La expiación

Para limpiar un poco las heridas he decidido escribir, en una fría madrugada donde no me acompaña nada mas que las ultimas gotas de la lluvia que ya cesa y un poco de música. Hace 6 meses acababa de pasar del éxtasis y de la magia del amor a ser nuevamente un hombre con un corazón roto, roto por el mismo amor que prometí olvidar pero que en mi inmensa fragilidad, volvió para terminar de romper lo ultimo que quedaba. Aquella flaca, alta, piel trigueña, con una sonrisa encantadora y con unos ojos grandes y de color café, es a quien mas le he permitido hacerme daño a cambio de unas pequeñas muestras de cariño, pocos días de gozo por muchas semanas (incluso meses) de tristeza, incertidumbres, dudas e inestabilidad.

Siempre digo que todo llega en el peor momento, las noticias malas no pueden llegar una a una en diferentes épocas sino que todas deben llegar en el peor momento, sabrá Dios porque sucede eso pero así sucede. Además de un corazón roto, vivo una adicción al juego que nuevamente ha exhibido lo peor de mi ser, lo que soy capaz de hacer con tal de saborear el y regocijarme un poco en las apuestas, ganar y perder, las luces, los billetes, las cifras, toda esa dopamina recorriendo mi cuerpo, todo esto en unos pocos momentos y unas largas angustias.

No sera fácil llevar ese ritmo de vida, ya me esta consumiendo y pronto me llevará a tomar peores decisiones, para mi vida social y familiar sera mejor primero cuidarme del vicio, buscar ayuda, buscar un apoyo y espacios donde me sienta cómodo hablando de eso y escuchando a quienes ya lo están superando para poder seguir sus pasos. Por ahora, mi mejor esfuerzo será no jugar por unos pocos días ya que del desamor me encargare mucho mas adelante, cuando pueda verme a un espejo sin sentir asco por el ser que reflejo. De vez en cuando lo dejaré salir para atormentarme un poco e intercambiar unos recuerdos felices y unos tan amargos como el chocolate puro y sin endulzar.