TE SIGO ECHANDO DE MENOS

¿Cuánto tiempo hace ya que te fuiste?, y cada vez que te recuerdo el corazón me sigue doliendo como aquel día, los ojos se me siguen humedeciendo y te sigo echando de menos.

Eras mi segunda madre, la que me daba los caprichos, la que me alimentaba con su sonrisa, la que lleno mi infancia de momentos mágicos para recordar; para mí, la cara más preciosa que he visto nunca; cada arruga de tu cara demostraba todo lo que habías vivido, cada cana de tu cabeza indicaba la fortaleza con la que superaste todos los obstáculos que te colocó delante la vida; mujer fuerte, valiente, trabajadora, sabia, luchadora, divertida, paciente, amable, risueña,…; fuiste hija, hermana, esposa, madre; pero para mí, fuiste esa palabra que abarca a alguien muy especial: ABUELA.

Contigo aprendí a disfrutar de la vida; me enseñaste tu amor por las plantas y la naturaleza; disfruté contigo de tardes en las que lo único que hacíamos era charlar mirándonos a los ojos; me llevaste a bosques mágicos donde, por momentos, parecía que se paraba el tiempo; me mostraste toda tu sabiduría  en las historias que me contabas; contigo, aprendí a cocinar y yo me volvía loca por pasar más tiempo contigo.

Pero me destrozó tu partida, porque no entendí que te fueras, porque no soportaba el dolor tan grande que me causo tu marcha, porque pensé que siempre te tendría conmigo; pero ahora sé que no te fuiste del todo; porque todos los momentos que viví contigo están en mis recuerdos y cuando vienen a mi mente, me hacen sentir que sigues aquí; porque cuando quiero verte, puedo buscarte por las noches en mis sueños y vuelvo a reencontrarme con tu sabiduría, que me dice que nunca te fuiste, que estas siempre conmigo y eso me hace feliz; porque aunque yo siga aquí, sé que cada día que pasa estoy un poco más cerca de ti y aunque te sigo echando de menos, se que nos  volveremos a abrazar.

Para el Sol de mi infancia.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS