Ékthesi Pericles

Ékthesi Pericles

ETRESTLES

18/07/2022

Expone Pericles: Contenido de encanto recibo a vuestra dádiva, artes, letras donde habéis de visitar una sagrada réplica que he hecho aquí en el Empyrium, aquí la Republica ostentará de añosos teatros de la mano de Fidias que os habréis encomendado. Nuestro norte ha quedado trazado en esta réplica de la Acrópolis o Partenón, que nos aguarda en la longa ristra de Colargos. He aquí que he retomado las descendencias que viven detrás de los garfios del león, y de vuestro apelativo Strategoi al que he aclamado para veros de percibiros más que silenciado de aquellos que nuca supieron de vuestras sergas, y vuestra incidencia de Gaugamela y Delfos, debéis saberos que ingentes Lepidópteras todos los días me traían vuestros mensajes de desconocida liturgia que solo esperaba después de vuestra investidura, y luego ser recibido aquí junto Temistocles, que las vulnerabilidades jamás se revertieran a desfavor de Grecia pues la salvaguardia del interés es apalear nuestra tierra rodeada, no de tierra y mar; sino de célebres Hoplitas que son los que de verdad han contenido los rebordes de cada frontera, mas no del Areópago donde hube de verte en su denuesta Ekklesía o asamblea y clasicismo que sucumbió con la intromisión de los Aqueménides. Nada osaré ser de un todo igualable al rehacer o deshacer de lo que la memoria solo ha de ceñirme a mi ciencia, sino lo que mis manos piensan más que lo mismo hice o no debí hacer…? Somos garantes de nuestra solaz y mendicante estadía aquí donde habéis sido privilegiado de ser traído por vuestro Mashiaj, y por mí para todos los declinados intentos u opuesto que veis en el Sol con su riqueza; y todos lo que de sus partes nimias hemos podido resarcir de aquellos fugaces destellos de democracia, en el Micro Empíreo también he duplicado el mármol que no se compara a Oenidea en el Golfo de Corinto, o de resueltas ideas que enfrentar en el Peloponeso. Ahí pude ver que jamás pude observaros, si alguien os hubiese reclutado pues no tenía consejos ni formatos de vuestra existencia para traeros. Ya vuestras tempestades te impulsaban por sobre los cielos de Grecia, donde nunca hubo tiempo y un espacio que se os denegara, pero que es de los cronistas que no os conocieron hasta que impulsasteis vuestras Parapsicologías con vuestro casco Corinto, y la Luz pomposa que se expandía cuando cortaban los flancos del mundo con vuestra Xiphos. Que incompatibilidades se podrían añadir a este añejo discernir, para mañana ya estarás de vuelta en Patmos, y os podría desbrozar desde un ministril o diestro decreto del congreso para resaltar los contendidos cuerpos que desean unirse a toda Grecia, con más vida de los que han caído y usufructúan de su acervo. Por ventura un phoro o impuesto, que alivie el ceñido de un mandato que corra con el mismo vigor de tu corcel para llevarlo a su remitente descostrado.

Las guerras sacras os han dado el beneplácito que se intuye en los oráculos del mundo, más que los edictos de una esporádica de un Apocalipsis que se revertirá en la Kassotides. Y que los oráculos serán invisibles partículas que limaran y destilaran lo que tiende a apagar una política conservadora, y manutención del reino que aquí en el empíreo pervive. Nombradamente y oficialmente, todas las profundidades de nuestro océano jamás podrán encubrir lo que los propietarios de su apariencia o traición harán merito de acobardarse golpeando los codos de los otros. Mi flota llevará grandes lindes de llevar más allá de lo imaginable con vuestras prendas y virtudes, como Sóter o Strategoi que vindica la auto revelación de aplastar con la política una alianza que sea manejada por una voluntad regida por el real sentido de Voluntad esparcida más lejos que cualquier interés personal. Al fondo del tesoro encontrareis una Acrópolis con sus canephores sacerdotisas y canasta llenas de exquisiteces, supeditadas a un fisco que vierte sobre todos los techos de Grecia las ganancias que por doquier se extenderán hasta vuestra nueva morada, lejos de las facciones antagonistas que si bien muestran un brindis al atardecer con vuestras copas llenas de mosto de vuestro servidor Pericles. Testigo soy y seré de que negaré o que nada ni nadie podrá negarte, pues sois parte del Hélade, donde rugen sus envasados estertores que traerán baladros y alaridos de Prometeo, por tal inmensidad de una Grecia que abunda también en el Cielo Divino.

Manteneos distante de Hetaira y Aspasia, sino podrían desbancaros de tu ser purgado, que puede confundir el hambre con el gélido frenesí de tus impulsos humanos, más que en los blandiros de Lacedemonios que luchan por vuestra sarga despellejada, por nuevas cuentas para rendiros de alteridad con Alcibíades si os encontráis cerca de algún paramo aquí en el Empíreo. ¡Ya la tierra fecundada de Démeter es probatoria de un desliz de racimos de flores que se han enquistado en las guedejas de Persephone, y que ya es Equinoccio! Los vientos son más fuertes a más de setenta centímetros de la gavilla que rozan vuestras manos, son más feroces si es que los cielos que caen ante tus ojos cuando son más dependientes de una tierra, que posee de un pozo seco intratable a menos de setenta centímetros…!

El Partenón os donaré, la mies y su donoso gesto  no cansará de tus bríos de rendirle ante su perfección para que sea optimizada. En el día de hoy del 323 a. C. caen en nuestras manos las cenizas de Alejandro Magno el Grande de Macedonia, y Vernarth su comandante, junto a mis flotas de miles y millares de Syntagmas, con la alegoría de Camellos y cencerros a vuestras ovejas reunidas les llevara a vuestro Kafersesuh o pesebre que solo tiene sed promiscua de bravos olores de piedad, si es del advenir plausible de escribir todo lo que os he dicho en el día de hoy del Duoverso sobre un endeble Ostracon, escribiendo vuestra exequias de lo que deberé exiliar al confín de los fuliginosos Ángeles para que no deban intimidaros. Todas las tierras os pertenecen y abogan por vuestros tutores, que en la hora de tu partida se han fugado más lejos del enzarzado de los líderes. Hoy me he dirigido, y os he arengado dejando a vuestra posesión mi propia pecunia, y deber de Hegemón que a nadie más dejaría del Kathartyrium, y pecunia para que os fomenten con mi purgación limítrofe a vuestra celebridad iluminándome en las Estrellas de Atenas”

En el culmine curso cuando se soltaba de la mano del Mashiaj, Vernarth se descolgaba de una recia y veloz escena de Othónes o pantallas, que le hacían caer a una alquería baldía llamada anfipróstilos; con pórticos y columnas níveas que le hacían reverdecer a sus pies y sobre todo su voluntad que se preparaba al Opistho que justamente resguardaba su Energeia de reposo, que era su gran tesoro que le portará por todas la eras, tiempos, espacios y galaxias de las cuales con su gnosis podría acumularla del Dios de todos que va mas al otro lado de la divinidad, que pueda contenerse en un mural en que vaya todo el universo a encastrarse de todas las formas físicas y materiales, he aquí la filosofía de un hombre Universal que aparecía con gran similitud con los dispersos espacios de Parapsicología inculcados por la conspicua Parerga y Paralipomena; de lo cual vindica su versar al decir que la inteligencia no es capaz de acaparar más que el propio ego que no se soporta sí mismo, por esto que en su colección de estantería de este espacio lo sitúa junto al hibrido opúsculo del Koumeterium de Messolonghi, sobre esta versada metafísica aquí no degradada de las partes mínimas adosándolas con las más grandes micro partículas de lo que se conforma en compases turbios e intermitentes de lo inviable del alma, y cuerpo etéreo que ahora le sostendría. El motivo de estas inclusiones eran suplementos, y edredones que se pondrán en el universo para que descanse con esta obra. El alma de esta misión sería leída por el más atrevido descifrador catedrático…,¡El Messiah! que se recostaba en las laderas del rio Talamí, o senderos de hojas por este era rio de hojas que portaban todas las pergaminos de libros del mundo creativo, del cual estas estarán aleatoriamente en los ascendentes ámbitos que transitaban en esta ladera seleccionada, y posteriormente serán leída por el Messiah y Vernarth. La generalización de esta filosofía celestial se compendiaba de opúsculos que iban creciendo, cuya realidad sobrepasaba lo irreal haciéndola del estrato más evidente de una teoría póstuma, y discernimiento que promueve los caminos del Opistodomos del universo de Talamí, y sus hojas que traen riquezas de todas las obras literarias, musicales arquitectónicas y todo arte que se enrola en la ciencia de su realidad inconfundible con la misma presencia de todos los adoradores de Libertad desde donde nace su primaria del origen santificado, más que cualquier tratado de una obra que debiera recorrer todos lo estático del mundo pudiendo hacer lo merecido al tener en sus manos un mismo libro Parerga de Schopenhauer que sostenga el mundo entero, y Vernarth que mantenga el Universo de fusión llamado Duoverso con la exclamada doctrina rompiendo la inercia y estática de lo que la realidad se hace ante vuestro Ser, de lo que es presente sea de cualquiera dimensión del cuerpo y su relatividad existencial. De todo lo que cogita o no, podría ser individuada y que se alterne con la libertad de que el objeto piense por sí solo. En este evanescente instante las masas aéreas del aire cálido interno del Nimbus Iridiscente abordaban el absorber del límite sáfico del Opistodomos, de tal manera que las palabras podrían tener versos que podría ser extenso y mínimo breve como un único en el vientre de todo lo creado…, El universo se ha desmantelado en su propia implícita, sin embargo se pliega…! Que de los restos de vuestra alma herida en desastrados ocasionales revive, pues lo que le viste es la luz del cielo. De este modo el sáfico elemento se arremolinaba por sobre todo lo que no era holista, que solamente iba a desplomarse en el suelo de la ignorancia que empezaba a reconstruirse. El evidente explicito hacía de toda la belleza del mundo un fugaz y efímero, pero Vernarth la recomponía con las semillas de las hojas de Talamí, y la gárrula del afluente de hojas de linos y de empastadas hojas de sapiencia que corrían por el nominal y célebre estero, anchuroso y breve.

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