Tren de las seis

Todo comenzó el día de ayer, a la hora de las seis, cuando el viento se detuvo.

El sol pareció importarle poco, las nubes y estrellas, de las noches pasajeras, se escondieron para ver. 

De lo mismo que pensé, que tenias que decirme, cuando menos se que vine, a llevarme lo que fue. 

El periodo de la pesca, trajo fuertes fortalezas, trajo lo que nadie debió ver, cuando menos parecer, hasta donde estaba el tema. 

Caídos en las desgracias, o eso mismo el pensaba, que no podía ver, mas allá del parecer, de corrientes sin miradas. 

El tiempo se puso loco, cambio poco mucho o todo, cambio todo lo que era, el viento nuevo se renueva, se desprende del pasado, a las seis y treinta y cuatro, a las seis y veintiséis. 

Pego el portazo para irse, dejo en sobres lo que quise, como un nombre que decía, no se olviden de los días, no se olviden del comienzo, hasta donde lleve el día. 

Pegados en las vitrinas, esperando pa comer, eso que se fue en el ayer, que no tenia mas que dar, olvidando su lugar, olvidando sus palabras, cuando menos tuyo o nada, es lo que repite en el caer. 

Que vidas son las que viviste, hombre del miércoles y noches tristes, reflejados en los modelos, de los que vio cuando el tiempo, se apuro para llevarse, una forma caminante, una forma contra el tiempo. 

Recuerdo de ti, eras como una ayer, una noche y un parecer, una bella melodía, un amor y un buen dia, un desparramo de sospechas, que se llevan con sus cuentas, que se entienden para siempre, es lo bueno que contiene, lo que nadie devino ver, se olvida del querer, para siempre lo que digo, cuando menos yo te digo, cuando menos se es normal, es lo bueno de llegar, para siempre contra el tiempo, contra todo presentimiento, y un costado que se va. 

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