acosan los conjuros de la fronda.

Y no sé para que me gasto en palabras escritas,
nunca dichas.
Cruzadas de angustias de tiempo,
que se atascan de artilugios,
y nunca llegarán a ser de tu catálogo.

Me hiciste sentir tan cerca de vos con tu risa,
que quiso ser tenue burla,
pero sonó casi a permiso para decirte algo,
que no te dije.
Mejor fue pedirte un mate.

Ahora mismo estoy,
casi como siempre,
con cuatro documentos abiertos,
escribiendo cosas que,
muchas veces ni siquiera busco,
sino que me encuentran.

Salto de uno a otro
porque mis personajes se asaltan entre sí,
queriendo tomar el control de mis neuronas.

Pero paremos la pelota,
cosa que nunca he sabido hacer.
No te engañe tanta profusión da palabras.
Yo he perdido la cuenta de mis noches oscuras,
mucho antes de conocerte.

Por tanto,
no es cierto que muera por vos,
sino que yo, hoy,
me siento vivo por tu causa.

2001

Pero te amo.

Claro que estoy viejo.
Ya no confundo,
deseo con erección,
pasión con orgasmo.
parto con paternidad,
rebelión con apedrear carteles,
revolución con piquetes,
voluntades con políticos,
liberación con rock&roll.
Pero te amo.

Claro que sos niña.
Me lo dicen el aroma del limonero,
tu letra irresponsable,
(los jarrones se parten de pintura fresca),
las fuegos artificiales que hay a tu llegada.
Pero te amo.

Claro que estoy vencido.
Está registrado en mi albúm de fotos vacía.
En las medallas de mis derrotas.
En la desprolijidad de mi cama deshecha.
En mis preguntas de continuidad, cada mañana.
Pero te amo.

Pero, no sé porque te amo.
Puedo buscar excusas, pero no certezas.
Tu piel, tu frescura, tu paz, tu vorágine, tu rosa blanca.

No, no es tu piel, hay otras pieles,
algunas, quizá, esperando la decisión de mis besos.

No es tu frescura, conozco otras frescuras,
aunque hayan serpenteado muchas veces por la pendiente.
No es tu paz, tu paz es cautelosa,
y conozco paces de armisticio.

No es tu vorágine, estallan vorágines,
dentro de los papeles, el asfalto, los colectivos.

No es tu rosa blanca, que me hiere,
aunque me deleite su perfume.

No se porque te amo.

Si vos me lo dijeras, quizá, lo sabría.
Pero ahora no sé si, ni que sabés.
(Señal de sabiduría y precaución).
No sé si sabés que te amo,
y si lo sabés,
si te place aunque lo niegues,
o es indiferencia de fastidio.

Pero te amo.

No se porque escribo que te amo,
palabras visceral, fuerte, sin retorno,
y tal vez no te importe.

Acaso sea para probar la imprudencia,
que la prudencia me ha comido los ojos.
Y me digas, sin haberlo leído, que está bien,
sin embargo nunca me amarás,
aunque te hayan gustado mis poemas,
y mis mates de yerba quemada.

Pero igual te amo.

2001

Piedad

No me ahogues.
Quitame este verso que me estrangula,
como madreselva,
los jirones añejos de mi alma.

No me apuñales.
Dejá de atravesarme de aforismos,
como un cristal de vaso roto,
escarbándome las venas secas.

No me desholles.
Aplacame los pliegues gastados de mi piel,
que se difuminan de contornos herráticos, (*)
con cada personaje de tu galería.

Porque es así, niña,
me rescataste con tus parapentes,
de mi sarcófago desesperanzado,
para luego torturarme de ventolines.

(*) erráticos y herrumbrados

2001

Piedra libre

No enredes mas tus versos.
Desarmaría tus lágrimas de plata.
Tus sublimes mentiras de terciopelos.

¿Quiero saber cual es tu juego?

¿Cuanto de cierto en tu soledad?

¿Qué es ese canto lastimero,
disfrazado de ingenua libertad?

Te he escuchado tantas penas de amor.
Tantos nombres de enamorados.

Me hiciste un sitio al costado de tu silla.
Una carpeta con mis poemas.
Te gustó escuchar la palabra amor,
pero que no sea pronunciada por mis manos.

Y lo he aceptado.
La vida sigue.
Crucé a la vereda de enfrente.
Y seguí bebiendo del azúcar de tu voz,
en un vaso de distancia.
Y lo acepté porque te amo.

Pero otra vez lo vuelvo a escuchar.
Alguien te ha escrito.
Alguien delira por tu alma.
Alguien que quiere ponerse en camino;
hacia la plenitud de tu rostro.
Pero cometió el error de asociarte a su nombre.

Ahora, tarde, me pregunto,
¿será verdad el impulso de tu piel?

¿O es sólo una trampa,
para coleccionar corazones rotos?

2001

Piedras

Hay un ruido de piedras en mi sangre.
La tierra se rebela en mis huesos.
Acabo de estar con un antepasado,
encerrado en una piedra,
encerrada detrás de un vidrio,
encerrado en una sala ocre,
encerrada en un jardín.

Sí.
Puedo ver que heredé su sabor a sal.
Fue primero tierra y sol,
fue alga, trilobites, galápago, ornitorrinco, cebra.
Fue Abraham, Alejandro, Atila, Hitler
Fue Lumumba, fue Yoko, fue Marilin.

Y lo acunaron en la sabana,
lo veneraron en la tribu,
lo despreciaron en la 5º y 27º.

Y es él, y soy yo, es el otro y es ella.
Tengo su ataúd en una botella.
Encenderé una vela y danzaré.
Fue primero y no seré el último.

2001

Platos vacíos.

Cama fría.
Comida interrumpida de juegos infantiles.
No hay cubiertos que cubran la ausencia.
Que descubran la sonrisa.

No hay manos remanentes.
Existe el cóncavo piso que pisaron y no pisaran.
No hay travesuras, hay inconsistencia.
No hay olvido, hay desapego.

Tres tigres se acaloran en Bulubú.
Un gallo Pinto que no amanece.
Heidi se aviene a Lisa, Pedro a Bart.
El jugo, la Pepsi, la primera cerveza.

No importa el epitafio de viejos huesos.
Importa el hueco camino de calcios clonados.
Abandonada la plegaria, la culpa, la recta.
Acontece la burla, la droga y el abismo.

2001

Pobre mi pared

Pobre mi pared,
que culpa tiene.

Amanecí un poco alterado,
de tanta soledad,
de ausencia de perfume,
de sábana de una plaza.

Por suerte ella es fuerte,
así la levante ladrillo a ladrillo,
la revoqué en tardes de invierno,
debajo de su última pintura, dibujos infantiles.

Ella también se acuerda,
de otros tiempos,
orgasmos estridentes,
examenes inminentes,
paseos de tres de la mañana,
mamadera de ojos cerrados,
bicicletas partidas.

Y los extraña.

Pero que culpa tiene, la pobre,
que mi corazón haya salido de paseo,
sabiendo lo inexpugnable de mis bunkers,
en cada ronda de mate,
un par de ojos siempre distintos,
que me llaman,
y no saber que hacer con mi palma abierta.

Volveré a tomar un antiinflamatorio,
me duelen los nudillos,
creo que me saque el hombro de lugar.

2001

Poema absurdo

Así, no me digas.
Tu madre te lo ha contado.
Bien, es cierto.

Pero resulta que el tiempo,
con el cual me llevo muy mal,
me tendió una trampa.

Y yo, pequeña,
caigo en todas sus redes.

No pude enamorarme,
como ella lo hubiera querido,
y me enamoro de vos,
sin que vos lo quieras.

Son cosas de la vida.
Como este poema absurdo.
No haberme enredado en aquella rama,
y ahora,
extasiarme de perfume,
en uno de sus retoños.

2001

Poeta Muerto

Dicen que aquel poeta murió.
Y como suele suceder,
sólo, pobre y descarnado.

Tenía algunos amigos.
El tabernero, que le trocaba copas,
a cambio de algunas coplas.
El herrero que calentaba la fragua,
por historias de caballeros.

Y un astronauta.que lo paseaba en su taxi,
sólo con luna de agua
Por eso estaba sólo.
No había ya en su país, ninguno.
Los taberneros
fueron exterminados junto a los pulperos,
por las ligas de familia y los patovicas.
Los herreros quebraron de sucia escoria.
Sus herederos preferían,
pulposas señoritas de almanaque.
Ni astronautas.
Habían aumentado drasticamente,
el boleto de tren que llevaba a la lanzadera.

Un ejecutivo de Puerto Madero,
se burló de su muerte, tomando champán,
mientras obligaba a su secretaria,
a tareas que no figuraban en el contrato.

Pero el poeta se vengó.

El rico empresario tuvo que desalojar su Country,
que fue tomado por sorpresa,
por las ranas, las mariposas y las enredaderas.

2001

Pollera tableada

Le vi el rostro pálido,
atardecer de golpe,
como el mío.

Escondió sus dedos entre su barba,
yo los guardé en el bolsillo.

Cerró el Talmud,
yo los clasificados.

Nos miramos,
ambos sonreímos.

Los que puede regalar el viento,
una tarde plaza y pollera tableada.

2001

Preguntas

¿Que pasa por tu mente en esas noches,
mientras mirás el techo,
sin la calma de los Lexotaniles?

¿Que te dicen los móviles giratorios,
de la pintura descascarada,
de tus soledades, tus fracasos, tus lágrimas?

¿Con que fuerza te levantará el sol,
para contemplar con calma la cara de los desocupados,
sabiendo que tu espalda se doblará pronto,
a oler las sopas rancias de los comedores populares?

¿Encontrarás esas palabras de aliento que, ufano,
pronunciabas, en otra tu suerte, a los expoliados?

Decime,
¿que hiciste cuando las piernas te sostenían,
por la liberación de tu pueblo?

2001

Primer beso

Te miro a los ojos.
Mis yemas rozan tu cintura.
Las luces giran alrededor.
Pestañeaste lentamente.
Tuve un relámpago de miel.

Te pedí un beso.
Cerraste los ojos.
Textura de seda.
Fiebre de piel.

Amor breve.
El azúcar de tu lengua.
El azabache de tu pelo.
El caoba de tus pupilas
Una melodía tonta.

¿Qué habrá sido de vos?
Morenita de Hot Pant.

2001

Promesas rotas

Es como recordar el jardín japonés,
soñando perfumes entre las ruinas,
recolectando basura en Norte II.

Que fue de ese amor ingenuo;
de ese amor puro,
de ese Amor.

No recuerdo que tren abordé,
cuando me diste un abrazo,
ni tu beso de despedida.

Tuvimos un problema de relojes,
yo ansiaba tu eternidad;
vos mi instante.

Por eso prefiero el vuelo de cometas,
los trenes tardan tan poco en llegar,
como el viaje de tus sentimientos.

Promesas de trenes, de primaveras,
de fidelidad, de amor eterno,
cosas de adolescente.

Tu mujer mató tu niña,
tu libido tu ensueño,
tu aventura tu hogar.

Pero el mundo permuta,
vos tomaste tus motos,
yo quede solo en el anden.

2001

Psicoanálisis circular.

Me parece que esto es un circulo.

¿A que volverán mis padres,
jóvenes en el recuerdo,
llevando a la izquierda,
mi recta temporal?

¿Para que recordar aquellos besos.
Aquellas caricias.
Aquel sexo?

¿Para que recordar,
las noches de espera,
frente a las salas de parto?

Si los silencios ya están en mí.
Las cobardías ya están en mí.
Y la muerte, hace tanto, es mi concubina.

¿Para que mi espera junto al teléfono,
esperando esas llamadas,
sí sé que no lo van a hacer?

Quisiera salir para ver el sol.
Quisiera oír, ¡bien, comienza mañana!.
Quisiera sentir dos palmas en mi cara,
para llevar mis labios a su boca.
Quisiera volver a escuchar: ¡hola, Pa!

¿Es mucho pedir?
¿Dónde lo debo pedir?
Los mármoles no responden.
Los montes se callan.
Los patios se escapan.

¿Dónde, sino aquí?
Donde hay un espejo recto,
que devuelve mis palabras circulares.
Donde hay infinitas rectas,
marcando caminos a seguir.
Donde no hay rombos carteles,
para todos mis no.

Pero temo construir un aljibe seco,
donde abreven,
como yo he abrevado.
Y mañana ser citado,
bajo otra lámpara,
en busca de sus fantasmas,
que yo en rueda de noria,
les habré legado.

2001

Puertas

1 Realidad

Las puertas estan cerradas,
Mozart me envuelve con su réquiem,
no hay fosas comunes para los sueños,
ya no tengo más cal viva para apagar mis hielos,
le he puesto candado a mis esperanzas.

Hay una multitud de manos que me quieren robar las llaves,
son manos blancas que romperían mis candados,
hacharían mis puertas,
quemarían mis recuerdos.
Pondrian un punto de inicio a mis semirrectas,
reorientarian mis vectores hacia el sol,
soplarían vientos sobre mis desiertos.

Pero yo, que amo todas esas manos,
les escondo las llaves.
Puedo escuchar los zumbidos de las moscas,
siento el cosquilleo de los gusanos en mi carne.

Mis fantasmas están empecinados en una primavera,
primavera hecha verano,
fruto que estalla de semillas,
petalos regalados a las yemas de los colibries,
una flor blanca que hace tiempo perfuma los hombros de los leopardos.

Vuelvo a mi puerta,
doy vueltas a la llave,
quiero esconder mis rios de sal,
subo el volumen,
no quiero que escuchen mis gritos,
me quiero ir, pero quiero verla,
nunca fue mia, no lo será,
pero mis fantasmas no me dejan,
alucino su indiferencia con una sonrisa.

2 Amistad

Hora del almuerzo, la puerta se cierra,
se descuelga el tubo,
que nadie interrumpa.

La niña del teléfono siempre está allí,
sólo está on line con mis sentimientos,
comprende mis delirios de viejo tonto,
mezclamos nuestras historias platonicas,
ambos sabemos que quizá
no son tan platonicas como pretendemos.
Ella, a veces, se esconde como yo,
a llorar bajo las sábanas.

La niña del teléfono me dice, se enoja, se rie;
que ese, que le digo distraído y ensimismado,
no es su nombre; ella no tiene seudónimos.

La niña del teléfono se quita la máscara,
a la hora del almuerzo, sólo para mí,
porque con historias tan diferentes,
tenemos la misma pena.

La niña del teléfono terminará el rollo,
me entregará tres fotos,
quisiera ponerlas en mi escritorio,
antes de que me vengan a buscar.

3 Espejismo

Tendría que pintar las puertas,
lijarles el óxido, quitarles el moho,
cambiarles los cartones por vidrios,
abrirlas de par en par para que entre el sol.

Tendría que comprar una escalera,
para pasar el rodillo en los cielorasos;
poner luces nuevas,
colgar esas bicicletas sobre sus camas,
op, me hacen falta un par de retratos.

Regar las plantas todos los días,
arreglar el desvan,
barrer el patio.
Sentarme a escribirles
a cada amigo cuanto los quiero

(a ella no hace falta, lo sabe,
me lo contó un sol de caramelo)

Sí, podría hacer tantas cosas,
si dejara de estar muriendo en esta cama.

4 Sueño

Detrás de esa puerta hay un rojo infierno,
pero no de aquellos otros,
que pintó el Bosco o describió El Dante,
es otro infierno que quisiera encontrar,

En el vive un angel rojo,
rojo como mis pasiones atadas,
rojo como los atardeceres de octubre,
rojo como el color de su clitoris,
rojo como el buen vino.

Ella pronuncia las palabras que no puedo,
propone las posiciones que no me atrevo.
Me cuenta las pulgadas con los dedos,
moja de su agua bendita mi sol nocturno.

Ella me invita a viajar en subte,
por las rutas de su vagina,
me ha regalado infinitos viajes,
sólo debo poner mi ficha en la ranura,
y buscar las luces de los túneles.

Pero siempre tenemos la misma querella,
porque ella, obstinada, pretende,
que yo llame la cosas por su nombre.

2001

Que lastima

¡Que lástima! No me gustan las mujeres débiles.
Esas que piden permiso al padre para salir con sus hijos.
Esas que buscan un brazo fuerte de hombre para que las golpee.
Esas que sólo conducen el auto de su esposo.

Me gustan mas bien las que se pierden en los aeropuertos.
Las de cuerpo fragil y opiniones firmes.
Las que seducen sin necesidad de entregar su pubis.
Las que esperan que salgas de la casa para recibir a su amante.

Y digo lástima.
Porque no pululan desorientadas como hormigas en las veredas.
Sino que se paran frente a tus palabras.
Te inquietan con su piel de luna entregada a otro.
Te conducen por las rutas de los arcanos.

Y digo lástima.
En el regocijo de disfrutar su espiritu libre.
Su inteligencia sutil.
Y me retraigo como una lómbriz con sus fonemas.
Y no le perdono, que sí le perdono, que que me importa.

Y digo lástima.
Porque soy un hombre débil que busca su regazo.
Para acurrucarme de las tormentas.
Escuchar sus poemas de colores subidos.
Y finalmente, terminan lastimándome.

2001

Que si estoy enamorado

Que si estoy enamorado, me preguntás.
Que pregunta irónica, elaborada, retórica, absurda.

Tengo tantos amores que no me caben en los libros;
se aglomeran las cintas de en mi ventanas,
de vientres ansiosos de mis manos,
tantos oídos desesperados de mis versos.

¡Que si estoy enamorado!. Que pregunta.
Bah, si. Lo estoy de tantas adolescentes.

Una ha muerto ya,
de muerte natural, me han dicho,
sin dejarme foto, de sus ojos verdes.

Una circula arrojando pañuelos,
de papel, de arabescos, de tinta,
yo, sólo uno más, a quien sus poemas se le deslizan de la cama.

Y otra… otra… otra… que casi no recuerdo,
fue hace tantas, pero tantas lunas,
pero que cosa, no… tiene tus mismos ojos.

2001

Quebré mi rosa

No fue capricho,
sólo quise regalarte una rosa,
una rosa que no me habías pedido,
una rosa que compitiera con tus versos.

Pero soy tan torpe,
entre a un jardín,
pisé las magnolias,
quebré una rama al limonero,
embarré los patios soleados.

Me espiné las yemas,
los ojos, la piel, el corazón,
para alcanzar la mejor rosa,
que gritaba dentro de una campana.

Pero soy tan torpe, tan ciego,
ese era tu propio jardín,
y la rosa eras vos.

2001

Quien fue

¿Quién es dueño de la semilla,
de tu césped,
de tu árbol,
de tu entraña,
para que niegues su perfume?

¿Quién de paredes te alejo,
tu lluvia,
tu frío,
tu soledad,
para que niegues la puerta?

¿Quién te condujo a la dulzura,
de un beso,
de un orgasmo,
de partos,
para que devuelvas amarguras?

¿Quién te cobijo,
en noches de batalla,
en académico insomnio,
en lágrimas de duelo,
para que ignores derechos de manta?

¿Quién te otorgo piolín,
a tu díscolo vuelo,
a tu ensueño libertario,
a tu confidencia rúnica,
para entregar la soga de la horca?

No te fue suficiente,
el fruto, el pan,
el abrigo, la libertad,
también pedís la vida.

2001

Quien me habrá mandado.

Quien me habrá mandado a mí mirarte a los ojos.
Si estaba gozando las navajas de mis muertes.
Hundido de traiciones en los frios abisales.

Pero se me ocurrió,
¡estúpido!,
escuchar tus poemas.
Que no eran para mí,
pero que me importa.

¿Como hago ahora
para quitarme este resplandor de luna inútil?
Que se destila como veneno en mis vapores,
se me escapa como vivora de las comisuras,
y me muerden escorpiones la garganta.

Si hasta me fui buscando juicio.
Declarando a cada testigo lo indeclinable del adiós.
Nadie me creyó, meneando sus cabezas.

Y volví sin bellotas ni reinos extraños.
Y aquí estoy, esclavo de tu frescura.
Esperando que encuentres tu príncipe astronauta;
mientras sigo cayendo en llamas al mar.

2001

Quise dibujar tu rostro.

Quise dibujar tu rostro,
no pude,
y no es que no sepa dibujar,
simplemente, lo he olvidado.

Volví a recordarlo,
no he podido,
ni una foto me ha quedado tuya,
ni esas tantas que te he sacado,
durmiendo en tu cuna,
tomando teta,
jugando en la playa,
con tu equipo de basquet.

Te he visto, 20 segundos,
¡que hermosa señorita,
es Ud, ahora!

¿Tendras novio,
a quien le hablarás mal de tu padre?

Sabrán tus amigos lo que te amo.

Sabrán que camina cantidades de cuadras,
para ahorrarse pasajes,
para llegar puntualmente a la cuota de alimentos.

¿Porque me tomás por culpable?
¿Acaso he compartido sábanas con otra mujer?
Sabes que no.
Por respeto a tu honra (y el de tu hermano).

Se me están cerrado las puertas,
no la que no querés abrir.

Se me están esfumando las purezas,
que no te pude transmitir.

Se me acaba la paciencia,
con este mundo.

Los pasillos de los hospitales,
están llenos de remedios,
llenos de consolaciones,
llenos de voluntades.
Pero no de salud,
para los desahuciados.

Tengo muchos amigos,
que darían su sangre por mí.

Pero ninguno puede comprarme,
una sonrisa de mi princesita.

2001

Quisiera.

Quisiera conocer tu piel.
Por debajo de tu escote.
Alrededor de tus dientes.
Por encima de tus rodillas.
La exactitud de tus morfemas,
a la exploración de mis dígitos.
El despegue tu pleura,
al roce de mi pecho.
La humedad de tu sexo,
ante el sonido de mi aliento.

Quisiera revolear tus Lacan.
Arrancarte los lentes.
Encender tus sahumerios.
Poseerte sobre el diván.

Entonces sí.
Le creeré a tu discurso.
Me habré convencido de mis fobias.
Y te entregaré las cadenas de mis fantasmas.

2001

Redimensión

No me mires.
Me desacomoda la corbata,
el nudo me estrangula palabras,
el pañuelo me empaña los lentes.
Siento inflarme de pulmones
de esperanzas huecas,
más huecas que mis alvéolos.
Mi cabeza va estallar como un globo,
de esos que soltaba mi manita,
(hace tanto tiempo)
en las copas de los eucaliptos.

No me mires.
Hago oídos sordos a tu sonrisa,
cascabeles de serpiente,
que me clavarás un veneno dulce,
al cruzar una esquina.
Me hundo en mi portafolios,
como una pulga, diminuta y molesta.
Como un mosquito silencioso y gentil,
a quien espantar, de palmas o de un beso.
Ni pulga ni mosquito, piojo mejor,
para pasar desapercibido y navegar en tu pelo,
y estar cerca de tus pensamientos.

No me mires.
Tu perfume a limón,
de aleteos irresponsables,
me arranca la cabeza de mi traje,
y te veo parir, algunas tardes,
(aun ausente),
como una Dalia de entre sus gajos.
Escondé tu cuerpo limón;
que ya camino como molécula
de tu esmalte, de tu lápiz, de tu vino,
para estar, alguna vez, entre tus labios.

No me mires.
Tengo un vacío tan grande, que al sonreír,
cada diente tuyo me destroza los huesos,
de adiós o de desafío, de lejanía o audacia
Que haré, pequeña, con tus ojos.
Que me hablan despierto, en mi locura,
me gritan en mis sueños, en mis pesadillas.

No me mires.
Supongamos que nunca existieron,
(supongamos digo, como si te importara),
tu sonrisa fresca y mi amor quimérico,
que nunca aparecí a incomodar tu vida,
(viejo avenido, repentinamente,
milagro de tus ojos
en poeta remanido de soles),
que nunca apareciste
para espantar mis fantasmas,
(que ya tenía pasaje de ida,
y me quedé un tren más,
para ver tu pañuelo de despedida)
Que nunca volaré un parapente,
(¿qué significará tu aventura en mis sombras?)
y nunca te vi besar otra boca,
(dolor inútil de mis venas vencidas).

2001

Retorcer muñecas.

Esta noche estoy cobijado de inviernos.
Una luz de mercurio se filtra por la ventana.
El rojizo resplandor del fuego ser repite
en el cristalino barniz de la puerta.
No llegaste.

Tu lugar de sábana está frío,
a la espera de tu ignota piel.
Estás sobre otras sábanas,
aquellas lejanas, ya no existen.

Está un poco arqueada mi espalda,
pero aún cree en primaveras.
Mis yemas ya no buscan pétalos nuevos,
sólo quedarse con el perfume.
Pero no llegaste.

Hoy cayó otra hoja de otoño.
Pongo el oído detrás de la puerta.
Quizá llames.
Hoy sólo se escucha el viento.
No flamear de polleras,
o tacones de impaciencia.

Mis manos están un poco frías.
Están gastadas de esfuerzo,
vírgenes de tu cintura,
que no ha llegado.
Mis muñecas extrañan tus dedos,
que nunca han estado.

Mirá, tengo un disfraz de piel,
quizá te guste.
Si fueras alguien lo erguirías sobre mi pecho,
y yo me engarzaría de tus encajes.
Para que no te escapes.

Mi voz esta aburrida de pensarte.
Necesito un pliegue tuyo,
el que quieras, para morder

No quiero rezarte más,
ni imaginar tus ojos y tus piernas,
quiero estrujar tus huesos.
Pero no llegaste.

Quiero salir a buscarte.
Es tan fácil abrir la puerta,
cruzar horizontes.
Pero no sé salir a buscarte,
por eso espero a que llegues.
Aún no llegaste, y tengo frío.

Me volveré a dormir de olvido,
y no quiero dormir.
No quiero escuchar el latido de mis venas,
reclamándote, cada vez menos,
porque el tiempo me adormezca la piel.

Prefiero tenerte hoy,
y que mis muñecas revienten mañana.

2001

Revivir

¿Por qué será?

De pronto siento sangre
cruzándome el pecho, el vientre, las manos.

Emerge mi cuerpo mórbido
del humus tenebroso.

¿Todo porque?

Porque un almanaque equivocado
me deja ver mariposas sobre la nieve.
Inocencia, distancia, un poco de caparazón.
Huelo, tocando con mi arco
estrellas de galaxias infinitas,
una luna de tránsitos azules.

Y el vino,
que pronto me disfraza de payaso,
payaso que dice la verdad, mintiendo.
Payaso que ríe llorando,
payaso que sufre disfrutando.

No importa,
nada importa.

No importan las estrellas,
no importan los anillos de otra cadena.

No importa
porque me crecen caléndulas
dentro de la zona muerta de mis esperanzas.

Y aunque no tengo esperanzas,
tengo un presente tibio,
aunque virtual.
Y regaré la tulla,
regaré el rosal.
Porque no importa la pared de cristal.

Porque me trasluce,
me ilumina el rostro,
aunque no pueda cazar de las mariposas de su valle.

Y esperaré otro vino,
otra fiesta,
otro morderme los labios.

Porque he dejado de morir.

Duele…
pero estoy vivo.

2001

Rincón pintado

Cae el agua cálida,
siento un suave lavanda,
que me trae el viento.

Baño mi cuerpo en la cascada,
Inspiro y resoplo por la nariz,
un tenue olor a azufre.

El sol se esconde tras el ombú,
un agudo frío transita mi espalda,
corro en soledad y me arroja al matorral.

Disfruto esta tibia libertad,
pero aún extraño, pertinaz,
tu perfume de mujer.

2001

Rodemos

Rodemos de azúcar.
Piedras de ríos blancos.
Frescos de nieves puras.

Los pumas nos contemplarán,
desde los puentes,
juntos, por algún tiempo.
Yo disfrutando tu salvaje textura.
Vos mi ángulo de templo.

Sabés,
estoy quebrado de caídas.
Pero el río te trajo,
desde el otro lado de la orilla,
hasta mi borde vacío.

Sigamos, simplemente,
sumergidos de perfumes,
hasta el próximo vendaval.

2001

R&R

1

Es como correr bajo la tormenta,
una brisa me acosa en tu adiós momentáneo..
Quisiera saber como es el nombre de las cosas,
mi diccionario ha venido fallado.
Cada vez que lo abro,
me asaltan las mariposas que guardé
una noche de diciembre.

Aceleraré mi chispa dieléctrica,
golpearé el piso con energía muerta.

Escucho llover,
la ruta esta vacía,
quisiera perder el mapa de regreso.

2.

Una mujer con alas me acosa,
me interrumpe el sueño,
vuela alrededor de mis palabras,
como si bailara un rockandroll.

Quisiera tomarme de sus plumas,
o tener su energía,
sus zapatillas, su joging gris.
Pero los calambres me traicionan.
Falta de calcitonina.

Sin embargo.

Me subiré a una nube,
ignoraré a Kepler y Newton,
me plegaré en espirales azules,
remontaré todos los cometas,
para saludarla en cada medianoche.

3.

Acabo de matar a un fantasma,
sangró de rojos y verdes.
Es posible que tome venganza.

Me corre entre los eucaliptos,
con la fuerza de mi hijo,
y la velocidad de mi hija.

Se me acaba de enganchar el barrilete,
en los hilos de un videocable,
mala calidad del papel coreano.

4.

No podré terminar de escribir,
el cuento que le contaba cada noche,
a mi varoncito de diez años.

Mi nena está grande,
ya no quiero que se siente,
en sus doce, en mis rodillas.

¿De que estoy penando?
Mamá, no me castigues más.
No ves mi disfraz de Rey de la Luna.
Papá, vos no viste nada.

Si mamá, me callaré,
me callaré, no hablaré nunca más,
pero no me castigues más,
dejaré que adivines.
Porque vos todo lo sabés.

Ese es mi fin, es mi colina.
Resucitaré todos mis fantasmas.
Cuando ellos,
se vayan a la fiesta de disfraces.

Pero que importa,
a ella,
le gusta mi poesía barata.

2001

Se ha hecho tarde.

Que se hace tarde, porque es tarde.
Yo que vengo de otra hora.
Te pretendo anacrónicamente virgen,
como una sibila de marmóreos templos,
como monja de clausura,
sabiendo que en mi patio es invierno,
y calientan los volcanes el tuyo.

Se ha hecho tarde.
Ya llevo perdida todas las partidas.
Y esta ni la había comenzado.
Por habérseme hecho tan tarde.

Me enredo en tus sábanas.
En las que no puedo abrigarme.
Y no parece cruel mentira.
Ni solo un verso al pasar.

Cualquiera sea el designio.
Tu relato de noche ardiente.
Tu galopante imaginación de libido.
¿Por qué no pediste que salga al patio,
que no te haga caso,
o me tape los oídos?

2001

Se me derramó el café

Se me derramó el café.
Se me quemó la sopa.
Todo por tu blanca culpa, niña.
Tu recuerdo me levita.
Sin que seas partícipe de mi pena.

Te amo y no tengo tu permiso.
Por eso me escondes los versos, la hoja,
las plumas, los zapatos, la estufa y el ropero.
Cierto, sos un ángel.
¿Cuál es tu advocación?
A veces sacás espadas de luz, que salen de tu boca.

Tu lápiz es doble filo para entrar en el bosque,
comerte las uvas a escondidas,
imaginar tu retenida lascivia,
mirar el mundo con ojos de niño.

Te veo.
Me entregas respetuosa indiferencia.
Lástima que sea yo.
Que sea yo quien viva descolgado.
Descolgado tratando de hacer pie en tierra.
Te veo tan lejana, montada de zapatillas.

Se me derrama el café.
Se me desfondan las palabras.
Pero, niña, no te engañes.
No estoy tan loco como parezco.
No se me derrama el esperma por vos.
Aunque esté sin cuenco.

Ya lo hará otro.
Todo a su tiempo, su espacio.
Ya sabrás ofrendar el espacio infinito de tus omóplatos,
el tesoro inconmensurable de tu himen intacto.
(Cosa que se suele regalar bajo los faroles de las plazas)
Ya tendrás tu torbellino de sábanas.
Masticarás las uñas de tu amante.

Yo los he tenido,
la gata se me hizo hiena,
me alumbró capullos y me esconde retoños.
Los he perdido,
ahora sólo tengo soledad de promesas rotas.
Cuidado, niña, hay tantos trenes.
Pero uno sólo te lleva a la paz del otoño.

Sólo que estás allí, frente a mí,
Como la vecinita de enfrente.
La compañerita de banco.
Mientras yo,
el repetidor, el aplazado, el vencido, el incendia pavas,
desde aquí,
cuento las estrellas,
busco a mis hijos adolescentes bajo las baldosas de su olvido,
lleno de sangre los destacamentos,
arrojo dulces abuelitas por las escaleras,
le enveneno el mate a los golpeadores,
apago soles,
desato tempestades.
Hasta que el hada me reclama Saturno.

Me distrae tu perfume ausente,
me enredan tus cordones, tus zapatos,
me envenena de miel lo atroz de tu inocencia

Ya me descolgué otra vez,
y tu tu tu tu corazón da ocupado…

Perdón, niña de los parapentes,
no te enojes, sólo es poesía.
Tan cierto es que nunca te tendré
(y no te reclamo)
como que no puedo dejar de escribirte.

Snif.. snif… huelo a corazón quemado.
Debo salir al patio,
y, ya te lo dije,
soplar las hojas húmedas de la tarde,
jugar con las chicas de mi edad.

2001

Sensación.

Es tan fácil recordar otras mujeres,
en la cintura de esa que ves allí.

Comparar la tersura de su hombro,
con la de la foto sepia
que me dio todos sus músculos,
Las hoyuelos de sonrisa cálida,
con la del rollo sin revelar,
que sólo me otorga su mejilla al beso suave,
La voz suave y compañera,
con la carcajada guarra
de la que sólo me quedaron sonidos.

Porque todas te difuminan el alma,
con la única presencia de tu química,
circulando aún por la sangre.

Pero no me pasa igual
con los ojos de mis hijos.

No puedo en los cordones de los otros,
ver la sonrisa de entrega del pasado,
y no ahogarme de lágrimas en su olvido.

Quizá porque me vengan, aún, escarpines,
cuando él ya calza mi mismo número,
y nunca vi un soutien de ella colgado de la soga.

Han aceptado,
me ha dicho el fuego,
colgar mis premios en sus paredes.

Ayer pasé por la vereda,
alcé la vista,
había luz en el cuarto de él,
no estaba, parece, ella.

2001

Señora.

Usted, señora,
que llena de piedad los mármoles
con la flexión de sus rodillas,
y me mira escondiendo su cartera.

Usted que se horroriza
de mi rostro sucio,
mi cigarrillo infantil,
mi bolsa de pegamento.

Deje de rezar por mi,
y entrégueme un regazo.

Deje de llorar por mí,
y regáleme un libro.

Deje ya de soplar en el viento,
y entrégueme una patria.

2001

Si tu boca lo dice.

Si tu boca lo dice,
ha de ser verdad.
Vos mi Beatrice, mi Constance, mi Yoko,
mi Alfonsina, mi Juana, mi …

Puede que no sea tan triste,
patético, derrotado, ni mediocre.
Y no sean mis poemas,
sólo pasto para la próxima siega.

Pero no quiero ser padre,
(aunque ya tenga dos esmeraldas,
que me duelen de vacío)
de hijos lejanos que no conozco,
porque ellos son más maduros que yo.
(Que forma más sutil de hablarme
sobre la trágica diferencia
de nuestras traslaciones planetarias).
Quiero ser compañero de juegos,
aunque nunca haya ganado a la bolita.

Quizá cuando tengas mis años,
y los críticos te idolatren en las bienales,
yo me vanaglorie de haberte escrito,
de haberte sufrido en cuerpo presente,
ante la mofa de los nietos de los otros,
mientras el enfermero me trae la merienda.

2001

Silencios

Negro

El silencio es un oscuro pozo,
un fuego que te rodea,
una sombra que merodea,
un puñal que cercena tu gozo.

El silencio es un negro abismo,
una garganta que te ahoga,
una pregunta que no interroga,
una respuesta sin magnetismo.

El silencio es una bestia salvaje,
una peste que te calcina,
una angustia que espina,
un fantasma sin coraje.

Violeta

A Camila

Ya he estado guardado en tu sangre,
escuchando tus latidos amnióticos,
rezando por cada uno de tus dedos,
persignando un bautismo de deseo.

He contemplado tu expandir de huesos,
en silencio de dicha, de dolor y de olvido,
te colgué en mi placenta de tela,
cuidando tus pasos y tu aura,

No he visto crecer tus pechos,
porque la vida nos tiene esas sorpresas,
pero espero, cada noche, que rompas el silencio,
aún mintiendo detrás de la línea, Hola Papi.

Azul

Verde

A Cristian

No sé cuantos silencios ausentes,
buscaste desde aquella tarde triste;
pero debí partir con mi boca blasfema,
por un cuerpo regalado mil veces.

Testigo inocente de mis silencios,
y su síndrome de abstinencia,
pero elegí conservarte una foto pura,
tu madre, y no mi adúltera sin razón.

Haremos pactos de silencios,
me extrañaré, desde lejos, de tu crecer de laringe,
mientras me hablás de tu cuadro campeón,
caminando sin mí, en la cerámica del patio.

Amarillo

A Cristina

Este es mi espacio de resurrección,
contemplando en silencio tu boca.
Sé que mis ojos gastados te molestan,
no es mi intención, pero se me licua la sangre.

Y es cierto que soy un ridículo cobarde,
he muerto varias veces de la misma herida,
y abuso de los bálsamos de mi mejor hada,
que saludó a la muerte, por eso tiene vida.

Y es aquí, dónde quiero hacer silencio,
tan sólo para arrogarme contemplaciones,
aunque te vea beber de otros vinos,
y yo me seque de amor, como un limón.

Naranja

A Marta

Hay un silencio que no conozco,
el de tu tumba, que ignoro,
pero tus brulotes lascivos, me persiguen,
en tus ojos verdes y remera de algodón.

He vuelto varias veces al lugar vacío,
donde quedó tu pulmotor arrumbado,
he tomado mate con tu compañera;
que también me robó ternuras.

Pero, no se han cumplido tus profecías,
porque tengo los silencios comprados,
sin poder crecer, locuras de la piel,
nunca más me volvieron a invitar un café.

Rojo

A la que no conozco

Sigo jugando al gallito ciego,
mareado de perfumes,
encandilado de ausencias,
sin saber dónde estás.

Quiero el silencio de tu boca,
quiero escuchar el sonido de tu piel,
lo retráctil de tus plumones,
el soplido de tus pulmones.

Quiero oír el látigo de tus vértebras,
inundada de ríos y tormentas.
Más tarde, niña, tu voz serena,
después del chasquido de un fósforo.

Marrón

A los caracoles de mi jardín

No me engañan los rocíos de luna,
sé están allí, dulces hermafroditas,
escucho gemidos de follaje,
copulando, robándome verdes.

Me admiro de sus lujurias de baba,
en sus caparazones cambiados,
replicando, sin culpa, las mareas,
en las lluvias de primavera.

Pero, no es por envidia que atacaré,
debo defender mi último territorio,
debo proteger mi única flor,
por eso estoy aquí con mi salero.

Gris

A mi PC

Hay un silencio con sonido a Rock&Roll,
donde me abordan la locura de mis personajes,
una arcilla de teclas que espantan los fantasmas,
con chasquidos detrás de los lobos Ingleses.

Aquí, convierto demonios en ángeles,
abstinencia en lascivia, pasado en futuro,
mis odios en novelas de amores perversos,
mi dolor imposible en poemas insensatos.

Y, sino puedo diluirme de estrógenos,
moriré dentro de ella, recorriendo sus sitios,
porque ella me contiene y me ayuda,
aunque guarde mis más oscuros secretos.

Blanco

Alquimia

Aunque escape, llore y grite,
siempre estoy callado en el mismo sitio,
mi celda es mi propia piel,
vieja e ilusa, cálida y resentida.

Recordando todos mis amores,
pasados, platónicos, escondidos,
muertos, vitales, sin haber nacido,
cómo únicos y palpitantes.

Quizá por eso, recitando letanías,
busque siempre nuevos discursos,
mezclando todos los colores,
para recitar, siempre, el mismo poema.

2001

Siluetas mínimas

Vamos a escribir una melodía de siluetas mínimas,
siluetas que se desparramen en las sábanas,
sabanas que abriguen el olvido,
olvido que nos hagan escribir melodías.

Es esta parodia de sexo un rock&roll,
mucha energía, muchas luces,
mucho aparato, muchos parafernalia,
pero no tengo tu ojos,
y el show debe seguir.

¿Como he podido llegar al fondo de un vientre,
sin el contacto de tu alma?

Pero como seguiré en la soledad de la noche,
sólo, como marcan los preceptos eternos,
recordando la temperatura de tu espalda.

Fue eso, creo.

Sabía que finalmente me tendria que despedir.
Sólo quise llevarme un poco de miel,
enredado en mi prepucio,
y te deje algo de mi esperma,
en el fondo de tu tercio superior.

Después, era de esperar,
el frio de la noche,

Hasta que la muerte nos separe,
perdón, que nos recoja,
perdón, que palabra fea,
nos venga a buscar.

Aunque, según veo,

Tenés, otra vez,
de otra vez, de otra vez, nueva pareja,
parece, que a vos,
las promesas se te olvidan rápido.

Yo, que no sufro de amnesia,
espero que el Angel se acuerde,
y me libere de esta larga agonía.

Antes que la libido deje de fluir,
en las largas noches de pesadilla.

2001

Sol de hienas

El sol bañaba de mediodía,
los pájaros de mi aldea.
La cascada dejaba oír el sonido,
de su transcurso por las piedras.
Hasta había aroma a biscochuelo,
y viento de las ventanas.

Pero las hienas
han escapado de sus jaulas,
han roto los rosales,
alborotaron las gallinas,
y han matado a las ovejas,
sólo, para olfatear su sangre.

Tenía mi aldea
una paz de lobos mansos,
desde los jardines y las lunetas,
acariciando los pastos, con una sonrisa blanca,
de un alma blanca, de rostro oscuro.

Pero las jaurías andan sueltas,
con metales en las garras,
y polvo blanco en los hocicos.
Han convertido la frescura de sábado,
en domingo de cementerio.

2001

Soledad

1.

Estoy muy triste esta noche,
la luz de mercurio me atraviesa los dientes.
Un nueva angustia me alumbra las manos.
Mañana la veré… y callaré.

¿Qué quedará luego de esta lluvia?
¿Vendrán los pájaros a comer de mi mano.?
Seguiré cantando Rockandblues que nadie escuchará.
Querré estirar las arrugas de la frente.

Cuando el arco iris se oculte.
Volveré a mi noche de cenizas.

2.

Alrededor del silencio,
se armaron las frases más amargas,
las que no se dicen.
Las que si se dicen no tienen retorno.

Por la ventana de atrás entró una noche,
que no pudo iluminar la lámpara.

La primer lágrima de ausencia había caído.

2001

La estrella y el cometa.

Sos el sol en mi foco,
mi estrella joven;
el calor que me sonroja,
la luz que me atraviesa.

Yo un viejo cometa errante,
extraviado de galaxias espiraladas;
que caí captado como una manzana,
en tu influjo grave de diademas.

Algo me lleva a tus fusiones;
energiza mis cristales,
hasta que me vaporiza tu corona,
y llego de cabeza arrastrando mi estela.

Te rodeo asido de tu núcleo;
me quemo de silencios espaciales;
pego la vuelta detrás de tu fuego,
y me alejo precedido de mi cola.

Me voy más lejos que los vagabundos,
a confines de frío y soledad,
lejos de tus vientos, de tu luz,
queriendo que otra estrella me gravite.

Trato de detener el tiempo,
creyendo en lo periódico de las eclípticas,
ignorando lo perecedero de mi materia,
mi vieja cabellera, tus jóvenes erupciones.

No puedo romper la malla de tu atracción,
y vuelvo a caer, aunque sé, me quemaré sin tocarte,
giraré una y otra vez en tus vórtices,
hasta que Júpiter me corte la cabeza.

2001

Tarde

Se ha hecho tarde,
se me ha hecho muy tarde,
las playas me devuelven caracolas rotas,
y no me silban melodías.

Y he pretendido
cubrir mi vieja aterida piel,
de tu cabello gaviota.

No lo entiendo,
no lo entiendas,
sólo es así.

Me han crecido telarañas entre los dedos,
no han tenido flores ni espinas,
no han enredado pechos ni labios,
bocas ni vulvas.
No las he lavado de sangre ni esperma.

Sólo,
espera,
tinta,
poemas,
imágenes de terciopelo.
Para mi angustia de olvido,
mi compás clavado en mi costilla,
Un viento que barre mi arena.

Crece tu sombra.
Un sol te da en el rostro,
noto su corona alrededor de tu eclipse,
y crece tu sombra en los patios,
cerca de mis pies,
lejos de mis uñas.

No lo entiendas,
que no lo entiendo.
Te amo desde el niño que soy,
apago mis volcanes para no asustarte,
y me ves como un pájaro que te escribe.

Me puse un poco padre
y me gustó tu sol.
Le envidio el calor que puso en tus enredaderas.

Me duele,
es cierto,
pero me siento feliz,
de tu luz.

Quizá sea porque realmente te amo,
que olvido mi egoísmo,
y vuelvo,
otra vez,
a beber un vino,
a la salud de tu amor.

Tarde se me ha hecho,
hace frío en esta playa.
Y tu sombra me atraviesa el pecho.
Pecho que sigue vacío,
pero no quiere dejar de latirte.

Cada luna que pasa,
me enreda otra tela,
en mis arrugas ausentes.

Quiero
que sólo seas una marca de agua,
en mi agenda vencida,
una entrada más en mis tablas,
para recordar,
tan sólo
tu sonrisa menta,
tus poemas látigo,
tus vientos cadena,
antes que tu sombra,
me oscurezca por completo.

2001

Te arruinaré la vida.

Te arruinaré la vida,
por preocuparme en las alondras antes que en las chequeras,
por vagar por la luna antes que poner mis pies en tierra,
por cocinarte cinco salsas antes de llevarte a un bistró,
por lavar los platos antes que el auto de la puerta,
por tener una bicicleta usada antes que una Ferrari importada,
por levantarme a cambiar pañales antes que obligarte a un aborto,
por hacerte el amor antes que cojerte seis veces en una noche,
por confiar en Dios en lugar del dinero,
por preferir los botes a los paquebotes,
por volar en avioncitos de papel antes que los Dc10,
por llevarte el desayuno a la cama en lugar de alquilar otra porno,
por llorar por los niños descalzos antes que la caída del Merval,
por calzar Boyero antes Nike Feraldy,
por pintar tu habitación en vez de llevarte a mi Country
por preferir a Macondo antes que Ibiza,
por mirarte cuando te bañas en lugar de leer Ambito Financiero,
por elegir Calcuta antes que New York,
por confiar en los titiriteros antes que en los legisladores,
por salir a remontar barriletes antes que discutir de economía,
por leer a Quiroga antes que a Lugones,
por amar a Alfonsina Storni antes que Scarlett O´Hara,
por ver dibujitos con mis hijos antes que conocer todos los cortes de merca,
por acordarme de los inundados antes que las reservas de avión,
por regalar mis monedas antes que quedarme con un vuelto,
por mirarte a los ojos antes que someterte,
por quererte independiente antes que complaciente,
por preferir la paz a la guerra,
por preferirte inteligente antes que condescendiente,
por gozar del rojo de los atardeceres antes que lo oculto de la noche,
por gustarme el vino con naranja antes que whisky con ansiolíticos,
por preferir el trabajo a la especulación,
por gustarme tu ropa indú a tus trajes de pana,
por enamorarme tu cara lavada y no tu cosmética francesa,
por elegir la pesada verdad a la liviana mentira,
por arrobarme de tu ingenuidad antes que por tu arrogancia,
por leer “La Tregua” en lugar de “El Príncipe”,
por quererte blanca y erógena en lugar de fría y calculadora,
por esperar un cometa antes que una herencia.

Si no estás de acuerdo
estás a tiempo de huir despavorida.

Pero si lo estás,
firma en la línea de puntos,
porque ya no habrá reclamos.

2001

Tiempo

Me han vuelto a estallar los relojes.
Los tenía apagados detrás de un armario.
Pero hubo rebelión de cuerdas.
Me vienen a recordar las hojas de una higuera.

Escucho tic-tacs amargos,
en los latidos aburridos de mi piel,
Campanas de muerte,
en las noches de sábana sin sexo.

Hay una lágrima que resiste,
no quiere aflorar,
y me seca las conjuntivas.
Quiere llorar de amor,
antes de despedir el último atardecer.

2001

Todavía

Todavía me conmueven las tardes,

(como tantas cosas)

verdes, otoñales y crujidas de parches,

(confundo una Fender con un puente panamericano)

Pedaleo las avenidas y calles oscuras, con melodías Hammond.

(agotando mi adrenalina para no pensarla)

¡Je, cada vez mas nenes los conductores de radio!,

(Salvo uno que hace rato me acompaña. ¿o son mis canas relativismo galileano?)

pero sin verme me entienden,

(aunque no sean mis cangrejos, que espero)

aunque le recen a los niños dormidos,

(y busquen el cobijo de un tajo caliente)

o vean volar a la virgen en ala delta,

(que me la recuerdan).

Ellos me hablan desde sus torres agujas,

(en Villa Ballester o Villa Pueyrredón), (*)

Sólo para no sentirme tan solo,

(en alguno de los andenes de mis huidas)

escaneo sus frecuencias de galena,

(con mi marca japonesa).

Y me enoja su lenguaje soez,

(casi como Diego)

me alteran sus caleidoscopios de fuego,

(casi como Carina)

me asustan sus crimenes de paloma,

(casi como Katy),

me descarna su discurso anticlerical,

(casi como Marta),

me enfurece su discurso ateo,

(casi como Cristian)

me dulcifican sus Dragones,

(casi como Rosa)

me enaltecen sus rebeldias

(casi como Salvador),

me cobijan sus furias celestes,

(casi como Marisa),

me glorifican sus vientres pletóricos,

(casi como Belén)

me elevan sus guerreras metálicas,

(casi como Cecilia),

me elevan sus vuelos de pterodáctilo, (**)

(casi… casi…)

Pero estoy lejos y escondido,

(me hieren el sol y las aguas bautismales)

mientras me invierto en cruces de confusión,

(enredado en cuerdas de nylon)

me rasco la cabeza de piojos azules,

(que desde lejos no se ven),

hablo rengamente con la muerte,

(que se rie con una botella en la mano)

y mis dientes siempre ruedan por todo el salón,

(porque la piel no me deja huir).

Sin escucharme, sin comprenderme,

(nunca me escucho, nunca me comprendo).

ellos saben de agujas, vinilos y tatuajes,

(yo de heridas, llagas y fantasmas)

podrian dibujarse un niño judio en el pecho,

(yo solo guardar el último sonido de su cuello)

porque son inocentes, jóvenes y atrevidos,

(como los sonidos a piano y cama rota en una habitación)

porque están, son, aman, gozan y olvidan,

(yo no recuerdo y amo, mas que lo no debo).

Les pido sin que me oigan,

(me responden sin que los escuche),

poneme The Doors, Hendrix, Santana,

(me dan Cypres Hill, Rush, Scorpions),

¿Que saben de Violeta, Dylan y Baez?,

(Viejas Locas, Orcas, Santos Inocentes),

¿me quedé sin pilas o hay interferencia?,

(¿en la radio o el corazón?)

Me electrizan los riff de Blackmore,

(más que la Sonatina y Pluvial )

me arrastra la cadencia de Gilmour

(como Redondillas y Me Quieres Alba )

por eso moriré de ignorancia, sin limón, sin teléfono,

(de no saber que se siente en su enojo)

en una arritmia Gibson,

(en un ruido a vidrios rotos).

Y estoy loco de dulces pesadillas,

(yo que nunca usé Canabbis para anestesiarme),

por eso son tan herméticos mis versos,

(que sólo soportan quienes me quieren)

2001

Transgredir

Fácil de transgredir,
las reglas que nadie acepta,
los pasos a nivel de vías oxidadas,
los tontos que no saben defenderse,
los corazones sin ganas de amanecer.

Difícil de transgredir,
los murallones de los penales,
el odio de las masas hambrientas,
la razón de los dogmáticos,
tu corazón que no conozco.

Imposible de transgredir,
las murallas de las reglas,
que me invento y me encarcelan,
las luces rojas, sin viento, sin aceite,
adrenalina, cuerpo ni sustancia.
Las razones tontas del terror,
disfrazadas de respeto,
de convención y entendimiento.

¿Que será peor?
¿Pronunciar las palabras,
absurdas e insensatas, que ya conocés.
Tan sólo por pronunciarlas delante de tus ojos,
aunque conozca los gestos y la respuesta?
¿O despedirme cortes y gracilmente,
para obtener un último y frío beso en la mejilla,
y seguir soñando tus hoyuelos?

No creo.
Eso implicaría una pizca de valor.
Seguiré muriendo,
algunas tardes,
de verte tan niña,
acentuando mis telarañas,
sin nombrarte.

2001

Transparente

Tan transparente es tu alma,
tan frágiles y fuertes tus manos.
Siempre cruzadas como plantación de tomates.
Y yo guardo en ella mis colores más intensos,
mis fantasmas más oscuros.

Y vos me recibís con un beso,
un pecho casualmente al aire
y un vientre complaciente.

No llevo demasiado,
al cerrar la puerta del jardín,
rumbo al camión.

Pero, sé que al volver,
me desangro de palabras soeces.
Me limpió de furia de espalda rota
y me soslayo en tu piel cansada.

Porque es tan cristalina tu palabra,
que siempre me conduce, suave,
a la tormenta de tus piernas.

2001

Trayecto oscuro

¿Y si los soles no se remontan,
si es tan sólo una ilusión de lámparas?

Mis zapatillas estan desgajadas de caminar.
Aquellos pies que he besado, en tardes de pañal.
Hoy están tan lejos de mis pasos.

Hay ninguna parte,
para hombres de ningún lugar,
con lunas oscuras,
con soles tristes.

Quizá una noche me encuentre,
como una Dalia,
abierto de brazos,
hacia nuevos pechos.

2001

Ridículo

Se me deslizan los pies encerados
sobre el parque tamizado de hormigas,
(¿o es la taquicardia y sudor frío de siempre?)
Silencio, no despertar a las mariposas,
te atravieso las alas cristalinas
con la mirada oscura de respeto.

Una ciudad escondida me tiraba azares.
Ridiculo, era un móvil de ingeniería ambiental.
Tan ridículo como que querer acompañarte,
con mis zapatos de moscardon verde,
hasta una estación de adiós.
Por eso me echaste insecticida,
sin haberte siquiera zumbado,
y cruzaste la calle.

Me quedé mirando, ridículo,
como se alejaban tus zapatillas,
y tus inocentes ironías adolescentes.
Sin haberte hablado,
sólo quería una cuadra más, de silencio,
peligroso, muy peligroso.

Llegar a casa vomitando sangre
de cada vértice verde, ridiculo,
si ya sé lo que hay que saber,
si ya caí en cada pozo, de esta pradera,
por mirar las nubes lilas.

Y no aprendo. Nunca aprenderé.
(Creo que los años me agregan idiotez,
llevo escritos 500 cuadernos,
no debo mirarla, no debo mirarla)
No me gusta el cielo firme.
Me gusta, ahora que no tengo,
fuerzas para batir mis alas escondidas,
seguir llorando tu piel de luna ausente.

2001

Vos que crees.

Vos que creés,
que es más glorioso,
el sabor del esperma.
Que una lágrima de Becquer.

Vos que decís,
que mis palabras dulces,
son insignificantes
ante tus giros estercóreos.

Pues bien, me has envenenado,
Por tanto, lo he decidido.

Te daré a sorber la tersura de mi pene.
Beberé cada gota de tu orgasmo,
perdido en la lujuria de tu vulva.
Te sodomizaré en la crueldad fálica,
que tanto intentas provocarme.

Luego terminaré el alcohol que me has servido.
Destrozaré mis pulmones de tu tabaco.
Repetiré la ceremonia,
hasta que el sol hiera nuestra piel vampira.

A ver si luego,
aunque fuera entre sueños,
me escucharas esos versos de Neruda.

2001

Tus manos mujer

Estas son tus manos mujer.
Que flotaban amnotica de pulgares.
Que volaron triunfos de papillas desparramadas.
Que jugaron a encontrar donde estaba el beso.
Que buscaron latidos de corazón.
Que dibujaron tapices de esperanza.
Que guiaron ojos a tu desnudez.
Que se clavaron con uñas a su espalda.
Que acompañaron las lunas de nuevas otras manos.
Que se encallaron de sudor obrero.
Que contracturaron de tensión pensante.
Que acunaron los frutos de tu cuna.
Que hoy descansan junto a sus manos.

2001

Universos Dormidos

“..

He cerrado los ojos mirando las estrellas,
titilaba mi lucero de caleidoscopios violetas.
Mis ojos derramados de aguas salobres.
No te veré mas, mariposa, y no estamos muertos.
Vos seguirás tu vuelo milagroso, resucitando centauros.

Le conté a mi almohada de mi adiós,
y me devolvió pesadillas.
Es que está cansada de mis huidas,
mis implosiones… mis silencios.

No tengo corrimiento al rojo,
tengo velocidad de vía láctea,
huyendo de cielos congelados,
olvidado de cangrejos.

Me enredo de una espiral de papel,
que un ángel clavó de un pino,
y un hada me convida panqueques,
el aniversario de mi Sí.

Creí estar a salvo en un planeta errante,
entre sangre de estómagos pestilentes,
guerreras que pierden manos abriendo ventanas,
acompañando cortejos desde escaleras de lluvia.
Y me pegué de tu néctar de piedras blancas,
soplándome salmos crueles con colores de tela de avión.

Y trato de dormir,
mientras, las galaxias se escapan,
mientras, el tiempo transcurre,
mientras… ¡detesto a Platón!

Volví a mi agujero negro,
gravitando de abismos,
y me penetran tus destellos de pulsar.
Trato de soñar 512 respuestas,
y me atraviesan tus hoyuelos.

Y la distancia me conspira,
me queman los micrones a tus manos,
pero me angustian los pársecs de lunas negras.
Sólo espero no haber manchado tus playas,
justo en época de cambio de pieles.

2001

Versos blancos

Que escriba versos blancos, me han pedido.
Que vea los ángeles correr por los pasillos.
Las hadas hamacarse en dos patas en las sillas de paja.
Los duendes tobogonearse por el arco iris.

Que ilumine mi vida, me han dicho.
Buscando esperanzas debajo de las baldosas.
Construyendo futuros como las hormigas.
Revelando la eternidad de la vida.

Que camine por la playa, me sugirieron.
Escuchándole secretos a las caracolas.
Mojando mis pies de alegrías.
Divisando el imperturbable horizonte.

Me lo han pedido, en las tertulias.
Me lo han dicho, cerca de los altares.
Me lo sugirieron, antes de terminar la sesión.

Ahora bien.

Díganme que hago,
con este ángel que me corre por mis costillas,
hamaca las palabras entre los renglones,
y me mira traviesa con duendes en los hoyuelos.

Sugiéranme que hago,
con esta espera de baldosas grises,
confiando en la certeza de las hormigas;
de que nunca usaremos los mismos cordones.

No me pidan por tanto.
Que mire sin lágrimas el mar.
Me trae vientos de ayer,
noches de mañana.

Los dejo amigos,
voy a conversar con este otro ángel,
sentado en el piso con sus ojos melancólicos.
él es el único que me comprende.

2001

Vestido reclinado

Botones bordo

He llegado,
el viento azota las cortinas,
los cielos convertidos en burbujas,
el vestido indú cubriendo las manos,
un leopardo cubriendo tu piel,
tu antifaz de fiesta.

No me queda bien este gorro frigio,
libertad con aroma a tu sexo.
Una cintura fantasma danza dentro del elástico,
el volado se pega a los vidrios.

Mi cuerpo se reclina en tus ventanas
Las estrellas han invadido la tarde,
salgamos a través de la reja,
volemos a los alerces,
que nos estalle una nube.

2 Histeria

Que abriré, sí, abriré la ventana,
Que volaré, sí, volaré mi vestido.
Pero quizá la ventana no se abra.
Pero quizá el vestido no quiera volar.

Que, te besaré principe
que, ¿quien es usted caballero?

Que dormiré en tu almohada,
que, ¡cómo se le ocurre!

Pero que , Ay, estoy tan sola esta noche.
Pero que pesados están los batracios.
Pero, ¿donde esta mi cortejo de pretendientes?
pero que no es usted a quien busco.

Con cualquier boca me conformo.
me licitaré entre las arenas del mar.
Pero no, ya le dije, caballero,
no cumple con el pliego de condiciones.

3 Rueca

Hay danzas de fuego sobre este mar,
estelas de espuma afloran desde el horizonte,
caracolas que me llevan al otro lado del espejo,
buscándote pececita de mis ensueños.

Me ahogaré en tu mar,
para que me alimentes,
me amamantes,
me acunes,
me doblegues,
me descubras,
me eleves,
y me cierres los ojos

Ah, sí, cierto,
ando rengo de traiciones,
debí morir como los hipocampos,
creo que sí, me transitaron algas negras,
debajo de los fríos abisales.

Pero una corriente fresca,
me enredó en el perfume de tu bruma,
en el talle de tu vestido,
astillando los cristales de mi cripta.

Aunque estes allí,
sólo estando,
abriendome todas las ventanas,
a tus grafías imposibles.
Sólo recibiendo mis ojos,
no haciendo caso,
a los colores de mi espejismo.

Pocker

Acaba de estallar el sol.
Una mujer abriendo una ventana.
Se extinguieron los dinosaurios.
Una mujer abriendo una ventana.
Las aguas cubrieron el Ararat.
Una mujer abriendo una ventana.

Los sensores mienten,
o alguien sabe jugar al pocker.
las agujas indican fuego,
y la mujer abre la ventana.

Queman sus yemas,
la costura de su vestido,
y ella sólo habla, casi al pasar,
de la lejanía de los acantilados.

2001

Volver a la vida

¿Cómo será caminar debajo de las parras?,
Expiar tus pezones por el escote de la remera.
Mirar a las hormigas robarnos el azúcar.
Mientras, te aferro la cintura, de espaldas al sol.

¿Cómo era?
Ya no recuerdo.
Abrazarte cuando nos rompe la ola.
Besarte con gusto a sal.
Respirarnos el arena.
Contarnos arco iris.

Y vos, mujer de cualquier máscara,
sin embargo, estás allí.
Debo buscar mi chequera azul,
guardo allí mi último boleto,
de vuelta a la vida.

2001

¿Y si tuviera dinero?

Si mis bolsillos gastados del regurgitar hambres,
tuvieran la tangible esencia del bronce.
Podrían albergar un invitar de hamburguesas.
Volver a regalar una bicicleta.
Comprarle una rosa a la desilusión.

Si mis manos vacías tuvieran un caramelo.
Si no estuvieran tan frías de ausencia.

Abriría una escotilla paga.
Y me ahogaría de lejanía.

2001

Yo te quiero blanca

¿Y si te quiero blanca, que?
Te quiero alba como canciones infantiles .
Te quiero nívea colmada de inocencias
Te quiero casta de los embates de la muerte.

¿Que derecho te arrogas de tiempos intactos,
de oscuros jardines con aroma a sésamos,
para dejar estas letras impresas,
a nosotros, que hemos nacido,
luego de una mañana de mar,
y no poder besarte las manos?

Ustedes, los eternos, no tienen piedad,
de nosotros, los grises transeúntes.
Cuantas veces me enamoré;
por culpa de tus versos,
(Yo, que he conocido una sola carne,
que la vida no me ha dejado,
mas que este pobre esqueleto),
alzando la vista del libro,
y encontrar una Ella.

Yo, te quiero de espumas.
Correré, algún día, como todos,
las blancas cortinas.
Caminaré a tu encuentro,
para besarte las manos.

2001

Yo y tu Venus

Estoy aquí,
convocado por el caos de tu Venus;
como un cometa asido de su cola,
presintiendo la fisión de mis protones.

Sí, sigo aquí,
acompasado del quark de tu pendulo,
a punto de quebrar el warp de tu mirada,
voy más rápido que los piones,
por eso no te veo.

Giro a tu alrededor,
sincronia de positrones,
iluminado de tus lunas,
Fobos de trasponer tu piel traslucida de cuantos,
Deimos de alejarme de tus eclipses.

Y nos raptaremos mutuamente,
yo a vos como a Elena,
vos a mi como a Adonis,
quedaremos solos en medio de los pulsares,
lograremos nula entropia de Virgo,
solos de hielos a parsecs del universo.

Y saciare mis contornos de tus límites,
recogeras en tu luna negra tomo mi Geminis,
para desaparecer, desaparecer, desaparecer,
diluido de tus ácidos en mis piroliticas.

2001

Índice

Aborto espontáneo

2

Abrigate que hace frío

3

Aguas curvas

4

Los perros de la ruta

6

Amor ciego

7

Ángel de la noche

9

Leo

11

Ángulos

12

Arroyo

13

Arroz

14

Ascenso catalítico

15

Aunque estés ocupada

20

Aunque no me veas

21

Avioncitos de juguete

22

Barco de piedra

23

Barrilete

24

Bombacha blanca

25

Breviario

26

Bufonas

31

Ciego

33

Ciprés

34

Círculo vicioso

35

Comida caliente

37

Como agua en el agua

38

Como vendrás a buscarme

39

Cruzado

41

Cuadratura

43

Cuestiones de medida

44

De papel

45

De piernas cruzadas

46

De puntos y líneas

48

Decisión final

50

Demasiado

52

Dentro de una violeta

53

Desaparecerla

54

Desconocida

55

Desde la niebla

56

Desdoblamiento

58

Destino final

59

Desubicación

60

Discúlpeme niña

63

Disociación

66

El loco

68

El salto final

72

El tigre por la cola

75

Ella escarbó la tierra

76

Ella

77

Enredado

79

Eros rebelde

80

Esclavo

81

Estilo

82

Estoy harto

83

Ex amor

85

Feliz navidad, la casa está en orden

87

Figuras

89

Desconocidas

91

Flashes

93

Fue hermoso ser joven

95

Genio de amor

97

Geyser

99

Gnomos oscuros

101

Guardate tu pancho

102

Hordas

104

Hoy

105

Idea cruzada

106

IF THEN ELSE

107

Igual

109

Inexplicable

110

Infusiones aromáticas

111

Innombrable

115

La dama del espejo

117

La letra

118

La luna y el astronauta

121

La tumba de Lucía

122

Palabras

124

Las tortugas

126

Llueve en Calcuta

127

Lobo

129

Los borrachos

131

Luna de siesta

132

Marta

133

Máscara de fuego

136

Máscara de leche

139

Máscara de perfume

141

Máscaras de arena

142

Máscaras de hierro

145

Me haré lluvia

147

Melodía

148

Mentira

149

Mirándote

150

Monedas

152

Mujer de fuego

153

Mujeres etéreas

159

No lo he encontrado

161

No me engañes

162

No me sigas perro

163

No sé a quién amo

164

No tengo miedo

166

Nudo

167

Ojos temerosos

168

Oración a la rosa de los vientos

169

Osadía

171

Otro día perdido

172

Pájaro

173

Papel picado

176

Para no recordarte

178

Para no volverte a escribir

180

Parches

182

Parte de guerra

184

Poemas mezclados

185

Pero te amo

187

Piedad

189

Piedra libre

190

Piedras

192

Platos vacíos

193

Pobre mi pared

194

Poema absurdo

195

Poeta muerto

196

Pollera tableada

197

Preguntas

198

Primer beso

199

Promesas rotas

200

Psicoanálisis circular

202

Puertas

203

Que lástima

207

Que si estoy enamorado

208

Quebré mi rosa

209

Quien fue

210

Quien me habrá mandado

211

Quise dibujar tu rostro

212

Quisiera

214

Redimensión

215

Retorcer muñecas

217

Revivir

219

Rincón pintado

221

Rodemos

222

R&R

223

Se ha hecho tarde

226

Se me derramó el café

227

Sensación

230

Señora

232

Si tu boca lo dice

233

Silencios

234

Siluetas mínimas

239

Sol de hienas

241

Soledad

242

La estrella y el cometa

243

Tarde

244

Te arruinaré la vida

249

Tiempo

250

Todavía

251

Trasgredir

254

Transparente

256

Trayecto oscuro

257

Ridículo

258

Vos que crees

260

Tus manos, mujer

261

Universos dormidos

262

Versos blancos

264

Vestido reclinado

266

Volver a la vida

269

¿Y si tuviera dinero?

270

Yo te quiero blanca

271

Yo y tu Venus

272

Índice

273

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