Huellas del camino

Digamos que al final de cuentas las mañanas son eternas, mas allá de las desgracias, se puede decir entonces que las miradas se confunden con los tiempos. De las ganas de llorar, de pasarse ensimismado por las cuentas del pasado con un sin fin de realidad. De repente miro yo, a las desgracias de los otros, a los tiempos de nosotros, a la vida que se da. cuando mas no sea allá, hasta donde se haya dicho, en las huellas del camino el saberse en realidad. En el arte de escribir, si es que sigue siendo un arte, no encuentro medidas ni huellas, del dolor de una sepa que se fue fundamental. 

Las palabras siguen su camino, ellas se plasman en una superficie llena de normas, de estilos, de formas, que no logro comprender… pero que están, y desde donde están dicen mucho de para si, para si mismo o para mi, cuando se recita lo de antes. Es en lo fundamental, superficies de un pasado que dan huellas del costado en el hecho de decirme, decirme que, decírmelo, comprenderme, entenderme, diferenciarme. Por el propenso camino de las distancias, que hay en las palabras es el hecho de acostumbrarse. 

descargando la música de antes, esa que decía con palabras también, lo que es en un parecer las desgracias de los tiempos. Contradiciendo el sentimiento, se lo han venido al mundo a traerte un sufrimiento, las desgracias del para mi, para cual no decidir, para verse acostumbrado. Llevan huellas del pasado, sopesándose sin tiempos, sin glorias ni lamentos, sin tener que hacerse ecos. 

Pero que mas puedo decir, si no hay un objetivo alguno, mas el hecho del segundo, de expresarme sencillamente, como sea como puede, comprenderse en sus caminos, en las huellas del destino, en las suerte de las suertes. Rio de penas, ciudad de estrellas. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS