UNA EXPERIENCIA LABORAL SURREALISTA

UNA EXPERIENCIA LABORAL SURREALISTA

Esthertxu

07/08/2022

Me gustaría explicaros una experiencia laboral bastante desagradable que tuve hace unos años y que es posible que alguien se pueda sentir identificado.

Yo tenía 28 años y estaba en paro, había dado voces a todos mis conocidos, a parte de otros medios, por si se enteraban de algún trabajo de administrativa, en primer lugar, o de lo que surgiera si no salía nada de éste.

Un día comparando en una parada del mercado, la dependienta que la conocía de hacía varios años por comprar allí, me dijo que una clienta suya estaba buscando a alguien para su empresa para estar en la oficina que si, me interesaba me pasaba el contacto para que nosotras habláramos y nos pusiéramos de acuerdo. Le dije que sí, pues, me quería empezar a trabajar cuanto antes.

Quedé con la señora Remedios un martes a las 10 de la mañana, en una calle donde todo eran empresas y almacenes. La empresa se dedicaba a confeccionar y distribuir ropa interior femenina, Remedios me dijo que buscaban a alguna persona para ayudar a su hijo en la oficina para realizar tareas como: atender llamadas telefónicas, facturación y algunos trabajos de contabilidad. Quedamos de acuerdo en el horario y el sueldo, que era inferior a 1000 euros, pero como estaba finalizando mi prestación, era un poco más de lo que cobraba de ésta.

Así pues, al día siguiente me presenté a mi puesto de trabajo contenta y con ganas de empezar mi tarea allí. La señora Remedios me recibió y antes de ir a la oficina me presentó a la plantilla, que eran todo mujeres que confeccionaban y empaquetaban la ropa, luego nos dirigimos al despacho, me dijo que su hijo no había venido aún pero que no tardaría, me dio unos albaranes y una carpeta para ir archivando mientras tanto no aparecía, pero no lo hizo, ni tampoco al día siguiente, ni al otro ni….. Estuve una semana esperando que viniera algún día Juan, que así se llamaba mi supuesto jefe, como no sabía el trabajo que tenía que realizar, Remedios me puso a empaquetar ropa interior, hasta que su hijo viniera a la oficina. A parte, yo todavía estaba sin contrato, pues era Juan el que llevaba ese tema, yo cada día le reclamaba éste a Remedios y me decía tranquila cuando venga mi hijo lo arreglará enseguida, pero yo sufría pues estaba cobrando el paro y me aterraba pensar que alguien se enterará y me quitaran lo que me quedaba de prestación.

Un día, llevaba ya 2 semanas y media, sin contrato y Juan sin aparecer, Remedios nos llamó a mi y a unas cuantas mujeres más, en total éramos 10 y nos metió en el montacargas, nos dijo que nos fuéramos a la calle y nos dispersaremos. Yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo, pero a empujones me metieron allí y nos bajaron a la calle. Una vez fuera, me fui calle arriba con una chica y le pregunté qué había sucedido, me explicó que cuando esto ocurría era porque un inspector de trabajo, se había presentado y como no teníamos contrato laboral, teníamos que marcharnos hasta que Remedios nos avisara para volver. También me contó que todas las mujeres que estaban en el taller, trabajaban más horas de las reglamentarias con un sueldo muy precario y que si se quejaban las echaban a la calle sin más. Decidí en aquel momento poner fin a esa situación, pues no quería poner en riesgo mi situación y no estaba dispuesta a que me engañaran y manipularan.

Al día siguiente, pedí a Remedios hablar de lo sucedido el día anterior, me dijo que tranquila, que a veces sucedía, pero que no pasaba nada. Yo le dije que quería un contrato y que quería hacer el trabajo por el cual me habían contratado, pues seguía empaquetando y no había pisado la oficina en todo el tiempo que estuve allí. Ella me contestó que su hijo no sabía cuándo regresaría, que el contrato de momento no me lo iba a hacer y que si quiera seguir trabajando allí sería, haciendo ese trabajo, si no, ya sabía donde estaba la puerta. Evidentemente le dije que me marchaba y que quería cobrar por el trabajo realizado hasta ese momento. Ella me dijo que vale que ya me pagaría, pero no fue así, durante casi dos semanas me estuvo dando largas para pagarme. Hasta que un día estuve hablando con un amigo que era abogado y me dijo cómo poner fin a ese problema.

Al día siguiente nos presentamos en la empresa, Pedro, mi amigo, se presentó como mi abogado laboral, le dijo que si no me pagaba lo que me debía iba a llamar a un amigo suyo inspector de trabajo, para que se presentara allí de inmediato y que si quería que nos fuéramos sería, o bien con mi paga, y si no era el caso con una denuncia a inspección de trabajo. Finalmente accedió a pagar y también regularizó a todas las otras mujeres que como yo estaban sin contrato, así como de los horarios y salarios más justos, por el trabajo realizado.

Bueno pues, aquí os dejo esta mala experiencia laboral que viví, espero que estas prácticas ya no ocurran y que todo el mundo trabaje por un sueldo digno y unas condiciones más adecuadas y justas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS