No soy impune de mi razón
Culpable de la desgracia
Prófugo de mis intereses.

Estoy injerto en un espacio blanco de ausencia
Que me somete
Que atenta y me obliga a estar en las sombras.

Soy un historiador de momentos
No se me permite interferir
incluso si se trata de mi historia, pues de fantasía no es.
Relata la realidad de cómo me convertí en un historiador y también, de lo que se me ha despojado y, a consecuencia de ello, construí un trono en las sombras.

Como Dios que observa a la humanidad, yo también lo hago. La única diferencia es que él no puede morir, pero yo sí.

Apuñalado quizás, con el fervor de un corazón despechado, donde no conoció el alivio de mis palabras y solo encontró en mí, el silencio ausente de ese historiador de momentos.

Incluyendo en sus memorias de papel, una historia más, donde él no pudo interferir, fragmentándose así, pedazos de su alma. Alma que jamás pudo escribir en su historia.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS