I

¡Oh, dulce estrella del alba
no esquives más mi mirada!,
no ahogues mis despertares
si no en tu blusa calada.

II

No será tu horda de duendes
quien se burle de mis ansias
de tenerte entre mis brazos
mientras tus pupilas sangran.

III

(Adorno con mi nostalgia
una inmensa cumbre
dorada).

IV

¿Cómo volver a reír
si tu ausencia me desgarra
con burbujas de ignominia
fusilando mi esperanza?

V

Hoy he de pedirle al Todo
me provea con su gracia,
que tus semillas de angustia
no germinen en mi alma,
que broten de mis cantares
amores de espuma y salvia,
que junto a tu piel cobriza
aniden las golondrinas
y mis miradas.

VI

Si ha de llegar el día
en que encuentre las palabras,
y al fin comprendas que te amo,
que por ti daría mi vida,
que por ti daría mi alma,

VII

cruzarán el verde prado
de un corazón dolido
las cenizas de esta lacra
al fin muerta
y enterrada.

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