Impotencia… Un cuento que no es… cuando salís a la cancha sabiendo que vas a perder…

Impotencia… Un cuento que no es… cuando salís a la cancha sabiendo que vas a perder…

Mis recuerdos me llevan a los tiempos en que yo era un chico de 10 u 11 años, los domingos, íbamos con mi abuelo a la cancha, seguíamos a nuestro equipo del cual él me hizo hincha, tablones de madera, entradas de papel compradas en la boletería, o revendidas en el kiosco de la esquina si el partido lo ameritaba. El futbol es el deporte más popular en este país, y aunque algunos hayamos intentado jugarlo y otros no, la mayoría sabemos de qué se trata.

Les presento este partido que se desarrollará en una importante localidad del conurbano profundo; en esta nueva fecha de “La Liga” les toca jugar, por un lado, “Más Poderoso”, equipo, que como su nombre lo indica, es muy fuerte, especialmente si juega de local, cuenta con el abierto apoyo del alcalde de la ciudad, quien maneja los destinos del pueblo desde hace casi un cuarto de siglo; deberá enfrentarse a “El Equipo”, conjunto humilde, de firmes convicciones, mucha entrega y responsabilidad, con más seguidores de los que parece, pero no lo pueden exteriorizar; sabemos cómo “se ponen” aquellos que tienen poder, que defienden los derechos de todos, siempre y cuando no piensen distinto. Por eso, al momento de firmar planilla, “El Equipo”, cuenta con un plantel corto, que apenas llega a completar la nómina.

Como para ir entrando en el clima del partido, hacemos un poco de historia, “Más Poderoso” es una institución importante, que cuenta con algunas escuelas de donde técnicamente se nutre, en esos semilleros se forman los que luego participan del juego; una de esas escuelas, históricamente dirigida por un funcionario con dotes y estrategias que a primera vista parecen validas, pero que a la postre pueden ser cuestionadas, es muestra de esa formación; esas estrategias son utilizadas de manera tal que nadie podrá resistirse a su demagogia, sucumbiendo ante sus ideas, sin siquiera hacer un comentario; por supuesto con un profundo arraigo en el poder territorial. Soy yo, uno de los indicados para contarlo, ya que me he formado y he jugado en ese equipo, el “Más Poderoso”, por bastante tiempo, pero cuando me di cuenta que no podía ser, ni expresarme libremente en la cancha, es que tomé la decisión de alejarme, sin antes darme cuenta que había sido cómplice de muchas irregularidades, donde tanto los superiores jerárquicos territoriales, regionales e incluso provinciales, como “el sindicato”, miran hacia otro lado, perjudicando siempre al más débil, priorizando y beneficiando a los propios. El destino me llevo a jugar para “El Equipo”, y aquí me tienen, orgulloso de pertenecer y de luchar desde este lugar.

Ahora si vamos al partido, ya en el campo de juego, después de la presentación de las alineaciones de ambos equipos, se realiza la foto de rigor, típica pose de los planteles con un cartel que dice “En Defensa de la Escuela Pública”, hacia quien está dirigido me pregunto, no lo sé, quizás es un “ayuda memoria”; luego viene la presentación de los jueces, de los veedores de los jueces y de quienes revisan las jugadas “dudosas”, todos pertenecen a “La Liga”, y no esta demás decir que tienen intereses comunes. Las reglas con las que se juegan este tipo de encuentros tienen su particularidad, se pueden acomodar a cada situación del partido, si así lo determina la terna arbitral y sus conjueces, ya sean territoriales o regionales. Recordemos que la oficina donde se observan las jugadas dudosas está ubicada a unos cuantos kilómetros, en “La Capital”, y la información no se transmite por fibra óptica, se hace “por telégrafo”, es esa la razón por la tardanza en las decisiones.

Los que somos parte de “El Equipo”, conocemos que a priori tenemos todas las de perder, hay que saber atenerse a la realidad, de eso se trata, caer por dos a cero o diez a cero da igual, lo importante es luchar en el campo de juego con dignidad, respeto y responsabilidad, son las armas con las que contamos.

Mi posición en el equipo es de “cinco clásico” tratar de quitar la pelota, y distribuirla de la mejor manera es mi función en la cancha; también, como tengo algo de experiencia, me designaron Director Técnico, todo un desafío. Veremos cómo resulta.

Procurare relatar la contienda desde mi lugar, dentro del campo de juego, viviendo en primera persona como los más poderosos juegan con los más débiles, parafraseando a un conocido autor “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia. Quien quiera oír que oiga”

Pitazo inicial, comienza el juego, casi de entrada, ahí no más de empezar, en un descuido de ellos nos hacemos de la pelota, y en el primer intento de jugarla, uno de los contrarios, mañoso él, le da un duro golpe a mi compañero, tal es así que no sabemos si va a continuar jugando, si no puede seguir nos quedamos con uno menos, no tenemos recambio, decidimos, entonces, que se retire de la cancha por un tiempito, hasta recuperarse, y luego vuelva a ingresar. Para colmo, el juez, en ese momento, estaba poniendo en orden su cronometro, no se percató de la jugada, y los que lo secundan, trabajaban en sacar los papelitos de adentro de la cancha, nadie vio lo que paso. Fin de la discusión, lateral para ellos a la altura de la media de cancha, donde había sido la falta. Nadie vio nada. Impotencia. Indignación. ¡Elevaremos una nota a nuestro “Sindicato”!!! Gritamos a viva voz.

Hay que seguir, porque esto recién empieza. Como era de esperar se hacen dueños de la pelota, la hacen correr de un lado a otro del campo, con pases precisos; nosotros intentando quitársela, tratamos de juntarnos atrás para que no nos lleguen con peligro, ponemos toda la garra, buscamos interceptar cada pase sin desesperarnos, pero son muy hábiles en eso de “esconder” la pelota. Encima, todos los fules, o las jugadas dudosas, se las cobran a favor de ellos, no hay tribunal que valga, sabíamos a que veníamos, pero eso no deja de enojarnos, discutimos, peleamos, y decimos nuevamente a los gritos “¡iremos a protestar a nuestro Sindicato”!!!

Juegan bien, no hay dudas de eso, pero sentimos que en condiciones normales podemos hacerle partido, por eso arengo a mis compañeros a no bajar los brazos. Tienen una característica que conocíamos de antemano, aunque es difícil contrarrestarlos, lo intentaremos. “Más Poderoso” ataca mucho por izquierda, tienen jugadores rápidos y hábiles, juegan con tres adelante, tienen la clásica jugada de estos tiempos, llegan al fondo por izquierda y cuando tienen que definir cruzan toda la pelota a la derecha, obvian el centro, obvian el nueve; ya con la pelota en la derecha, se vulneran todos los derechos sin que se pueda oponer alguna resistencia, y convierten. De esta manera vino el gol que nos bajó la moral, fue un tremendo zapatazo de la derecha, sin chance de poder atajarla para nuestro arquero, aunque el delantero centro de ellos lo empujo en el salto, el juez del partido dijo que estaba todo correcto y corroboro el gol, el juez de los jueces que lo veía de afuera, ante nuestra queja, dijo “el juez de campo obro correctamente”. Impotencia, y nuevamente elevamos nuestro reclamo: “protestaremos a nuestro sindicato!!!” Dijimos, aunque las voces ya no eran tan firmes.

Desde afuera también tienen apoyo, se escucha el aliento, ante cada buen pase y ante cada gol concretado; me llama la atención tanto grito en un partido de poca importancia para ellos, eso hace que en un momento, cuando la pelota no estaba en juego, me voltee para tratar de reconocerlos, “son del sindicato?” me pregunte, mujeres con los pelos al viento, rubias, morochas, rulos; hombres con barbas insipiente; si, son aquellos que defienden los derechos de los trabajadores, eso sí, siempre y cuando no haya intereses de por medio y piensen como ellos.

Sigamos con el partido, todavía en el primer tiempo, con varios goles de diferencia las ganas caen de a ratos, por ahí observamos indicios que por algún lado podemos hacer daño, el secreto, y problema, es recuperar la pelota y manejarla nosotros. De repente el dos nuestro recupera el balón y me lo pasa, lo juego al centro y hacia adelante, para atacar más verticalmente, se produce un rebote; con el afán de ir a buscarlo me encuentro en la derecha de ellos, cuando el marcador viene directo hacia mí, otra falta brusca, alevosa, artera, a la vista de todo el mundo, obviamente el fallo no fue a nuestro favor. Indignación, impotencia, ¡“reclamaremos ante nuestro sindicato”!!! alcancé a gritar; se me acerca el lateral derecho de ellos, el que me golpeo, me separa del tumulto, en ese momento, lo miro y lo recuerdo; habíamos jugado juntos en el mismo equipo alguna vez, hoy es representante de nuestro “sindicato”, pero juega para ellos como lateral derecho. Entonces se me viene a la cabeza la imagen de aquellos que estaban alentando, de la “hinchada”. Me pregunto, a quién nos vamos a quejar? Si están todos jugando en el mismo equipo. Con razón cuando levantamos la voz de la protesta nadie se inmuta. Impotencia!!! Estamos más solos que perro malo, expresa el dicho popular.

Hay que salir a jugar el segundo tiempo con dignidad, respeto y responsabilidad, son las armas que uno tiene. ¡Y así lo haremos a pesar de todo!!!

                                                                                                         Elio Ricardo Cerioni

                                                                                                                         Julio 2022

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