La llamaban La Tuerta porque tenía en un ojo una nube, pero en realidad tenía el cielo entero. Y cuando aquel ojo lloraba, en lugar de llorar llovía con una lluvia tan dulce, que las rosas afilaban sus espinas para provocar su llanto. 

De «Historia de la Tuerta que no quería ser reina en el país de las ciegas porque ella era republicana».

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