Día de lluvia que caía lentamente,

ella, la musa que inspiraba todo en mi ser, me telefonea y dice:

-Salgamos a dar un paseo por el bulevar y allí nos encontramos.

Yo deseaba verla, abrazarla, verme en sus ojos y besarla,

caminar juntos de la mano,

pero cómo encontrarla entre esa multitud

miles de paseantes con paraguas,

gente que caminaba lentamente sin prisa por el bulevar,

difícil tarea pensaba.

-Estaré caminando, ya verás que me encontrarás fácilmente me dijo, no te llamaré al llegar, juguemos a encontrarnos entre la multitud.

¿Y cómo voy a encontrarte entre la multitud? le había preguntado antes, habrá miles de paraguas ocultando los rostros y las formas.

-Sabrás que soy yo,

me encontrarás muy rápido,

me verás diferente entre los paseantes,

quizás seré como una cereza

flotando en el mar…

pero seré única, ya lo verás.

Y sin duda que allí estaba,

era como ver un lucero rojo, mágico y flotante en el firmamento, en una oscura noche.

Arturo Ezquerro / Caminar, sentir y escribir

(Octubre 2021)

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