Tu sonrisa era la calma en las cobrizas tardes,
Ensueño, sol difuso que espía entre persianas.
¿Como iba a detenerla?, se la llevó el otoño,
polvo fino en la balanza que sopla el mercader,
luego ave migratoria que en invierno regresa.
Qué fácil partía tu sonrisa viajera,
Después su eco apretaba con fuerza mi garganta,
No era posible tragar, no era posible hablar.
Pero inexorable el tiempo formó cicatriz,
Riguroso tejido en mi seño, en mi sien.
Hoy tu sonrisa, colapsada estrella, no existe
No guía planetas, no es la calma de la tarde,
Solo puedo admirar su fulgoroso pasado
Parado aquí, bajo el inalcanzable cielo.
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